La primera vez que vi a The Jon Spencer Blues Explosion no les vi. En realidad les vio mi amigo Soldat y nos contó al día siguiente que había ido a un concierto a Bikini donde el cantante del grupo se volvía loco y había acabado cantando en las barras del bar. El locurón que nos explicó fue tal que pedí que me pasara música de esa banda de la que me hablaba. Y flipé. No sé si me pasó el Orange o qué me pasó. Flipé. Y sigo flipando. The Jon Spencer Blues Explosion o The Blues Explosion ya no son. Me ha gustado mucho cómo lo cuenta Pitchfork, diciendo '... are no more'. Ya no son. Una banda compuesta por un batería, que no llevaba precisamente una batería compleja o voluminosa, un guitarra y un guitarra y cantante. Judah Bauer, Russel Simins y Jon Spencer. Son tres pero hacían un ruido como de quinientos y en realidad no eran ni tres porque Jon Spencer raramente toca la guitarra aunque la lleve colgada todo el rato. Brutal. No llevaban bajo. Qué clase de música era esa. Repetían constantemente que The blues is number one, pero lo que hacían no era blues, o al menos, no era el blues que uno se imagina. Era punk, era rockabilly, era todo a la vez, y mucho blues, pero no era blues. En su canción Talk about the blues, ellos mismos dicen que no están haciendo blues, que lo que hacen es rock and roll, pero... qué narices, eso es el blues. The blues explosion. Una banda con una serie de discos que yo creo que no he escuchado de manera ordenada nunca. Crypt Style o el Orange. El Now i Got Worry o el Extra Width. El Acme y el Acme Plus. Los que vinieron después del parón. Los discos y las canciones. Tienen unas cuantas canciones de las que nunca te cansan. Pero más allá de la música grabada, de lo que vengo a hablar es de la experiencia de The Blues explosion en vivo. En directo, eran una auténtica liberación. No puedo decir a cuantos conciertos he ido, pero si han sido tres o cuatro, han sido experiencias de absoluta liberación. De hacer lo que te diera la gana. De bailar como nunca he bailado. De irme delante del todo y agarrarme al primero que pasara para decirle que el blues era número uno en Philadelphia, número uno en Boston, Número uno en Santa Coloma, como si me fuera la vida en ello y gritar Wail! y golpear el suelo como si lo estuviera matando cantando Blues XXXX Man. Y todas las canciones en un tour de force en el que se me iba la vida. Desde la primera vez en Girona, en Salt, en un festival donde también vimos a los Soledad Brothers, hasta un concierto en el Primavera Sound donde me metí las gafas en el bolsillo y tiré el sombrero al aire y dije, a la mierda todo absolutamente. El concierto donde he visto cómo desaparecía mi amigo Abel. Un concierto inolvidable donde por poco nos matamos todos de la intensidad. Y es que eran eso. Intensidad, creérselo, no parar, no parar, y transmitir y contagiar. Esas personas que iban a sus conciertos y se molestaban porque les empujabas o bailabas. Si no quieres que te empujen, cómo escuchas tú a The Jon Spencer Blues Explosion. No sabes que el blues es número uno en Boston, en New York City... No lo sabían.
Ahora Jon Spencer anuncia que Judah Bauer, el batería, está pachucho y ya no pueden salir de gira así que... Nos queda seguir a Jon Spencer en sus muchas encarnaciones o disfrutar de Russell Simins en sus colaboraciones. Nos queda haber aprendido que con tres y sin bajo se puede hacer musicón. Nos queda el ejemplo de intensidad siempre. Nos queda haber disfrutado de una banda irrepetible.
The blues is number one!!
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