lunes, 7 de diciembre de 2020

El hijo del chófer - Jordi Amat


Catalunya es un lugar muy bonito porque yo he nacido aquí. Y aquí solemos pensar que no nos pasa lo que pasa en otros sitios, porque nuestro gen, nuestra posición cercana a Europa, el consenso, la capacidad de pacto, el oasis, todo eso que nos han dicho durante décadas y que se sublima con el paso del tiempo desde las posiciones que nos hacen creer que somos diferentes y por tanto mejores a otros, sobre todo a esos otros y sobre todo mejores a esos otros del interior que ponen en duda que nosotros somos diferentes. No somos mejores, no somos diferentes. 

Este libro de Jordi Amat da para una serie. Si con Antidisturbios mucha gente ha abierto los ojos a una realidad gracias a una buena historia, qué no se puede hacer con la historia de Alfons Quintà. Este libro de Jordi Amat da para muchas cosas más. Reducirlo todo a la serie de televisión es lo primero que te viene a la cabeza porque hemos convertido las series en la manera de dar a conocer de manera popular una forma de ver el mundo que en los libros no llega a todo el mundo. Pero este libro, que se lee como dice la faja de la portada como un thriller, nos desvela qué somos como país. En manos de quién está la política y en manos de quién están los medios de comunicación. Que, como ya se imaginarán, son los mismos. 

Otra vez el periodismo. Entras en la facultad creyendo que serás y no serás. Serás lo que te digan que seas, escribirás de lo que te digan que escribas. Si tienes talento y tienes ganas, sobre todo ganas, quizás escribirás en algún medio que te deje escribir algo que sientas propio. Puedes currártelo más y dejarte la vida intentando que la gente sepa 'las verdadades' que se ocultan tras los discursos oficiales. Puedes estar fino de la cabeza, puedes estar tarado desde el principio. El periodismo acoge a todo el mundo. El periodismo lo único que necesita es gente que quiera que la escuchen. 

La historia de Alfons Quintà es la historia de alguien que llega porque está ahí. Porque pertenece a un mundo de apellidos que se van repitiendo a lo largo del tiempo, unas veces están en tu bando, otras veces están con el enemigo, casi siempre son el equipo contrario. Llega al periodismo y llega a la política. Pero llega tarado y llega con odios cerriles y con una idea de lo que es la gente y sí mismo que le convierten en un personaje abyecto. Malo. Mala gente. Pese a que es capaz de, en la cumbre de su carrera, poner los cimientos para lo que podría haber sido el fin de Pujol y el pujolismo antes incluso de que se supiera lo que era el pujolismo, finalmente su cabeza chunga, su odio, le hace pasarse al enemigo y colabora con la puesta en marcha de una maquinaria de pensamiento que no solo salva a Pujol y al pujolismo, con el caso Banca Catalana siempre de fondo, sino que servirá de línea argumental para todo lo que pasa en Catalunya durante 40 años. 

Nombres que se repiten, tramas que no conocemos, cenas con gente, comidas, paseos en barco, influencias, amistades, familias y chantajes. Una historia de un personaje que termina mal y que podría haber terminado de otra manera. Hay un momento en su vida, casi al final, en el que Jordi Amat nos cuenta como su postura contra el procés le hace ser escuchado por gente que va de los nuestros a los ultras, pasando por la Cup o el que le quiera poner oído. Como los mitos a los que les disculpamos lo feo porque de alguna manera tangencial nos dan la razón en algo, la figura de Quintà podría haber sido incluso recuperada para alguna causa si no llega a ser porque no era buena gente y el tren descarrilaba demasiado.

La prensa en Catalunya, cómo llegamos a lo que llegamos, cómo los políticos de la oposición se quedaron mudos, cómo se tapó la corrupción, cómo nadie hizo nada, cómo se dejó pasar, cómo los amigos se convierten en enemigos y vuelven a convertirse en amigos y viceversa y cómo esas caras que vemos por la tele contándonos las cosas que pasan no nos cuentan nada, que tenemos que averiguarlo nosotros. 

Este libro da para hablar y para escribir durante horas. Es un gran libro, es una gran historia. Es una grandísima manera de conocer la historia de nuestro país, de cómo se forja un liderazgo, de la clase de personas que vivimos en este país, de cómo nos creemos una cosa y somos otra, de lo importante que es saber quién te cuenta qué, de conocer y de reconocer que nada es inocente, que todo tiene un porqué. 

Pero también de otra cosa. Mauro Entrialgo tiene un personaje legendario, referente, el mágico Herminio Bolaextra al que presentaba siempre en la primera viñeta como un hijoputa, cerdo, cínico, asqueroso, y además periodista. Yo soy periodista, al menos con el título. Pero prefiero ser buena gente. 

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