lunes, 9 de marzo de 2020

¡Hablemos de feminismo!

Todo mal. Una manifestación a la que llegas tarde porque no estás respetando los códigos morales ni éticos mínimamente permisibles. Y además, lo va a saber todo el mundo. Pantallazo al contubernio. Una manifestación a la que llegas tarde y mal. Tarde por tarde y mal porque los cuerpos no están bien. Mi madre ha venido a la concentración de la mañana. Desunión o desorganización o organización desorganizada o yo que sé. Da igual. Al final, si lo miras desde fuera y sin preguntar demasiado, todo parece uno y si no te lo explican no entiendes la diferencia entre una cosa y otra y quién es la que grita y quién es la que anima. Quién es. No lo sabemos. La prensa local nos lo explicará todo convenientemente y de la manera más sabia. Una performance, un manifiesto, una manifestación. Las mujeres se organizan, se autoorganizan y los demás vamos a remolque. Tan a remolque que no recuerdo cuándo fue la última cosa que se organizó así con algo de ilusión y que no lo movieran mayoritariamente las mujeres. Tanto de mi organización como de cualquier movida. Da igual. Manifestaciones, charlas, reuniones, siempre a remolque porque tiran más. Porque tienen más ideas. O las ideas. Los demás torcemos el morro, ponemos pegas, no lo vemos claro, no lo vemos bien, no lo vemos serio. Serio. Y si lo organizamos o nos ponemos delante, no paramos de organizarlo y ponernos delante. Incluso para organizar una comida que rompe con el espíritu de la jornada, ellas lo tiran para delante. A la manifestación de Barcelona se llega tarde y mal. Pero se llega. Y aunque las perspectivas querían que por fin las manifestaciones bajaran 'porque ya estáis en el gobierno', la manifestación sigue siendo masiva. Incluso más. Porque nada cambia y todo continúa. Y los demás tenemos que aprender. Aprender a organizarnos o a que no nos organicen tanto. Aprender a hacerlo todo. En la manifestación una de las cosas más importantes que uno puede apreciar es que hay esperanza.
Esperanza porque hay gente joven.
Siempre digo esto en las movidas. Gente joven. Gente joven que no piense como los viejos. Eso es importante también. La juventud no asegura nada y puedes tener veintipocos años y pensar, moverte y trabajar como lo más antiguo. O antigua. Es igual.
No estamos hablando de eso. Estamos hablando del feminismo y estoy hablando yo del feminismo y ya hace rato que tendría que estar callado, o opinando de otra cosa, o yo que sé. Una cosa es una cosa y esa cosa será lo que la cosa quiera ser o le apetezca. Y así más o menos vamos avanzando. Nos encontramos por el camino con compañeras y con compañeras que hace mil años que no veíamos y que se aburrieron de ser compañeras y que, naturalmente, no tienen ninguna necesidad de volver a ser compañeras si ser compañeras significa volver a pasar por lo mismo. Y eso es también feminismo. Pasar del tema. Evitar espacios de mierda.
Unas chicas llevan delante nuestro pancartas hechas por ellas mismas, que son las mayoritarias y que se han impuesto respecto a lo que se ve en otras manifestaciones. Mensaje propio y sin uniformizar. En una cara lleva un mensaje en inglés. Es un mensaje que me llama la atención. Le voy a hacer una foto y cuando la pancarta se gira, '¡Cállate pavo!'. Toma castaña.
Le pido a la compañera si me deja hacer una foto. De la cara b.
Cállate pavo. Ahora me tocaría hacer algún tipo de refutación de esta afirmación, los hombres deberíamos, los hombres somos, los hombres tal y cual. Hacerme el guay.
No me voy a hacer el guay.
Visca la lluita feminista. Viva la lucha feminista.
Poca cosa más. Que cada día mejor, tú.
Menos cuando ves que otro zumbado le ha pegado un tiro a su pareja en Castellón y ves la cara del pavo y es todo como que yo que sé. Como que no sabes qué decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario