viernes, 4 de octubre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
En la fábrica somos unas 350 personas, pero en mi departamento somos unas diez personas. Yo no soy amiga de ninguna de ellas. Ya son muchos años trabajando aquí y allí y ahora que estoy más o menos estabilizada, no me quiero meter en problemas. De mi trabajo a casa. Almuerzo sola, si me tengo que quedar a comer lo hago sola también y así me ahorro líos. Damenka es, quizás, la que me cae mejor. Y me cae mejor que las demás porque también va a lo suyo. El resto parece que no tengan otra cosa que hacer que compartir todos y cada uno de sus movimientos, constantemente. A todas horas. He ido, me he vuelto, estoy mal, tengo sueño, no he comido, me he puesto como el culo, me cae fatal, no lo he visto, me lo tienes que contar, a ver si me recuerdas aquello que me dijiste, cuándo vamos a desayunar, qué haces al salir. Todo el día, todos los días. Me ponen tan nerviosa que ayer le dije a Damenka que si a ella le pasaba lo mismo que a mí. Y me respondió: 'Sabía que tú también caerías'.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario