martes, 12 de marzo de 2019

Karpov

No sé, pero me veo como encogido. Como si me hubiera empequeñecido. Como si hubiera menguado. Pequeño, enano, chico. Me cuesta poner los codos encima de la mesa, apoyarme. Estoy incómodo. Acabamos de empezar y estoy como acongojado. Le veo a él tan grande y yo tan enano. Pequeño, débil, flojo, encogido. Eso. Encogido. Ahora se supone que tengo que contar la historia de superación habitual, pero es que no me veo. El pequeño que se enfrenta al grande y que acaba derrotándolo porque es más inteligente. No soy más inteligente. Me veo pequeño. Chico ante este buen señor. Y ya he empezado cagado. Pequeño. Moviendo un peoncito ahí para dejarlo cerquita. Dejándolo todo cerca. No sé si voy a poder llegar al otro extremo del tablero. No sé lo que me pasa pero no me veo en condiciones. Estoy como empequeñecido. ¿Por qué? Si es un poco más alto que yo pero yo... me veo pequeño. Veo la bandera y me parece enorme. No sé si siempre han sido así de grandes las banderas. No lo sé. Me gusta mucho jugar y mientras juego también lo paso mal. Mal y bien. Mal. Quizás por eso he empezado a menguar, a encoger. No puede ser. Conozco a este buen señor desde siempre. Hemos jugado miles de partidas. No sé porqué ahora tengo que tener miedo, o encogerme. Qué me pasa. De tanto jugar y de tanto pasarlo mal  me estaré haciendo... pequeño. Ya ni siquiera me sirve aquello de esperar y de dejar que el otro vaya desplegándose para luego aprovechar y meter ahí el puñal. No sé ni qué hago hablando así. Meter el puñal. Desplegándose. El rival es grande. Siempre parece más grande. Cuando sea viejo yo seré gordo y voluminoso y los rivales parecerán pequeños. Ese es otro tópico. Vamos de tópico en tópico. Yo era joven y él era viejo. Yo era viejo y los demás serán jóvenes. Cuando sea viejo ganaré siempre. Cuando sea gordo y voluminoso y los demás sean como yo ahora, un fideo encogido, un muñeco de trapo. Un alfeñique. Alfeñique clavando un puñal. Y más pequeño todavía cada vez que veo que esa gente se da cuenta de que él es tan grande y yo soy tan pequeño. Y me encojo más. Cada vez un poco más. Pequeño con las negras. Pequeño esperando el golpe del grande. Me enfado al ver me pequeño. Me cabreo al verme pequeño. Me cuesta no tirarle un peón a la cabeza. Todo el mundo dice que me controlo, que me defiendo, que soy frío. Y me siento tan pequeño. Y no me gusta. Y tengo un pronto muy malo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario