lunes, 29 de febrero de 2016

El militante

Nací sin el carnet, dice una canción de La Polla Records. Hoy hace cuatro años que me afilié a Esquerra Unida i Alternativa. Y, como de todo tiene uno que hacer un mundo o relatarlo de alguna manera, pues eso.
Antes, mucho antes, yo ya había tenido mis momentos de 'querer afiliarme' a Esquerra Unida. Eran muchas tardes que pasaba delante del ordenador con la ventana abierta de la ficha de afiliación, sin atreverme a pulsar. Incluso abría también la del PsucViu, con el mismo objeto. Pero cuando abría esta y ya lo tenía más o menos claro, me asaltaba la duda... ¿soy solo del psucviu? ¿le tengo alguna inquina a las otras partes? Concluía siempre que, si me afiliaba a algo, sería a Esquerra Unida. Hace cuatro años de esto, por lo que entonces contaba yo con 36 años largos.
¿Por qué no me afilié antes? Por vago. Por que pensaba que afiliarse me comprometía a 'hacer cosas' y yo soy más bien perrete, más bien de hablar y chau chau, pero de ponerme a hacer cosas, más bien poco. No me gusta ir, no me gusta estar, no me gusta moverme. Luego voy a muchos sitios y me gusta estar en los sitios y conocer gente, pero así de primeras la respuesta siempre es 'no'. No voy a ir. ¿Por qué no me afilié antes? Mi padre. Mi padre es una vaquilla toreada. Mi padre ya venía de participar en otras cosas y la experiencia fue negativa. Siempre nos decía que bueno, que sí, que participar, que moverse... pero que al final te encontrarías con que todo es una mierda, que el de arriba te va a vender, que te van a tomar el pelo, que te vas a desengañar... él lo tenía muy vivo y nos lo quería trasladar. Podéis hacer lo que queráis, pero es un camino fastidiado ese de la participación en política. Sea en un partido o en un sindicato.
Antes, mucho tiempo antes, en mis años de juventud todavía ilusionada (snif), me propusieron participar en el Mili KK. Me hacía mucha ilusión. Se enteró mi padre y mi paso al lado alternativo de la vida, quedó frustrado. Así me convertí un poco en un 'mi padre'. Mucha teoría, adhesión clara a lo que es IU y todo eso, con cero interés por leer a Marx, a Lenin, a Gramsci... uno es de izquierdas, entiende que el PSOE no lo es y que el resto de grupos o formaciones que quedan a su izquierda son todas (todas) digamos que 'hermanas' aunque sólo una es la verdadera... pero sin que me vieran el pelo en ninguna parte, salvo echar sermones a los colegas en el bar. Vamos, un brasas.
¿Qué pasó? El 15m ya había pasado. Mi participación, por lo que te dije, fue la misma. Fui a la plaza Catalunya alguna vez, estuve allí, pero no participé en nada. El paso lo dí por lo siguente: por rencor.
Un día, caminando por Passeig de Gràcia recibí la llamada de mi amigo E. Estuvimos hablando y me dijo que estaba harto de todo. Que había decidido afiliarse a la CGT, allá en Madrid. Me dejó helado. El E., una de las víctimas de siempre de los sermones de la montaña, me pasaba por la izquierda. Eso no podía quedar así. El español salió a relucir. 'Pues si tú te afilias a la Cgt yo... yo me afilio a EUiA!'.
Vuelta a empezar a mirar la web, a dudar, y finalmente el 29 de febrero... hice clic. Pero un clic con gracia. Me afilié, es cierto. Pero no a mi asamblea local, sino al área de comunicación. Iba a algunas reuniones, se hablaba de los problemas de la prensa... era guay y no tenía que implicarme demasiado en la vida diaria de nada. Recibía mails, estaba bien. Cuando se hizo la cena anual, creo, de EUiA, me apunté y asistí con los de comunicación... en otra mesa estaban los compañeros de Santa Coloma y me vieron. El hijo de la Isabel... así es, les dije, no milito en Santa Coloma porque los gafapastas somos demasiado cool para eso. Hay gente que tiene un don para meter la pata y ya luego...
El caso es que ya lo sabían, Hubo unas elecciones generales entonces y se tuvo que refrendar nuestra lista, había que ir al local. Lo hice, voté, ya me tenian fichado. En la mesa, si no recuerdo mal, estaba Oscar Ladera. Me lo volvi a encontrar en el metro alguna vez.
Un día, víspera de la última huelga general, me encontré a Oscar en la puerta del metro repartiendo octavillas junto a Loli Gómez. Compañero, esta noche vamos de piquete, podrías venir... Joder. Me puso mal cuerpo. Tenía que ir. Fui a mi casa, me rapé la cabeza y a la hora convenida ahí estaba. No me conocía nadie.
Han pasado cuatro años justos desde aquel clic. Ha sido una de las cosas más gratificantes que he hecho en mi vida. He conocido a gente de todo tipo, interesante, fascinante, a veces cargante, otras enervante, pero siempre, siempre me lo he pasado bien. Incluso en los días más chungos. No sé si habré cambiado nada, no se trataba de eso, se trataba de participar al menos. De hablar y de conocer gente, de intercambiar opiniones, de hacerlas llegar, de provocar a veces. Discutir, proponer, rebatir, darle la vuelta a las cosas, planificar, montar una caseta, estar en la caseta, la paradita de Sant Jordi, las diátribas con el Jordi S., colgar carteles, sujetar la escalera y jamás subir, las campañas electorales, las noches electorales, los plenos, los postplenos, las calçotadas sin calçots, las matinales de sábado con las bolsas rojas de la Antifascista, el disfraz de flor de la Plataforma, todo. Todo ha sido positivo. Hasta cuando ha sido desagradale. Me dejo muchísimas cosas. He conocido a compañeros y compañeras estupendos. También me ha conocido a mí gente que no me hablará en la vida jamás. Desde el primer día, desde el primer análisis electoral con Gacela hasta el sábado pasado dando y recibiendo. No soy comunista, les digo a los compañeros, soy socialdemócrata. Y a correr. Es fascinante este mundo.
De las mejores cosas, no voy a decir que hecho porque suena a pasado, sino que estoy haciendo. Que es presente. Y tiene futuro. Como sea, pero hay que luchar.
Me afilié un 29 de febrero para no olvidarme. A ver dentro de cuatro años de lo que me tengo que acordar.
Visca Esquerra Unida i Alternativa!

viernes, 26 de febrero de 2016

Miscelánea

Me gusta mucho escribir. Pero de la cucamona. No soy muy bueno haciendo textos serios. La formalidad me supera. Mi trabajo consiste en escribir sobre cosas serias, vender motos, hacerlo con un rigor en el que, el que paga, quede satisfecho y considere que lo que digo le ayuda a su propósito, sea este promocionarse, anunciar expansión empresarial o vender productos y servicios. Hasta ahí, bien. Y lo hago de una manera más o menos rigurosa, siempre y cuando no tenga yo que escribir mucho. Prefiero que el otro haga un texto en bruto y editarlo yo. No soy tonto, tampoco es que sea vago. Es que soy consciente de que uno no siempre dice lo que el otro quiere leer. Comunicación. El otro dice una cosa y tú la transcribes y el otro dice que él no ha dicho eso. Y vuelta a empezar. Un texto, una redacción, un artículo, lo escribes y te crees muy gracioso, pero hay alguien que te dice que no está bien. El mítico 'dale una vuelta a eso'. Hay quien no tiene freno, a quien no le dicen nada. A mí, por ejemplo, aquí no me dice nadie lo que tengo que decir ni lo que tengo que poner. Aquí me explayo. Me gusta escribir. Esto es más o menos lo que me parece a mí que me define como profesional. Que no sé escribir. Aunque me guste mucho, no sé. No sé ser lo que los clientes piden. Sé corregir textos, pero no sé lo que el otro quiere decir. Es más o menos eso. Es una justificación, lo sé, pero es que no sabía cómo empezar la miscelánea de hoy. Producto, consumo.
https://www.youtube.com/watch?v=BgeEUIyyQ5k

He dicho durante esta semana, también la semana pasada, pero aquí no dije nada de nada, que el último disco de los Triángulo de Amor Bizarro me gusta mucho. Y prácticamente ahí dejo el tema, porque por lo que respecta a otros discos que se hayan lanzado últimamente, no tengo muchas referencias. Los Ty Segall han sacado disco nuevo. Mi hermano y elchristian flipan mucho con este grupo. El A., también. Yo no le he dado muchas oportunidades. Tenían algunas canciones buenas, los ví en un Primavera, pero no me he enganchado a ellos. Del último disco, en el Sótano de Radio 3 dijeron que bueno, que sí, pero que tampoco mataba. Bueno, el disco está bien, mucho bajo saturado... no manejo tampoco los conceptos. Sé decir, me gusta, está bien, me mola, como tiene el sonido así muy oscurete, me mola, pero no te sabría decir muchas cosas más. Me gusta. Debería escuchar más cosas así, más que nada para abrir un poco el campo sonoro. Siempre escuchando lo mismo. No puede ser bueno. Está bien que mole un disco como el de los Triángulo, pero debería investigar algo más. Me he hecho mayor y no investigo casi nada. Igual ya no hace falta, que todo puede ser.
https://www.youtube.com/watch?v=DW3PgQKSI8c

Mañana tenemos un día interesante. Por la mañana tenemos la Conferencia Local de EUiA en Santa Coloma. Un buen momento para hablar entre nosotros, saber qué queremos hacer, quiénes lo tienen que hacer (ahora me dirán que lo haremos entre todos, claro, pero alguien debe ser la cara visible o las caras visibles, o los que... uy, empezamos mal, empezamos hablando de caras, cuando somos un colectivo y claro poner caras significa personalizar y eso de personalizar denota unas ganas de protagonismo que no puedes con ellas, antoñito, que se te ve desde lejos, que lo que a ti te pasa es que te han cortado las alas y que estás rabiando por eso, pero si tú quisieras el mundo sería tuyo, o no, o yo que sé, a veces pienso que no escribo yo sino que estoy haciendo el proceso inverso, que está escribiendo el otro, el que no soy yo, ha conseguido que piense en él todo el rato, que piense que me está leyendo todo el rato y que cada palabra que escribo la lea él, me controla, me domina, creo que le amo, ha traspasado el límite para llegar a la otra parte, es el amor, y cuando se ama, creo que también se desea, y desear no es malo, desear es entrar en una dinámica de pasión y de turbulencia que con el tiempo se sosiega y se llega al conocimiento mutuo, el conocimiento mútuo es la base de las relaciones en sociedad, yo, por ejemplo, he de decirte que te amo, que ya no te guardo ningún rencor, que quiero que me presentes a tus padres, que me lleves a comer a la plaza de la vila, que me ates a una cadena y me beses en la calle, que me ates en la puerta del ajuntament y me azotes y me humilles más, y más, y siempre más, quiero eso, quiero sentir el amor, el mismo amor que sientes por mí, que me lo hagas, pero que me lo hagas fuerte, como si no hubiera un mañana, como si el amor que sentimos el uno por el otro fuera lo único que mantuviera el mundo en funcionamiento, ámame, ahora), los próximos dos años.
https://www.youtube.com/watch?v=naAC37W42ro

Y por la tarde hay una lectura de Pere Calders. Pere Calders es dios. Dios. Hay muchos dioses y uno solo es el verdadero. Pere Calders, la obra de Pere Calders, es todo lo que uno quisiera hacer. Como si uno fuera un escritor que dijera: a mí me gustaría escribir como Calders. Pero eso es demasiado presuntuoso. El caso es que mañana a las siete de la tarde en el Casal de Joves de Mas Fonollar (que es como seguir llamando Avenida del Caudillo a la Generalitat), tiene lugar una lectura de Aquí descansa Nevares. Me gusta tanto Pere Calders que no sé si es un cuento o una novela, porque sé que tiene una novela, pero no sé ahora... es igual. Sé que me gusta mucho Calders, que le leí hace mucho tiempo y que desde entonces, todo viene a ser ir remedando a Calders. Una y otra vez. Incluso me gusta la música que en cierto modo, puede inspirarse en Calders. 'Ahora va a hablar del Sisa'. Pues claro que sí. El Sisa tiene cancions muy Calders, incluso puso música al Antaviana. No sé. Ahora se supone que tengo que poner una canción del Calders. O del Sisa. O de alguien así parecido. El Sisa. La de l'Home Dibuixat y una que viene pegada porque es del single y que se llama Orgia nº1 y que tiene una letra que es igual a la de la canción que abre el Orgia. Discazo. Y cancionazas las dos. La de l'Home Dibuixat es tan grande como la vida. A lo del Calders, no sé si iré.
https://www.youtube.com/watch?v=wDfbzYwTZbI

Esto es lo que pasa mañana. Y detrás de un día viene otro día. Y eso es como todo. Pero de vez en cuando, de la rutina o de los esporádicos momentos de felicidad, pasamos a un túnel profundo, en el que todo pierde sentido y nada es como debería ser. Es así. Y se esfuerza uno por desentrañar el qué y el cómo. Y habla y comenta y bebe vino como si no hubiera otro quehacer en la vida. Y quiere y no puede. Y entra en un bucle de pensamiento en el que dejando de querer pensar no deja de pensar y va dando vueltas. Y más vueltas. Y siente uno que la vida deja de tener sentido en el mismo momento en el que uno piensa que la vida, lo que le queda de vida, va a ser una linda mierda. Una mierda bien gorda. Es esa sensación de que, repasando, todo le ha llevado a uno a un estado de la cuestión en el que no ha sabido situarse, ahora que está esto tan de moda. No he sabido situarme y cuando he querido hacerlo, ya era tarde. Y pensando que es tarde, se complica uno la vida. Y pasan los días. Y los esporádicos momentos de felicidad, no pueden ocultar que todo, prácticamente todo, tiene un sentido bastante relativo. Por no decir que todo es un poco una puta mierda. Ayer me dijo alguien que veía algo de esperanza en mis palabras. No. No la hay. No se encuentra la solución. Es todo bastante como una puta mierda. Y no hay una canción que pueda describir cómo me siento ahora mismo.
https://www.youtube.com/watch?v=gEmwfUCncWM

Es lo que se llama una juerga. Una juerga del pensamiento. Una manera de ver las cosas en las que lo negativo prima sobre una visión más así de la vida. Me gustaría abundar en el concepto de 'el otro día', que el otro día dejé más o menos a medias. Incluso, podría decir que estaba mal escrito, pero bueno, a la gente le da igual. La gente. ¿Creemos en la gente? ¿Queremos a la gente? Nos movemos sobre arenas movedizas. El mundo no empieza y acaba en el espacio que se encuentra entre la Rambla San Sebastián y el Parc Europa, hay vida más allá. Hay un mundo de gente a la que nosotros, los salvadores del mundo, debemos socorrer. No os preocupéis, ahí estoy yo, yo y mis amigos, yo y los que me siguen, sin mácula, con nuestra espada flamígera que va a darle al débil la fuerza suficiente para rebelarse contra el poderoso. Lo que viene siendo una juerga. Una auténtica juerga del pensamiento. Un paseo por el lado amateur del pensamiento. Una juerga a la que vamos a invitar a todos los amigos de los demás y nos los vamos a quedar mirando, esperando a que nos saluden y nos digan 'oye, tú no eres ese que...'. Sí. Soy yo. Soy ese que dices. Podría decir que la fama no me importa, pero ya no puedo vivir sin ella. Quiero que me ames. Que me ates a la puerta del Ajuntament y me azotes bien fuerte. Que lo vea todo el mundo. Quiero más.
https://www.youtube.com/watch?v=P5lo8bD8NGI

Un saludo para todos y todas personas de bien que esto y tal. Oye, que este finde, que empieza el viernes, a ver si nos vemos. Si tenemos un rato para vernos. Si eso. Saluden y esas cosas. Que a la gente le hace gracia que me saluden. Ya hablamos otro día de esto.

jueves, 25 de febrero de 2016

Crónica de una mañana en el juzgado. Acto unitario.

¿Se acuerdan de que hasta hace unos meses, aquí en Santa Coloma, tuvimos representantes de un partido de la ultraderecha como era Plataforma per Catalunya en el consistorio? Ya parece perdido en el túnel del tiempo, tantas cosas han pasado desde entonces... hoy, en los juzgados de Santa Coloma se ha vivido un momento para el recuerdo con el juicio por la denuncia que el entonces regidor Juan Gómez realizó sobre quien entonces también era regidor de Gent de Gramenet, Jordi Pastor, por intento de injurias y vejaciones. Líbreme dios de explicar qué pasó el día de autos, porque servidor no estaba, pero todo viene de una agresión previa del entonces regidor Juan Gómez sobre el mismo Jordi Pastor cuando ambos realizaban sus labores en el consistorio.
La celebración del juicio ha servido para reunir nuevamente a un nutrido grupo de representantes de la izquierda colomense, que han acudido a apoyar al compañero Pastor. Hasta aquí, más o menos lo que se podría contar de manera formal. Ahora pasemos a lo informal.
Que no ha venido el de Plataforma. Que no va a venir. Allí estábamos, comentando las últimas noticias ocurridas en torno a los posibles pactos de Gobierno, a las últimas movidas que ha tenido Podemos Catalunya, a un vídeo en el que una chica dice nosequé, planificando las próximas historias que van a ocurrir en la ciudad, manifestaciones... lo del PSOE con Ciudadanos.
La gente no se lo cree, o sí se lo cree. O no sabe qué decir. Lo de las Diputaciones, que van a quitar las diputaciones y estamos flipando si nos creemos que los socialistas andaluces van a estar de acuerdo. Nadie ha dicho nada sobre el panorama local si ese pacto se lleva a cabo, sobre posibles reacciones en el PSC a nivel local o a nivel más arriba.
Charlas sobre esto y sobre lo otro. No pintas nada en ningún sitio, pintas menos aún que yo. Te acercas a hablar con uno, o con otro, vas soltando alguna tontería por ir diciendo algo. Estás matando el tiempo. Antes no pintaba nada en estos sitios y ahora pinto menos. Hago ver que vengo a contarlo luego y así me busco la coartada. Aquí estoy.
¿He dicho que hay gente de todas las formaciones? Bueno, así es. De algunos más que de otros, pero lo importante es el detalle. Esta tarde hay otro acto unitario, la celebración de los 40 años de lucha por Can Zam. No es que sea una cosa para celebrar, 40 años de lucha y un resultado que no se puede considerar casi ni de empate. Habrá quien considere que el parque ya esté hecho y otros pensamos que todavía le falta bastante. Estaría bien que hoy apareciera alguien en el acto, a las 19h en la sala de Actos del Museu Torre Balldovina y dijera algo así: Pues a mí me parece que el parque ya está bien como está. Debate, controversia, El acto de esta tarde será importante y marcará, creo yo, el futuro de la Plataforma en defensa de la Serra de Marina y Can Zam, después del éxito de la rúa. ¿Les he contado ya lo de la rúa no?
Así soy yo, me dirijo a la gente, les interpelo, hago este tipo de cosas. En realidad tapo que no tengo mucho discurso con la cucamona. El poeta es mi hermano, yo soy más de la broma. Tú tendrías que ser anarquista, me dicen, no marxista leninista. Si yo fuera marxista leninista...
Me han llamado quince veces del curro. Para decirme que sí, pero que si eso que bueno. Que ya me irán diciendo, pero que así de golpe, pues todo no. Que no se acordaban. Que lo sienten. Ahí estamos, luchando contra el sistema pero el sistema, constantemente, te recuerda que eres una puta mierda de persona. Así.
No he dicho nada de lo de la huelga de metro. Allí tampoco se ha comentado nada. Pero lo voy a decir ahora. Ningún día sin un militante de EUiA ciscándose en otro militante de EUiA. Enternecedor los tweets y retweets de compañeros apoyando la huelga, llamando antiobrera a la compañera de Barcelona, que es de los nuestros, que se está comiendo el marrón. No desperdiciamos ni una ocasión. Ni una. Pero ahí quizás esté nuestra virtud y por lo que la gene nos quiere.
Va pasando el tiempo y van llamando a gente. No se presenta. Juan Gómez no ha venido. Juan Gómez se llama igual que el jugador del Madrid, Juanito. Cada vez que dicen Juan Gómez yo digo Juanito, pero no hace gracia. Hay que valer para eso.
Lío jurídico. No tengo ni idea de cómo va la cosa. Va saliendo la secretaria y llama a la gente. La gente se calla y cuando se va, como los niños, vamos hablando y subiendo el tono. Jarana. Cachondeo. Que están intentando localizar a Juan Gómez por Barcelona, que al final nada. Que pasemos al juicio.
Entro y me siento. Sala llena y se queda gente fuera. No piensen, la sala es pequeña. La jueza llama a la gente, dice que las faltas ahora mismo se han despenalizado, según la nueva ley, así que visto lo visto y que el denunciante ni ha aparecido, sentencia absolutoria y listos.
Una hora y media allí. El juicio ha durado muy poco, pero yo recuerdo que mi juicio, cuando lo del curro, duró mucho menos. Pero mucho, mucho menos. Y íbamos nosotros con una ilusión... en fin. Ahí hemos estado, digo. Hablando, comentando con la gente, me acaba de venir a la cabeza que tengo que pasar unas músicas y lo hago ahora. Hemos hablado de lo de la inseguridad también, sin una conclusión clara sobre si los correas persistieron después de la muerte de Franco o no. Asambleas en cines, lo de ahora es confuso. Una banda de chavales de Singuerlín. Debate abierto.
Y lo del Diari de Santa Coloma que se ha olvidado de nosotros como grupo municipal. He contado lo de que 'a ver si en las siguientes sacamos algo y podemos salir en el diario...', como unas veinte veces. Mira que olvidarse de nosotros, con lo majos que somos, que somos el equipo de moda ahora mismo... quién se acuerda del PP... de ese equipo mainstream de Ciutadans... de SOM no se olvidan nunca y mira que es difícil de explicar lo que son. Ayer un señor... es igual. Y los del PSC local, a ver cuántos duran de aquí a cuatro días. ¿Pero nosotros? ¿Que estamos en la cresta de la ola? ¿Olvidarnos? Amos anda...
No sé qué más puedo contar o si me dejo algún tema. Felicitar al joven Pastor. Ah, sí. Me han dicho que persevere. La gente suelta unas cosas sin pensar...

Foto. Jonatán Fornés


miércoles, 24 de febrero de 2016

Escenas bucólicas en torno a un paseo por la montaña

No hemos tenido tiempo para nada, así que vamos a quedarnos con este primer texto que cogemos del montón que nos han ido llegando. Leemos que nos lo remite Idomeneo de las Altas Torres y que se titula 'Escenas bucólica en torno a un paseo por la montaña'. La verdad, lo hemos escogido porque estaba arriba y era el más finito. Ahí lo dejamos.
'Minerva y yo nos cogimos de la mano y avanzamos por el camino que salía del pueblo al que habíamos ido a pasar unos días de vacación. Nos cogíamos de la mano bien fuerte, pero sin apretar demasiado, porque al apretar le hacía daño en la mano. Y no porque yo fuera más corpulento que Minerva, ya que ella era, de lejos, más recia que yo, si no porque se había hecho algo de daño en la mano manipulando un azadón que, medio en serio, medio en broma, quería hacer servir para... en fin, que no estábamos hechos para esos menesteres y su mano se resintió. Así que no le podía coger de la mano con fuerza, se la cogía, pero no apretaba. Ambos caminamos con ligereza mientras el camino alcanzaba la categoría de pista, pero en cuanto la cosa se puso algo más agreste, fuimos aminorando el paso. Minerva, que había estudiado el entorno y, según me contaba, su familia se había criado en un paraje parecido a este, también me explicaba las cosas que íbamos viendo. Árboles, arbustos, flores, el trino de los pájaros, las diversas estratificaciones que iban apareciendo en el terreno, cosas de geología, cosas del campo que, aunque ya digo que nos resultaban ajenas a nuestra vida urbanita, ella tenía por la mano por referencias.
Dicho esto, en un recodo del camino, se nos apareció lo que a mí se me figuró como una ardilla. Pero Minerva, apuntó que era una marmota. Me encantaba. De todo sabía, aunque no hubiera estado, aunque ni de cerca el asunto estuviera cerca de su especialidad, entendía de todo y todo era capaz de explicarlo con gracia. Me explicó que era una marmota porque el tipo de cola era muy distinta, además, nos hallábamos en un entorno en el que las ardillas no podían estar, ya que no había árboles cerca y las ardillas ya se sabe. Que las marmotas son algo más corpulentas, de hecho, bastante más corpulentas que las ardillas y que tienen una forma de moverse muy diferente. La marmota es mucho más lenta. Que la forma del rostro quizás me había confundido, y que era comprensible que los hubiera confundido.
Como quiera que me viera absorto en su explicación, quiso acabar su exposición acercándose para darme un beso en la mejilla y así seguir caminando. Pero no sé qué me pasó por la cabeza que cogí una piedra y se la tiré al animal. Claro, como era una marmota y no una ardilla...
Pues se enfadó. Normal.'

martes, 23 de febrero de 2016

Triángulo de Amor Bizarro - Salve Discordia

¿Cómo? ¿Un disco de un grupo de ahora, nacional y que mole? Efectivamente, el milagro ha ocurrido. Triángulo de Amor Bizarro, el conjunto gallego de ruido infernal y melodías atroces, ha sacado un cuarto disco, llamado Salve Discordia que, una vez que lo pones, no sabrás qué otra cosa escuchar para poder seguir empatando el resto de la jornada. O de las jornadas que te queden.
Triángulo de Amor Bizarro no son nuevos, como digo, ya tienen cuatro discos y si he decir la verdad, los dos primeros no puedo decir que me llevaran a ser un seguidor acérrimo ni mucho menos. El hecho de que en los pubs de moda sonaran a veces canciones suyas, las más comerciales, no ayudaba a que un sectario como yo se hiciese con el grupo. Sin embargo, el disco anterior, y sobre todo, el ep que sacaron antes producido por Peter Kember, Sonic Boom, me hizo verles con unos ojos diferentes. Y sobre todas las cosas, verlos en directo.
Ver a Triángulo de Amor Bizarro en Vivo es una experiencia redentora. El ruido agresor. Ruido, hacer mucho ruido, volverse loco con el ruido. Con el mucho ruido. El disco Victoria Mística era muy bueno, con canciones muy fuertes, otras no tanto. Las temáticas de las canciones de la banda oscilan entre cierta crítica social, críptica social, y las canciones de amor abrasivo. Amor abrasivo, ahí lo llevas. Lo que prometían en Victoria Mística, lo han perfeccionado hasta no se sabe dónde con este disco nuevo.
Y mira que empieza raro. La canción Desmadre Estigio es de ritmo sorprendente, porque ese ritmo lento, casi de rock setentero, no pega nada con el grupo, pero ahí está. No dejes que te convenzan con ideas de la edad media... tan sólo al final recuperan algo de su marca de fábrica, la velocidad. Velocidad que vuelve a aparecer en Gallo negro se levanta. No nos engañaréis. Se nota que está la cosa chunga. Que eso de que estamos todos ilusionados con todo, no es tan así. Que llevamos ya más de un desengaño a cuestas y de que eso de que ya está todo bien y de que todo va camino del éxito, es una puta trola. Todo es una puta trola y vamos haciendo y nos vamos moviendo y vamos a actos y vamos a sitios, pero lo sabemos. Es una puta trola todo. Y debería ser de otra manera. Estamos mirándolo. Ruido y velocidad.
Con mi hermano el otro día, le comentaba que el disco me encantaba. Que las primeras cuatro o cinco canciones estaban muy bien, pero que desde la sexta para abajo, era como un apocalipsis. Como una especie de ola de ruido salvaje que te dejaba frito el cerebro y con ganas de más. Que una vez que se acababa el disco, volvías a repetir. Una y otra vez. Y no es tan así, porque hay canciones igualmente que queman mucho antes.
Barca quemada es una canción que canta Isa, la bajista. Está bien eso de señalar quién canta qué. Cuando ha cantado el cantante no digo nada, solo señalo cuándo canta la chica. Sexismo. Barca quemada es una canción para sonar en los sitios a los que va la gente cuando sale por la noche, a tomar algo, a echar unos bailes. Llévame en la barca quemada para abrir el camino... es bestial. Qué canción más bonita. Cuando te follen las fuerzas, dice... Cuando te follen las fuerzas. Qué canción para escuchar mil veces, caramba. Un descanso.
Seguidores es una canción lenta. Una lenta de los Triángulo, esto habrá que verlo en directo. Porque después seguro que empieza el ataque. Después de la lenta, Bueno. Esta es otra canción de esas de análisis, pero que duelen. No estamos hechos para durar. Si yo estoy sola y tu estás solo, no estemos solos nunca más. Seguidores. No estemos solos nunca más. Es la canción más larga del disco. Me gustabas más cuando no hablabas, cuando no me pedías nada. Frases que hacen dañito. Pupita en el cuore. Al final la canción acaba con su momento de caos. Por que a partir de la sexta canción, se abre el infierno.
No hay tregua. Bueno. No es tan así. Porque nos comíamos la quinta. La quinta se llama Baila Sumeria. En las críticas que ya he leído y que estoy prácticamente fusilando dicen que esta canción es muy New Order... claro. Y es verdad. El ritmo, el golpeo de la guitarra. Mucho. Bueno, es una concesión. New Order, Triángulo de Amor Bizarro, supongo que no hay que explicarlo ¿no?
Vamos al lío. Cómo encontró a la diosa. Atención. Absténganse pusilánimes de la música. Me gusta la música independiente, me gusta el indi, me gusta esa nueva ola de grupos que... ya saben. Miscelánea funesta. Sexta canción. Vamos a cribar. Vamos a ir purgando esto de gente que está pero que no debería estar. Vamos. Cómo encontró a la diosa. No hay descanso. Tengo unas ganas de verlos en directo que me muero. No sé si podré ir a verlos. Tengo ganas de ver cómo se lo montan para hacer las cuatro canciones últimas al galope, a calzón quitado. Quiero ver esto en directo. Seguro que me darán los siete males y entraré en barrena cuando los vea, y me sentiré como el ojete, pero quiero verlo. Quiero cantar esto. Quiero pensar en la frase: cómo encontró a la diosa. Cabalgan en sus motos, blandiendo sus cadenas.
Y entonces entra Isa y dice que habría votado a la derecha por ti, que lo habría hecho todo por ti. Qué hizo por ella cuando la encontró, es una canción en las que es mejor no profundizar. Es muy Jesus And Mary Chain, mucho, lo habría hecho todo por ti. Tú, frío como la guerra, frío como la muerte, como un día seco en Stalingrado. Habría votado a la derecha por ti. Uf. Lo habría hecho todo por ti. Dicen que te quería. Ostia, qué buena. No vuelvo ni muerta. Ese final, no vuelvo ni muerta, Como la muerte fría. No vuelvo ni muerta. Qué hizo por ella cuando la encontró. Es muy Jesus And Mary Chain, pero mucho, mucho. No vuelvo ni muerta. Y por eso mola tantísimo. Porque molaban mucho y ya no los ponemos nunca. Ya no me acuerdo de ti. Hay cosas que se cantan y que hacen tanto daño.
Seguimos para bingo. Nuestro siglo Fnord tiene que ver con algo que ahora sería complicado explicar, pero no tenemos tiempo. Seguimos con la agresión. Esta canción también será difícil de digerir. Canciones para olvidar a gente. Para que no estén más. Y que no sea con melodías dulces, que sea con ruido de fondo. No voy a poner estractos de la letra, porque es demasiado dolorosa. Es una letra demasiado chunga. Pero cuando la escuchen, volverán a querer entrar en barrena. Cuesta abajo y sin frenos. A tope con la destrucción.
Para que no se diga que solo tenemos sentimientos y que todo nos importa una mierda, Euromaquia nos devuelve al ruedo. Europa es una zorra y está matando a su juventud. Con todo el ruido que seamos capaces de aguantar. Europa es Saturno. Europa es una zorra. La Polla Records, Gatillazo, como quieran, no ha hecho una canción así aún. De verdad, que alguien me lleve al concierto. Prometo no decir nada. Prometo no llorar. Prometo no hacer el tonto demasiado. No estoy físicamente a tope, así que no hay peligro. Pero quiero ir. Europa es una zorra y hoy celebra su aniversario. Después de esta canción, podría haber tregua. Y una mierda.
Luz del Alba es un disparate. Habéis respirado. Luz del Alba no deja que sigamos respirando, con la distorsión de Euromaquia enlazamos esta y entramos en el torbellino. Quiero más. Quiero más ruido. Derriba mis sentidos.
Leí el otro día una crítica en Hipersónica en la que el periodista se metía en el disco y lo vivía como una historia completa. A mí me encantó. Como si te metieras dentro. Estás dentro del disco.
Isa cantando nada más, nada más, no importa nada más. Más ruido. Cuando acaba esta canción empieza O Salve Eris y es otra cosa. Como para acabar.
Un disco que te deja dentro de algo de lo que no quieres salir. De esa nube de ruido que envuelve a una gente que está cantando cosas que duelen. O Salve Eris, para acabar, dejándote con ganas de más. Con ganas de volver a empezar. De seguir con más ruido. Con esa batería a velocidad brutal. Uh, vamos!
Tengo ganas de que me pase por encima una nube de ruido.

lunes, 22 de febrero de 2016

Umberto Eco. Cuenta lo que quieras.

Ha muerto Umberto Eco a la edad de 84 años. Umberto Eco habrá sido muchas cosas en su vida, pero sobre todo dos de ellas, escritor y teórico de la comunicación, son las que me han interesado.
Primero, como supongo que otra mucha gente, se conoce a Umberto Eco como autor de ‘El Nombre de la Rosa’. Una novela fantástica, entretenidísima, ambientada en el siglo XIV, creo, en la que en una abadía se libraba una lucha de poder entre los monjes, con una serie de asesinatos, que un monje y su joven ayudante debían resolver. Esto es lo que leímos todos, y vimos la película con Sean Connery y el otro chico que ahora se me ha olvidado cómo se llamaba. Pero Umberto Eco no era un escritor común. Umberto Eco venía de ser un teórico de la comunicación de masas, en concreto, uno de los maestros de la semiótica.
Alto ahí. La semiótica. Un signo. El significado y el significante. El símbolo. El contenido. La forma. El lenguaje. La comunicación. Emisor, receptor, mensaje. Código. El signo. La interpretación de los textos. Yo estudié periodismo y me saqué la licenciatura. Para ello, tuve el gusto de hacer durante tres años una asignatura llamada Semiótica de la nosequé. Tres años. No por gusto. Por inutilidad. No recuerdo el nombre de la profesora. El primer año creo que nos lo tomamos medio en serio hasta que llegó un punto en el que vimos que nos habíamos perdido y ya no encontrábamos el hilo. Nos la jugamos en un trabajo y fallamos. Creo. El segundo año, dimos por perdido el partido muy pronto. El tercer año… a mí, por lo menos, el tercer año no me quedaba más remedio que aprobar. Nos juntamos con unas compañeras majísimas que nos ayudaban y con la experiencia de haber estado tres años oyendo cosas sin entenderlas fuimos encajando piezas, Greimas, intertextualidad, el símbolo, el signo, películas de David Lynch para que fuéramos entrando en materia… Una historia, el héroe llega al pueblo, el héroe no tiene porqué seguir un patrón que le lleve a conseguir el éxito, puede que nos interese más contar las cosas en espiral. Y ahí te la apañes. Un semestre en exclusiva con esta asignatura. No era moco de pavo. Aprobamos. Sigo sin acordarme del nombre de la profesora.
La profesora insistía mucho en que ella había estudiado con Umberto Eco en Bolonia. Por ello, intenté leerme el Tratado de Semiótica General. Avancé bastante. La profesora no lo contaba como libro de referencia. La estaba cagando. Fue otro de esos años perdidos.
Así que, una vez visto esto, ya no te tomabas a Eco de la misma manera. Durante los años de la Universidad, me leí El Péndulo de Focault. Librazo. Una historia acojonante. Si aguantabas las primeras cincuenta páginas, todo iba a mejor… hasta llegar al final que era una trufa. De las trufas gordas de la historia de la literatura. Una tontez como un piano. Pero con sentido.
Eco nos habla de construir la realidad, no a partir de la realidad, sino a partir de lo que contamos de la realidad. O de lo que queramos. No pasa lo que pasa, pasa lo que contamos que pasa. Esto es lo que yo pienso ahora de Eco y me viene de esa época. Lo de los niveles de comprensión. Usted lee El nombre de la Rosa. Una novela de detectives, pero monjes. Pero si usted es italiano, puede ver por ejemplo que toda esa historia de franciscanos, dominicos, etc., tiene relación con la política italiana de los setenta y sesenta. Comunistas, brigadas rojas, revolucionarios, democristianos, etc. Puede disfrutar de la novela igual. De una manera o de otra. Yo escribo una cosa y usted entiende lo que le da la gana. Maravilloso.
Eco nos habla de inventar la realidad. En El péndulo de Focault, nos habla de templarios, de masones, de sectas, de personajes misteriosos… que son toda una patraña. Una patraña muy bien montada, muy bien contada, con mucho arte, mucho misterio, mucha gente muerta, pero una tontería al final. Ese libro nos encantó. Me gustó mucho. Pero entendí después lo que quería contar. Que todo está contado por alguien, que a ese alguien le interesa que tú pienses que hay un misterio y que hay misterios insondables y manos lejanas que mueven el mundo y tú no lo sabes, ay qué misterio. Y tú te lo crees. Porque está bien contado.
Contar bien las cosas es muy importante. Eso es así.
Baudolino. Al cabo de unos años, sacó un libro que se llama Baudolino. Un chico en la Italia del siglo XIII tiene facilidad para inventar historias, y el rey Federico Barbarroja lo utiliza para que se invente historias que le ayuden a mantener su reinado. Nada menos que un equipo de comunicación. Contar historias al servicio de una causa, de una idea, de un interés. Qué cosas. Nada es dejado al azar. Todo tiene un sentido. El signo, el símbolo, el significado de las cosas, quién las cuenta, qué entendemos cuando las contamos, qué nos interesa que la gente sepa. Contar las cosas es muy importante. Y da credibilidad. Contar historias al servicio de alguien. Contar bien las cosas es muy importante. Fabricar un relato de las cosas. Contar algo sobre un hecho o una situación y dejarlo en manos de una persona de confianza, de alguien que se devane los sesos pensando cuál es el mejor modo de contar la realidad, de conectar con la gente, de llevarlos al huerto. Esto ha pasado, porque te lo estoy contando. Mejor hacerlo bien que hacerlo mal. 
Después de ese libro, que nos flipó y ya nos ganó para siempre y le perdonamos lo del Péndulo de Focault, creo que me leí uno que se llamaba La isla del día de Antes. Una isla que estaba justo en el meridiano o en el… en el meridiano en el que las horas del día cambian o algo así. Entendí muy poco. Ese libro era complicado de verdad. Supongo que habrá quién sacara de ahí una relación con algo, pero yo no la supe ver. Y no pasa nada. Lo acabé, la historia medio medio me interesó y listos.
La misteriosa llama de la reina Loana, era un libro un tanto autobiográfico, sobre su infancia en la Italia en la que los fascistas se volvieron locos al final de la guerra y liaban unas pardísimas. Sus recuerdos, los libros, la gente. Bueno. Ni mataba ni te aburrías.
Y escribe El cementerio de Praga. Y lo vuelve a hacer. A contar lo que nos interesa. Como un Baudolino del siglo XIX, alguien que tiene habilidad para contar cosas, para escribir cosas, pero que es utilizado por los servicios secretos para… construir un mundo. Una realidad. La realidad. Esto no es ya así, ahora vamos a contar que es así. Y será así. Y la gente preguntará y dirá, es así, lo he leído. Y punto. Y se inventan que los judíos son la puta basura de la humanidad. Y lo harán en base a escritos de mierda de gente de mierda, pero si se les da un barniz de respetabilidad, esos escritos de gente absurda y espantosa, pueden ser tomados como reales. Vamos a echarle la culpa a los judíos. Vamos a contarlo así. Y así se hace. Y ahora está en tu mano creértelo.
Porque Eco también dice eso. Que por mucho que las cosas nos digan que son así, nosotros tenemos una cabecita para entender las cosas y para pillar al que nos está tomando el pelo y para, ojo, construirnos nuestro propio mundo. Que por mucho que contemos las cosas, no podemos estar seguros de que la gente vaya a entender lo que nosotros pensamos que ha de entender. Y que ahí está la gracia.

No pensemos que sólo ellos pueden contar las cosas. Vamos a contarlas nosotros. ¿Cuándo quedamos y nos ponemos?

miércoles, 17 de febrero de 2016

Baal

Baal se despertó en cuanto el radiodespertador se puso en marcha, apareciendo la voz del locutor que hablaba del inminente peligro que corría algo muy importante. Baal, oh Baal, se vistió y se tomó un vaso de leche, sin pararse a hacerse tostadas o a abrir un paquete de galletas ya que llegaba tarde. Baal, poderoso, bajó a la calle y se encaminó al párking en el que le esperaba su coche, para ir al trabajo. Baal, gran Baal, tardó más de lo previsto en llegar a su puesto de trabajo ya que aquel día el tráfico estaba siendo espantoso por toda la ciudad. Estaba lloviendo y Baal, magnífico, no pudo contactar con nadie para avisar de que iba a llegar tarde. A Baal, oh Baal, no le gustaba la lluvia. Baal, omnipotente, llegó a su lugar de trabajo y durante unas cuantas horas desempeñó su tarea, con más o menos acierto. Baal, excelso, salió a una hora determinada a comer y lo hizo acompañado por otros compañeros y compañeras de trabajo. Baal, gran Baal, participó en una conversación sobre los graves riesgos que corría el conjunto de algo que se le escapaba si no se llevaba a cabo una acción o una serie de acciones que resultaban inaplazables. Baal, fabuloso, intervino repitiendo más o menos los argumentos que durante su despertar había escuchado y que también en la radio de su automóvil se habían ido repitiendo. Esos argumentos de Baal, tremendo y refulgente, venían a coincidir con los de sus compañeros de mesa. Llegada la hora de regresar al trabajo, Baal, sabio y terrible, recibió una notificación de un superior por la que se le conminaba a acelerar el curso de los trabajos que debía realizar, so pena de recibir una sanción o bien, ver peligrar su puesto de trabajo. Baal, glorioso, se afanó pues en cumplir con lo que se le demandaba e incluso, se quedó en su puesto de trabajo después de haber tocado ya la hora de volver a su casa. Algunos compañeros le preguntaron a Baal, incomparable Baal, si no se iba con ellos, pero Baal, fantástico y omnisciente, les dijo que no, que se quedaba un rato más. Dos horas después, Baal, gran Baal, habiendo medio arreglado lo que le pedían, volvió a coger su coche y regresó a su casa, escuchando un programa musical en el que muy de vez en cuando sonaba alguna canción que a Baal, oh Baal, le parecía correcta. Baal, supremo, dejó el coche en el parquing y fue a su casa donde se dispuso a preparar algo para cenar.
Y Baal, estupendo, batía un par de huevos para hacerse una tortilla francesa cuando, al ir a meter la mano en el recipiente de la sal, sintió un escozor en el dedo producto de que el dedo se encontraba algo descarnado dado que Baal, excelso, había estado nervioso durante las horas de trabajo. Baal, inigualable e inalcanzable, dejó  lo que estaba haciendo y se sentó un momento en una silla que Baal, bendito, no recordaba haber comprado.
- Creo que como prueba ha sido suficiente.
Y Baal, oh gran Baal, dejó ese mundo y volvió al mundo original que Baal había creado en el que...

- Oh Baal, grande eres y modesto a la vez al querer probar los sinsabores y rutinas de la vida de tus creaciones.
- No, no, no te equivoques mortal, yo no tengo nada que ver con esto. Un día, quizás, podréis venir a mi mundo. Quizás. Un día.

domingo, 14 de febrero de 2016

Santako in Blues. Pero ¿qué es el blues?

Es una pregunta que ya nos hemos hecho. ¿Qué es el Blues? El blues es perder. El blues es pérdida. Que BB King cante lo que quiera, que haya canciones como Hoochie Coochie Man, da igual. Es blues, pero no es el blues. El blues es perder. 
El festival Santako in Blues, el heroico festival Santako in Blues, se puso en marcha el pasado viernes en su tercera edición, con una velada en el Auditori en la que se dieron dos actuaciones, la del Predicador Ramírez y la de A Contra Blues. Dos maneras de entender un género y dos formas de hacer Blues. Una jocosa y divertida, un blues juguetón en el que se tira de bases conocidas y ritmos sabidos, con letras divertidas y pícaras, como las que interpretaba el Predicador Ramírez. Un blues que divierte, en el que esperas el solo de guitarra, la broma de un Predicador Ramírez con patillas, bigote, pero no barba, y los solos a la armónica de un mito de la música colomense, del que no recuerdo su nombre pero que es el chico que hace mil años tocaba con la Incombustible. Sea como sea, este primer concierto fue una manera estupenda de comenzar un Festival en el que se cuenta con un público militante, un público enfundado en unas camisetas que se han convertido en una forma de identificar a los que son, de los que no son. Yo no soy, no me la he comprado. Sólo eran 4 euros. 
El blues es perder. El festival comenzó con una presentación a cargo de las autoridades locales. Hay un bate de baseball esperando a romperte las piernas. Hay una ostia que todavía no te han dado.  Y poco a poco esa ostia, esa torta, te la llevas. Durante la presentación, la alcaldesa, haciendo un alarde, cuenta la anécdota archiconocida en la que Leroy Johnson vende su alma al diablo para tocar mejor... ¿Leroy Johnson? Hemos escuchado todos Leroy Johnson. Pregunto. ¿Leroy Johnson? Se ha arriesgado demasiado. ¿Leroy Johnson? efectivamente, Leroy es el segundo nombre de Robert Johnson, Robert Leroy Johnson. Ha dejado la trampa colocada y el periodista con ganas de chafar guitarras se ha lanzado en plancha. Touché. Batazo en toda la cara. Medio atontado por el golpe, disfruto del concierto con mi joven hermano. Hay mucha gente, gente que en la edición anterior no estuvo, otra gente que, como digo, está absolutamente entregada. Leroy Johnson. Vaya gol.
Eso es perder. El Athletic de Bilbao jugó el sábado contra el Real Madrid. El Athletic jugó muy bien. Comenzó perdiendo, ya sabes que el Athletic va a perder, pero empezar en el minuto dos palmando, descorazona. No te rindes, el Athletic empató. Jugamos muy bien, los tenemos ahí, fallamos, perdonamos, pero estamos ahí. Nos marcan dos goles seguidos y en la segunda parte un cuarto. Hemos jugado bastante bien, hemos hecho muchas cosas. Pero los otros, sin hacer nada, estando ahí, ganan. Perder. Es un blues. 
El segundo concierto del viernes era de A Contra Blues. Me habían hablado muy bien de este grupo. Y la verdad es que le daban. Le daban mucho. Dos guitarras eléctricas, un bajista con contrabajo, una batería con pinta de inglesa que en realidad era de aquí y se llamaba Nuria, y un cantante descomunal que rasgaba una guitarra acústica. Blues heterogéneo, blues con muchas referencias, blues que tiene momentos vibrantes y otros momentos más ligeros. Blues que se permite colar una versión de Triana un tanto 'elultimodelafilizada', o una estremecedora versión de Sinner Man que, sin saber si la ha cantado Nina Simone, sabes que la ha cantado Nina Simone. Blues que se permite terminar con unos bises en los que aparece el Somethin' Else de Eddie Cochran y el Baba O'Riley de The Who. Esta última me vuelve loco. Somethin' Else también, pero la versión es demasiado lenta, al menos para mí.
A Contra Blues sólo tiene una canción propia en castellano, una canción que habla precisamente de perder. Del desamor. De que algo no va bien, algo ha terminado, algo no está. Alguien no está. 
El concierto termina con la sensación de haber visto a un muy buen grupo. Las típicas bromas sobre estar sentado o estar de pie en un concierto, cervezas Moritz a dos euros que sientan estupendamente después de una semana de abstinencia, y gente maja con la que charlar mientras se ve el concierto.
El sábado el periodista decide ir también al concierto. Le informan que los Blues Travellers, que vienen de Bilbao, son aún mejores que A Contra Blues. Le ponen dos canciones, no me hacen mucho tilín, pero voy. No hay entradas. El blues es perder. El sábado yo hice el blues. 
El blues es perder. El blues es la pérdida. El blues es irte por el carrer Major para casa. Un festival de música y de pérdida. 
El domingo, más conciertos. Pero ya no llego a tanto. El domingo los Hule Frappé en el Cinc, demostrando que son demasiado buenos para disfrutarlos. Han hecho una versión de Vetusta Morla, mal asunto.
Como dicen por ahí, gente bonita haciendo cosas bonitas. Gente que quiere que haya música en el pueblo. No se puede perder. Eso sí que sería un blues. 
Enhorabuena a la gente de Santako in Blues por el heroico esfuerzo que supone montar un festival de Blues de calidad en nuestro pueblo. Qué siga.   

jueves, 11 de febrero de 2016

En la MIR. Drama (o comedia) intergaláctico/a #12 y final.

El espacio es infinito. Todo, prácticamente, si me paro a pensar de una manera fría y sin negatividad, todo es infinito. Pero el espacio es más infinito todavía. Mientras veíamos cómo se había largado Chovanek, cómo su figura se iba perdiendo en la oscuridad camino de ningún sitio, camino de ese lugar al que nosotros habíamos soñado ir (yo había soñado ir), nos dimos cuenta de que tendríamos muchas cosas que explicar. Yo quería hacerle algo a Chovanek. Le odiaba. El italiano le odiaba también. Podríamos haberle hecho algo. Estuve examinando qué había pasado con el choque entre los dos, pero por más que intenté repasar toda la secuencia, no conseguí ver de qué manera había podido pasar. Había sido él.
Él solito había decidido desconectarse de todo y largarse. Una forma de morir queriendo vivir. La verdad es que le envidié. Claro que le envidié, pero al mismo tiempo me acordaba del acojone que pasé cuando me dí cuenta de que Chovanek se había ido y que los demás... bueno. Fue todo muy confuso.
Y muy rápido. Una vez que todos estuvimos dentro de la base de nuevo, nos preguntamos qué habría podido pasar y no le encontramos explicación. O sí. Chovanek había dado muestras de que no andaba muy fino y entendimos que había decidido pirarse y emprender una nueva vida buscando la muerte.
Cuando los altos mandos de la misión volvieron a ver encendido el pilotito de 'encendido' para poder conectarse con nosotros, nos montaron el pollo que esperábamos pero corregido y aumentado. Volvió a ponerse el primer ministro ruso, el americano, y esta vez fue el Rey de España en persona el que me dijo que 'siempre tiene que haber uno que es más tonto que los demás y mira tú por dónde que el más tonto es español', Lo que pasa con las reprimendas es que pierden efecto si recibes más de una. El Rey me impresionó, pero bueno, estaba a miles y miles de kilómetros de distáncia, así que, bueno, que me esperase cuando bajase a la Tierra de nuevo.
Tuvimos que explicar lo de Chovanek, claro. No hubo nada que explicar, porque al parecer en todas las misisones dan por descontado que a uno se le va a ir la cabeza y va a hacer lo que hizo Chovanek. Que ese no era el problema, me dijo el Rey. El problema era la imagen de patio de colegio que habíamos dado. Que la mente humana es insondable, pero que la tontería se puede medir. Y que yo era el más tonto de todos. Que en lugar de estarme calladito y limitarme a no molestar, poco menos que había organizado una sublevación en el Espacio. Que cuando bajara, me iba a enterar. Bueno.
El resto del tiempo hasta que llegó el relevo fue bastante tranquilo. Hicimos nuestras cosas, los nuevos llegaron, todos rusos, y no nos dijeron ni hola ni adios. Recogimos las cosas y hicimos el viaje de regreso.
En Tierra, aterrizamos en un lugar de Rusia, nos llevaron a Baikonur, nos examinaron, unos militares nos echaron una bulla terrible y nos enviaron a cada uno a nuestro país. El italiano y la rusa se despidieron de una manera muy emotiva. Lo suyo había sido muy bonito pero tenía que acabar. El italiano luego me dijo que de eso nada, que había quedado en seguir viéndose con ella, que no pasaba nada. De hecho nos dimos los emails y quedamos en vernos alguna vez al año en algún lugar. Lo hicimos un par de veces.
La tercera vez que lo hicimos fue en un Restaurante de Amsterdam, hace un par de meses, antes de la Navidad. Quedábamos siempre en países distintos para obligarnos a todos a viajar. Primero fue en Londres, luego Lisboa, París...
Habíamos quedado a una hora en un restaurante del barrio Latino y el sueco fue el primero en llegar. Miento, el primero fui yo. Los años pasan y venía con una mujer rubia cogidos ambos de la mano. Me la presentó. Era sueca, era su mujer, que se había casado. Luego llegó la alemana, que no sé porqué me pareció mucho más guapa con el paso del tiempo. El italiano y la rusa llegaron por separado, pero todos sabíamos que eran pareja desde hacía tiempo.
Y luego llegó Chovanek. Y lo cojonudo es que a todos nos pareció normal. Estaba igual. Y no contó nada, el cabrón.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Un post en el blog. La televisión de Proust

Cualquier cosa es susceptible de ocupar un espacio. Cualquier elemento puede servir para rellenar un día más. Una calle, una acera, un cable doblado, una cara. Una cara, de hecho, puede servir para llenar un tiempo infinito de entradas en el blog. De manera velada o de manera directa. Una cara y lo que hay detrás de una cara, puede servir de motivo para una obra literaria completa. De hecho, no creo que haya un motivo mejor.
Pero ayer ocurrió algo que me hizo desviar la atención. En un lugar insospechado, encontré esta televisión. Encontré mi televisión. Creo que fue la segunda televisión que entró en casa y si no me equivoco fue la primera televisión en color. Una Philips, y me van a perdonar por la publicidad, pero en mi casa éramos y somos muy maniáticos con las marcas. Somos muy maniáticos con todo. Quizás sea un problema que deberíamos estudiar. Esta televisión Philips sucedió a una televisión anterior cuya marca no recuerdo y fue sustituída por otra televisión que sin duda también fue Philips hasta que cometiendo un sacrilegio imperdonable, el año pasado compramos una Sony planita, nada del otro mundo, pero que significaba un significativo avance en cuanto a manejo de espacios y pesos.
El asunto es que ayer yo me encontré con mi televisión. ¿Cuántas veces han ido a la casa de alguien, a algún bar, a algún sitio, donde sea y se han encontrado con su televisión? Vamos a casas de gente y vemos la televisión y ya damos por sentado que esa televisión, ese modelo de televisión, no es como nuestra televisión ni tampoco como ninguna televisión que hayamos tenido. Pasa con las televisiones, con los dvd's, con los equipos de música, etc. El nuestro suele ser único. El modelo, no me estoy refiriendo a la marca, creo que casi nunca suele coincidir. Si alguien tiene un caso que contar, que lo haga, que estoy abierto al debate.
En mi casa solo entraban cosas Philips o derivadas de la Philips, marcas paralelas o similares, porque teníamos un tío, mi tito Paquito que vivía en Badalona, que trabajaba en la Philips y que, bueno, si había alguna cosa con algún golpe o algo así, pues tal. Eso pasó con las neveras, pero no creo que pasara con la tele. Philips es una marca de electrodomésticos, no es una marca especializada en equipos de música, eso nos dijo hace poco un dependiente en el Mediamarkt. Qué sabrá él. Intentando recordar, creo que lo de las televisiones no tenía que ver con mi tito Paquito. De hecho, el equipo de música fue Aiwa y todavía sigue siendo Aiwa. ¿Cuándo cambiarán de equipo de música? Lo compramos cuando tenía yo 14 años y necesitaba una doble pletina de manera desesperada para grabar las cintas de... que no podía grabar ya en el contestador automático. Qué pena.
Si se fijan en la imagen, la televisión tenía al lado del botón de encendido, un botón verde que se supone que daba un brillo especial a la imagen. Soviéticos como éramos, ese botón no se ecendió creo que jamás. Podría haber jodido el tubo de la imagen o algo. Ese era nuestro método para conservar las cosas. No apretar botones, no darle a nada. Si la tele venía así, así se quedaba. La televisión no tenía mando a distancia y esos botones que se ven alineados, de tanto apretarlos para cambiar de canal, se fueron fastidiando.
La solución. Los históricos palillos. De esos momentos estelares en la historia de la familia, cambiar de canal y fijar el botón con un palillo insertado en la ranura. Y el palillo puesto en el botón, para que no se fuera el canal. Si se fijan, había debajo una plaqueta que si apretabas aparecían los cambios de brillo, color, tono, etc, también la sintonización. Si estaba el palillo, para qué íbamos a resintonizar nada. Solo con el botón ya fundido o con el canal completamente inutilizado, cambiábamos el canal de botón y vuelta a empezar. En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
En aquel tiempo no había tantos canales como ahora.
Debajo de todo, había una plaquita pequeñita que escondía la salida para los auriculares. Creo que jamás la utilizamos. Con esta televisión fue con la primera que empezamos a jugar a la consola. ¿Cuánto tiempo nos duró esta televisión?
Lo que quisiera comentar especialmente es la casualidad. Que en un lugar insospechado, al que no pensaba ir, donde caí por casualidad, me encontré con esta televisión que me hizo pensar en el botón verde, en los palillos (mi hermano, al ver la foto fue lo primero que comentó), en lo que pesaba el muerto aquel...
Escribir sobre una televisión Philips antigua que te encuentras en un lugar que no esperas. Tus recuerdos, tu vida, cosas que la gente está esperando conocer. Mirando la pantalla con ojos tiernos, pensando, ay, quién pudiera conocer más cosas sobre el Toni. Y sobre todas las cosas Philips que tuvo y tiene. Ahora mismo estoy escuchando música con unos auriculares Philips. Un regalo. Philips. Cualquiera diría que me he vendido a la Philips. Igual es el primer paso para venderme del todo.

martes, 9 de febrero de 2016

En la MIR. Drama (o comedia) intergaláctico/a #11

Salimos uno detrás del otro. Nos habíamos encomendado una serie de tareas de carácter meramente testimonial con la intención de que, en caso de que nos buscasen las vueltas, poder demostrar que habíamos estado haciendo algo. El italiano y la rusa se fueron a hacer como que colocaban bien unos cables de conexión con el satélite chino que nos enviaba unas imágenes de un proyecto que teníamos en común. El sueco y Chovanek hacían como que recolocaban unos paneles que se habían desprendido o estaban medio sueltos. Y finalmente yo y la alemana, bueno, más la alemana que yo, revisaban unos marcadores que estaban situados en el exterior y que hacían referencia a cambios de temperatura, volúmenes de nosequé... cosas. Todos hacíamos cosas pero en realidad no estábamos haciendo nada. En un momento dado, cambiábamos las parejas para movernos y para adquirir nuevas perspectivas sobre lo que estábamos haciendo. Vivir el momento.
Por un momento, aquello tuvo efecto. Estaba contento. Se me había olvidado todo lo que tenía contra Chovanek. Estaba feliz. Estaba en el espacio. Estaba realmente en el espacio. Ya no estaba dentro de aquella base espacial, ya no estaba sujeto a un espacio reducido en el que moverme. Tenía toda la galaxia para mí. Era una sensación de vértigo enorme, de poder absoluto a la vez. Podía desprenderme de los cables y salir volando hacia el infinito. Ir nadando hacia la Tierra. Dejarlo todo e ir lanzado hacia la Tierra y destruirla. O irme, irme así sin más. Desligarme de todo y perderme por el espacio hasta que me durase... me iba a durar bien poco, pero uno se ilusiona con las cosas y cree que van a ser para siempre y que va a durar toda la vida y no tiene en cuenta que el nivel de oxígeno no es tan grande como uno cree y que va a morir. Vas a morir. Pero qué muerte tan así. Perdido en el espacio, intentando llegar a la Luna o a Marte o a otro planeta que quede cerca. Que cerca no queda ninguno, pero uno los ve ahí y cree que va a llegar. Bueno. En esto estaba. Con la mente perdida, mirando el cable y pensando, de buena gana me dejaba ir y vivía la experiencia de perderme en el espacio. Cuándo vas a pensar otra cosa igual. Lo recuerdo ahora y se me están poniendo los pelos de punta. Esa sensación de flotar en el espacio, de poder zambullirte en una oscuridad absoluta.
Y entonces pasó a mi lado Chovanek. Y Chovanek me empujó y choqué contra una barra que conectaba uno de los módulos de la base con un motor. Y se rompió. Y me hice daño. Y tuve mucho miedo, mucho miedo, porque pensaba que con el golpe se había roto algo y todo eso que estaba pensando tan bonito y tan así de perderme en el espacio, de repente era una puta mierda y no dejaba de mirar dónde estaba el cable y que por el amor de dios que no se hubiera soltado. Y estaba nervioso perdido viendo y comprobando loco perdido si estaba todo bien, cuando de repente me fijé en que una figura blanca, uno de nosotros, realmente se había desenganchado y vagaba por el espacio.
Y entonces sí que me acojoné de verdad. Porque de pensar a hacer hay un trecho enorme. De proyectar, imaginar, trazar castillos en el aire y esas cosas a realmente ver las cosas que pasan, amigo, hay una distancia que se mide en cómo de grande es el susto de ver que, sí, que uno de los nuestros, se había desconectado y estaba fuera de control.
¿Quién era? No podía distinguir quién era. Porque se iba alejando cada vez más. Como precaución, además, habíamos desconectado los intercomunicadores, por lo que no podíamos preguntarnos nada. Instintivamente me fui hacia la puerta por la que habíamos salido y por la que íbamos a volver a entrar. Cuando llegué, me dí cuenta de que esa idea había sido compartida. Allí estaban la rusa y el italiano. Una nueva figura se iba asomando... era el sueco. Sólo faltaba la alemana y Chovanek. Al cabo de un segundo vimos a la alemana venir. La figura que se iba alejando cada vez más era la del checo.
Chovanek se había ido. Se alejaba cada vez más.
No podía ser que Chovanek hubiera decidido hacer lo que nosotros en nuestro interior queríamos hacer con él. No podía ser que Chovanek hubiera decidido hacer lo que nosotros hubiéramos querido experimentar por nosotros mismos.
Todo lo que hiciera Chovanek me iba a sentar mal, incluso desaparecer.

lunes, 8 de febrero de 2016

Crónica de Carnaval. El David Guetta de la Plataforma per la Defensa de la Serra de Marina i Can Zam os felicita las fiestas

Yo. El primero. El ego. Se me está poniendo un ego gordísimo, infladísimo, insoportable. Yo. Periodismo, primer día en la Facultad. No sé si ocurrió así pero me lo invento. Yo. El yo nunca. Nunca. Jamás. Pues nada. Reincidiendo en el error. A tope. Pero tengo que contarlo. Tengo un compromiso con la sociedad, con una sociedad y un pueblo que me lo da todo, un pueblo al que amo desde el fondo de mi corazón como solo los que vemos en el pueblo la materia prima y lo más valioso que tiene la tierra sabemos reconocer. El pueblo y yo. Yo. Carnaval. Te quiero.
En primer lugar diré que es la primera vez que participo en la Rúa de Carnaval. Jamás, insisto, jamás, se me hubiera ocurrido participar de manera espontánea. Pero como quiera que voy a las reuniones de la Plataforma en Defensa de la Serra de Marina i Can Zam y se consideró oportuno poner la reivindicación del parque verde y frondoso encima de la mesa, ahora que se cumplen 40 años de la primera manifestación por el parque, participando en el Carnaval y como quiera (como quiera, como quiera...) que iba a participar todo el mundo y como quiera que yo (yo) pensaba que una inminente operación me la pasaba yo por el forrete porque a ver cómo narices me iba a quedar yo sin ir a la rúa un sábado si me opero un jueves... pues eso, que participé.
Ahorro los preparativos previos, aunque merecen una mención. No me veo fino. Merecen una mención. Durante varias semanas, un nutrido grupo de personas han participado como si estuvieran elaborando los trajes de los milicianos durante la guerra o los vestidos de un festival de fin de curso (por quitarle hierro al primer símil), en la fabricación de los trajes de árbol, columpio (pocos), flores y bayas, perdón, vallas. Hojas, cartones, telas, casacas, hilos, medidas, pegamentos, el burro, la furgoneta, las canciones... ay las canciones.
El plan era sencillo. Nos vestimos de flores y árboles. Unos cuantos serán vallas. Otros columpios. Pondremos una canción. Preservemos el parque Elysienne, un clásico de Pete Seeger que recomenda Fermín Chueco. La sección revolucionaria clásica sesentayochista tiene mucha fe en esta canción. No la conozco. Nos la ponen. Bien. Esto como canción para el Carnaval... en fin. Ya haremos algo. El algo es la versión Manolo el del Bombo de Preservemos el parque Elysienne. Un bombo, cinco voces, a chillar. El David Guetta de la desto. No contentos con este ataque a la música, perpetramos también Carnaval, carnaval, con la letra modificada. También al bombo. Ambas, con las voces prístinas de regidoras y ex regidoras que cantan para dentro, activistas de voz recia y los platillos acompasadísimos del regidor Jonatan Fornés, al que Dios le ha llamado, sin duda, por el camino de la percusión.
Seguimos con el plan, nos pondremos todos en fila. Primero las vallas, luego las flores, luego los árboles, luego... cuando suene la música del Carnaval carnaval, a formar. Cuando suene la versión 'al bombo' del parque de Can Zam, las flores y los árboles rompen las vallas.
Bien. Llegó el día. El día de la operación. Perdonen que insista. El jueves por la mañana yo me operaba. Pensaba, si la sanidad pública confía en que me puedo ir a mi casa a las doce del mediodía si me opero a las nueve, qué no podré hacer yo en la rúa... vana ilusión. El viernes por la noche podía andar, cierto, pero andar apoyado en personas de amabilidad extrema. Un aparte, impedido y todo, convaleciente y todo, estuvieron a punto de lincharme en un ameno debate sobre Palestina. Para caer mal indiscriminadamente hay que valer. Y yo tengo un don.
Como digo, se me confinó al apartado de 'los que van en la furgoneta'. Me pintaron, me vistieron, pero me colocaron en un habitáculo en el que previamente se instaló un portátil y una sillita de madera y desde allí a mover a la rúa.
Qué responsabilidad, la virgen. Escoger música para una rúa. Yo. Insisto. Yo, que nunca he ido a una rúa. Que no me disfrazo. Que no bailo. Que siento aversión por la música 'de bailar'. Ponte. Venga. Pues nada. Selecciono canciones de Peret, Los Chichos, Chunguitos, rumbas varias, Muchachito, reggeton, el Taxi, Rafaella Carrá, horteradas varias (cualquiera que me vea poniendo Carlinhos Brown...), y de vez en cuando... 'que lindo es el parque de can zam'.
Qué bonito. Llegar al local de ICV, que durante días parecía un taller de costura, convertido en un espacio de maquillaje libre. Todo el mundo pintando la cara a todo el mundo. Qué caras tan bonitas pintaditas de amarillo y de naranja, qué buen rollo....
Vamos. Vamos que tenemos que llegar a la Plaça del Rellotge. Vamos el Aitor, el Benju vestido de flor... en fin, y servidor. Probamos el equipo. Tira. Aparcamos. El compañero Alejandro nos echa fotos. Él no viene con nosotros, que va con los Castellers. Estando allí, vemos pasar a unas mujeres que van vestidas como de... Sufragistas. Como soy muy listo, lo he adivinado a la primera. La alcaldesa va entre ellas. La alcaldesa se disfraza de sufragista rodeada de otras mujeres del consistorio. ¿La alcaldesa se disfraza? ¿Y eso? Pasan de largo. ¿Y los nuestros? Los nuestros van llegando, que había que ensayar la coreografía, ojo. Corea del Norte.
Y hasta ahí vi yo la rúa.
Todo lo demás fue ir poniendo música allí sentado, encajonado, suministrando folletos y viendo a los compañeros de la Cup, a los de Icv, a mi compa Carlos, a los podemitas, y gente que se sumó a la comparsa porque qué carajo, es carnaval, cantando y bailando como si no hubiera un mañana. La verdadera unidad popular, a través de la pachanga. La Sevilla, el Jesús, el Aitor... unidos, trabajando, bailando y echando unas risas por una comparsa. Mola mucho. Ha molado mucho. De vez en cuando... qué lindo el parque de canzam... había sangría, pero había poca sangría. Hubo un mañana. Doblando la calle Sant Just con Avda Generalitat... se nos jode un bafle, y luego el otro. Ole. Cuando más gente había, no hay música. Es igual. Carnaval carnaval y Qué lindo el parque de Can Zam.
Me bajo y veo mucha gente en la Plaça de la Vila. Voy andando como un muerto. Llegamos a la plaza y suena Manolo el del Bombo. Caras de susto. Concejales sacando fotos. Todo es muy bonito. ¿Le dejamos las vallas a la alcaldesa ahí delante o qué? Va, entre la Paqui y yo las quitamos. Entre la Paqui y la Paqui, para ser exactos. Que no se diga que dejamos la plaza perdida. Pero no se olviden, queremos el Parc de Can Zam Verd i Frondós.
No he visto a la gente de Colombia que dicen que iban tremendos, ni a nadie... pero bueno. Ahí hemos estado. Como si hubiera estado en la guerra. La gente dice que muy bien. Que ha sido genial. Que el año que viene más. Que quién abre el local de ICV otra vez el lunes para hacer lo que sea... No tenemos fin.
A todos los que participaron en esta comparsa de la Plataforma, felicidades. A la Loli que se pegó una matada de coser y medir, especialmente. A los que vinieron a apoyar, a vestir, a animar. Y a los del resto de comparsas... es que no os vi!!! El año que viene a ver si eso y ya...
Tengo fotos, pero tampoco es plan.

En la MIR. Drama (o comedia) intergaláctico/a #10

Siempre hay alguien que tiene una idea mejor que la tuya. Te acabas acostumbrando a que haya alguien que te tome la delantera, que elabore más el concepto, que sea más... alguien que esté en posesión de algo que tú no tienes. Es algo sobre lo que no merece la pena detenerse demasiado. Siempre hay alguien que está en una posición mejor que la tuya para algo. En cualquier orden de la vida, muy dificilmente serás tú el que tenga la primera opción, la idea buena, el gusto de ser tú. Es lo que hay.
Cuando el sueco nos dijo de salir al espacio los seis como forma de hacer elgo en común que nos ayudase finalizar la misión de una manera algo más digna que el esperpento que estábamos formando en la base espacial ante los ojos de la humanidad, la verdad es que pensé 'eso se me podía haber ocurrido a mí'. Pero no lo hice, porque mi mentalidad siempre es de corto plazo, no tengo ni tenía un proyecto, no tengo ni tenía una idea global de las cosas. A tirones, siempre a tirones, a remolque, pensando en lo que puede ser mejor para dentro de cinco minutos, pero no a largo plazo. Esa idea del sueco era brillante. Los seis en el espacio, cualquier cosa puede pasar.
¿Pero qué cosa? Es sencillo. Que Chovanek sufriera una accidente en esa salida, que algo le ocurriera y que se quedase suspendido en la galaxia para siempre. Entre el italiano y yo, pensándolo de manera coordinada, podríamos hacer algo. Si acaso la rusa o la alemana quisieran colaborar, sería estupendo. El sueco, supuse que no haría nada. El sueco.
El sueco era un personaje al que, como he insistido bastantes veces a lo largo de este relato, no le había prestado atención. Soy una persona que no presta atención de manera muy poco disimulada a la gente que considera que no le va a aportar demasiado. O que ve demasiado... El sueco era una persona callada, que no tenía rasgos peculiares, que no destacaba, que no decía cosas graciosas, que no comentaba nada si le parecía extraño, que mantenía un perfil... el perfil de una persona que está haciendo lo que tiene que hacer y nada más. Apenas nada más.
El sueco era como yo me veía y sin embargo como yo no soy. Yo esperaba ser como el sueco, una persona sin conflictos, sin ganas de jaleo, sin problemas con nadie, una persona de las que no eligen para jugar al fútbol, de las que no llaman para salir de marcha, a las que no se las tiene en cuenta. Ese era el que esperaba ser yo y era el sueco. Yo no era así, aunque quisiera ser así, aunque me viera así. En realidad, no sé cómo soy. Tampoco viene ahora al caso saberlo. Lo que está claro es que no soy yo.
Por eso, que el sueco tuviera esa idea tan brillante, me cogió por sorpresa. Elegimos un día y nos dispusimos a prepararlo todo para salir al espacio. Los seis. Qué emoción. Chovanek no puso problemas. Eso me escamó. Pero pensé, porque como ya ven pienso mucho, igual él también tiene derecho a pensar lo mismo de nosotros. Es decir, que tiene derecho a buscar la manera de mandarnos a todos a cagar a la vía. A la vía lactea en este caso. Así soy, me reservo los chistes buenos para las ocasiones...
Llegó el día en el que teníamos que hacer la excursión. Contactamos con la base de Baikonur y le dijimos que durante unas horas íbamos a hacer una serie de pruebas que nos obligarían a tener desconectado el aparato y que no se preocupasen que volvíamos a estar en contacto en unas horas. Antes de que intentasen respondernos alarmados o hiciesen algo extraño, habíamos desconectado todo el sistema de comunicación.
La vida te pone a veces en situación de hacer lo que llevas mucho tiempo esperando. El momento, la oportunidad. A veces haces algo trascendente que no tenías planificado y otras veces el momento está señalado en el calendario. Nos colocamos los trajes y nos pusimos en disposición de salir. No dejaba de pensar en qué cara tendría Chovanek en ese momento. El momento en el que nos pusiéramos en fila todos para ir pasando hacia la puerta por la que iríamos yendo hacia la zona de descompresión o no sé cómo la llamaban, la compuerta digamos que estaba antes de salir al exterior, digamos.
Me tocó justo delante de Chovanek. No pude evitar girar la cabeza para mirarle. Estaba sonriendo.
No se veía nada, porque los cristales estaban tintados. Pero yo sé que estaba sonriendo. Lo notaba.

viernes, 5 de febrero de 2016

Miscelánea

Dadas las circunstancias, de lo que se trata es de no hacer alardes. Visto lo visto, con la experiencia a cuestas, lo que no voy a hacer es forzar. No voy a cometer errores tontos. No me voy a poner en evidencia por el mero hecho de que otros en mi situación se han lanzado al barro y luego les haya ido peor. No. No voy a ir por ese camino. Voy a comportarme con seriedad. No voy a hacer lo que no puedo hacer. No voy a hacer lo que no debo hacer. Voy a estar donde tengo que estar. Donde puedo estar. Si no es posible estar donde yo quisiera, es una tontería andar intentándolo una y otra vez. Si no es posible, mejor no ponerse. Ese es más o menos el leit motiv de toda una vida. No hacer nada. Y cuando no haces nada, no te equivocas. Para no llegar, mejor no comenzar. Es más fácil así. Si sabes que no vas a hacer nada con lo que estás haciendo, qué tontería perseverar. Porfiar. Hablamos y hablamos, decimos y decimos, estamos y estamos y realmente para qué. Mejor no haberlo intentado. Mejor haber visto venir que todo estaba perdido de antemano y haberme dedicado a otra cosa Tenía que haberlo visto. Tenía que haberlo visto venir. Peor aún, lo sabía y sin embargo, ahí. Con todo. Contraviniendo todas las convenciones, todos los acuerdos, todo el bagaje previo. Y nada. Una y otra vez. No lo ví venir y ahora qué.
https://www.youtube.com/watch?v=jMCwXjpDGgQ

Carnaval es una época problemática para mí. Desde siempre, disfrazarme, tener que vestirme de algo, hacer el tonto, es algo que me ha costado una enfermedad. Si no lo hacía, era peor, porque sabía que era una oportunidad impagable para pasármelo bien, para estar con gente, para... en fin. Eso. Y no. Año tras año, cuando todos se iban de fiesta de carnaval, yo me quedaba en casa. Ahora parece diferente. Parezco distinto. Me visto de cosas, hago el tonto, dejo que lo vea la gente y disfruto con ello. ¿Y? Mañana es Carnaval. La rúa de Carnaval. En teoría tengo que salir vestido de flor, pero el físico me parece que no me va a llegar. Será un alivio no estar caminando y estar en el coche al lado de los que ponen la música. Molaría. O no. No sé. Si salgo de flor, será para reivindicar el parc de Can Zam verd i frondós. 40 años detrás del parque. Y ahí está. A medio hacer. Con un descampado precioso en el que hacer conciertazos de rock duro. ¿No te gusta el heavy metal? Bueno. Algo. Voy saltando de temas. Disfraz, carnaval, esto y lo otro. No estoy hablando de lo que quiero hablar. Subterfugios. Y se te va pasando el tiempo...
https://www.youtube.com/watch?v=j24O1ERKVu4

¿A qué nos enfrentamos? A ocho grapas, creo. No las he podido mirar, me he hecho el valiente y no las he querido ver. Ocho grapas. Las he visto, sí, las he visto, pero así de refilón, digo que son ocho y en realidad no tengo ni idea. ¿A qué nos enfrentamos? A un saludo, a un beso en la mejilla, a un cómo estás, a un nos vamos hablando. Nos enfrentamos a ir haciendo lo que desde un primer momento se te dijo que tenías que hacer. Estás ahí. Con tus ocho grapas, con las piernas para arriba y con la sensación de que estás mejor de pie que sentado. Dices cosas raras. No digo lo que quiero decir. No digo nunca lo que quiero decir. Puede que alguien, que ya lo sabe, lo intuya entre estas líneas. Viajemos en el tiempo y volvamos a unos años atrás, cuando todo era más sencillo, cuando iba de mi casa al curro, del curro a casa y todo estaba ordenado y era cierto. Tangible. Luego todo fue diferente. La vida de otro. La vida de otra persona en el cuerpo del Toni. Una vida de otro, comportándome como otro, haciéndome fotos en los espejos para darme cuenta de que soy yo, de que me está pasando a mí. Cuántas cosas buenas han pasado y cuántas veces las he contado. Demasiadas. Un poco como con las grapas. Están ahí, las has visto, pero no las cuentas. Eso ha sido. Has estado ahí, pero no lo has visto. ¿Te acuerdas?
https://www.youtube.com/watch?v=-9yakZzEWkc

Una nueva carrera en una nueva ciudad. Es una canción de David Bowie que no tiene letra, porque la letra ya está en el título de la canción. No se necesita mucho más. Han editado unos especiales muy guapos en las revistas especializadas sobre Bowie. El del Rockdelux mola. El del RollingStone no lo he leído. Viene Neil Young en junio a tocar en Barcelona, la entrada más barata se va a los ochenta euros. Los abonos para el Primavera ya están agotados, sólo quedan entradas de día. Eso de que venga Radiohead ha sido mano de santo. Este año sí. Pero este año no. Porque no. Porque no puede ser, porque hay que poner los pies en el suelo y pensar dónde estás y qué eres. Y eres alguien que ya no puede hacer nada de eso tan molón de ir a los sitios, pasártelo bien, tomar algo, vivir la vida. Eso se va a acabar. Has vivido un tiempo de gloria, pero la llegada de las ocho grapas, esas ocho grapas metafóricas, significa algo. Significa que ya está. Que el tiempo de esplendor ya ha pasado. Hay que dar paso a los más jóvenes, gente con proyectos y medios y entusiasmo para llevarlos a cabo. Gente que llene. Que cumpla con las espectativas que se ponen. Que responda ante los retos y las demandas. Yo ya no. Yo ya he perdido. Sopitas, albóndigas, vuelta a la casilla de salida, pero con el número cinco tachado del dado. Tú no sales. Tú ya te quedas aquí.
https://www.youtube.com/watch?v=uk_ilymWo4s

La incontinencia. Decir muchas cosas. Pasarme el día escribiendo cosas. No las cosas que tengo que escribir para que el punto anterior no tenga efecto. No. Escribiendo por escribir. Escribiendo pensando que se lo están leyendo. Que se lo está leyendo. Ya hace mucho que no lo lee. Hace bastante que da por sentado que siempre escribo de lo mismo y ya no hace caso. Entiende quizás que lo que escribo está muy bien, pero ya lo ha visto. Ya se lo sabe. Si, lo alaba, si, lo reconoce, pero no lo lee. Quizás lo lee en diagonal, pasa la vista por encima, pero el interés ya no es el de antes. Pasarme el día escribiendo, pensando en lo que tengo que escribir, en lo que le gustaría leer, pero ya no lee. Ya no hay ninguna necesidad de leer lo que escribo, ya se lo sabe, ya sabe porqué lo escribo. Se pierde la magia. Ya sabe que está ahí el texto, que el texto tiene un sentido y que lo damos por bueno. Y dios vio que era bueno. Y no hace falta hacer mucho más. Escribe de esto, haz lo otro, lo que haga falta. Los textos van cayendo en el olvido. Yo mismo no sé de qué escribí hace dos semanas, qué quieren decir las etiquetas que salen en la columna de al lado, a qué se referían. Escribir pensando en una cosa y esa cosa ya no está. Se fue. ¿Qué pasa conmigo?
https://www.youtube.com/watch?v=tiVwYSc5ElY

Dicen que este año no va a haber invierno. Mi madre ha llegado a casa y dice que hace mucho calor. Un calor de mayo. Mayo. Junio. Todo me lleva a pensar en lo mismo. En mayo pasó. En junio pasó. Todo pasó en algún mes del año pasado. Incluso del año anterior. ¿Qué pasa contigo? Sal, ilumina tu vida. Esta canción hace mucho que no la escucho. Hay muchas canciones que hablan de amor. De un amor devastador, de un amor que acaba mal, que no es, que se va, que no vuelve, que termina, que empieza, no sé, el amor. Pero esta canción es extraña, porque dice muchas cosas que van más allá. Y además no las dice en inglés, las dice en un idioma entendible. ¿Qué pasa contigo mi hermano? Escucha a tu propia voz. Antes de que se vaya. ¿Qué pasa contigo? Momentos estelares de la historia de la humanidad. Has protagonizado uno. Un capítulo de la historia. Has estado ahí. Has visto reír a alguien, le has visto reírse mucho, mirar con los ojos muy abiertos, dormir con los ojos cerrados pero con la risilla del que sabe que la están mirando. ¿Qué pasa contigo mi hermano? Has estado, has ido, has venido, has hablado, has explicado, has escuchado y has estado. Pretérito perfecto. Simple. Dicen que no va a haber invierno este año. Como si hiciera falta que fuera invierno para algo, si ya estás congelado.
https://www.youtube.com/watch?v=kBGReLS7-Pw

Y ya está. Si nos vemos por ahí porque coincide que salgo a la calle, iré de flor. Si no, que tengan buen fin de semana todos.


jueves, 4 de febrero de 2016

En la MIR. Drama (o comedia) intergaláctico/a #9

Nos volvieron a reunir a todos. El mísmísimo presidente de Rusia y el de los Estados Unidos, junto al de la Unión Europea, así como el primer ministro de cada uno de nuestros países estaban en línea, mediante una transmisión simultánea, dispuestos a decirnos una cosa bastante importante. Importantísima. Comenzó hablando el primer ministro ruso, porque total, habíamos salido de Rusia. El mensaje fue muy claro. 'Nos gastamos mucho dinero en esto del espacio como para dejarlo en manos de unos tontitos que se enamoran y se desenamoran y se dedican a los juegos adolescentes. Dentro de un mes lanzaremos al espacio una nueva misión que les relevará. Son una vergüenza para sus países. Todos ustedes.' En términos parecidos, pero con una sonrisa que no sabía yo a qué venía, se expresó el americano. 'Todos comprendemos las extraordinarias circunstancias de presión a las que se ven sometidos ustedes, pero, entiendan que su comportamiento sobrepasa lo aceptable. Deben volver a la Tierra inmediatamente, antes de que se cometa una estupidez'.
Sobre lo que dijeron otros no voy a poner atención. El español, que era el que más me interesaba, porque a fn de cuentas si yo volvía a alguna parte era aquí, dijo más bien poco. Lo de siempre, que estaba de acuerdo con lo dicho, que era una vergüenza, que apoyaba lo que se comentaba y que pedía perdón en nombre de todos los españoles... Nos quedaba un mes allí y para casa. Que fuéramos haciendo lo que pudiéramos, pero que no quisiéramos tampoco hacer alardes, pruebas de valor, o intentar hacer más de lo debido en aras de quedarnos, porque ya estaba puesta en marcha la maquinaria, el dinero estaba puesto y no había manera de echarse atrás. Y nos íbamos todos.
El sueco, que no había hecho nada reseñable, ni se había enamorado de nadie, ni había sido objeto de la ira de Chovanek, escuchó todo lo que se dijo y cuando acabó la conexión, con la boca apretada, se fue a su habitáculo. No le dimos mayor importancia, porque él era así y no nos habíamos preocupado por él en ningún momento. Iba tan a su rollo que, claro, no nos dimos cuenta de que al pobre lo habíamos metido en una movida que le jodía la carrera a fondo sin comerlo ni beberlo.
Salió al día siguiente para hacer sus tareas, pero antes nos vino a proponer una cosa. Nos reunió a todos y nos dijo. 'Tengo una idea. Ya que nos vamos a tener que ir, digo yo que podemos hacer también lo que nos de un poco la gana. He pensado que podíamos hacer una excursión los seis por el espacio. No salir uno y luego el otro, no. Salir los seis, ir los seis fuera y darnos el gusto de estar todos juntos vagando por el espacio. Yo no he podido salir todavía. Creo que la alemana tampoco y no sé si Chovanek y el español. El español seguro que no. A fin de cuentas para qué iba a salir el español. Salgamos todos. Podemos hacerlo dentro de dos días. Lo organizamos y nos vamos de paseo No pasará nada'.
Que no va a pasar nada, pensé yo. Estás tú listo. Que no va a pasar nada, pensó el italiano. Estás tú listo, pensaría el italiano. Que no va a pasar nada, digo yo que pensó Chovanek. Estás tú listo. Que no va a pasar nada, pensó la rusa. Estás tú listo. Que no va a pasar nada, pensó la alemana. Estás tu listo.
Todos le dijimos que nos parecía una buena idea, una excelente idea, para intentar hacer las cosas de otra manera y al menos irnos con buen sabor de boca.
'Te vas a enterar'. No lo dije yo, ni lo dijo nadie. Pero...

miércoles, 3 de febrero de 2016

En la MIR. Drama (o comedia) intergaláctico/a #8

Chovanek nos estaba arruinando una experiencia maravillosa. Yo nunca más he tenido la oportunidad de vivir una cosa como esa, la de estar en el espacio, la de ser parte de un equipo trabajando en una base espacial, la de estar en un lugar al que muy pocos humanos, seres humanos, ojo, han tenido la oportunidad de viajar y trabajar allí... y ese cabrón... no sé. Qué tío más raro.
O sea, que Chovanek tenía la necesidad de joder a alguien si ese alguien parecía querer algo. Nos jodía a los chicos que queríamos hacer algo con las chicas. A ellas las conquistaba y luego no volvía a hacerles demasiado caso. Ni la rusa ni la alemana parecían estar atraídas por él, pero caían en una especie de... no lo sé explicar.
Explicar según que cosas no es fácil. Yo soy bueno no explicando las cosas. Hay gente que es buena yendo al grano, diciendo las cosas de manera precisa, pero yo soy más bien de los que ganan si no dicen nada. O dicen muchas cosas pero en realidad no aportan realmente conocimiento. Hablo de mí todo el rato. Ya me lo dicen, que al final acabo hablando de mí y de lo que me pasa a mí y de mí mismo y todo el rato soy yo.
Lo de ir al espacio no me hizo ningún bien. Si miro con perspectiva, podría haber extraído algún beneficio concreto de todo aquello. Nada menos que ir al espacio, en una misión internacional. El mero hecho de estar ahí, me podría haber solucionado la vida. Pero no, no lo hice bien. Lo de Chovanek fue una mierda y de esa mierda no me he podido recuperar.
Chovanek, una vez que había besado a la alemana, no hizo más por estar con ella. La alemana y la rusa no eran idiotas. Yo sí. Ellas sabían que el checo no quería tener nada con ellas, simplemente hicieron lo que les apetecía. Yo, en cambio, me crucé. Me puse como una cabra montesa. Me hice tanto el ofendido que después de todo un día con el morro subido hasta las pestañas y sin hablar con nadie, me fui para el checo de las pelotas, que estaba en ese momento abroncando al sueco por algo que el escandinavo no había hecho correctamente y le dije que dejase al nórdico un momento y viniera conmigo que le tenía que decir una cosita.
'La cosita te la va a decir quién yo te dije'. En español. La madre que me parió. El muy... sabía español. Chovanek sabía español. Eso me abría todo un abanico de posibilidades de poder cagarme en toda su puta... 'Qué me quieres decir tú, a ver. Llevas tocándome las pelotas desde el primer día. Llevas cayéndome mal desde el primer día que te ví. A ver, a qué vienes tú aquí. A crear buen rollo, dices, a hacer grupo. Eres un inútil, no has cogido un puto destornillador desde que entramos. Te quedas cerca nuestro, nos dices muy bien, dale, aprieta ahí, ojo que eso está suelto, mira te sujeto un poco el cable... una mierda. No haces nada. Me gustaría saber dónde has puesto el culo para que te dejen subir aquí arriba. Yo no soy muy simpático, no soy muy divertido, no como tú que estás siempre haciendo bromitas idiotas que cuanto menos gracia nos hacen a los demás, más gracia te hacen a ti, pero al menos, digo, yo al menos sé hacer algo. Yo he venido aquí a hacer algo. Tú has venido a decirme cosas. Déjame tranquilo y escóndete por alguna parte. Deja de estorbar. Y mejor no quieras saber qué opinan los demás sobre ti, porque igual te tiras por la ventana de la nave y como eres tan tonto que no sabrás ni siquiera que la gravedad no te va a mandar a la Tierra... es igual.'
Esto fue lo que me dijo él a mí. En un español claro y diáfano como si hubiera venido del mismo Valladolid. Me dejó allí con la boca abierta.
Al rato, vino el italiano y me dijo que qué me pasaba, que estaba blanco. 'Hay que tirar a este tío por la borda o como cojones se llame a esto aquí. Amigo, o él o yo', le dije.
No habían pasado dos minutos que ya nos estaban llamando de Baikonur, que teníamos una conferencia con los de abajo, que estaban como motos.