jueves, 6 de julio de 2023
James Joyce - Dublineses
Al contrario que casi todo el mundo, a mí no me apetece sobremanera ir a Dublin. Es decir, que Dublin me parece un sitio fenomenal y seguro que me lo acabaría pasando bien, pero cuando me preguntan por sitios a los que viajar, Dublin no está el primero. Ni el segundo. Puede que tampoco esté el tercero. Pero Dublin e Irlanda en general tienen algo, un atractivo romántico, un halo de autenticidad, un nosequé diferente que hace que todo lo relacionado con ello, con Eire, con su historia más o menos desconocida y mítica, nos parezca simpático. Ah, Irlanda, simpatizo. Lo que no nos podemos imaginar es que, a lo mejor, los propios irlandeses están hartos de todo eso. Hartos de Irlanda. Hartos de Dublin. Y esto es lo que, un poco, a mi modo de ver, es lo que deja ver este libro, esta obra maestra del relato, que es Dublineses, de James Joyce, que ya en 1914 (y antes) parecía estar un poco hasta el gorro de todo. O al menos no lo pintaba de una manera en la que buenos y malos se enfrentaran y... no, no esperen eso. Son relatos que, desde la infancia hasta la madurez, nos van contando historias personales, a veces con tintes políticos, casi siempre no, que nos van diciendo cosas ya no solo sobre los irlandeses o sobre los dublineses en particular, sino sobre las mierdas que las personas llevamos encima y cómo esas mierdas nos van conduciendo por caminos insospechados. Relatos oscuros, algunos parece que no te estén contando nada, otros guardan la sorpresa para el final como el último 'Los Muertos', que llevó al cine John Husto y que no he visto y que ahora me muero de ganas de ver. Un libro de relatos sobre la vida, sobre los miedos, sobre las frustraciones, sobre las imposiciones, sobre los carriles establecidos, sobre la envidia, la codicia y la miseria, sobre el amor, sobre muchas clases de amor y relación, como es el caso de uno de los que más me ha impactado 'Un triste caso'. Quizás no sea la crítica más extensa que vaya a hacer, quizás no haya mucho más que decir o para qué tendría que decir más. He leído este libro por iniciativa propia, por explicar, ya que nunca he leído nada de este autor y pensé, porqué no empezar por aquí y a ver qué tal resultaría animarse con otras cosas luego... quizás el Ulysses el año que viene si estoy en condiciones, ya veremos. Lo mejor que puede decirse de este libro, al menos para mí, como casi de cualquier libro, es que no solo disfrutas leyéndolo sino que también lo haces imaginando que tienes dedos, y manos, y una cabeza para intentarlo.
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