lunes, 21 de octubre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Teníamos una banda, hace años. No nos hacía caso nadie y nos planteamos dejarlo. Teníamos un estilo un poco particular, es cierto, nos alejamos conscientemente de lo que podría ser mínimamente popular. Incluso en lo underground hay gradaciones. Nosotros optamos por ser raros de verdad. Grabamos alguna cosa, sin ninguna repercusión y tras unos cuantos ensayos un poco tristes, decidimos separarnos. Yo quise seguir vinculado con la música y con mi guitarra me propuse montar un pequeño espectáculo de versiones con el que ir matando el gusanillo. Pero Radek quiso ir más allá y junto con Agnet montaron un dúo que se propuso renovar el género de la balada romántica. Inesperadamente, consiguieron un cierto éxito y alguien dijo incluso que representaban una esperanza para la música y el amor. Alguien, ojo, llegó a proponer que con ellos comenzaba una era en la música romántica. Pero pocos vieron que la música y las letras de Radek y Agnet eran las mismas que las de nuestra antigua banda. Fue como una victoria póstuma.
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