jueves, 9 de junio de 2022
Dejar de ser súbditos. El fin de la restauración borbónica - Gerardo Pisarello
El libro del compañero Gerardo Pisarello tiene un objetivo claro. Demostrar que la monarquía no es un sistema de gobierno, uno de los sistemas de gobierno posibles, sino que es una manera de explotar los recursos de un país, de un Estado, en favor de una familia y de quienes le rodean. La monarquía, la monarquía española, sirve únicamente para eso. No ha sido nunca una herramienta que haya contribuido absolutamente a nada en este país si no ha sido en beneficio de sus propias arcas. Nada más. Ni vivimos en una monarquía constitucional, ni vivimos en una quasi República, ni vivimos en un modelo monárquico semejante a los países nórdicos, ni tan siquiera a la monarquía británica. Vivimos en un sistema fundamentado en que el monarca borbónico y quienes le rodean no sienten que las normas vayan con ellos e incluso se justifican esas impunidades o inviolabilidades inventando o creando ficciones por las cuales su 'porencimidad' de las cosas tiene fundamento en que han salvado la democracia o lo que surja cuando ha sido menester. El libro de Gerardo Pisarello hace un esfuerzo por sintetizar los modelos de relación con la monarquía en países de nuestro entorno, modelos de relación con sus monarcas, como son Francia y Reino Unido. Y cómo, bajo la presión popular o de los intereses económicos de quien los tiene y grandes, esa monarquía o bien ha tenido que desaparecer o amoldarse a un papel determinado y muy determinado. Esos ejemplos contrastan después con el ejemplo de una monarquía española que se concibe de una manera, se siente de una manera y es el resto del país el que ha de adaptarse a las apetencias y percepciones que tiene esa familia real si quiere prosperar, medrar, al final enriquecerse como ellos. El libro hace un repaso histórico por los diferentes tramos de lucha entre quienes quieren que la monarquía o bien desaparezca o que, al menos, se avenga a tener otro papel y una monarquía que tiene a su servicio a una maquinaria que justifica que el robo sea santo. Porque la monarquía, al final, no es un sistema, es un robo. Y los intentos, dignos, currados, trabajados, pensados, elaborados, apoyados popularmente, refrendados popularmente, sostenidos popularmente, han sido sistemáticamente aplastados, reprimidos, asesinados, mutilados, estigmatizados. Si la historia nos parece lejana y nos resulta ya gastada, Pisarello nos da la mano por un paseo por el presente en el que la monarquía no ha cambiado un ápice su percepción de sí misma, de su legitimidad para seguir medrando a nuestra costa, y de cómo son la cúspide de un sistema de valores que hace de este país un modelo de depredación santificado por los bardos y la oficialidad que presenta lo que es como lo único posible. Y no es verdad. Y que es cierto que puede y debe haber otras alternativas para dejar de ser súbditos de una familia que considera esto una granja de explotación. Y que debe ser cierto y posible crear una alternativa popular y republicana que sea capaz de encontrar la palanca por la cual eso que ha pasado ya otras veces, que la monarquía borbónica que parece inamovible y la única manera por la que los españoles de bien estemos en concordia, desaparezca como ya ha pasado antes y volverá a pasar. Seguro.
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