Ayer fuimos a comer también con él y con sus colegas. Lo mismo, cantó dos veces el cumpleaños feliz, uno para mí y otro para él, pero a la tercera vez que le dijimos de cantar ya nos mandó a la mierda. Mierda, mierda, mierda. Se ve que sus amigos, que van a verlo todos los días, se dan cuenta de que y hablan como él, que a nosotros ya nos lleva pasando desde hace tiempo. Mierda y joder. Con soltura y sin cortarnos. Mierda y joder.
Hace un año celebró también su cumpleaños. Ese día era lunes y teníamos pleno. Una compañera se reincorporaba al trabajo después de algún tiempo de baja. Le dijimos que viniera a tomarse una copa de cava con mi padre que estaba de juerga con Els Coloristes. Iba a poner la foto de la fiesta de aquel día. No pudo venir porque decía que tenía al pequeño en casa malillo. Estuvimos con mi padre tomándonos unas copas de cava y un poco de pastel. Le dieron los regalos, nos fuimos para casa. Al día siguiente la compañera nos llamó por teléfono.
En el cumpleaños de mi padre, habrá que hablar de mi madre. Nos enfadamos, me enfado con ella, me irrito con ella, no la entiendo. No entiendo la abnegación, el trabajo, el cuidado, el mimo, el cariño que tiene que darle a todos y cada uno de los seres vivos que se le acercan. Cariño extremo. Cariño que es imposible imitar. En el cumpleaños de mi padre les ha llevado a los cuidadores y cuidadoras un algo, pastelitos, etc. Siempre lleva bombones, pasteles, etc. Se queda allí casi todo el día, cuando ya consideramos que no hace falta. Lo consideramos nosotros, pero nosotros no somos ella. Mi madre, difícil de empatar con ella. Es tan difícil de seguir su ritmo que me acaba enfadando, irritando, no la entiendo. No entiendo cómo alguien puede dar tanto, o tiene que dar tanto, porque simplemente cree que tiene que darlo. Aunque se la hagan mil y una veces, aunque se la hayan hecho mil veces, ella sigue dando.
Es el cumpleaños de mi padre, setenta y un años. Le hemos acompañado dando un pequeño paseo. Cuento cosas para que queden escritas. Para que nos acordemos de que hemos estado ahí. Que está ahí. Le hemos preguntado, le hemos picado, le hemos chinchado, le hemos dicho que se tiene que cortar el pelo que le ha vuelto a crecer y nos gusta más con el pelo corto y a él no le mola. Se adelanta cuando camina con nosotros y si nos quedamos atrás hablando nos mira y nos dice 'qué'.
Creo que han ido otra vez sus amigos por la mañana, luego nosotros. En la cafetería unos profesores y profesoras hablaban de política. Una votante de Junqueras nos ha puesto de los nervios. Hemos hablado nosotros de política y mi padre decía que sí.
Cosas que heredas. La voluntad de que si hablas de política, te oiga la de la mesa de al lado.
En el cumpleaños de mi padre. Setenta y un años. Hemos hecho muchas cosas más. Todo el día haciendo cosas. Voy a finalizar diciendo que no hemos ido al jardincillo que 'hemos descubierto', porque hacía frío y nos teníamos que ir.
Que queda muy así.
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