Ya no espero más. Si tengo que esperar a que hagamos el experimento de la crónica a cuatro manos, puede que se nos adelante alguien y ese alguien quede como Dios con el Salva Redón y se haga súper amigo suyo y nos de luego una rabia que nos muramos. Lo suyo era haber hecho una crítica del libro a cuatro manos, un algo novedoso y vanguardista, la experiencia común de dos lectores colomenses que comparten sus impresiones sobre un libro ambientado en Santa Coloma. Podía haber sido algo muy bonito, pero no va a ser. Voy ya, que luego será peor.
Durante la presentación de su novela, Salva Redón y las personas que apoyaron su presentación, editores y autores, señalaron que, el género de la novela negra tiene el interés de hacer un retrato, a través de una trama criminal, de la sociedad de su tiempo. Y asi es. Pero... qué género no nos sirve un poco para eso. Bonita reflexión para empezar.
A ver. La Muerte de Naim nos cuenta las vicisitudes de un colomense, Marc Vidal, que tras una noche de fiesta solitaria por el Port Olímpic, regresa al barrio y se ve inmerso en un incidente que desemboca en la muerte de un conocido del barrio mismamente. En esos momentos, Marc está ahí ahí con su pareja, no sabe si sí o si no, y además como veremos después tiene un lío con una vecina suya. El asunto de la investigación le servirá para distraerse en un principio y para deshacer un entuerto en el que él cree que se mezcla el racismo con oscuros intereses. Para este menester recibe la ayuda de un amigo suyo, con el que irá visitando a diversos personajes de estratos sociales diversos y ocupaciones varias, amén de verse envuelto en algunos incidentes que están a punto de costarle la vida.
La gran novela de Santa Coloma. Salva Redón contó en la presentación de La muerte de Naim que esta novela llevaba escrita ya hace bastante tiempo, pero que hasta hace relativamente poco no se decidió a pulirla y presentarla. La gran novela de Santa Coloma está por escribirse. Salva Redón intenta con este libro acercarse a una manera de contar las cosas que a veces nos recuerda a las investigaciones tronadas de Eduardo Mendoza y su trilogía protagonizada por el... no recuerdo el nombre del protagonista. ¿Sale el nombre del protagonista? No lo recuerdo. También tiene el libro cosas de un González Ledesma, algo de un Carvalho sin hambre, y hasta así a lo lejos también con cosas del Casavella más Watusi. Pero esto son cosas que me pasan a mí, que son libros que he leído y son las referencias que me suenan al leer este libro. No he leído a Andreu Martín o Juan Madrid, por ejemplo. Algo más a Lorenzo Silva. Bueno, bastante más. ¿Dónde quiero llegar con esto?
La novela de Salva Redón, presentada como un nuevo intento de alcanzar esa novela colomense, esa gran novela de Santa Coloma que nos haga sentirnos tan y tan orgullosos de nosotros mismos una vez más, realmente no parece presentar en un principio más interés que el de embarcarnos en una intriga a la que nos tenemos que sentir ligados por el consabido abertzalismo militante. Y sin embargo, a medida que va avanzando la trama y va uno con ganas de decirle a Salva Redón 'pues no es para tanto Salva', porque el escritor con ínfulas es así y no desperdicia la oportunidad de clavar el puñal donde duele... por dónde iba, digo que la trama va enganchándole a uno más allá del costumbrismo habitual. Más allá de saber quién es quién en la Santa Coloma real. Más allá de identificar lugares, rincones, barrios, todo eso queda en un segundo plano para meternos en una intriga y en un momento clave en la vida de una persona que resulta divertida, interesante. Vamos, que uno dice, mira, voy a seguir leyendo un ratito más a ver dónde llego que esto se está poniendo bien. Eso es.
Más allá de una nueva vindicación de Santa Coloma, pasamos por un momento clave de la vida de una persona, Marc Vidal, que ha de decidir qué quiere ser. Si quiere seguir con su pareja, si se lanza al ruedo con una incipiente relación clandestina, si no va a ser nada de eso. Un cruce de caminos donde la investigación le servirá para aclarar o que le aclaren los conceptos.
¿Quién mató a Naim? Cuando lo averiguamos, nos da la sensación de que nos da un poco lo mismo, que las miserias humanas ya están expuestas (las del protagonista sobre todo), y que nos quedamos con eso.
La novela negra. La gran novela de Santa Coloma. A mí me gusta mucho Simenon. Sus novelas de intriga nos indican que en ocasiones no merece la pena saber quién es el ladrón, el asesino, el malo maloso. Que somos todos un poco culpables de lo que pasa y que, en un momento, podemos intentar redimirnos intentando saber la verdad, aunque para alcanzar esa redención nos tengamos que jugar la vida, la física y la otra.
Esta crítica no está completa. Faltan muchas cosas, cosas que iban a ser dichas a cuatro manos, apuntes, comentarios, observaciones, gracias varias. También faltan otras cosas, bastantes por criticar, que el crítico no va a decir y que espera comentar con el propio autor en algún lugar. Sí, así es. El crítico no es objetivo. Pero lo he intentado.
La gran novela de Santa Coloma (no sé si en Sant Adrià o en Sant Andreu de la Barca estarán esperando a su gran novela) todavía está por escribirse. Y será por algo.
PD. Leches. lo de Eduardo Mendoza... son cinco libros con el protagonista sin nombre... horror.
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