martes, 18 de junio de 2024

Gospodarek


Hace tiempo me contaste sobre alguien, sobre el Chancho Gospodarek. Y recordando, yo también conocí a un Gospodarek. Pero no tiene, en principio, nada que ver con el que tú conociste. O lo mismo sí. Yo conocí a un Gospodarek que se llamaba Jan y que nos hizo la recepción cuando fuimos a un congreso a Budapest. Hablaba un castellano perfecto, sin ningún tipo de acento, bueno, miento, tenía cierto acento argentino o chileno. Lo que digo es que no tenía acento centroeuropeo. Me contó que su familia había emigrado a América y que él nació allí pero que regresó a Europa. Gospodarek nos llevó al hotel y nos recogía cada mañana para llevarnos en coche al lugar donde se hacía el Congreso, que duró cuatro días. El congreso era un auténtico timo y ya el primer día le dijimos a Gospodarek que viniera a recogernos dos horas antes de que acabara cada sesión para poder disfrutar de la ciudad y no ir del hotel al centro de congresos y así. En uno de estos viajes, Gospodarek nos dijo que había estado en Barcelona muchas veces y que le gustaba la ciudad. Le pregunté que porqué había abandonado su país para volver a Budapest. Me dijo que en realidad sus padres no eran húngaros, sino polacos, y que habían emigrado a la Argentina por motivos que nunca fueron claros. No eran judíos, tampoco habían sido comunistas, o, al contrario, tampoco huyeron de algún tipo de represalia por algo oscuro. Simplemente habían decidido emigrar y como mucha gente hablaba de Argentina, se fueron para allí. Tuvieron hijos, tres hijos, y él, Gospodarek, creció en una de esas ciudades de interior que tiene nombre de otra ciudad. Sus dos hermanos, Lara y Simeón, eran argentinos normales, siempre más rubios que el resto, pero no tanto ya que emigración rubia siempre hubo en la Argentina. Sin embargo él, Gospodarek, era bastante moreno y peludo. Su madre le dijo una vez que era la viva imagen de su tío Krezsmir, lo que a él le tranquilizaba ya que pensaba que en realidad pertenecía a otra familia. Gospodarek no quiso estudiar y se puso a trabajar en un taller de coches. No era torpe y fue ascendiendo hasta que una multinacional del sector de los coches se fijó en él para hacer de intermediario y le propuso trabajar para ellos. Gospodarek dijo que sí, sin saber qué tenía que hacer. Finalmente su puesto era el de interlocutor entre la empresa matriz y la filial argentina. La empresa tenía una ejecutiva húngara que iba y venía de Europa a Argentina y Brasil, donde tenían fábricas. Un día coincidieron en alguna parte, hablaron, etc. Ella le propuso que se vinieran a su país, Hungría y él aceptó. Una vez en Hungría, en Budapest, él dejó la empresa y dejó a su esposa húngara que, por cierto, se llamaba Edita. Edita, cuando se separaron, le dijo a Gospodarek que podría quedarse a vivir en Budapest, porque parecía uno de ellos. Y Gospodarek se quedó. Y encontró este trabajo. Y ahora no sé porqué te estaba contando esto. 

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