martes, 4 de octubre de 2022

Rainbow - Paco León


Hacer películas no tiene que ser fácil. Nos hemos acostumbrado a que las películas, mal que bien, tengan su qué. Las que son meramente narrativas, las que son alegóricas, las experimentales, las clásicas, las musicales, las mudas, todas tienen su aquel. Nos acostumbramos a que las películas no sean una sucesión de cosas que pasan, de sorpresas visuales, de canciones, de personajes estrafalarios, de diálogos por que sí, de actores y actrices metidos con calzador. Muchas cosas. Hacer una película tiene que tener una idea previa, un guion, una historia que contar o incluso una historia que no contar, simplemente recrearte con la belleza, con los silencios, con la nada. Debe haber un propósito, incluso el propósito de no tener nada. No hace falta. Pero a veces, algunas veces, hace falta. Y a Raimbow, la nueva película de Paco León, parece que no tiene. O le sobra. O han querido meterse muchas cosas, muchos personajes, muchas situaciones, gratuitas, forzadas, tramas y subtramas, algo, que hace que todo el conjunto carezca de sentido. Si el sentido era el de hacer una especie de remedo, homenaje, que no versión, del Mago de Oz. Si era eso lo que, en algún momento se quería, y se entiende que se quiere, algo no va bien. Y de hecho no va bien casi nada. De tal manera que uno acaba la película con toda la buena fe del mundo queriendo haber visto algo que en realidad no estaba por ninguna parte. Porque el trabajo previo de Paco León como director merecía un voto de confianza. Pero aquí, por decirlo de alguna manera, se ha liado. Y poca cosa más. 

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