Algunos me conocéis, otros no. Algunos no quieren conocerme, otros se mueren de ganas. Es un poco como todo. Los que me conocen saben que de vez en cuando se me meten nombres raros en la cabeza. Hay temporadas que me habréis cogido murmurando entre dientes 'Wojceck, Wojceck...', o bien 'Stroszek, Stroszek...', y antes 'Komazec, Komazec...'. Desde hace algunos días el nombre que me asalta es el de Vitas Gerulaitis. Vitas Gerulaitis. Todo junto. Vitas Gerulaitis. En fin. Mis conocimientos enciclopédicos sobre casi todo me remitían a un tenista de finales de los setenta y los ochenta, que no era demasiado malo, pero tampoco era demasiado bueno. Norteamericano. De la época de McEnroe, Connors, etc. Murió hace poco. Al parecer tuvo una vida disipada. Bien que hizo. Como soy una persona la mar de curiosa, quise buscar más cosas sobre Vitas Gerulaitis, ya que, si ocupa parte de mi pensamiento, porqué no podría ocupar también parte de mi tiempo. A veces escribo cosas que ni yo entiendo. Frases, construcciones gramaticales, oraciones, no sé. El caso es que buscando, me encontré con una historia curiosa. Resulta que el tal Vitas era un cachondo. Como digo, era de los buenos, pero estaba un peldaño por debajo de Lendl, Wilander, McEnroe... y Connors. Así las cosas, tras encadenar una racha de 16 derrotas consecutivas ante Jimmy Connors, consiguió vencerle en un partido. Vitas Gerulaitis se plantó ante los medios en la rueda de prensa posterior y ni corto ni perezoso soltó: que todo el mundo se entere, nadie gana a Vitas Gerulaitis 17 veces seguidas.
Da que pensar. Acostumbrarte a ganar, gestionar la victoria, eso de hacer una cosa y triunfar, eso debe ser la leche. Pero no es nuestro caso. Acostumbrarnos al fracaso. Acostumbrarnos a perder. Encadenar derrota tras derrota, hasta la derrota final. Eso de derrota tras derrota hasta la victoria final, eso le pasa a otros. No saber ver que una derrota es algo malo, que de las derrotas se aprende, sí, pero eso, se aprende, no se insiste en el error. Una derrota tras otra. Ganar, perder. Hay gente que piensa que va a ganar. La canción de la Velvet Underground, la de Pobre Cowboy Bill, pero en la versión de Derribos Arias, cuando dice lo de 'él piensa que va a ganar, pero no sabe que...'. Saber perder. Dicen que saber perder es bueno, que saber perder es una forma elegante de vivir. O de gestionar lo que sea. Pierdes 16 veces y aún tienes el humor de decir que, has visto? al final he ganado. Insistir en lo mismo. Insistir en que el camino es largo y que al final venceremos. Insistir en que tenemos la razón nosotros y que al final vendrán a vernos, a llamarnos, a reirse con nosotros. Nadie lo sabe. El texto de hoy era el texto de ayer. El texto se va a quedar algo incompleto, porque no sé realmente qué es lo que quiero decir. Eso también pasa. No siempre uno tiene claro lo que está diciendo. No sé. Perder. Que no valga de nada. Que después de 16 derrotas consecutivas, es posible que no ganes, que puede ser que haya una nueva derrota, que siempre estés perdiendo. En ese caso, puedes hacer muchas cosas, pero ninguna es realmente importante. A esto me refiero. A ir tecleando por teclear. Vitas Gerulaitis. Tan rubio y tan salado y no ganó, pero igual no le importaba. Porque ganaba en otras cosas. O no. O iba de ruina en ruina sin remisión. Me da igual.
A mi practicamente me da todo igual. Una vez que te acostumbras a no ganar, pierdes la perspectiva. Ni siquiera sabes si vas ganando alguna vez. Pero tampoco me gusta que me hagan palmas y que la mística de la derrota me inunde. Eso no. Bueno, no sé.
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