El último gol de Aritz Aduriz lo vimos por los pelos. Estuvimos buscando un sitio para ver el Athletic Club - Barça en Vilches. Todos los bares estaban cerrados, eran las fiestas, 16 de agosto, pero pensamos que siendo el Barça, raro iba a ser que no hubiera algún bar con el partido puesto. Finalmente casi nos perdemos la primera parte, pero llegamos a lo de Marchena y ahí sí, estaba el partido. Aritz Aduriz ya había anunciado que se retiraba al final de la temporada unos días antes y no salió de titular. El partido iba 0-0 y ya muy al final, un centro a semi voleón desde la banda.Y vemos como Artiz Aduriz, nuestro león, se levanta y se dispone a rematar de semichilena, o de tijereta como decíamos de pequeños, un centro que le llega al tuntún. Y la empala y la clava. Y marca. Y deliramos. Y mi padre, que había estado todo el partido medio a sus cosas, se levanta a celebrar el gol. Y le gritamos Athletic! Y flipamos muchísimo. No podíamos sospechar que ese iba a ser el último gol de Aritz Aduriz con el Athletic Club.
Cada vez que marcaba un gol Aduriz, mi padre con los puños levantados gritaba Aduriz, Aduriz, Aduriz. Y lo gritaba mucho porque marcaba y marcaba y marcaba.
Hoy, después de anunciar que se tiene que operar de la cadera y eso le impide reincorporarse y seguir, anuncia que se retira.
Aduriz comenzó en el Athletic Club hace un cerro de años. Cuando salió, a todos nos pareció un delantero borricote, animal, que no sabíamos si era de correr, de saltar, de pegar, de rematar o qué. Veníamos de algún delantero similar, como Uribarrena, que no cuajó, o se parecía a otro como Mario Bermejo, al que siempre vimos fuera. De tal manera que se terminó yendo a foguearse, como otros muchos, y terminó en el Burgos y en el Valladolid. Se salió.
Esos años comenzaba el periplo negro del Athletic Club, con aquel equipo que comenzaba a naufragar y que por poco nos cuesta la salud. Lo tuvimos que repescar. Urzaiz ya andaba de retirada y Llorente estaba muy tierno. Aduriz hizo lo que tenía que hacer, seguir marcando goles, pero a todos nos tenía enamorados lo que prometía Llorente. Cuando dijeron que lo vendían, al Mallorca, pensé que Llorente era la apuesta. Y la verdad es que sigo pensando que Llorente ha sido un grandioso delantero centro.
Pero hay cosas que van más allá de la calidad. Para los del Athletic Club, cuenta mucho ser del Athletic. Es decir, que el jugador sea igual o tan forofo del Athletic como nosotros. Y Llorente no sabremos nunca de qué equipo es. Aritz Aduriz, es del Athletic.
Aduriz siguió marcando goles. Primero en el Mallorca, con un traspaso que nunca me quedó claro si cobramos o no y luego en el Valencia. Siempre marcando goles. Y así, lo volvimos a fichar durante el último de Bielsa, ya que Llorente ya flirteaba con pirarse. Finalmente convivieron los dos en un año nefasto y al año siguiente ya con Llorente fugado, Aduriz se quedó como referencia en ataque.
El Aduriz que volvía había aprendido mucho. Sabía mucho. No solo era el rematador, bregoso, incordiante, de siempre. Es que además, pasaba la bola, daba asistencias, estaba en todo el frente de ataque. No regateaba ni nada de eso, pero se notaba que había ganado pausa.
Pausa, que no calma.
Aduriz siempre saltando y llevándose la hostia del defensa, o el defensa llevándose la hostia. Aduriz discutiendo con el central, empujando, encarándose, riéndose en su cara, reclamando al árbitro, tirado en el suelo, yendo a rematar con todo. Un jugador que contrastaba con la habitual nobleza de nuestros jugadores, nobleza tirando a candidez. El jugador que les pone las pilas a los demás y a los suyos. Él y Raúl García le daban al Athletic Club un aire de grupo salvaje crepuscular que a veces se da en los equipos de fútbol. Gente que ya viene de muchas guerras y a los que ya se da por acabados y zas. Al final te la clavan.
Este último año le veíamos jugar muy poco. Ya no estaba para muchos rollos. Lo veías que salía al final del partido, tuvo un penalti con el Mallorca pero lo tiró tan mal, tan mal, tan mal... que lo tiró fatal. Y ya no volvió a tener más que apariciones puntuales. Un balón al palo el día de la ida del Granada.
En la vuelta, al final del partido, feliz como una perdiz porque habíamos pasado. Y todos esperando la final contra la Real. Aritz Aduriz es del Athletic, y es de Donosti. Un partido que seguro que estaba esperando como el que más. Y mucho le ha tenido que doler para no esperar.
Se nos va un delantero centro de los que nos ganan. De los que sabemos que siempre está ahí. Que podrá tener mejor o peor día pero que está. Y un seguro para un equipo que basa buena parte de su esencia en 'tirarla arriba'. Centrar, rematar. Peinarla, seguirla, correr. Chocar, saltar, cabecear.
Queda por saber quién recoge el testigo. No será Williams que es otra cosa. Quizás Villalibre. Veremos.
Al menos, mi padre le vio marcar su último gol. Pena que no le verá ni él ni nosotros marcar el gol de la victoria contra la Real en la final de Copa. Grande Aduriz.
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