Hace unos pocos días, Pablo Iglesias hizo que muchos y muchas nos sintiésemos después de mucho tiempo, orgullosos y representados por alguien desde los escaños del Congreso. Alguien que no solo hiciera un discurso brillante, que hablase de promesas preciosas, de cosas que van mal y cosas que deberían ir mejor. Alguien que, ante la prepotencia y el menosprecio, dijera que no, que no había derecho y que merecíamos respeto.
Las negociaciones y todo este proceso de investidura para formar un gobierno de coalición, nos han enfrentado a los votantes de izquierda a dos realidades. Una, la tradicional presión de los socialistas tendente a considera que lo que está a su izquierda está muy bien que esté siempre que sea consciente de que hay un hermano mayor, una casa madre, a la que se debe respeto y obediencia. Otra, la resistencia por parte de las nuevas fuerzas presentes en el Congreso a ser engullidas por el posibilismo, por el sentido común, por la fuerza de las cosas, por el peso de la historia, por el poso de los expertos. Y quizás otra tercera. La natural tendencia de mucha izquierda a pensar que las cosas son como son y que, antes que reconocerle los méritos a uno, prefiero verle hundido. Antes de reconocer que se necesita una cosa, prefiero perderlo todo.
Finalmente, en la segunda sesión de investidura Pedro Sánchez no ha conseguido los apoyos suficientes y si en septiembre no consigue obtenerlos en noviembre tendremos elecciones.
Esta mañana he escuchado los argumentos de Carmen Calvo. Pedro Sánchez y sus intervenciones estos días han sido incendiarias, irrespetuosas, dinamiteras contra lo que representa Unidas Podemos. La entrevista con Carmen Calvo y su lenguaje corporal durante estos días, representan, creo que la epítome de lo que piensa la dirigencia del PSOE sobre nosotros. Entre el desprecio, al asco y la incomprensión. Incomprensión no porque no nos entiendan, sino porque no comprenden qué hacemos ahí pidiendo algo. Exigiendo. Como dicen en el documento que pasan y filtran. Exigencias.
Los discursos de Adriana Lastra, desde el buenismo, hoy han venido a decir lo mismo. Nosotros sabemos gobernar, nosotros somos los listos, los expertos, vosotros qué sabéis. No entienden que queramos efectivamente ser gobierno y no solo estar en el gobierno. Apostar por un gobierno de coalición con el PSOE no es ninguna novedad. Hemos estado en gobiernos con socialistas toda la vida. En todos los ámbitos. Sabemos a dónde nos lleva. Por eso, si vamos a tener que estar, estemos de verdad y no nos conformemos con lo de siempre.
Hay muchos amigos y amigas que estos días estaban ilusionados con eso, con ser Gobierno por primera vez en la historia de nuestras vidas. Yo no me creía nada. El PSOE no nos quiere a su lado gobernando. Nos quiere gobernando para ellos. No con ellos.
Y hay mucha gente también de los nuestros que con eso ya se conforman. Más vale pájaro en mano que nada. Oportunidad de oro. Conformaos con lo que hay.
Porque el futuro será peor.
El fantasma del futuro. Un futuro en el que las tres derechas podrían sumar para ganar. La irrupción de un nuevo partido, un submarino, en la izquierda, para acabar de dinamitar lo que hay a la izquierda del PSOE y mandarlo todo al carajo. Que el PSOE se crea que puede solo. Que la derecha sume. Ese fantasma hará que todo el voto se concentre en el PSOE y nos encontremos con que, al final, tenemos lo que todo el mundo estaba esperando.
Volverán a la tele Abascal, Ortega Smith, opiniones salvajes, miedo en el cuerpo. La culpa será vuestra, de los de Podemos, que os ha podido el ansia. Ellos van a venir por vuestra culpa, porque no os conformáis con lo que os dan, con lo que os merecéis.
Carmen Calvo esta mañana. Ese tono. Ese pensar que estamos en el 87 y que somos cuatro arreplegados y ellos son la crema. Ese tono de prepotencia, de alarma y asombro ante 'exigencias'. Quiénes os habéis creído que sois. La periodista Anna Grau entrevistando a Jèssica Albiach. Pero quién os habéis creído que sois. El periodista de Hoy por Hoy entrevistando a Echenique. Qué os creéis que sois.
No podemos gobernar. No sabemos conducir. Lo ha dicho Adriana Lastra. Y mientras, nosotros, poniendo todas las mejillas que tenemos. Las nuestras y las de otros. Y auténticos incendiarios, dinamiteros, gente que no nos quiere ni medio bien como Rufián haciéndose pasar por moderados, facilitadores, gente de orden. Para incendiarnos. Y la tentación del posibilismo.
No he votado en la consulta de IU. No me entusiasma. Votar que sí, es empujar al PSOE a hacer algo que no quiere hacer. Pero es que no me entusiasma en absoluto la idea de estar en un gobierno de coalición en el que te van a hacer tragar todo tipo de sapos.
Tenemos malas cartas. Es cierto.
Pero lo del lunes fue épico. Y es mejor así.
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