miércoles, 25 de marzo de 2020

Confinamiento #10

Hay una luz. Una luz allí al final de la calle. Al final, la que más brilla. En esa luz estriban nuestras esperanzas y nuestros anhelos. Hay una luz allí al fondo, una luz que brilla más fuerte que ninguna otra luz. Esa luz es la que nos anima a seguir con buena cara y con entusiasmo. Entusiasmo por la vida. Entusiasmo por todo.
No veas qué frío hacía para hacer la foto y para aplaudir. Cómo se ha podido levantar este frío tan negro. Este frío es ya lo que nos faltaba para el duro. Con este frío no apetece ni aplaudir ni salir a ver qué. Incluso ha vuelto a llover un rato. ¿Qué es lo que está pasando y qué es lo que nos espera?
Camiones militares van a entrar en Bergamo, ITalia, y nos asustamos o nos sorprendemos o nos imaginamos que son tanques soviéticos y nos hacemos la picha un lío. Cambio de paradigma, cosas que no hemos visto nunca. En realidad, la verdad, en verdad, me creo de que, todo lo que estamos viendo en realidad es la antesala de algo que se nos escapa. Ni cambio de paradigma, ni cuando salgamos lo vamos a hacer todo polvo. Todo va a ser más gris de lo que nos creemos, menos festivo y menos salvaje. Nos encontraremos con algo que nos va a dejar sin respuesta. Sí, amigos, hoy tengo el día de profeta. Hoy tengo la noche de la reflexión profunda.
Qué he hecho hoy. Me he levantado y he encendido el portátil. Y con el portátil encendido hasta ahora. Y qué he hecho. Es una pregunta inquietante. Hacer. Medimos todo por lo que hacemos y no por lo que pensamos que hacemos. Yo, por ejemplo, cuando estoy delante del ordenador, pienso que estoy haciendo cosas. Cosas que no tienen por qué ser productivas, pero las estoy haciendo. Pienso, veo, salto, entro, leo, releo, escucho, voy, vengo, doy una vuelta, tecleo durante un rato, se me va la inspiración, miro, salto, releo, escucho, veo, entro, salto y así hasta que son las dos de la tarde y hay que pensar ya en hacer de comer. Entre una cosa y otra me tomo una infusión de artemisa, otra de gengibre, me tomo mis 25 gotas de equinácea y mi vaso de leche con colacao.
Qué cosas he hecho.
No he podido salir a la calle a mirar con desconfianza a la gente. Un día más que no salimos a la calle. Un día más en el que iba a hacer muchas cosas y no las he hecho. Hacer pan por ejemplo. Me dicen que hay una secuencia lógica que dicta que primero se hace masa de pizza, se sigue por el pan y se termina por la pasta fresca. Hemos abierto la puerta a la masa de pizza. Lo del pan ya está en camino. Somos como tú.
Somos como todo el mundo.
Ya no me interesa la política. He llegado a la conclusión de que, estos días en los que estoy digamos profundizando en mi faceta de pensador, de reflexionador, de padentro, pierdo comba respecto a las inquietudes y conocimientos de mis iguales. Es decir, uno es más de la mirada a largo respecto a quien piensa que en lo cotidiano se mejora y se reforma. Yo ya no estoy ahí. Yo estoy ya más en otro punto.
No estoy pues en el mismo plano en el que estaba. Quizás en eso he crecido. En estos días, quizás en los últimos dos días, he visto cómo el mundo toma una perspectiva diferente y mi vinculación con el mundanal devenir de los tiempos se ha ido poco a poco desligando, soltando, huyendo. Es así. Soy otra persona que ha descubierto que el placer de estar vivo dista mucho del frenesí del combate político.
Ahora bien, sigo mirando el móvil y el facebook y la hostia frenéticamente.
Para cenar he hecho Lubina a la plancha. La he quemado.
Del cuello no estoy peor. Estoy mejor.
Esa luz del final, brilla con fuerza. Un día más.

Agradecimientos a Salva Tovar por la corrección ortográfica. Lo ve todo naranja.

2 comentarios:

  1. Pues debo ser rara yo, que he hecho ya varios panes pero ninguna masa de pizza.

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