El pasado lunes, la 2 de Televisión Española emitió Mariona Rebull, película del año 1947 protagonizada por actores que hoy nos son prácticamente desconocidos y dirigida por el ínclito José Luis Sáenz de Heredia, del que ya han compartido Raza y alguna otra más. Digo que salen actores prácticamente desconocidos para el público actual, menos una actriz, nada menos que una jovencísima Sara Montiel, Sarita Montiel entonces, que tenía un papel fundamental ya en la película aunque no fuera el de la protagonista Mariona Rebull.
Mariona Rebull es una novela que, pese a que pueda parecer decimonónica, está escrita solo cuatro años antes de ser realizada su adaptación al celuloide. Su autor Ignacio Agustí (que de joven fue de la Lliga Regionalista y luego... ya no, qué cosas ¿verdad?), la incluye en una serie de novelas titulada La ceniza fue árbol, sobre la burguesía catalana. Como digo, si se ve la película, que no he leído el libro, parece que hablemos de una obra del XIX. Un novelón. Se hizo una adaptación posterior, a finales de los setenta, que ha sido emitida harto veces en diversos canales.
Bien. Comencemos a ver de qué va todo esto. Una película que si te la cogen en otro país, un país que no tenga ganas de joder la vida a sus conciudadanos, acabaría de otra manera, una manera bien distinta, pero no. Aquí, en este país, se llame este país como se quiera, hemos venido a hacernos daño. A no ser felices. A que no lo sea nadie.
El protagonista, el joven Rius, está amargado. Tiene cara de cabreo, de agobio, de sieso. Su padre camina con él hacia la fábrica que regentan. El padre le habla y él escucha, pero no está allí. El padre, que parece una persona más o menos normal, le pregunta que qué le pasa. El hijo dice que nada. Pero le pasa. El padre lo sabe. Y se lo dice. Al parecer, el joven Rius estuvo saliendo con una chica, Mariona Rebull, pero no cuajó la cosa. Y él está ahí con el resquemor. No remonta. Él dice que no, que la fábrica, el negocio, trabajar... Un día, aparece en escena un amigo de la infancia, un calavera, no recuerdo cómo se llama, que le dice que bueno, que por si no lo sabía, desde que rompió con Mariona Rebull, él ha estado saliendo con ella pero que ya pasa de ella y que si está enamorado pues que haga por estar ahí y así él se puede quitar de enmedio. El joven Rius pone cara de súper aburrido de la vida y le dice que no, que él ya no está enamorado... pero es una trola, va a ver a la joven Mariona y después de una agradable comida familiar, le pide matrimonio. Ella acepta.
A todo esto, como no vi empezar la película, supongo que durante los primeros minutos todo consiste en que un maduro Rius le cuenta toda la historia a una chica que ha conocido, una joven artista que es la Sara Montiel, y le va soltando una chapa con esa misma cara de bleda, de aburrido, de triste de la vida, y la otra va progresivamente llorando y diciendo, pobrecito, pobrecito. Un penas.
Así, el Rius le va contando la historia de su vida a la joven Sarita. Cómo se casa, cómo tiene un hijo con Mariona... pero lo que él cree que es felicidad, es una trola. Él trabaja, la fábrica, etc., y ella se aburre como un chinche. Fenómeno. Así que ella se harta y le dice que solo se ha casado con ella por estar casado, que no la quiere, que ella tampoco está muy allá, que vaya trufa de vida. Él no lo entiende. Si tiene de todo, si... pfff. en fin. Que aparece en escena otra vez el calavera y ella está todavía por el calavera y que sí, que no, que se pelean el Rius y el calavera... bueno.
Van al Liceo. Empiezan los líos con los anarquistas, con los huelguistas, un empresario le dice a Rius que hay que tener cuidado con los huelguistas y Rius dice que no tiene tiempo, que la fábrica. Un auténtico plomo de tío. La Mariona le dice que va un momento a un sitio. Tiran la mítica Bomba del Liceo... el Rius va a buscar a su mujer y se la encuentra muerta en el palco con el calavera. Un desastre.
Ahí dices... bueno, te queda más de media hora de película y te has cargado a la protagonista. Le pones el nombre a la novela, a la película y en realidad el protagonista es el empresario, el Rius, ella es como, bueno, está allí, y él pues procura olvidarla... adivinen cómo. Trabajando. Con esa cara.
Problemas en la fábrica, ahora entra el hijo de un empleado, ahora otro muere, ahora el otro se subleva. Sorprende que, siendo la película del 47 haya personajes que se llamen 'Ernest', por ejemplo. Hay Pamies, hay Rius... En fin. Los problemas y los contratiempos de un esforzado empresario catalán que lucha contra los huelguistas, que pretende seguir el ejemplo de su padre... su padre, hay una escena muy buena. Un empleado tiene un problema, el parto ha dejado a su mujer muy débil, el patrón se interesa por el tema, habla con el trabajador, le dice que cuente con unos duros de más si hay algún problema. Tan requetebien, gracias patrón.
Un empleado, ya con el joven Rius que no es tan joven, que siempre estaba haciendo de Pepito Grillo se subleva, como digo. Rius y el hijo de un empleado antiguo, lo enfrentan. Ese señor mayor, muere. Ya antes le había rondado la idea de quizás, dejarlo todo y... pero no puede. La fábrica. Cuando sucede esto del señor mayor que se subleva, su hijo, el hijo que tuvo con Mariona Rebull, vuelve de Londres. Resulta que el hijo quiere dedicarse a pintar. Y una mierda, piensa el padre, que le da una ostia y le dice que mañana empiezas a currar de obrero. Se ha hecho un amigo en Londres, un joven lechuguino interpretado por Adolfo Marsillach. Ya son dos jóvenes promesas. El amigo dice que su hijo es un figura pintando. Y una mierda. La fábrica. Qué disgusto. Qué disgusto.
Retoma el contacto con la joven artista, está actuando en Barcelona. Problemas en la fábrica, el hijo bohemio... lo dejo todo y me voy con la artista de viaje. Le propone a Sara Montiel que se vayan juntos, que huyan. En una peli americana, inglesa, francesa... Sara y él se hubieran ido de viaje y a olvidar una vida llena de...
El Rius vuelve a casa a hacer la maleta y se encuentra con que su hijo ha recapacitado y quiere trabajar en la fábrica. Qué alegría le da al padre. Tanta alegría que pasa de Sara Montiel (¿?) y la escena final es la de él acompañando al hijo a la fábrica como su padre lo hacía con él mientras una bonita tonada de aire catalán suena a todo trapo. Catalanes trabajadores y abnegados. Buen día Señor Rius, buen día señor Roig.
Dan ganas de pedir explicaciones. Tanto al escritor, como al director, como a la cadena por emitir semejante chunguez de película, que parece patrocinada por la CEOE. El trabajo, la fábrica, vivir para producir, para trabajar, la fábrica, los números... de verdad, qué truñez.
Emiten películas de muchas épocas, directores, ideologías, pero cuando emiten alguna de aquellos años... uff, la carga ideológica es fortísima, ese tufillo, esa justificación del régimen como recuperador de una paz que se perdió... Y ese mensaje llega hasta hoy día.
Catalanes abnegados, trabajadores, el amor... bueno, el amor es muy bonito, sí, pero como en el chiste... ¿quién hay en la tienda?
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