lunes, 10 de junio de 2024
Un análisis sobre las elecciones europeas. Un espejo.
Tranquilos, que hay día. Tranquilos, que hasta aquí todo va bien. Tranquilos, que todo es fruto de. Tranquilos, que hay una coyuntura. Es evidente que había y hay tiempo. Es evidente que la cosa no iba mal. La verdad es que no ha sido fácil. No es una cosa de aquí. Y sin embargo, si tengo que analizar lo que ha pasado, lo que nos ha pasado, me surgen muchísimos miasmas, cosas, mal. Me surgen temas. Tengo cosas. Si tengo que pensar en qué ha pasado para que hayamos obtenido unos resultados ciertamente lamentables en Catalunya, no tengo que pensar, yo he estado ahí, yo lo he visto, yo he trabajado durante el tiempo que ha sido necesario para que esto también sea parte de mi responsabilidad. No lo tengo que analizar, es que lo hemos estado haciendo. Ahora es fácil decir todo lo que podría haber sido mejor, todo lo que se podía haber hecho de otra manera, pero también era fácil decirlo cuando todo comenzó y aún diciéndolo, no. Porque ha sido una noche de epifanía. Una noche de alumbramiento. Una revelación. Una ficción, un cuento que ha llegado a un final que no esperábamos porque no esperar las cosas es mejor que esperarlas y asumir que, quizás, no todo era como nos pensábamos. A la eterna, o al menos a la consabida desconexión entre una propuesta política como la nuestra con lo que podrían ser los 120 mil habitantes de una ciudad como Santa Coloma, le hemos sumado y nunca mejor dicho, un nuevo ítem para acabar de colocarnos ante el espejo. Somos esto. Y si damos a elegir, somos esto y no lo otro. Porque ya no somos todo, mal que bien. Tranquilos, hasta ahora todo va bien. El PSC (hablo de Catalunya solo) ha conseguido aplastar a todo el espacio de la izquierda. Solo quedan algunos anticapitalistas y comunistas irreductibles que no han aceptado ser engañados por un sistema que qué mal, pero el resto, hemos sido pesoeizados. Pesecizados. Suben las derechas, las extremas derechas y los conocidos como nazis del misterio, las ardillas, que irrumpen de manera incomprensible porque somos muy de izquierdas pero no entendemos nada más que la Otan y la clase obrera. Y ya luego viene lo nuestro. Sobre la parcela indepe pues, a ver, este no era su rollo y Europa nos mira ya no vende camisetas. En definitiva, al lío. El resultado ha sido malo. Muy malo. El resultado aquí ha sido especialmente malo. El resultado en Santa Coloma resulta que. Todas las cosas tienen una explicación y es fácil verla si no tienes las gafas excesivamente graduadas por tu propio partido. En nuestro caso es fácil ver las cosas. Entenderlas. Porque no hay dios que nos gradúe las gafas. En Europa al final gana la derecha. Entre la derecha muy derecha y lo otro, pues lo normal. Países enteros, no como aquí que no somos enteros, países enteros, caen en las redes de la ultraderecha y en otros asoman tan de manera manifiesta que bueno, eso, si ya tienes trabajo más o menos fijo y nada hace vislumbrar que el sector público se vaya a resentir y las subvenciones a las cooperativas peligren, qué más da. El problema lo tienen otros pero esos otros no nos importan. Por lo demás, Yolanda ya ha caído. Pero eso lo tengo que contar en otro sitio. En este mismo sitio. Pero en otro momento que va a ser en cuanto...
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