Íbamos mucho a un bar en Lyon que se llamaba Bar Las Patatas. El Bar Las Patatas estaba en una zona que no salía en los mapas de la ciudad. Se encontraba muy a las afueras de la ciudad, ni siquiera dentro de alguno de los polígonos industriales, pasado Villeurbanne. El Bar Las Patatas lo llevaba un emigrante español que se llamaba Juan Pedro y junto a él estaba su mujer, una argelina que se llamaba Gazel. Ambos al parecer se habían conocido en otro bar, un bar que Juan Pedro llevaba en un barrio de Lyon y por el que de vez en cuando pasaba Gazel, que vivía en el barrio y era trabajadora de la Renault. Se gustaron, se enamoraron y Juan Pedro se separó de su mujer y se fue con Gazel. Como a los dos les conocía todo el barrio se compraron una casita muy a las afueras y la acondicionaron para montar un bar. El Bar Las Patatas.
Íbamos mucho cuando cubríamos la ruta hacia Grenoble. Al parecer, el tal Juan Pedro era familia lejana de Gaston. Su madre parece que era del mismo pueblo que Juan Pedro. Gaston nos llevó allí y aunque se murió pronto, conservamos la costumbre de ir al Bar Las Patatas. El Bar era un bar de carretera normal y corriente, pero que siempre tenía ambiente. Juan Pedro lo había decorado con algunas fotos de España, de su tierra, era aragonés y había fotos del río Ebro, de las montañas del Pirineo, alguna foto de gente vestida de baturro y una foto de Marcelino, el delantero del Zaragoza. Siempre había música puesta, pero de la música se encargaba Gazel. Ahí sonaba música moderna, que grababa en cintas de programas de radio, y también de alguna emisora de música rock. Gazel subía el volumen cada vez que sonaba alguna canción de los Ramones o algo de punk americano.
Íbamos mucho incluso después de que muriera Gastón. E incluso después de que muriera la propia Gazel. Se puso enferma y dejó de estar por la barra, aunque la música sonaba igual. Se murió y todos los clientes habituales del Bar Las Patatas hicimos lo imposible para ir al entierro. Juan Pedro lloró mucho y todos lo sentimos infinito.
Íbamos mucho y un día nos encontramos con un chico que se llamaba Gerard. Resulta que era hijo de Juan Pedro, de su primera esposa. Gerard se parecía a Juan Pedro. Mucho. Nunca nos había dicho que tenía un hijo. Gerard estaba estudiando a distancia y le había propuesto a su padre trabajar en el bar para pagarse la carrera. Gerard era buena gente. Pero no le gustaba la música. La cocina no varió, el servicio era magnífico, pero apagó la música. A Gerard le gustaba escuchar las noticias 24 horas. Decía que estudiaba Ciencias Políticas.
Íbamos mucho y una vez que paramos, al bajar del coche, se me ocurrió llevar una cinta de música para dejársela a Gerard. Era una cinta de Françoise Hardy, de éxitos de los sesenta, que ponía mucho en la furgoneta. Gerard le enseñó la cinta a su padre sin decir nada. Juan Pedro dijo 'mira, se parece a tu madre'.
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