No acostumbro a pasear por el mercadillo pero esta mañana, acuciado por una serie de necesidades en forma de un algo para ponerme así como por encima cuando es necesario ir con un suéter de los llamados 'de bonito', he decidido darme una vuelta. En realidad ha sido la segunda vuelta en una semana. En realidad, puedo decir que ha sido la tercera vuelta en un mes. Sigo sin encontrar esa especie de sudadera que te quita del apuro, pero sí que he conseguido enterarme de algo.
Me he enterado de que le quedaban muy pocas medias ya, que se las estaban llevando todas y que eran ya las últimas que tenía, y que si se las llevaba se las iba a dejar por un euro cada una. Una auténtica ganga, me ha parecido, eso de unas medias a un euro. No descarto no haber escuchado realmente lo del euro. También me he enterado de que ella le quería dar un morreo al marido de la otra, así, delante de la propia mujer. He deducido que era una forma de halagar a la pareja y de ahondar si cabe más en el calificativo de 'guapo', que le había lanzado ella así de sopetón. Tras una serie de apuntes sobre lo que es la vida más o menos convencional en las parejas de cierta edad, finalmente la mujer que quería propinar un morreo al susodicho varón, ha conseguido vender un calendario por dos euros, que era de lo que se trataba. Un calendario de los grandes, ojo, nada de esas tarjetas... no, un calendario desplegable. Luego he visto un poco más allá que había otra mujer también con otro calendario desplegable, dispuesta a venderlo. Debe ser que se acerca la fecha de ir colocando calendarios, números de lotería. No descarto haberme inventado también lo de los dos euros por calendario. Me he enterado también de que los dos que han bajado muy seguros por la calle abajo dispuestos a comerse el mundo, se han parado en el puesto de uno de los que vendían zapatos, zapatillas, bambas que parecen j'hayber pero que no lo son, zapatillas de nuevo, y una especie de zapatos bajos de tapa plana que no los tienes en negro con un cuarenta pero que sí que los tienes en gris, pero en gris no los quiere nadie, pero los tengo en gris, pero en gris no los quiero... y que le han preguntado 'qué pasa nen', y no he podido escuchar nada más. También me he enterado de que se puede pagar con tarjeta de crédito. Que se acepta Visa en el mercadillo. Que ya no ha límite. Que todo es posible. También me he enterado de que la calle principal del mercadillo de los lunes ya no es la avenida de la Generalitat, que era lo que yo pensaba, si no una que baja por la Rambla Sant Sebastiá y que no he conseguido entender realmente cuál es. Vamos, que él el lunes iba a estar en la calle esa principal y que yo no he sabido bien bien qué era. Me he enterado de que hay dos churrerías en ese mercadillo y que no tengo ni idea de si en el mercadillo del centro hay dos churrerías también. El otro día yo me comí unos churros en ese mercadillo. ¿He dicho que es el de Singuerlín? ¿No se vé en la foto? Me he enterado también de que una señora tenía un problema en el hígado. No era la señora, realmente, si no que era alguien de quien hablaba esa señora. Pero a veces confundo las cosas. Me pasa muy a menudo. Creo entender una cosa. Luego es otra. Digo que me ocurre muy a menudo y no es verdad. Me hago el tonto. Me he enterado también de que ya no hay vendedoras de calcetines de la casa bayer, de los que no aprietan. Me he enterado de que el mercadillo este es más cortito que el del centro, pero tiene su punto. Me he enterado de que los bolsos que vende la chica son de piel. Me he enterado de que en el puesto de los discos y las cintas, una señora con voz de señora mayor, cantaba una copla muy así sobre una mujer que le decía al marido que se había ido y que había pretendido cumplir simplemente pasándoles la pensión, que ahora que quería volver que se podía meter el cariño y el amor por el... pero no he entendido el final.
En definitiva, que no he encontrado la sudadera. Que son todas muy cantarinas y que, aunque una chica ha mirado con avidez una con una especie de lobo con la boca abierta, me he ido con una mano detrás y otra delante.
De la de cosas que se entera una yendo al mercadillo!
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