Hay películas o historias, que juegan con nosotros, que nos conocen y que nos dan el palo. Que nos llevan por un camino y nos provocan una idea, nos hacen creer que lo sabemos todo y que nos anticipamos a lo que va a suceder. 'Esta historia es más simple que un zapato'. 'Esta peli ya la he visto'. Y así, te dejas arrastrar por todos los prejuicios, los juicios a priori, los convencionalismos, tú que eres tan liberal, quiero proponerte algo. Y te metes una hostia de dimensiones épicas.
Frantz es una de las últimas películas del director francés François Ozon. Es el director de 'En la casa', película que no he visto. En fin. Vamos a ver.
En Alemania. Resulta que la Primera Guerra ha acabado y una chica que se llama Anna ha perdido a su novio, ha muerto en el frente. Ella consola también a la familia del novio. El novio se llama Frantz. Ella no tiene ganas de nada. Estamos en un contexto en el que se mueven cosas. Los ultras resentidos alemanes quieren organizarse. Uno de ellos le pide la mano a Anna, que ahora está soltera, claro. Anna no tiene mucho interés.
Entonces aparece en el pueblo un muchacho con bigotín. Adrien. Es francés. Y dice que era amigo de Frantz cuando este estuvo viviendo en París.
Y a partir de ahí, a partir de ese encuentro, de lo que él va contando y de lo que va queriendo contar, de lo que tú te imaginas y de lo que te quieres imaginar, va construyéndose una primera parte de la historia en la que te dejas llevar por todos los tópicos y todas las tonterías que tienes en la cabeza. Por que el actor parece. Porque el contexto histórico. Un francés en Alemania, el alemán que ve que el francés está todo el día con la chica que él quería...
Somos todos muy así. Muy liberales, muy de ponernos muy molones con el tema de la lgtbifobia, con el tema del feminismo, con el tema que nos de la gana. Pero películas tan sencillas como esta, películas que no parecen contar nada especialmente complicado, nos sitúan ante las cosas como son. Somos unos cafres. Somos unos tontos. Y nos dejamos llevar por el primero que pasa. Por la primera idea.
No voy a contar mucho más de la historia. Solo diré que se trata de una adaptación de una película de Ernst Lubitsch, que a su vez adaptó una obra teatral. Claro, ahora quiere ver uno la peli de Lubitsch. Lubitsch siempre es bien.
Pues nada. Que es una película que merece mucho la pena, aunque seamos tan listos que creamos que no nos pueden engañar. Y nos engañan. Los artistas, los cineastas, todos y todas. Siempre.
Te gustará En la casa, basada en la obra de Juan Mayorga. Es muy buena.
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