De todas formas iba a publicarse así que hemos preferido adelantarnos y aquí tenéis uno de los casos recogidos por la profesora Margueritta Uiachello, profesora emérita en la Universidad de Bolonia, sobre el efecto de la mirada ovoide recogido en uno de los múltiples trabajos de investigación que se han ido llevando a cabo a lo largo del tiempo en diversas partes del mundo, coordinados por ella misma y por el profesor Dario Vedetto, ambos especialistas en la teoría de la Mirada Ovoide desarrollada por el profesor Almayr y que siempre estamos gustosos de divulgar en nuestro espacio.
'En una pequeña población de la provincia de Ciudad Real, en España, nos encontramos con el caso de una mujer llamada Virtudes Del Amor que habiendo nacido con un visión muy reducida jamás pudo visitar a ningún óptico ni oftalmólogo ni especialista en la materia y de esta manera quedó ciega con cinco años viviendo encerrada en una habitación durante buena parte de su vida sin más contacto con el género humano que salir a misa acompañada de su madre y cuando ella murió de su hermana Valentina. No se casó ni se le conocen relaciones con otras personas que no fueran familiares cercanos. Desde muy tierna edad tuvo que convivir con unas gafas oscuras.
A la edad de 68 años, ya viviendo únicamente con su hermana Valentina, encontramos el caso de Virtudes después de haber parado a comer en un restaurante al pie de la autovía que nos iba a llevar a Sevilla a conocer otro caso que referiremos después. Alguien escuchó nuestra conversación y nos llevó a encontrarnos con Virtudes a su casa. Era la hora de lo que allí se llama la siesta y aquel pueblo parecía abandonado por la vida. Llamamos a la puerta y nos salió a recibir Valentina. Le explicamos quiénes éramos y nos permitió entrar. Avanzamos por una sala casi a oscuras para llegar a una habitación amplia en la que una televisión emitía una película del Oeste. Allí estaba Virtudes situada frente a la televisión, con sus gafas oscuras, vestida con una bata sin mangas y dándose aire con un abanico.
El motivo por el que habíamos ido a su casa había sido referido por un lugareño: la señora Virtudes hace cosas con los ojos. Así que le pedimos a Valentina que nos contara qué es lo que pasaba con su hermana y si era cierto que junto a la ceguera presentaba alguna otra anomalía. Nos contestó la propia Virtudes. 'Estoy hueca'. Mi compañero Vedetto avanzó pidiendo permiso hacia donde estaba Virtudes y nuevamente pidió permiso para ponerle la mano en la cabeza un instante. Efectivamente, ahí dentro no había nada. La mirada ovoide del profesor Almayr en este caso se había proyectado hacia dentro de la propia Virtudes, resituando sus órganos de tal manera que tuviera espacio para poder funcionar y convivir con la fuerza de... 'Estoy hueca. Pero estoy'.
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