lunes, 4 de abril de 2022
Cuento peruano
Yo tenía 30 años y no había visto nada. No había salido de las cuatro casas que eran mi pequeño villorrio y ni siquiera había escuchado a nadie decir que hubiera otra parte del mundo. Yo tenía entonces 30 años y nunca había escuchado otro idioma que el mío. Yo tenía 30 años y no conocía a nadie más que a los habitantes de aquellas cuatro casas. Yo tenía 30 años y conocía aquellas cuatro casas como uno conoce cualquier parte de su cuerpo. En aquellas cuatro casas yo había visto todo el mundo. Esas cuatro casas y sus habitantes eran el universo entero. Yo tenía 30 años y no sabía absolutamente nada de océanos, de mares, de elefantes, de monos, de noruegos, de la playa. Yo tenía 30 años y veía salir el sol y apagarse el sol y salir la luna y volverse a esconder. Yo tenía 30 años y mi cara decía que tenía más o menos unos 60 años siendo benévolos. Yo tenía 30 años y mis ojos no habían visto todos los colores. Yo tenía 30 años y me había casado. Yo tenía 30 años y tenía cuatro hijos. Yo tenía 30 años y mis hijos ya eran casi tan altos como yo. Yo tenía 30 años y un día llegó un camión del Ejército y hablando en un idioma que casi no entendía me dijeron que me tenía que subir rápido al camión. Yo tenía 30 años y no sabía lo que era un camión. Yo tenía 30 años y me fui de las cuatro casas que conocía. Yo dejé de tener 30 años y comencé a hacer cosas diferentes que nunca había hecho y a hablar en otro idioma y a conocer a otra gente. Yo ya no tenía 30 años cuando un día me dijeron que ya podía volverme a mi casa, que ya habíamos ganado la guerra. Yo tenía ya casi 50 años y tenía los ojos llenos de cosas diferentes, muchas horribles, cosas que había hecho yo. Yo tenía casi 50 años y me propuse volver a tener 30 años. No era la primera vez.
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