Avanzan los días de campaña electoral en Santa Coloma y uno se pregunta si merece la pena tanto disgusto. Si merece la pena disgustar a tantos y tantos colectivos con nuestras decisiones. Si merece la pena causar tanto daño en esos nobles corazones, tan buenos que parecen de nube de caramelo, provocándoles malestares tales que han de llamar a la guardia urbana para que por favor les libren de todo mal. Avanzan los días de campaña electoral en Santa Coloma y esas caras van cambiando y tornándose rostros de incontenible desazón. Qué pasará. Van pasando los días y van pasando los vídeos. Ya hemos hablado de los vídeos, pero no de todos los vídeos. De todos los vídeos donde salimos todos y todas. Paso a otra cosa.
La campaña electoral, lamentablemente, transcurre por los lugares habituales. Finalmente todo se reduce a lo de los últimos años. Lo de la mayoría absoluta. Los cálculos y todo eso. Y uno se pregunta si ese ha de ser el debate en la ciudad. No hay proyecto, solo saber si es posible.
Hagamos cálculos. Hay quince mil personas, arriba o abajo, que en las últimas elecciones han confiado en el PSC como su opción en Santa Coloma de Gramenet. En las últimas elecciones han sido algunos miles más. Pero en estas últimas elecciones, a nosotros, a los de En Comú Podem, nos han votado 11.000 personas, más o menos. Más que menos. Cuál es el sentido de todo esto que estoy explicando.
El voto útil y el voto en sí. El partido en el gobierno tiene mucho dinero, puede hacer cosas que nosotros no podemos ni imaginar. Pero nosotros tenemos el voto. Podemos votar. Y tenemos que votar. Si de verdad pensamos que la política municipal de esta ciudad necesita un cambio tenemos que votar. No vale con pensar que todo está ya consumado y que no hay alternativa. La hay. Tampoco vale pensar que la alternativa es no participar y crear tu propio castillito de confort donde escucharte a ti mismo y mirar a los demás por encima del hombro.
Es decir, hay que votar. Y si nos votas a En Comú Podem, pues más que mejor. De hecho, lo mejor. Claro. Es decir. Hay que votar si quieres que esta ciudad tenga un gobierno diferente después de casi 30 años. No basta con parecer nuevo cada cuatro años para acabar aplicando las mismas políticas y en especial estos últimos cuatro años de nada. Nada de nada. Y no basta con parecer eternamente feliz y risueño si lo que intentas es nada.
Necesitamos un gobierno de la ciudad que sea valiente, que haga todo lo que pone en el programa de En Comú Podem para aclararnos. Qué poco literario, pensarás, pero ya no es hora de florituras.
Hay que votar. Votar como si no hubiera un mañana. Votar para que la ciudad cambie. Votar para que haya de verdad un proyecto de ciudad que se desligue de lo de siempre.
Parece muy difícil de explicar y que la alternativa no vaya a triunfar nunca. Pero no lo sabemos si no votamos. Y hay que votar.
Y votarnos a nosotros, claro.
Y nuestro cabeza de lista es Jonatan Fornés. Que igual no lo hemos dicho veces.
O votar, más bien, como si sí hubiera un mañana.
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