Existen muchas referencias acerca de uno de los personajes más fascinantes de la historia de la humanidad. Uno de aquellos elementos de la Historia que marcan un antes y un después para el devenir de su pueblo o de sus pueblos. Pero quizás te interese saber que muchas de las cosas que se dicen de Solimán el Magnífico no son del todo ciertas. De hecho es que no son ciertas.
Así pues, quizás debería saber que Solimán el Magnífico no fue el autor de la Bohemian Rhapsody de los Queen. Quizás el barroquismo de la composición y la utilización de ciertos giros en la forma de cantar de Freddy Mercury te han llamado a engaño, pero no es así. Quítatelo de la cabeza. Tampoco fue Solimán el Magnífico el que te regaló aquel libro sobre la represión en las cárceles franquistas que tantas veces has comentado como uno de los libros que te cambió la vida. Pues no fue él quien te lo regaló. Tampoco ha sido Solimán el Magnífico el encargado de decorar la sala de actos para el evento de entrega de premios. Cierto aire recargado te ha podido llevar a esta conclusión, pero no es así. Solimán el Magnífico, y quizás entramos ahora en un asunto algo peliagudo, no tuvo nada que ver en que aquel chico se hiciera el encontradizo aquella vez y te hablase y te comentase aquella noticia que tenía que ver con Turquía y con el viaje aquel a Turquía que hiciste y que recordabas con cariño y cierto aire melancólico porque de ahí podría haber salido algo muy bonito y nunca en la vida sabrás qué pudo haber pasado. Solimán el Magnífico no fue el que provocó todo aquello. Solimán el Magnífico, no pudo, porque es imposible que tuviera tiempo para ello, no pudo como digo, decirte que no ha habido ni habrá una persona así como eres tú. Porque eso lo dije yo. Eso, que pudo haberlo dicho Solimán el Magnífico porque es muy de su estilo y cuadra mucho con su forma de expresar ideas y contenidos, en realidad lo dije yo. Es la única cosa que puedo asegurar que la dije yo. Y aunque te parezca que Solimán el Magnífico fuera el autor de aquellas esculturas que aparecieron en la puerta de tu casa, con motivos alegóricos a la conquista de Constantinopla y al origen de la casa osmanlí, tampoco tuvo nada que ver. Las cosas muchas veces no son lo que parecen, no son tan evidentes, no son tan así, tan claras. Solimán el Magnífico, a quien muchos consideran una suerte de César del mundo oriental, no fue sin embargo quien pasaba las noches soñando con que te quedabas con la lengua pegada en la lengua de otro. Eso no lo pudo hacer Solimán el Magnífico porque tenía un sueño profundo debido a los grandísimos asuntos que trataba y lo cansadísimo que llegaba al palacio. Palacio de Topkapi. Solimán el Magnífico no ha soñado con usted ni una sola vez. Solimán el Magnífico no se ha tomado una cerveza en el Termes pensando que el abismo insondable que separa las vidas de las personas a las que separan abismos insondables, es tan insondable que no te entra la cerveza. A Solimán el Magnífico, pese a su excelsa sensibilidad, como buen creyente, no probaba la cerveza. O quizás sí. Pero al Termes no iba porque le quedaba lejos aunque está bien comunicada. Solimán el Magnífico no ha pensado jamás lo que estoy pensando yo ahora, por ejemplo.
Y todo esto no quita para que Solimán el Magnífico no sea el más grande y todo eso. Pero al César lo que es del César.
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