Y cuando llegas a una cierta edad, te preguntas cosas. Aquí la cosa que uno se pregunta, que ya la tenía clara, pero que entre hoy y ayer se me torna imprescindible resolver es ¿hasta cuándo? ¿Cuándo debemos dejar de pensar que la juventud no nos abandona? ¿Cuándo podemos empezar a asumir que no, que ya no, que ya no somos jóvenes? La juventud es un bien preciado, nadie quiere pasar por una persona madura, salvo si eres... no sé, salvo si eres de aquella manera de persona que piensa que solo las personas de esa manera que uno cree que, vamos, que son, no sé. Esas personas.
A lo que voy. El tema está en reconocer que ya no. Que ayer, mientras me probaba una camiseta que había encargado pensando en engordar mi colección de camisetas así como de rock personalizadas para parecer una persona especial con unos gustos musicales únicos, pensé. Pensé y volví a pensar. La juventud hace ya tiempo que. Y yo, como muchos otros por otra parte, seguimos pensando que. Y no es así. Me miré en el espejo, con una camiseta negra y pensé. Mal. Me seguí mirando en el espejo tiempo después, en los espejos, en los escaparates y pensé. Mal. Mal otra vez.
Ser joven debe ser maravilloso, yo fui joven y puedo hablar de momentos especialmente felices. No todo el rato, no siempre. No voy a hablar de la juventud como la mejor época de mi vida. Hay quien pensará que los jóvenes hoy podemos... No. No podemos. Que la juventud se alarga durante un tiempo indefinido y que alargamos la broma años y años y años y décadas y que con 46 años, todavía eres joven. Y eres joven además porque mantienes cierta fidelidad a un vestuario, a unas costumbres, a una manera de pensar caracterizada por la inmadurez.
El tema. La madurez y la inmadurez. La juventud y no. Ser joven y ser inmaduro y ser una persona de edad avanzada y ser un inmaduro. ¿Tienen que ver una cosa con la otra? No tengo ni idea. Sí que considero que se puede ser inmaduro y no ser joven o no sentirte joven. Joven en cuanto a tener expectativas, ilusión, ganas, deseo, etc. Lo que se llama espíritu juvenil. Una mierda. Porque creo que ni siquiera cuando fui joven tenía yo de eso. Ganas.
Inmadurez, sí. Ahí sí que he estado siempre en la vanguardia. La juventud no me ha dado especialmente alegrías como digo, más bien en momentos puntuales, pero sí que la inmadurez ha sido el principal motivo de orgullo al cual desto. ¿He conseguido cosas gracias a la inmadurez? Absolutamente nada.
¿Por dónde iba?
¿Qué estaba queriendo decir?
Posiblemente nada. O nada concreto. O una sensación. Básicamente que la juventud se fue. Pero lo que queda es otra cosa. Que uno ya no puede ir por ahí, ya hace años que no debería, queriendo pasar la vida pensando que las rutinas de los 20 o los 30 años son válidas. Ya no. Y sin embargo, lo verdaderamente terrible es que no sabemos hacer otra cosa.
Lo que sí que no es lo del vestuario. Por lo menos ahí, que se note. No podemos ir vestidos como si fuésemos protagonistas de un vídeo de Nirvana. No podemos. No podemos.
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