viernes, 2 de octubre de 2020

Nos vamos quedando solos


Este es el mensaje que me envió mi prima Juani. Acababa de fallecer mi tito Fernando, este lunes. Nos vamos quedando solos. No sé si tengo muchas ganas de escribir. Tampoco sé de qué escribir. Temas de siempre. El paso del tiempo. Nos vamos quedando solos. Este asunto no lo había tratado nunca. Me acuerdo de las personas que no están, procuro acordarme y recordarlas nunca desde la pena, sino desde otro sitio que no sé cual es. Camino por la acera del camino Real del pueblo y el dibujo de las racholas me hace daño en los pies. Sigue haciendo calor y en el cementerio con la manga larga no se está ni medio bien. El tito Fernando sentado en el poyete al lado de la churrería de la Isa, pasabas caminando a comprar el periódico y te saludaba. Antonio. Qué dices. Ea. Yendo a casa de la tita Petra. Conversaciones breves. 

Quién pone todas esas cosas ahí arriba. Quién maneja la barca. Mis primas. Mi prima Juli y mi prima Juani. Cada una diferente y con las dos no te acabas el rato que estamos juntos. Nos vamos quedando solos. Vamos repasando todos los que se nos quedan en el cementerio. Vamos parándonos en cada uno de ellos. La abuela Pepa, la bisabuela Pepa la Montora, enterrada en tierra, blanqueada, siempre nos acordamos de lo mucho que mi padre quería a su abuela Pepa. Paco el chispico.

Nos vamos quedando solos. El tiempo cambia. El otoño es la mierda más grande de todas las estaciones. El mes de octubre no tiene ninguna puta gracia. Cambia el tiempo, hace frío, no he dormido bien ninguna noche. Extrañaba la cama y me daba la sensación de que me resbalaba dentro de ella. La casa se va volviendo fría. El otoño es la puta estación más triste. En otoño, paradójicamente, empiezan las cosas. En otoño tienes que planificar el futuro, tienes que empezar, tienes que asumir que no empiezas nada, otra vez. El otoño es la estación más triste porque encima te das cuenta de que por mucho que empieces no llegas a ningún sitio.

El tito Fernando, la tita Petra, mi padre, mi madre. Los titos, la familia, el pueblo, el viaje en coche, la estación de la Renfe, caminar por el pueblo y que la gente te mire porque es septiembre, casi octubre y tú no tendrías que estar ahí. Los titos, las primas, el timbre de la casa sonando, fresquito por las noches, pasan pocos trenes. Un chavalito viene a la Renfe y me pregunta si ha pasado un tren, le digo que no, me pregunta que cuándo pasa, le digo que a las diez después de mirar los horarios. Mira el reloj, son las ocho. Me dice que está a punto de pasar entonces. Le digo que no. 

No estamos solos. Nos tenemos los unos a los otros, el contacto se hace... el puto otoño. 

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