Recorría Baal, grande y pletórico, las calles buscando algo que le llamase la atención a su ya acostumbrada mirada a todo, pues todo ya lo había visto ya que todo era de su invención y no puede sorprender aquello que nosotros mismos ya hemos tocado y pensado, cuando algo llamó la atención de Baal. Y pensó Baal, oh Baal, que aquello que le había llamado la atención no podía haber sido nada que él mismo hubiera pensado y tocado, creado y vivido, sentido y organizado, puesto que todo en el mundo era lo que Baal quería y si algo no era así era porque Baal no lo había hecho, creado, tocado, dotado, instruido, argumentado, legitimado, y todos los participios que Baal, oh Baal, había pensado cuando creó el lenguaje y a cada idioma le dio su estructura y coordinación. Así que, pensó Baal, oh gran Baal, que aquello era obra de otra divinidad. No era la primera vez que Baal tenía dudas acerca del otro, de que otro dios, otro ente, otra entidad, otra empresa, otra casa, otra marca, otro hacedor, tuviera potestad para intervenir en el mundo que Baal había... etc. Y Baal, quiso probar qué o de dónde salía aquello. Eliminó Baal de un plumazo el mundo todo, el universo creado por el propio Baal, para que únicamente quedase en pie lo que Baal había... y pensó Baal en los participios, en los verbos, en cómo las estructuras, los tiempos, los pasados, los presentes, dicen cosas y no identificaba mientras pensaba esto lo que a Baal le llamaba la atención y había generado aquel movimiento. Decidió eliminar Baal también lo que no se veía. Decidió Baal eliminar el lenguaje, los idiomas, los pensamientos, todo. Cuando Baal, oh Baal poderoso y sabio, decide eliminarlo todo desde la misma raíz, cualquier cosa, absolutamente, es porque Baal anda preocupado y quiere saber y para saber ha de llegar hasta el mismo fin de la cosa. Lo material no le bastó porque no halló aquello que a Baal la pareció disonante, y lo que no es tangible, lo que solo se advierte mediante el pensamiento si es que el pensamiento advierte alguna vez algo porque entonces para qué nos dio Baal los sentidos, tampoco le ayudó la destrucción de esto y perdón si la explación strna xrñ, x to svlv u mer p...
Así que Baal, oh Baal, una vez que despojó de cualquier tipo de significado y significante, de contenido, forma o continente a todo cuanto hubiera, consiguió saber qué era aquello que le había resultado tan extraño como para hacer tabula rasa. Y sonrió Baal cuando lo supo, y no quiso preguntar, y quiso darle forma para que nunca más le pasara que algo le llamara la atención y no supiera qué era, y yo, que lo vi junto a Baal, te digo que se parece a ti.
Oh Baal, que en cada momento decides lo que puede ser y lo que no es. Oh Baal, que siendo todo, todavía te sorprendes. Oh Baal...
- Oh Baal, Oh Baal... mortal, en qué momento crees que Baal puede dejar de querer seguir siendo adorado como Baal si Baal no es como tú crees que es Baal... es igual.
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