lunes, 16 de julio de 2012

Una crítica un poco así de Los Jueves Milagro de Berlanga

La crítica social. Una tarde en la Filmoteca. Programan un ciclo sobre Berlanga este mes y ayer dieron una corta 'Se vende un tranvía' y 'Los jueves milagro'. Bueno. Era la primera vez que iba a la nueva Filmoteca, he tardado un montón en ir. Domingo por la tarde, nada que hacer. Llego, sin calcular el tiempo, con un cuarto de hora de adelanto. Crítica social.
Tres fulanos detrás. Deben ser de mi edad, o algo más mayores. Hablan de mudanzas. Uno de ellos se muda y no va a hacer la mudanza él. Claro que no. Ni mucho menos. Que se lo hagan empresas que hacen estas cosas. No hombre. Hay que externalizar. Me pone de mal humor este tío. Me recuerda a alguien. No me giro para verle la cara porque sería demasiado descarado, pero dan ganas de mirarle de arriba abajo. Al parecer se va a vivir con su novia. Su novia tiene amigos marroquís que le podrían hacer la mudanza. Ni mucho menos. Esos marroquís que pueden darle golpes a las cosas. No. No y no. Los amigos. Uno de ellos le ve pegas a todo. Todo lo que el otro da por sentado, el amigo se lo discute. El amigo le discute el piso, le discute que se vaya a vivir a esa zona, en la que hay tantos bares. Que hay ascensor y hará ruido. Que haga la mudanza él, que no le costará tanto. El jefe de la banda le dice que no, que él no sabe ni sacar un clavo. Que lo hagan otros. Finalmente, a punto de empezar la película, el líder de la banda dice que el proceso de la mudanza 'ha creado corrientes de opinión', sobre todo. Que todo el mundo se siente con derecho a opinar. El tercer amigo, que es sudamericano, se ríe. El líder dice que esto es muy mediterráneo, meterse en las cosas de los demás, hablar sin saber, que esto pasa en Finlandia y a nadie le importa una mierda lo que hagas. Que por eso, él no es mediterráneo. Y no quiere hablar más del tema.
Cuando dice esto, me dan ganas de levantarme y cambiarme de sitio. Pero ha venido mucha gente al final y tampoco es cuestión de arriesgarse a ver la peli de pie.
Hemos venido a ver una peli de Berlanga, dos pelis de Berlanga (aunque una no la dirija él personalmente, pero la supervisa, la del tranvía), hechas en los años cincuenta. En la del tranvía, unos estafadores le quieren vender un tranvía a un rico de provincias. Y se lo venden. Y al amigo de este, otro. Un negociazo, pero van al talego igual, porque el crimen no sale bien, claro. Pero esto se cuenta de aquella manera, lo que cuenta es contar la jeta de unos, la avaricia de otros, la miseria en general.
La segunda es más o menos lo mismo. Unos ricachos de pueblo quieren hacer crecer el turismo. En lugar de abrir las tiendas durante todo el día, como sería lo normal hoy en día, se inventan un milagro. San Dimas se aparece en el pueblo. San Dimas es José Isbert. Se aparece a Manuel Alexandre, que está un poquito ido. Y a una beata que hace mucha risa. En la tercera aparición, José Isbert deserta. Luego viene un prófugo, que parece mago, que enreda y descubre a los ricachos, les pone enfrente de lo que supone realmente hacer milagros y despertar la fe en los demás y finalmente desaparece.
Reconozco que hubo tramos, cuando aparece el mago prófugo, en los que me dormí. Así lo digo. Se me cerraban los ojos. Esta segunda parte de la peli me pareció menos divertida. Y me quedaba frito. Menos mal que al final se descubre todo y así puede uno adivinar de qué iba el tema.
Se da uno cuenta de que en las dos películas, Berlanga mete unas cuñas que dan bastante susto para la época. Pero las mete igual. En la de Los Jueves Milagro dicen que la censura lo ató en corto y que le puso a un dominico para supervisar. Se nota en la parte final. Pero bueno, el palo a los ricachos está dado.
Emprendedores. Según Arturo Fernández, o Joan Rosell, da igual, lo que hay que hacer es revalorizar la imagen del emprendedor, del empresario, que es el que se juega el dinero y el artífice de la riqueza. Y Berlanga, ya en aquellos tiempos, se encarga de retratar a los emprendedores, a los que tienen las ideas. Magnífico. Cuando encendieron las luces no pude ver la cara de los tres de atrás. La crítica social. Ver películas de crítica social manifiesta desde arriba. Desde el peldaño. Sin mancharnos.
Marroquís que dan golpes. Milagros para desdentados.

3 comentarios:

  1. Vaja, que es podria dir que, tot fent cua, vas escoltar el que hauria pogut ser el guió d'una pel·li d'en Berglanga...

    I a tot això, què tal la nova filmoteca?

    ptns!

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  2. Me he enchufado hoy a borrar e-mails y sobre todo spam, que no se como llega porque no hago nada para merecérmelos.
    Pues eso y me pasé a reírme un poco. He visto ambas películas y tienen su miga. Y lo de la mudanza podrías haberles echado una mano:-) Yo siempre me lo he hecho todo y me viene desde niña:-)
    Lo malo no es el encargar que te lo hagan, todo el mundo tienen derecho a vivir lo malo es el argumento. Porque a esos amigos también les venían bien unas pelas.
    Un abrazo y hasyta otra

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  3. Vaya, cuando una gran multitud se reune para ver pelis de Berlanga y no puede uno levantarse porque le quitan la silla, aún hay esperanza.

    Buenas noches, monsieur.

    Bisous

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