Una biblioteca ‘popular’ en el bar Berenguer. Coge un libro. Este mismo. El beso de la mujer araña. Manuel Puig. Sé que hay una película, con William Hurt y con Raúl Julia. Y con Sonia Braga. Sé que el libro va de un activista de izquierdas y de un homosexual que comparten celda durante algún periodo dictatorial en Argentina. Sé que la película la habrán dado mil veces. No la he visto. No he leído nunca el libro.
El libro ya está explicado. Pero el libro tiene algo. Un homosexual condenado por corrupción de menores y un activista de izquierdas (me repito), comparten celda. Para pasar el rato, Molina, el homosexual, le cuenta películas a Valentín, el activista. Molina le cuenta primero una película sobre una mujer pantera. Se la cuenta, como después vendrán otras películas, y por medio aparecen conversaciones sobre las vidas de ambos. Sobre porqué están allí por ejemplo, no hablan casi nada. Hablan de cosas. De sus relaciones. De quién están enamorados, de a quién quieren de verdad. Hablan de las películas, de porqué les gustan esas películas, de porqué Valentín se metió en política, de porqué no puede involucrarse sentimentalmente con nadie, de lo que significa ser un activista, cosas que Molina no entiende. O sí. O no quiere entender.
Hablan de lo que le gusta a Molina de los hombres. De porqué él no se siente un hombre. Aunque es un hombre. Del hombre que le gusta, un camarero en un bar. De otras películas. Una película de zombies sobre una rubia que va a una isla y su marido por poderes tiene un pasado turbio. Una película alemana nazi sobre una cantante francesa que se enamora de un militar alemán y de lo que ella hace por él. Una película sobre una antigua cantante que se enamora de un periodista y el periodista se enamora de ella, pero eso no puede ser y acaba mal. Y más o menos casi todas las películas que cuenta Molina acaban mal. Y en ningún momento hay una película que se llame El beso de la mujer araña. Y no me imagino el papel de Sonia Braga. Igual es como se imagina él que es ella cuando es ella. O algo así.
Un libro escrito con giros, con reflexiones a pie de página sobre la homosexualidad, sobre lo que dicen de porqué, mucha gente muy lista al parecer.
Y al final pasa lo que pasa. Y pasa. Y nada es lo que parece y a lo mejor si es lo que parece. Y el uno se cree que el otro es y a lo mejor no es. Esto último no dice nada, pero tampoco lo voy a quitar. Y el final es como una inmolación. Y me ha gustado mucho.
Y yo no le hubiera puesto la cara de William Hurt a Molina, le hubiera puesto la cara del propio Manuel Puig, no sé. Y me lo he ido leyendo en salas de espera, en pasillos, en habitaciones. Y cumple con lo que uno busca de un libro. Que te ayuda a escapar.
Qué cosa se me acaba de ocurrir. Qué símil.
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