sábado, 15 de octubre de 2022

Ruta del colesterol


Todos los días, pero no todos los días, uno hace el esfuerzo porque es un esfuerzo, de levantarse más temprano de lo habitual y se calza esas bambas de andar que son especiales para caminar deprisa y tener el pie blandito y que no son muy caras porque cuando te las compraste pensaste tampoco te gastes la pasta en las bambas estas porque a ver cuánto te va a durar el propósito de enmienda este de tener que caminar o algo porque te han dicho que te tienes que mover y te colocas una de esas camisetas que ya no te pones para ir de bonito y venga, a correr, seleccionas algún programa de radio, algún podcast o alguna conferencia y a caminar, caminar deprisa, porque si no caminas de prisa no tiene gracia, dicen por eso que caminar deprisa o caminar despacio no es importante, que lo importante es caminar, pero uno siente que igual caminando deprisa hace más esfuerzo y por lo menos te levantas para hacer el alarde y no solo para ponerte a caminar por caminar cosa que, luego, cuando caminas de normal, se nota, porque quienes van contigo siempre están como por detrás y te tienen que decir que vale ya de ir como si estuvieras apagando fuego y tienen razón, pero bueno, es la costumbre y es una costumbre que adquieres siempre que caminas así en plan deportivo y que no sé si cumplirás durante mucho tiempo, todo sea por cumplir el reto ese de los diez mil pasos al día, pasos que vas más o menos completando y en su mayor parte gracias a la Ruta del Colesterol, que si por si no lo saben es la que lleva por el lateral del río hacia Montcada y que yo cubro únicamente hasta el primer puente de Montcada y es un camino que al ser llano te permite un ritmo competente pero ay, no siempre puedes alcanzar ese ritmo porque hay impedimentos en el camino, claro, las raíces de los árboles, esas raíces de los árboles que están en la orilla del camino y que son raíces y tienen su propia manera de hacer las cosas, sin atender a asfaltos ni a mierdas, así que ellas se imponen en el terreno y trazan sus propias vías de escape, vías que entorpecen mi camino y yo que soy de observar y de reclamar las cosas que creo que no tendrían que ser llamo la atención sobre el tema y esas raíces están ahí causando un trastorno y cualquiera, ya no yo, cualquiera, puede tropezar, caerse, para qué queremos más, y así me doy cuenta de que llega un día de esta semana y noto que hay un tocón y otro tocón y otro tocón y ha habido una tala de árboles por toda la ruta del Colesterol y no han sido pocos que han sido unos cuantos bastantes y no sé, cuando uno completa su rutita y se siente así como un poco mejor porque ya ha acabado el paseo tiene en la cabeza una cierta sensación de culpa no vaya a ser que la queja por las raíces no haya terminado con los árboles. En fin. 

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