Algo ocurre cuando algo pasa. Cuando los actores de una película, casi ocho años después de haber rodado la película, vuelven a verla y participan en un debate en torno a la misma y resulta que han visto una película que tú no has visto, algo pasa. Vidas pequeñas, una película española desconocida que pasaron ayer por la 2. Una película que tiene como protagonista a Ana Fernández, en el papel de una mujer que ahora es diseñadora, ahora es cocinera o algo y a la que no le va bien y por un casual, en un momento de locurón, conoce a un chico que hace de mimo en unos grandes almacenes. No hace falta ser Shackespeare para saber cómo va a ir todo. El tema está en que el chico vive en un poblado de roulottes a las afueras de Madrid.
Y allí viven una serie de personajes. Una esteticien que interpreta Alicia Borrachero, muy bien, una pareja de escritores a los que la vida no trata bien, un cantante ruso, una pareja compuesta por una sufrida dependienta en una charcutería de unos grandes almacenes y un jeta que va embrollando a propios y extraños, los honrados propietarios de un tiovivo...
Y de eso va la película. De las vidas de esta gente, de cómo algunos disimulan que viven allí, otros lo llevan con orgullo, cómo intentan sobrevivir, la solidaridad entre ellos, todo eso. Bien, la película no es ni buena ni mala. Si tienes la patata sensible pues mal, si estás hasta los mengues de ver cine social te puede parecer floja. Hay quien lo hace bien o muy bien y quien bueno, pues no tan bien.
El caso es que a medida que avanza la película la cosa no tiene visos de que tenga un final feliz, es más, van pasando cosas un poco duras que no dejan mucha luz. La diseñadora finalmente abandona el campamento para volver a una vida más convencional aunque podemos vislumbrar que va a seguir con la misma cabeza loca, por mucha escena de cara de buena que le hagan poner.
El momento de choque viene cuando los protagonistas, al cabo de ocho años, analizan la película y dicen: creo que la película al final deja un poso de esperanza y que ella ha aprendido a...
Así es. Todo lo que podía ir mal en ese poblado, va mal. Quien tenía que morir, muere, quien tenía que caer en el pozo, cae, quien tenía que perder el curro, lo hace. Pero como la prota se sube en el coche y vuelve a su vida de prestado, pues ya está. Y tan anchos.
Este es el nivel.
Ana Fernández sale en el debate con una cara que una vez fue de Ana Fernández, Francisco Boira dice unas tonterías gigantescas sobre Madrid y 'todo' lo que hay en Madrid y el protagonista masculino se mete en un jardín hablando sobre las supuestas motivaciones del personaje para no querer lío, que al final quiere lío. En fin.
Hablan de cómo la peli sufrió un parón en la producción.
Yo pensaba, a medida que iba viendo la película, que el libro estaría basado en algún relato de Belén Gopegui, por ejemplo. Pero luego es que se me han quitado las ganas de buscar. Ya saben, vidas de gente humilde. El escritor que no quiere escribir sobre su entorno porque son 'vidas pequeñas'. Y todo eso.
Que Asunción Balaguer, Angela Molina, Gutierrez Caba y Alicia Borrachero muy bien y el resto, oye, pues que vaya trufa. Además sin enterarse en qué película estaban. Terrible.
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