Se dice el pecado pero no el pescador. Se dice quién pero no el qué. Se dice dónde pero no el cuándo. Ya llevo tres frases y espero acabar pronto. En la radio, la emisora es indiferente, se habla de la responsabilidad individual. Una tertuliana que creo que es escritora argumenta lo siguiente: la responsabilidad individual es importante, no podemos esperar a que la administración lo arregle todo y nos tenemos que fijar en las circunstancias de cada uno para ser también, como sociedad civil, responsables. Una mujer de 81 años muere en Reus. No tenía luz, la luz cortada, se alumbraba con velas que finalmente han sido lo que ha causado su muerte al provocarse un incendio. Populismo, demagogia, dirán. Vivía sola, pero no vivía sola, vivía con una hija, familia desestructurada. No nos podemos poner a buscar culpables continuamente, la responsabilidad individual es importante. La empresa, la administración, en cuanto que gobiernan afines a mí, no tiene que ser siempre responsable. Es una familia desestructurada, un lío. La hija, su pareja, una hija de la pareja... es un lío. ¿Y qué hacía esa mujer viviendo sola? Las cosas pasan porque tienen que pasar. No podemos estar girándonos siempre hacia la administración buscando culpables, porque las vidas... Por un Estado que se ocupe de lo trascendente, que marque las leyes, que provea, pero que, finalmente, deje en el individuo la posibilidad de vivir su vida y de ser responsable de su muerte. Trump. El keynesiano renacido.
Ayer Santa Coloma vivió una mañana tremenda. Seis desahucios anunciados. Santa Coloma vive un problema dantesco con la vivienda, con personas de Santa Coloma que viven en un estado de precariedad, de falta de recursos, de dependencia de las ayudas públicas, subvenciones, etc., alarmante. De los seis, se pararon cinco. Cada semana se anuncian desahucios en nuestra ciudad. Una realidad que no es que se quiera evitar, es que parece de otra ciudad. Es una sensación como de doble realidad. Como de vivir en una ciudad en la que los actos de caridad se llevan a cabo regularmente y se confunde esto con la solidaridad, como dice el compañero Benju. Caridad contra solidaridd. Vivimos un problema de modelo, de sistema, de que no hemos cambiado nada durante estos años, la rueda de la economía nos dicen que vuelve a girar y sin embargo, muchos se han quedado fuera y ya no van a volver a entrar en el juego. En Santa Coloma tenemos los indicadores de pobreza más... los datos. La gente. Gente con la luz pinchada, pisos ocupados, precariedad normalizada. La miseria del ir tirando. Nos ponemos al frente de la manifestación sólo cuando hace demasiado ruido, cuando salen demasiadas fotos en las redes sociales, nos acordamos de decir que, ojo, que estamos ahí. Lo queremos ver. O no lo queremos ver. O no nos conviene que se vea. Que no se diga que somos una ciudad pobre, basta ya de mala publicidad. Que alguien, desde su voluntarismo, tenga alguna idea. La responsabilidad individual. A ver si viene pronto el fin de semana y se organiza algo.
El otro día, en la sala de espera de... cogí una revista. El ¡Hola!. Un ¡Hola! en el que en portada se ve a Adriana Marin y a uno de los sobrinos de la Duquesa de Alba, antigua duquesa de Alba, en el día de su boda. Una boda a la que acudieron y acudieron y acudieron. Una boda en la que se lucieron, en la que se vieron, en la que estuvieron. Adriana Marín, que a su vez es marquesa o condesa o nosequé y que trabaja en Vinçon, si no recuerdo mal, tiene esa cara de felicidad de quien está viviendo el día más hermoso de su existencia. Un día estupendo rodeada de amigos, familiares y personalidades varias de la sociedad española. Es la cara de felicidad de quien tiene ante sí no solo un presente magnífico, implicada en su trabajo, también un futuro maravilloso y creo que hablo en nombre de todos y todas al decir que espero que ese futuro sea muy duradero. Me sentí tan bien y quedé tan extasiado con las imágenes, con ese rostro que transmite felicidad y limpieza de espíritu así como bondad sin mácula, que pensé que, realmente (sin menoscabo de el resto de informaciones de la publicación en la que se referían las cuitas de personajes sino de tan rancio abolengo, si de singnificada importancia), esas personas podrían ser un ejemplo, un espejo. La verdad es que no sé qué estoy diciendo.
Pensando, debe tener que ver con la responsabilidad individual. Es decir, al final, la culpa es mía. Y tuya sobre todo.
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