martes, 17 de octubre de 2017

#Parlem

¿Y ahora qué? ¿Ahora con quién quieres dialogar? ¿Dónde estáis ahora los del Parlem? Pues es verdad. Se acabó. Se ha demostrado que la opción de intentar una opción que vaya hacia un referéndum pactado y vinculante, para saber qué es lo que quiere ser Catalunya respecto a España y qué es lo que de esto saca España respecto a sí misma, parece que no lleva a ninguna parte.
Parece evidente entonces que, después de la detención ayer de los dos Jordis, la mejor opción es la de tirar para adelante. No hablar, no dialogar y apostar por una declaración de la República catalana que de definitivamente el golpe encima de la mesa y deje claro que ya no hay marcha atrás. No hay marcha atrás. Si el Gobierno español parece abocado a enviarnos directamente a un sistema de falsa democracia (más falsa) en la que no todas las ideas sean molonguis y en la que a la mínima te entrullan, te enchiqueran, te enseñan quién manda aquí, parece más razonable ir por la vía unilateral y tomar el camino de salida. O de entrada.
Amigos, amigas, compañeros y compañeras, conocidos, caras de facebook, personas en twitter, revolucionarios y revolucionarias, tenéis razón. He incurrido en un error de diagnóstico y no he formulado bien la respuesta a la situación. Es la hora de echarse a la calle y de plantar cara a la represión, pero no con simples manifestaciones y caceroladas, no con llamamientos a la calma y al trabajo, al menos con el diálogo entre quienes no estamos por el mantenimiento de esta mierda, aquí y fuera de aquí. Es la hora de algo que no sé qué es. Algo que no se ha hecho, algo que nadie está haciendo. Pero es algo que no es 'parlem'. Es algo valiente, es algo arrojado, el algo que va más allá de cagarse en su puta madre en las redes sociales. Es algo más. Es algo que no se ha hecho todavía. Qué. No lo sé, pero se me ocurre imaginar otros procesos revolucionarios (¿estamos hablando de una revolución, no?) en los que no han faltado (o no han sobrado) los revolucionarios y las revolucionarias. No hablemos más, no busquemos diálogo.
No forcemos un cambio en la correlación de fuerzas, no señalemos que el PSOE está haciendo un papelón, no erosionemos sus bases y sus cuadros, no, entreguemos directamente al enemigo a toda esa gente, nosotros no tenemos nada de qué hablar. Nosotros tenemos que actuar.
Proclamemos una República que ni siquiera el día y la hora señalada se tuvo la fuerza para proclamar. Hagámoslo ahora, ahora mismo, ya, pongamos a la gente en la calle, agudicemos el conflicto. Montemos un pollo guapo. Vayamos. Yo, que pertenezco a un movimiento de izquierdas, dejo a un lado mi miedo y mi acobardamiento burgués y me lanzo a la calle a combatir. Como el resto de compañeros y compañeras que están llamando a... qué. Qué es lo que tenemos que hacer si no es al menos hablar entre nosotros, primero, para no perdernos, para no perder el trato, el trabajo en común contra el fascismo en ciernes. Al menos eso, y luego hablar con otra gente, que esté un poco más lejos, y luego con otros que estén más lejos todavía. Y si no quieren hablar será su problema, que lo tendrán. El problema se llama fascismo. Un fascismo neoliberal y donde podrás llevar camisetas del ché, siempre que no seas el ché.
(Por cierto, fascismo en ciernes, elecciones en Austria, los conservadores gobernarán con la ultraderecha, ya no nos asusta nada. Lo asombroso es que decían que incluso los socialdemócratas estaban dispuestos a).
Voy a ver. Estamos viviendo un proceso de retroceso de libertades estupendo. Olímpico. Completo. Las últimas fechas estaban siendo paradójicas. No haber declarado la DUI había dejado sin argumentos a los brutotes que quieren palo y leña. La cara desencajada de la Arrimadas, la furia de Albiol. Los fachas, descompuestos.
Los fachas necesitan que haya sacrificio. Que haya tomate. Que haya movida. Y que siga la fiesta.
Somos siete millones de indios en este país. En este de aquí. Dos millones (yo creo que algo menos aunque el referendum haya dicho otra cosa) ya no son convertibles a nada que no sea un estado propio. Pero no sé si son dos millones de personas con voluntad de inmolarse. En el otro lado hay unos pocos millones de personas a los que tampoco les debe apetecer mucho dejarse partir la cara.
Hoy este texto es una mierda porque sé lo que quiero decir: esto es una mierda. El Estado español avanza hacia la mierda. No nos hace falta que salga un partido de extrema derecha. Me apena pensar que Ciudadanos se convierta en eso. No por Ciudadanos. ¿La solución?
Acumular fuerzas. Fuerzas que no pidan exactamente lo mismo que tú.
Hablar. Dialogar. No con el PP, pero si hay más gente que pide no solo independencia, sino federalismo (de verdad, ojo), otro sistema, otro encaje, una reforma... si se va extendiendo la mancha de aceite, al final todo queda manchado.
Si de lo que se trata es de mandar a peña al matadero, al talego, la historia de nuestro país, del de aquí (la Rosa de Foc, siempre ha recibido leña y palos, y muy pocas victorias, y las pocas, efímeras), cuando los líderes se están pactando encima.
Los que no irán al talego nunca tienen problema en mandar a peña a dejarse inmolar.
Hablemos y cambiemos el cuento. Reformas laborales, recortes sociales pavorosos, vidas en precario para toda la eternidad. Nos las tragamos todas.
Y ahora nos tragaremos que nos quieten la puta democracia.
Me niego.

1 comentario:

  1. "Los que no irán al talego nunca tienen problema en mandar a la peña a dejarse inmolar" Un mártir una familia destrozada y una vida sin vivir. Hagamos grande esa mancha de aceite... La Esperanza. Bravo vecino.

    ResponderEliminar