Pues que eso, en pleno marasmo por la irrupción de la extrema derecha en nuestras apacibles y civilizadas existencias va y llega el 40º aniversario de la Constitución española. Y pasa así como de puntillas. Con el rey dando su discurso olvidando lo que pasaba en aquellos años, no olvidando, reescribiendo lo que pasaba en aquellos años y tocando una música cielestal. Hoy en día, parece que eso de ser constitucionalista ha sido apropiado por personajes y partidos que no tenían precisamente cuerpo de constitución. Efectivamente. Eso de las vueltas de la historia.
En medio de este ciclón ultraderechista, en un momento en el que se clama por algún tipo de acción, actividad, frente, lo que se pueda contra la extrema derecha, un nuevo ejemplo de cretinismo político. No sé si personal. No entremos en lo personal. Antonio Baños, ex cabeza de lista de la CUP, que se presentó y se borró a la primera de cambio porque consideró que no había un resultado suficiente para tirar adelante con... pues este mismo personaje que va vagando por las tertulias con ánimo de parecer el niño travieso que hace reír a los fachillas de pdecat y que atormenta a la 'izquierda' por no ser suficientemente revolucionaria y lo mismo reivindica a los anarquistas que a los 'verdaderos comunistas' ayer tuvo uno de esos momentos a los que nos hemos acostumbrados pero ante los que hay que decir algo.
Algo como que te pires.
Resulta que en un tweet Alberto Garzón criticó el discurso del Rey por olvidar el movimiento obrero y el papel del PCE y los luchadores antifranquistas en la llegada de la democracia. Automáticamente, Antonio Baños, haciéndose el gracioso, queriendo ser gracioso, queriendo se hiriente, queriendo apuntarse a la movida de la izquierda que quedó fuera del parlamentarismo después del 77 y que guarda un rencor obsesivo con el PCE y por ende en Catalunya al PSUC y ahora anda haciendo actos revolucionarios como por ejemplo votar presupuestos de derechas o directamente nada, resulta que este portavoz de la izquierda subversiva se permite el lujo de dudar del papel del PCE poniendo una foto de Carrillo con Fraga riéndose y preguntándose '¿El pce?.
En fin. Años sesenta y años setenta. El PCE y sus múltiples contradicciones. Hace poco leí el libro del Jorge Semprún sobre su militancia en el PCE. Contradicciones, errores, cagadas, política sectaria, la que quieras y más. Pero... ¿dudar del PCE? Ya no el PCE o el PSUC sino de todos los militantes, allegados, simpatizantes que se la jugaron en aquellos años... es tan basura. Todo el trabajo de la gente del PCE, del PSUC, del PTE, la ORT, LCR... clandestino, abnegado, tirado por el suelo, porque hay que hacer gracia.
Un frente contra la ultra derecha.
Justo en el momento en el que es necesario un repensamiento de qué es el fascismo hoy y cómo se combate, el señor Antonio Baños se permite el lujo de dudar de. El antifascismo entendido como qué. Españoles fascistas, sean de donde sean, militen donde militen, ya no hay salida, VOX ha descubierto la verdadera cara de España, llena de fascistas. Menudo pensamiento más cretino. Cretinismo.
Lo vi ayer. Un tweet de Baños normalmente tiene una claca considerable. Todos los tuiteros indepes se ayudan y se hacen piña. El tweet de ayer de Baños, afortunadamente tiene pocos retuits. Semejante tontería.
Pero es una tontería que cala. Nada es suficientemente revolucionario. Menos el procés. Nada es suficientemente rompedor. Supongo que menos los mossos dando palos a diestro y siniestro. El dudoso papel del PCE puesto en duda por peñuqui que aplaude mossos que luego les muelen a palos.
Y así andamos. Mientras la bestia ya está en casa, nos permitimos el lujo de poner en duda a todo el mundo. Todo el mundo es un fascista. Todo el mundo es blando. Nadie hizo nada. Todos traidores.
La constitución.
Después de 40 años y de todo lo que está cayendo, parece necesario cambiar. Y no perder la esperanza en que se debe cambiar. Y no caer en el terror.
Pero lo que no es ni medianamente soportable es atender a una colección de gilipollas jugando a ser revolucionarios, poniendo en duda lo que no se puede poner, y al mismo tiempo fortaleciendo una idea que nos está llevando al arroyo.
Pero qué más da.
El daño ya está hecho.
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