sábado, 1 de noviembre de 2014

Frank Scheffer - Frank Zappa. Phase II The Big Note

Comencemos por un tópico. Hablar de música es como bailar de arquitectura. Esta frase es de Frank Zappa. Hablar de Frank Zappa es imposible. Atreverse a decir 'a mí Frank Zappa no me gusta', es algo muy osado. Mucho. Ayer vimos en cuadrilla el documental de Frank Scheffer sobre Frank Zappa. Se trata de la segunda parte de una trilogía de la que hemos visto sólo esta segunda parte.
Algunas consideraciones previas. Si todos sabemos inglés, no sé para qué llevan una traductora que interprete las palabras del director. Reírse de la traductora, hacer coñitas con lo que ha dicho, demuestra que la educación de este país está avanzadísima y ya no necesitamos ayuda. Que nos jodan, sin traducción. Somos tan listos. Otra, el documental comienza con más de media hora de retraso por que la copia que se iba a exhibir no era del agrado del director. Mal empezamos.
El documental, siendo uno un zote en casi todo, me dejó una sensación extraña. Veía caras de espanto en mis acompañantes que no estaban avezados en la obra de Zappa. Yo tampoco lo estoy, pero sé que su obra no es precisamente estimulante si uno viene de escuchar música convencionalmente pop o rock. Al ser tan variada, complicada, extraña, simple, cínica, cómica, seria... uno no sabe a qué atenerse y estamos acostumbrados a carreras lineales, disco a disco, concierto glorioso a decadencia... y esto con Zappa no pasa.
Vemos pasar a personajes que fueron importantes en la vida del músico, a otros compañeros músicos del artista... pero no sabemos quiénes son. Se han olvidado de contarnos quién es quién. Si ese fue su bajista, fue su batería, su teclista, su vocalista... no nos lo dicen y tenemos que imaginarlo. Cuando se habla de música, el documental crece en interés, si se habla de otras cosas o aparecen otras imágenes, nos perdemos en un limbo que provoca desastres de somnolencia en algunos de los nuestros.
Y sí, salen canciones, muchas canciones, trozos, pedazos, algunas actuaciones en vivo, retales. Falta algo más, para mi gusto. Falta esa linealidad. Decir... pues este disco fue la ostia. Pues en aquella gira... pero claro, uno es que es muy tópico. Muy convencional. Salen canciones del Hot Rats, que es el disco que todo el mundo debería escuchar si quiere, al menos acercarse a Zappa con simpatía. No es un disco sencillo tampoco, pero te ayuda. Sale el Captain Beefheart, un poquito. Sale Ian Underwood, explicando alguna cosa. Salen cosas, pero me deja el documental algo... no sé.
Falta algo. Falta algo, y no sé lo que es. Falta a lo mejor entender a Zappa, que uno lo entiende, que uno quiere entender que lo que hacía no podía catalogarse con las etiquetas que suele uno manejar, pero yo que sé. Faltaba... acercarlo a quienes no podemos asimilar tanto Varese, tanto Boulez... eso está muy bien. Pero los niños necesitamos algo más masticable y mejor explicado. Mejor explicado, eso es.
Zappa, un tipo que componía, que bajo esa pinta tan estrafalaria era un compositor serio, que se lo tomaba todo en serio (la anécdota con un Mick Jagger fumado es muy buena, le dice que si no va a poder hablar con él en serio porque va tocado, que vuelva otro día), que era autodidacta, que escribía y escribía, que le importaba una mierda si la gente se bufaba de él o no, y que, en definitiva, buscaba como todo el mundo que la peña se divirtiera y abriera un poco la cabeza a otras cosas que aunque parezcan complicadas, no lo son tanto si uno pone de su parte.
Al final, prácticamente, se le reivindica como guitarrista y salen imágenes de un concierto en el que toca nada menos que con Adrian Belew... brutal.
Bueno. El documental estrella del in-edit de este año y a más de uno le ha entrado por un sitio y le sale por el otro. Nos dedicaremos otra vez a rebuscar entre la obra de Zappa a ver si somos capaces de recuperar algo.

3 comentarios:

  1. Ya, esto es algo único en España... A la gente le da vergüenza hablar idiomas. Los amigos se ríen de oir a sus amigos hablar inglés, de oir a Ana Botella hablar inglés (bueno, esto da más risa)...Y al final, ni Cristo habla inglés para que no se rían de él. En serio, no hay país en el mundo en que pasen estas y otras cosas.
    Quiero verlo.

    ResponderEliminar
  2. Hombre, por una parte, teniendo el éxito de Zappa, en su lugar a más de uno le iba a importar a damn si quedaba alguien por ahí que se bufaba de ellos. Es fácil pasar de todo desde la cúspide. Y, desde luego, si se llega ahí es porque la mayoría no se bufaba. Pero qué feo era el pobre, ¿eh?

    Lo de los idiomas que dice madame Yolanda, pasa en todos los países cuya lengua es muy hablada en otros lugares. No sienten la misma necesidad de aprender correctamente otras lenguas, no es igual que cuando la suya no la habla nadie más y tienen que buscar otras formas de entenderse con el mundo. Mire a ver a cuántos ingleses les saca usted una frase fuera de su idioma, y de esos pocos osados, con cuántos no lo da usted a carcajadas cuando los oye. No sé por qué los españoles piensan siempre que todo lo suyo es único, inimitable e irrepetible, pero el topicazo ya huele. En España lo único irrepetible es monsieur Tolya, hale. Tolya is different.

    Feliz día, monsieur

    Bisous

    ResponderEliminar
  3. En China dices cuatro palabras en chino y a los chinos se les cae la baba contigo. La semana pasada fue el chiquillo ese que inventó facebook a una universidad de Pekín a dar una conferencia y la gente le aplaudía a rabiar, aunque hablaba chino como puede hablar español un jubilado británico que viva en la costa de Málaga.

    ResponderEliminar