martes, 20 de octubre de 2020

Antidisturbios - Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen (y 2)


Terminada la serie Antidusturbios uno entiende que los sindicatos policiales estén contrariados. Naturalmente. Porque la serie Antidisturbios bajo ese nombre tan atrayente y al mismo tiempo espeluznante, de lo que va realmente no es de los antidisturbios. Que los protagonistas sean los antidisturbios, los miembros de ese cuerpo, los que viajan en esas furgonas, no quita para que el quiz de la cuestión, para que el tema del que se está hablando realmente es otro. Y que los sindicatos policiales vean reflejada en una serie de ficción el papel de mera carne de cañón que tienen ellos mismos, no ya las personas que son desahuciadas o los inmigrantes de los que nadie se acuerda, ellos mismos, los propios policías no dejan de ser carne de cañón de manera voluntaria en un juego que ni les tiene en cuenta ni sacan ningún beneficio más que estar del lado del que gana. Y el que pega.

La serie es fenomenal. Sin duda, es una serie que se coloca entre lo mejorcito que uno va a ver en este año en el que todo es tan así. Una serie bien hecha, en la que se entiende todo, en la que no hay resquicios, bien filmada, bien grabada, con interpretaciones de nivel, y con una trama en la que te atrapa la trama personal y la trama colectiva que tiene que ver con lo que somos como país. 

Que la polémica de esta serie tenga que ver con la imagen que se da de la policía y no tenga que ver con la mierda que se retrata, dice mucho de este país. Que los que hayan puesto el grito en el cielo sean los sindicatos policiales y no la que solemos llamar sociedad civil viendo la mugre que se destapa, dice mucho de quién está llevando la voz cantante en todo esto.

La serie qué cuenta. Pues ya lo apunté en otra entrada, pero vamos, una vez vista la serie cuenta... pero si ya lo he dicho. Cuenta que somos nada en manos de los poderes económicos, que son mucho más chuscos de lo que nos podemos imaginar, pero que son tremendamente efectivos a la hora de conseguir lo que quieren y tienen todas las herramientas para hacerlo. El personaje de Revilla, al que todos podemos identificar fácilmente con un ex comisario que está metido en todos los jardines de la política actual, nos enseña que el pulpo tiene muchos tentáculos y que nosotros nos reímos pero él no. Aunque para personaje, el de Urquijo, la policía de asuntos internos a la que vemos como va creciendo ante nuestros ojos para convertirse casi en la reina de la serie. Y sin el casi.

Y así seguimos y así sigue la serie apuntando cosas, como esa escena final en la que los antidisturbios siguen haciendo su labor después de haber sido utilizados en una trama, para ser utilizados después en una trama semejante de la que casualmente hemos cumplido hace muy pocos días tres años. 

Más productos así, por favor. 'Los huesos duelen al crecer', frase para enmarcar. 

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