miércoles, 4 de marzo de 2015
Ecrain Agaar
Si tu mano izquierda no sabe lo que hace la derecha... estamos metidos en un lío de los buenos. Me he subido a lo alto del balcón y he empezado a decir lo que pensaba de todo. De todo. Ha sido maravilloso. He bajado a la calle para escucharme desde allí, para comprobar el sonido y no he podido oír nada, por que no he caído en la cuenta de que desde abajo no me podía escuchar. He querido volver arriba pero por el camino me he sentado en las escaleras y se me ha metido en la cabeza que tenía que parar. Parar de alguna manera. Así que he pensado mirarme la mano derecha con la intención de encontrar las diferencias, evidentes en principio, con la mano izquierda. La mano izquierda se me ha puesto tonta, porque dice que necesita más atención. No. No lo ha dicho con estas maneras. La mano izquierda ha reclamado más poder de decisión en lo que haga la mano derecha. Ha sido un diálogo sin sentido porque era yo mismo el que hablaba. Nada tiene demasiado sentido. Por ejemplo, he pensado que el texto podría titularse Ecrain Agaar. Y me he molestado en mirar en el buscador si había algún lo que fuera que respondiera a este nombre. Ecrain Agaar. No hay ninguna referencia al respecto. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Puedo salir y recitar un poema de Pablo Neruda y quedarme más ancho que largo. Con voz de chileno. De chileno hablando despacio. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pero no lo voy a hacer, porque la mano izquierda vuelve a intervenir para decir que debería haber también una posibilidad para que ella tuviera su espacio. La mano izquierda ha sugerido que sería buena cosa que nos lo hiciéramos mirar. Esta noche me ha dolido el brazo izquierdo. Esa sensación de que el brazo izquierdo estaba deseando hacer algo y no tener claro qué. La mano izquierda es muy puta y es capaz de llevar por la calle de la amargura a todo el brazo. Lo he sacado de debajo de la sábana, lo he estirado, he abierto y cerrado la mano. No hay que asustarse, porque me he dormido enseguida. Pocos conocen la verdadera historia de Ecrain Agaar y cómo pasó de ser un eficiente funcionario en administración del imperio sasánida a nada más que dos palabras sin sentido. Lo del imperio sasánida me lo he inventado. Creo que nunca he escrito nada sobre el Imperio sasánida. Defenderé la casa de mi padre. La mano derecha quiere escribir algo sobre Gabriel Aresti, algún día. Hoy no. Ecrain Agaar resucitó al quinto día y como no superó la marca, no se acuerda ni Dios de él, pero ahí está, resucita tú en menos tiempo. Ecrain Agaar sabe cómo hacer para que no se te caduquen los huevos mediante un proceso de reintegración del huevo a la cronología corriente sin que se pierdan las propiedades del mismo huevo. Es como lo de escribir poemas de Pablo Neruda y salir a recitarlos. Copiarlos y recitarlos. Me gusta cuando callas porque tienes la boca de fresa. La mano izquierda es la que se encarga de teclear la letra A. La letra A es la más importante de todo el abecedario. De todo. La letra A os gana a todos vosotros. A veces creo que debería empezar a escribir con los piés. Es mentira, no lo he pensado nunca. Con el juego que podría haber dado Ecrain Agaar y cómo he desperdiciado semejante joya. Lo del caballo tampoco tengo muy claro porqué sale. En fin.
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Ay qué revoltijo, por favor, si es que me tiene doblada de la risa y no puedo ni teclear. Esa ensalada entre Chile y Nicaragua con lo de "me gusta cuando callas porque tienes la boca de fresa" es lo más. Pero claro, es que encima lo he visto a usted recitando con ese acento que no es el suyo y escribiendo con los pies, y comprenda que ha sido demasiado.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
No hay como quedarse descansao... que salgan las palabras, claro!
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