Tengo pasión por Santako. Me gusta Santako sea municipal o privada. Me gusta. Es algo que es innato. O te gusta o no te gusta. Hay quien tiene tanta Pasión por Santako que se deja arrastrar por el fango de la profesionalidad y de la ética por su Santako de su alma. No es la primera vez que pasa y esperemos que sea la última. Una de esas calles que levantan pasiones por Santako es la calle Prat de la Riba, calle en honor del famoso político catalán de principios de siglo y finales del otro, que es finales del XIX y principios del XX y que fue el creador del catalanismo político conservador en su forma de partido, el que le da forma y que quedará para el imaginario como el verdadero político catalán de los buenos lo mejor. No entraremos en detalles porque la tarde se ha quedado para entrar en pocos detalles y no tenemos nada mejor que hacer ahora que entrar en detalles.
Pasión por Santako. Comenzaremos el viaje, que será breve, desde Torribera y sus parques verdes y frondosos, estos sí, y lo concluiremos allá donde imaginamos que termina la calle Prat de la Riba que no es otro sitio que el Armengol. El restaurante Armengol. Dos símbolos colomenses, y entre estos dos puntos una larga calle que une el centro con las afueras, que atraviesa esa arteria que es la calle Baleares y que tiene hitos como el Pirfred o como, ay, la escuela de baile de Yolanda Valero a la que hasta hace pocos años le dedicábamos la Cabalgata de los Reyes Magos haciendo gala esta Pasión por Santako de una innegable vocación laica al dedicarle a la bailarina la festividad religiosa. Sigamos.
En la calle Prat de la Riba se encuentra el pabellón de la Bastida al que he ido muy pocas veces, lo que antes eran las pistas de atletismo, donde he ido aún menos veces y el colegio Numancia, templo del futbol sala donde el que escribe estas líneas dio creo que una tarde gloriosa siendo jugador en categoría alevín ganando por dos goles a cuatro al equipo local y sembrando ahí mismo la leyenda de una zurda mágica que ponía el balón donde quería, abastecía al delantero centro e imaginaba un fútbol en el que eso de correr era para otros. Goles del fernandito, del maño y míos. Creo que marqué un gol. Quizás mi tarde más gloriosa como deportista jamás soñada. Con once años, escasos. Eso es lo que soy y eso es lo que doy.
Sigamos avanzando por una calle que flanquea la ronda y la avenida Pallaresa y que como en un suspiro va a dar al PHJ, que ahora ya no sé si se llama solo PH. Muy pocas veces he ido y de las poca veces que he ido me acordaré toda la vida por motivos que no vienen al caso.
Mi Pasión por Santako no llega a tanto como la de otros, que son capaces de jugarse su prestigio como para darlo todo por la Santako de las nubes, y quizás por eso mi repaso de la calle Prat de la Riba en esta ocasión no será tan prolijo en detalles como en otras ocasiones hann sido mis paseos por las calles de mi Santa Coloma de mi alma y de mi vida misma que la quiero yo más que a todo lo que hay en el mundo.
En el mundo.
El desto. Cómo se llama. El Félix. También está el Felix en la calle Prat de la Riba, local de comidas de purísimo acento colomense y donde se come bien y esas cosas que hay qe decir de los locales de esta ciudad. Y si les digo la verdad, creo que una vez fui a entrar una tienda de neveras que hay en la calle Prat de la Riba y si me equivoco o no me he fijado bien y pregunté por una SMEG y por poco salgo pagando por preguntar.
La calle Prat de la Riba. He dicho ya que se acaba en el Armengol. Delante del Armengol hay un taller. En frente del Armengol en la otra esquina está el Piscis. Son como dos SantaColomas en pocos metros.
Mis padres iban anualmente al Armengol por la cena de los Coloristes. Yo no fui hasta después de ser bastante mayor.
No tengo mucho más que añadir. Porque a mi prestigio profesional ya no le queda nada, pero al personal sí y estoy llegando tarde a mi propia fiesta. Pasión por Santako. Válgame la virgen.
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