Ayer, después de concluir el Pleno telemático, me fui a dar una vuelta por el margen del río camino de Montcada i Reixach. Me hicieron caminar por el césped sin tener yo calzado para eso. No bajé al río, fui por la ruta del colesterol y antes de llegar al final del carrilito para las bicis dimos la vuelta. Luego volvimos por Can Zam. Precioso de gente y sus vallas. Y ya en casa, reflexioné.
Y esa reflexión me la guardo para mí. Porque no tiene nada que ver con el tema de esta crónica y simplemente tiene que ver con el propósito de la cena si iba a ser esto o lo otro.
La política colomense entra en una nueva dimensión, desconocida, en la que los grupos políticos han de trabajar por la unidad de acción, la responsabilidad y el bien común. PSC, Ciutadans, ECP y ERC guiados por un único propósito que es el de no entrar en batallas y colaborar ya que la situación de miles de personas en la ciudad era, es y va a ser espeluznante. Dicho esto, que es simplemente informativo y no tienen ningún toque de ironía ni nada de eso, está dicho todo. Y como está dicho todo, no hay mucho más que aportar a la crónica de un pleno que fue telemático como ya he dicho también y si voy repitiendo las cosas es porque todo está ya más o menos resumido y enunciado.
Quizás, añadir si acaso que el pleno constó de dos puntos y uno previo consistente en el nombramiento de un nuevo gerente para Gramepark y nos abstuvimos porque ni entramos ni salimos en las decisiones del Ajuntament. Ni entramos, ni salimos. Eso ya es antiguo.
Ahora lo que se lleva es entrar. Es, y eso no sé si admirarlo o desconfiar, sentirte con la autoridad de enmendar lo que está escrito y, aunque sea el más infausto de los textos, poderlo enmendar, enmendar, porque porque porque lo que está escrito no me gusta. Arréglalo y déjalo mejor así. Porque no nos vamos a hacer daño y si de verdad nos creemos que vamos a ser buenos demostrémoslo. Todo el mundo es bueno. Y se abre una puerta. Una puerta a que cualquier informe, documento, lo que sea, que se presente, se tenga la autoridad para decir, enmiéndese que esto no me gusta y póngalo usted a mi gusto, no fuera que lo critique como usted me lo critica a mí. Y entonces no hará falta la crítica, sino la osadía para decir que alto ahí caballeretes y enmienden ese documento que no nos gusta. Y qué puerta se abre. O a quién se le abre. Y porqué.
Y los dos únicos puntos fueron una Declaración Institucional en la que quedó claro que lo hemos pasado mal, que la cosa no pinta fácil y que va a hacer falta algo nuevo en cuanto a la política local para poder salir adelante. Sobre el papel es un propósito excelente. A qué nos vamos a dedicar cuando hagamos política. Si no somos gobierno, somos oposición. Si somos ahora todos gobierno y oposición parte del mismo barco, en qué consiste esa colaboración. Colaborar significa acaso ausencia de crítica. Me dejo las interrogaciones. Los signos de interrogación. Paso a los signos de exclamación.
Criticar, como ayer criticamos, que hay cosas que el Ajuntament no ha acabado de afinar, así como hay cosas y bastantes que la Generalitat ha demostrado una vez más que no tiene bien perfiladas, ¿puede hacerse? ¿O mejor arreglamos y limamos las asperezas y así parecerá que todo está bien y que no hay problema? Y si nos sentimos atacados, atacamos, aunque sabemos que no toca. Pero cuando hay una pulsión, esa pulsión nos arrastra.
Estamos acostumbrados en los plenos municipales a sentir que cuando esa pulsión existe, estalla. Y hemos tenido ejemplos sonoros y notorios y en el actual pleno municipal hemos añadido un activo más. Y es bienvenido ese activo porque estamos aprendiendo mucho.
Ha muerto gente. Ha muerto mucha gente. Y otra gente, mucha gente lo ha pasado muy mal en sus casas y en sus hospitales. Y todos hemos visto que esto iba en serio. Pero también es serio no tomarse lo serio y el dolor que produce como un corsé.
La Declaración Institucional se aprobó y se dio paso al informe de gestión de las medidas tomadas por el Consistorio y también, porqué no decirlo, por la Generalitat. Se ha hecho lo que se tenía que hacer. Interrogantes. Exclamación.
Era raro ver el pleno por la pantalla de casa y era raro ver las caras de la gente quieta, inanimada, algunos con unas condiciones de iluminación y puesta en escena bastante mejorables, otros con la sempiterna mano en la cara que si te pones la mano en la cara sales todo el rato con la mano en la cara y no hay dios que haga un pantallazo así para poder publicarlo luego en las redes. Libros de fondo, cuadros del Poum, invitados e invitadas especiales en plano, desapariciones, la pared monda y lironda, el clásico contraluz que te tapa todo, caras de aquí sin hablar ni decir nada ya verás tú qué rato estamos echando y así pasó el pleno.
Se dijeron cosas, se apuntaron temas. Pelillos a la mar, lo pasado pasado está y ahora será el tiempo en el que nos encontremos y yo el primero por la senda del diálogo y el trabajo en común.
Si digo tres veces seguidas en común, en común, en común, qué pasará.
Mejor no lo pruebo.
Y se va acercando la hora de cenar y nosotros qué dijimos, dijimos que aquí estamos pero que tenemos unas cuantas ideas de cómo podría ir la cosa. Que tampoco estamos pidiendo nada que tenga que ver con la revolución china pero que estamos por la labor. Vamos, que estamos ahí, pero que tenemos unos papeles que nos sirven de guía y que los querremos tener en cuenta. Un poco como todos.
Todas las intervenciones estuvieron muy bien y muy medidas. Todos dando bien a cámara y como si no fuera la primera vez.
Y al final, como al principio, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Me fui a dar una vuelta por el río y me crucé con gente que conozco. No saludé a algunos de ellos porque no me vieron, pero es que no llevaba chandal ni nada y estaba dando el cante. Lo bueno es que ellos tampoco lo llevaban.
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