Estoy viendo caras de espanto. Los primeros días de campaña se ocupan, quieras o no, en comentar las caras, los carteles, las fotos, los montajes. Se dice, se estudia, que en los manuales de comunicación o en las entrevistas de trabajo, lo que no debes hacer es cruzar los brazos. Da sensación de defensa, de estar a la defensiva, de no estar abierto. Pero eso debía ser en el 2015. Hay gente que es muy dosmilquince, en todo, en esta campaña por ejemplo, gente que se han quedado en el dosmilquince y que persiste en querer colar una idea muy de dosmilquince, pero que ya no es. Hay mucha gente en esta campaña. Hay gente a la que incluso no le sienta mal el cruzar los brazos. Vótame. Estoy enfadado y siento por vosotros una mezcla de pena y asco. Qué asco. Qué asco ser tan perfecto en todo. Mary Poppins de la política. Personas que viven en la bondad infinita y a las que tenemos la suerte de poder recurrir en cualquier caso. Esas caras de espanto. El día 26 se acerca.
Esas caras en los carteles, el quién es quién, el 'este podría haber sido tu futuro si te hubieras dejado llevar', 'este es el precio que hay que pagar', 'este es el tal del cual'. Un año más, los carteles del partido que gobierna son un quién es quién de lo que debe hacerse y dónde se debe estar. Un año más, los carteles del partido que gobierna merecen uno y mil comentarios sobre estética, ética, expofloralia y mil comentarios más. Pero no, no hay que hablar de los carteles y pancartas porque les das publicidad y encima... no dejamos de pensar como en el 2015.
Somos tan dosmilquince que seguimos pensando en cosas tan pequeñas como a) saber si van a sacar mayoría absoluta y b) quién va a pactar con ellos. Ellos. Yo el primero. Yo pecador, confieso que no dejamos de pensar en ellos y que asumimos que, como mucho, podemos hacerles cosquillas. Y hacemos campaña pensando que, ay, podemos. Y no salimos a ganar, porque eso sería una vacilada muy gorda, porque claro... pero lo decimos y nos da la risa, pero lo decimos y ya está.
Somos dosmilquince. Debates. El otro día fui a un debate organizado por la Plataforma en Defensa de la Serra de Marina i Can Zam para hablar sobre el futuro de Can Zam. Candidatos de otras formaciones políticas y la ausencia del PSC, que ya no quiere debatir. Porque no le hace falta discutir ni poner a discutir a nadie con nadie. Ellos ya están ahí, ya son, han estado ahí siempre, o casi siempre y los demás estamos como muco para aspirar a compartir algo de su reinado, alguna vicaría, algún ducado. Algo. O a ser posiblemente la mejor oposición del mundo. Reeditar el gran éxito de ser el primer partido de la oposición, por ejemplo. Victoria. Somos segundos. Que en Santa Coloma significa ser casi el primero si descontamos que hay 15mil personas que van a votar lo mismo siempre. Nuestro papel se reduce al de intentarlo. Poner buena cara e intentarlo. Cada cuatro años.
Pero yo este año, veo esas caras y no veo el mismo runrún. Veo otro runrún.
La cosa presenta otro color. Por lo pronto, nosotros, En Comú Podem, nos presentamos con la marca En Comú Podem ya definida. La gente en Santa Coloma, en las pasadas generales ya ha visto que somos En Comú Podem, como en comicios anteriores y eso se nota. Otros ya no pueden jugar a eso y otros han visto que sus aspiraciones de ser segunda fuerza e incluso primera, como los anaranjados, parece que son un bluf. Ya no va a funcionar el voto del miedo, porque ni vox ni pp tienen nada que pintar. Y ahora qué. Seguimos con lo de siempre o cambiamos.
Durante cuatro años, el trabajo desde el germen de los comunes en Santa Coloma ha sido el de intentar, por todos los medios no repetir errores del pasado, de nuestras formaciones pasadas. Respetando a quienes han dejado su vida en proyectos de los que todos nos sentimos orgullosos, planteamos el proyecto de los comunes como una forma de plantar cara proponiendo una alternativa real, como ocurre en otros muchos lugares del estado, al gobierno de los mismos haciendo siempre lo mismo. Y ahora llega la hora de la verdad. Colgamos carteles, hacemos vídeos, intentamos dar la cara y que no nos lleven al huerto de la desesperanza, la desunión, la comodidad de conformarse con ser algo que no queremos ser porque no hemos nacido para eso. Pero, ay. Esto es muy largo y muy corto y lo que pasa en cuatro años, se desbarata en dos semanas.
Dije que fui a un debate. Un debate planteado para lucimiento de las respuestas escritas y las entonaciones técnicas. Sé de lo que hablo. Te lo voy a decir. No me interesa. Pero es que no me interesa nada. Y menos para hablar de un parque como el de Can Zam que lleva 40 años sin completarse y que ha sido más que debatido, estudiado e ignorado. Ya vale. Un debate para decir que menos hablar y más acción. Y se escuchan cosas y se ven caras.
Esas caras.
Primeros días de campaña. Otras veces he mirado las fotos de otros actos para ver qué pasa. Quién llena, quién pincha. Ahora solo miro twitter a ver quién tiene más rts. He perdido contacto con la realidad.
Esos vídeos. He visto dos vídeos. En uno bailamos. En otro lo han hecho todo desde la invención de la rueda. El otro ni lo he visto ni me interesa. Este es el nivel. Cañas y café. Una caña y un café.
¿Qué nos pasa en Santa Coloma?
¿De verdad vamos a pasar otros cuatro años como estos últimos cuatro años? ¿Tirando? ¿Sin proyecto? ¿Especulando con que Nuria Parlon se vaya o nos ciele a todos? ¿En serio?
No, ¿no?
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