Hay gente que, por algún motivo que no sabes definir, conecta con tu mundo. O con un mundo que te gusta. Otra no. Verdades como puños. Festival de la obviedad. Hay gente con la que, sin que sepas bien porqué, estás a gusto y otra con la que no. Hay gente a la que le puedes dedicar un texto incluso a sabiendas de que habrá quien piense que 'qué haces, Antonio, ¿tú no sabes que la Dordella en sus tiempos nos hizo...?'. Es posible. Hay otra gente a la que no le dedicas nada nunca y tampoco sabes porqué.
Hace la friolera de 17 años, yo trabajaba en la radio local no municipal, Santa Coloma Radio. Pese a mi inepitud manifiesta, alguien consideró que podría llevar un informativo diario de media hora de duración. Cada día había que llenarlo con algo y las entrevistas a concejales varios eran un valor seguro. Joan Carles Mas, Chema Corral, Pilar Puig, eran un valor seguro. Les dejabas la grabadora encendida y hablaban y hablaban. (El otro día, alguien me dijo que mis textos le recordaban a Pedro Gallardo, entonces presidentes de la Favgram, otro rollero inolvidable). El programa estaba hecho.
Una vez, no sé a santo de qué, tuve que entrevistar a Marga Dordella. No recuerdo si en aquel entonces ella era regidora, responsable de Iniciativa en Santa Coloma... tampoco recuerdo el porqué de la entrevista. No sé si era por algo relacionado con la política municipal o eran los tiempos de la ruptura entre Iniciativa e Izquierda Unida, que dio paso a la formación de EUiA, que es donde milito yo ahora y yo iba a hacer algún tipo de... recuerdo haber entrevistado sobre el tema de la ruptura a Chema Corral en su despacho y me echó una bronca sobre si me había creído que a él le podrían dar lecciones de marxismo. No creo que yo fuera a hablar con Marga Dordella sobre esto. Si fue sobre algún tema de política municipal seguro que iba yo como un cordero hacia el sacrificio. No he mejorado demasiado en esto y sobre política municipal me muevo en base a dos o tres mensajes tópicos y poco más, así que entrevistar a alguien que sí que sabía, me ponía ante la evidencia de mi ignorancia. Me impresionó tanto que he olvidado el qué.
La entrevista tuvo lugar en la sede de ICV, en la calle Sagarra. Era la primera vez que yo acudía allí. Tenían un póster de la Pasionaria. Llevaba yo entonces siempre un libro encima y en aquel tiempo me estaba leyendo El Hereje de Miguel Delibes. Muy poco tiempo después llevar Crimen y Castigo de Dostoyevski a una entrevista de trabajo me ayudó a pegar hebra con la entrevistadora y... eso.
El caso es que Marga Dordella imponía. Tú sabías que ella sabía y que ella además notaba que tú no tenías ni idea. Seria, sin levantar demasiado la voz, elegante, te hacía ver que, efectivamente, no eras digno desde que entrabas por la puerta. Habértelo currado un poco más. Sabiendo que estabas navegando, sin embargo, no te querías ir. Y me preguntó ya al final de todo, que qué tal el libro. Ahí me solté algo más y creo que se rió. Yo no me quería ir.
Pasó mucho, mucho tiempo desde aquel día. Yo dejé la radio y hasta que no volví a tener relación con el mundo de Marga Dordella, pasaron muchos años. Cuando hablo con alguien sobre ella, siempre recuerdo aquel momento y siempre me pregunto si ella se acordará de mí, de aquel día. A mí me impresionó. No es fácil encontrar alguien así. Alguien que desprende algo que dices, joder, bien. Alguien que parece que viene de otro sitio, de otra manera y que en realidad no lo es. (Soy un catálogo de prejuicios). Alguna vez lo he discutido con alguien, no parece de los nuestros, no parece de aquí, no parece... pero lo es. Es simplemente así. Tiene algo que no tenemos. Clase. (Y ahora me dirán que lo de la clase debe ser porque los demás no tenemos clase por que somos obreros y claro, claro, claro, a ti lo que te gusta es juntarte con gente que no es obrera, claro, claro, claro...)
Eso. Saber estar. No sé si en una reunión entre gente de Iniciativa y gente de los nuestros se transforma y se convierte en alguien duro y tajante, el clásico bicho que te cuadra en una reunión y no hay dios que respire. Pero al menos, en los espacios en los que la he conocido, da poso.
Eso. Da poso. Da estilo. Da clase. Da saber estar. Repartiendo panfletos en una caseta de En Comú Podem no tiene reparos en decir que somos de Podemos mientras que a los demás nos pueden arrancar las uñas con tenazas y no seríamos capaces. Habla con la gente y es capaz de camelárselos. En un grupo, en una sala, en una manifestación, en una charla, yendo a alguna parte, coincidiendo con ella en cualquier sitio. Es un placer. Es un placer escucharla hablar de los tiempos de Bandera Roja, de manifestaciones a las que iba vestida bien porque la poli no pega a la gente bien, las mil anécdotas de Lluis Hernàndez, cualquier cosa. Es la sensación de que estando ella por ahí, la conversación mola, que te vas a reír, que te va a contar algo que no te lo podría contar otro.
Hoy es su cumpleaños. Ya le he dicho por el messenger 'feliç dia, compañera'. Pero la gente que me conoce sabe que Marga Dordella tiene para mí algo especial, una especie de fascinación difícil de explicar, que no me puedo quedar ahí, nada más.
Desde aquel día, el día del Hereje, me impresionó. Y desde entonces me sigue impresionando. Con lo payaso fofó que es uno, con la poca prestancia, lo poco fiable, el poco poso que tiene uno, la presencia de alguien como la Dordella, me puede. Saber que durante las campañas la Dordella va a estar en la caseta, que va a poner ese punto de calma, de ironía, de hacer las cosas con gusto y con estilo, sin armar pollos, sin ser una escopeta, pero que se van a hacer.
Habré escrito a gente que es amiga y a la que me gusta felicitar el cumpleaños de esta manera. Pero esta vez me da algo de vergüenza y si no es por el empujón no lo habría hecho. Marga Dordella es diferente. Es una compañera, aunque para muchos de los míos hace tiempo que dejara de serlo. O no de la misma manera. Y sin embargo, es por gente como ella por la que merece la pena eso de 'hay que hablar con todo el mundo, hay que aprender de todo el mundo, hay que saber estar con todo el mundo'. Ella lo hace. Ella sabe mucho y mola. Ella no lo sabe, pero desde el día del Hereje, yo soy fan de Marga Dordella. Igual es porque soy un hereje.
Foto: A.
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