sábado, 30 de junio de 2018

Vida Festival. Vivencias propias.


El gran mundo de la música. Una reflexión sobre la música. Una de las mejores cosas que tiene asistir a eventos musicales o conciertos propiamente dichos con los que no tienes nada que ver, o que directamente no te gustan es que aprecias de una manera especial la música que te gusta. En un concierto de cierto chumba chumba, o un cortavenas, o unos débiles de aquellos… dice uno, qué ganas de escuchar Hawkwind o qué bonito es tener una lista de reproducción de los tal. Los que quieran. Qué bonito es escuchar la música que le gusta a uno y cómo se aprecia en los momentos en los que le falta a uno. A uno. La música. Y qué bonito es también descubrir o quitarte de encima ciertos prejuicios. Antes, antes nos hubieras cortado las piernas por escuchar esta mierda bakala, y ahora… pues eso es así. El ser humano es complejo y simple a la vez. Y hace muchas cosas muy diferentes.
El segundo día del Vida se presentaba como un compendio de historias que había que cerrar: St Vincent, Los Ganglios, Za y Esteban y Manuel. Comencemos.
Hemos llegado a una hora más o menos similar a la de ayer, pero hoy se nota que hay más gente y algo más de guiris. Esto de señalar si hay guiris o no qué sentido tiene. Ninguno. Pero rellena. Amigo. El caso es que llegamos y vemos mucha gente y muchas cosas y decidimos que bueno, que así a bote pronto no nos hace ninguna y nos vamos a cenar hasta que pase algo. Y me pido un canasto de pollo y patatas fritas y cuando tengo que decir a qué nombre digo Klaus y no Anatoly. Y es que el ser humano es simple y complejo. Y viejo. Vamos a cenar, y nos vamos a una mesita y vamos de vino tinto. Toda la vida criticando el rollo reaccionario y clasista de los festivales poperos y prefiero un vinito tinto que la cerveza me deja la pancha… y que oye, un día es un día. De vinitos. Estamos cenando y de fondo empieza St Vincent.
Cosas que decir de St Vincent. No conozco nada de St Vincent. Hizo el disco con el David Byrne, he leído cosas pero música, nada. A la tercera canción, propongo ir. Vamos. Oye, pues un descubrimiento. No es la consecución de la hipotenusa, pero ahí está. Y cuando se marca unos guitarrazos lo peta. Lleva tres músicos. Dos chicos, con la cara vendada, y una chica que toca teclados y bajo. Ella a la guitarra es bestial. Y tiene muchas cosas de Prince y de gente que medio te suena, pero bien. Me ha gustado. No significa que sea una rockera del copón, la música que hace es de difícil encuadre, pero tiene un qué. Va, en serio, que nos ha gustado. Y ya es mucho. Que tenemos el morro fino. Pero nos vamos un poco antes de que acabe, porque van a empezar Esteban y Manuel.
Cosas que decir de Esteban y Manuel. Juanra, el de la Tienda, lleva tiempo con el rollo de Esteban y Manuel, y uno lo ha escuchado y dice… pues no sé, es como… no sé, salsa, o música tropical que tendrá su rollo pero es que no es mi rollo. No sé, o que es un rollo que no. Son dos, Esteban y Manuel, dos gallegos, salen al escenario. Teclado y Guitarra y loops y bases. Y el vocoder. Y creo que no tiene nada que ver con lo que suena en disco. Es un poco como Rolando Bruno. No parece que sea lo mismo. Pero digamos que la cosa es que endurecen el discurso en directo. Con el vocoder y con Esteban y Manuel todo el rato en la boca. Quieras o no quieras, te mola. Y el rollito. El rollo del de los teclados, dirigiéndose al público como si estuvieran en la fiesta del Raval. Pues igual. Y la gente enfervorecida. Y entre el público, los Pantomima Full. Ojo. Ojito. Y de tal manera que van cantando canciones uno se pregunta si los prejuicios no le están quizás privando la oportunidad de conocer e enriquecerse en tantos y tantos aspectos de la vida. Y una mierda. Acaban Esteban y Manuel y ya no nos quitamos el Esteban y Manuel toda la noche. No. No. Toda la noche no. Todavía ahora, mientras escribo esto, a mi lado la gente canta Esteban y Manuel. Adelante. Vienen este año al Sintonizza, no los voy a ir a ver. Pero porque no puedo.
Nos perdemos un rato, vamos a ver no se qué o no sé cual. Empiezan Franz Ferdinand. Hace un año y pico, la primera canción que nos sacó un poco del estado de alarma, escuchándola en el coche, fue una de Franz Ferdinand. Right Actions. Y tenía ganas de escucharla yo. Y vamos a ver un poco, pero tan poco que no. Y la verdad, es que desde que se fue el del flequillo, parece que el grupo es un poco menos. El Abel dice que les vio cantar el Take me Out. Nos vamos a dar otra vuelta, empiezan los Za!
Cosas que decir de los Za! Los Za! (les llamaremos Za) nos gustan tanto que… nos habían dicho, el Pako, que ya no tocaba la guitarra. Y claro, si no toca la guitarra… es que molaba tanto lo de la guitarra… en fin. Vamos. El rollo es que es muy distinto. Lo que hemos hablado tantas veces de las maquinitas. Maquinitas a tope. Tantas maquinitas. Pero será que ayer la cosa me pilló de mejor humor, me pareció mejor. O más… rompedor. Es que la última vez creo que se habían tirado a un rollo que no. Y ayer era todo muy chungo. Si hasta tocaron el himno del pp. Si es que incluso al final pusieron en plan radio fórmula Ace of Base, la de aquella peli de los desfiles, música de radiofórmula y y… que se acaban. Bueno. Mucho mejor. El batería se va corriendo porque es el batería de los Ganglios.
Cosas que decir de los Ganglios. Me habían dicho que había que escuchar a los Ganglios, lo había intentado, pero me parecían algo así como… bueno, una línea a seguir, pero que era un poco… enlatada. Pero no. Ayer no. Ayer no era enlatado, ayer era un grupo de punk haciendo punk y dando caña. Y alguna vez, bakala. Y alguna vez más caña. Bien, muy bien. Me gustaron mucho, desde el principio. Desde la teclista con un barrigón hasta el batería de los Za dando y endureciendo el discurso de la misma manera. Todo. Hasta los momentos de 20 segundos de bakalao total. Todo, muy bien. Estupendo. Vinieron el año pasado al Sintonizza, no los vi.
Oye qué éxito de noche. Nos vamos. Me hago una foto con uno de los Pantomima. Todo hacia arriba. Joe Crepúsculo. Yo ya sé que no me iba a gustar y efectivamente me dejó igual. Y no pasa nada. De hecho, hubo momentos, como el final, que no estuvieron mal. Lleva una colla de gente al lado que hace cosas. Un chico que canta y anima y hace como de ‘eh, es joe crepúsculo, no os dais cuenta…’. Lleva a tanta gente que incluso está Tomasito. Tomasito!! Ahí descamisado y tocando palmas completamente desubicado. Ya hace rato que me he pasado a la cerveza. Son las tres de la mañana. Nos tenemos que ir yendo.
Nos vamos. Antes pasamos por delante del Guille Milkyway y nos paramos porque está sonando I want you back de Michael Jackson. Y ya nos vamos parando. Y el camino hasta llegar al autocar es largo. Y a cada canción hay que pararse. Y ya en la puerta pinchan Groove’s in the heart. Y no hay manera.
Y nos vamos y son las cinco y los pies llenos de tierra. Y bueno. Uno llega a una conclusión. Una conclusión que quizás es la misma conclusión que la de la música pero referente a otra cosa. Cosas que echa uno de menos. En este caso no son cosas. La música. El Dvd. Y hoy ya plegamos. No he contado que he ido a la piscina. Ni que me ha dado una rampa durmiendo. Solo hablo de mí.

viernes, 29 de junio de 2018

Vida Festival. Bien mejor.


Una de las cosas más así que existen y que se valora mucho pero sobre todo a nivel virtual y cada vez menos a nivel físico es lo de los amigos. Por eso estoy aquí. El Vida Festival se lleva a cabo en Vilanova i la Geltrú, de aquellos lugares por los que pasas pero no te paras. Al Vida Festival va la gente desde hace años, pero yo no he ido nunca. Primero, porque está lejos, segundo, porque está lejos, tercero porque no está cerca. Los carteles han sido siempre interesantes, a veces muy interesantes. Repito las cosas como para que quede claro y luego la contradigo. Es un recurso. A veces está bien. Otras no. Veremos a ver aquí.
Llegamos con amenaza de lluvia y con la cabeza puesta en que todo lo que tiene que estar más o menos, esté más o menos. Una vez que lo estamos, que no es fácil, porque no se te va de la cabeza nunca eso de que mientras tú estás ‘pasándotelo bien’ hay quien no puede hacer otra cosa que ponerle buena cara a la mierda, aparcamos, dejamos las cosas en un bungalow…
No os he contado nunca que tengo alergia a los campings, a las estancias compartidas, a la perspectiva de dormir en camastros. No os lo he contado pero es más que evidente. Pero bueno, Antonio El Delegador, ha desarrollado una habilidad especial para no dar un ruido, no hacer nada que suponga nada y así intentar que el hecho de no estar ‘en mi casa’ no sea grave. El sitio es mono, la gente es agradable, sí, agradable, y nos vamos. Autocar hasta el evento. Parece que estuviera detrás de un polígono pero está junto a una masía o dos.
El año pasado fui a un concierto en Jardins de Pedralbes. Pues esto es como lo de Jardins de Pedralbes, pero más grande. Cómo decirlo. Es un festival bien. Bien montado, bien pensado, cerveza Estrella Damm, food trucks, carteles con bombillas, espacios reducidos, bien. No te tienes que matar para ir de un lado al otro, todo bien. Y gente bien. Gente nativa, muy pocos guiris. Comencemos con la música. Lo primero que pillamos empezado al entrar es a un chico que canta así muy sentido, con un muchacho a los teclados y otro a la batería. Si nuestro Christian lo viera, diría, no hace nada. Bueno, tenía canciones que comenzaban siendo muy comerciales y luego se iban convirtiendo en otra cosa. Debería mirar quién era, pero no lo cogí a tiempo. Acaba este primer concierto y nos vamos a dar una vuelta a una de las zonas escondidas en el bosque. Al acercarnos al escenario escuchamos lo que parece un musicón. Pacosan se llaman. Qué nombre tan chulo. Pacosan. Acaba esta canción que nos ha abierto expectativas y comienza la segunda. Nyecs. A ver la tercera. Nyecs. Son dos guitarras, bajo y batería, pero también llevan teclados y cacharretes. Demasiadas veces no suena nada que estén tocando. El ritmo prohibido de la batería. No molan. Ya no molan. No han conseguido levantar el resultado, es cuestión de tomar algo a ver. Cervezas a 3 euros y medo. Sí, no las regalan, pero tampoco son vasos pequeños. Y es Estrella y no es agua chirri.
Calexico. No los he visto nunca, me costaría decir una o dos canciones de Calexico. Sé que hacen cosas con mucha gente, que en tiempos eran como más… desérticos, no sé explicarlo, arenosos, cosas que oía en la radio. Sé que hacen cosas con gente, con Amparanoia, con gente. Sale como miembro de la banda Depedro. Lo mismo digo. Encantado. Empiezan con una canción rockera, pero pronto le dan al rollo trompetero y… fusión. Pero no fusión… no, fusión de cosas así como mexicanas con el cantante norteamericano y tal. Amparo sale a cantar dos veces como para levantar las cosas. Hay fervor entre el público, que se sabe las canciones. Pero muy poco ritmo. Delante, tengo a un grupo de amigos que no aciertan con ningún compás, ninguno, completamente fuera de todo, pero lo están disfrutando. El concierto avanza y llega al final con una sensación de que ha visto uno algo que debería ser como muy normal pero pasa por excepcional. No le he visto excesivamente el qué a la combinación que la hace tan especial. Un alemán, un portugués… a veces, digo, a veces, me han recordado a Wilco. Y eso ya sí que no. Amparo cantando fuego fuego, candela, candela, güero canelo, que debe ser como rubio tonto… nos vamos a cenar.
Hay una zona con food trucks, es decir, remolques en los que hacen comida. Te sientes mejor, más elevado, mejor persona, porque pides comida como si fuera… exacto, como si no estuvieras en Vilanova i la Geltrú y estuvieras en la feria del Heno en Toscaloosa. Me pongo en la cola de la hamburguersería más barata. Cinco pavos y medio. Se me va la cabeza y me pido patatas. Hoy no me pido patatas. La chica que lleva los pedidos tiene pinta de manifestarse en las Tres Torres. Vale, ya está. Common people.
Comemos sin prisa pero sin calma, porque nos vamos a ver a los Planetas, que son el sentido de todo esto. Veo mucha gente con camisetas del Una semana en el motor de un autobús, pero no lo van a tocar. No puede ser. Y gente con bigote. Me he dejado bigote, me he afeitado, digo. Me hacen una foto y la cuelgan en instagram, como tengo el bigote rubio, parezco Hitler. Me lo dicen. Adolf. Venga. Voy.
Los Planetas empiezan y desde el principio parece que van a sonar bien, muy bien. Efectivamente lo hacen, pero el repertorio a veces se les cae un poco. Canciones del nuevo que son un poco, bueno, flojas. Solo en la parte final van cayendo los éxitos y claro, con los éxitos todo es más fácil. Hoy hemos descubierto que dicen pero nunca vas, no nunca más. Esta no la tocan. Pero acaban con De viaje, que es una canción tan bonita que no sé. Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo. Un concierto más de los planetas. Han subido a cantar a la cantante de Apartamentos Acapulco, pero no le han enchufado el micro. La gente, el público, con los Planetas, confraternizamos. Cuando encontramos a alguien que canta las canciones como nosotros, nos derretimos. Se acaba el concierto, un concierto más. Creí haberme traído el libro del Eric para leer, pero no.
Vamos al escenario de enfrente corriendo que empiezan Novedades Carminha. Este grupo y opensé que iba a ir de una cosa y va de otra. Escuchada la primera canción, todas van detrás. No sé porqué, pero no me mola el rollo que llevan. Es el segundo disco de los Talking Heads, pero fácil y sencillito, con mucho rasgado y letras así como de malote y de buenote para tener a todo el mundo contento. No veo la gracia y voy agotando la batería del móvil. Acaban con una versión de Demoler. El cantante no sé porqué pero no me gusta. Creo que lleva una camiseta de Angel Olsen. Sinvergüenza.
Nos vamos, pantallas con cosas bonitas y música chichipún. Nos vamos. Al bosquecillo o al club, no sé. Ponen música. Al final es una disco con la música de siempre. Bailamos. Ya no tengo batería en el móvil. Bailamos, nos echamos unas risas. Todo es muy bonito y todo va bien. Ponen la de Common People y sigo sin saberme la letra. Me levanto para bailar una de Kocoscha.
Ya son casi las cuatro, nos vamos al autocar. La cola del autocar, las relaciones en la cola del autocar, las canciones de la cola del autocar, quedarnos sin entrar en el autocar, las colonas del autocar, me pongo el cinturón en el autocar, llegamos y nos bajamos del autocar y tengo unas ganas de pillar la cama fuera de norma. Todo está bien. Todo debería estar mucho mejor.

jueves, 28 de junio de 2018

Orgullo

Tengo muchos amigos gays. Escucho mucha música de gente que es gay. Veo películas con muchos actores gays. Pongo la bandera multicolor cuando toca. Hago el tweet conmemorativo. Pinto mi pelo y quemo mi cara. Me gusta tu memelo. Hay un local donde se reúne un grupo de gente, parecen raros, deben ser gays. No tengo ningún problema con ellos, pero la verdad es que no sé si podría esta el barrio algo más tranquilo si no estuvieran. Y yo no tengo ningún problema, porque en casa de uno que hagan lo que les de la gana, lo que no sé es si eso así, tan así, es visible. Tú que presumes de ser liberal, quiero proponerte algo. Ya que abres la boca contra la moral, pregúntate si no eres gay. Si preguntarte te parece mal, ya sabemos lo que vales. El otro día vimos tres cortos y discutimos sobre los tres cortos. Pues no me parecía que era gay. Pues hubiera dado mi pierna izquierda por que era gay. Con la pluma que tiene y dices que no es... Y si todo el mundo sabe que viven juntas porqué no lo dicen. ¿Seguro que no son todas lesbianas? Vamos, yo es que no sé, pero me parece un poco raro que no sean lesbianas. Tanta tía. Tengo muchos amigos gays y nos mola salir de marcha. Mariliendre. Conocí a una amiga que era una mariliendre. Decía que era lo peor del mundo, pero que no podía escapar. Entonces no sabías que el cantante de Judas Priest era gay y que todo el rollo de los pinchos, el cuero y tal no es porque vayáis a invadir Polonia sino que... bueno. Entonces, yo es que no le he visto nunca con una chica, no sé. Lo del anillo gordo en el dedo qué significa. Y lo del arete en la nariz. Eso debe significar algo. Que yo no digo nada, que a mí me parece todo normal y eso, yo es más que nada por saber. No dirías que es gay porque el tío se pone a ver el fútbol y es un energúmeno. No hay jugadores de fútbol que digan que son. El portero de Alemania lo es, por eso ayer perdió Alemania, ja, ja, ja. El otro día discutimos sobre el tema de los cortos, uno era sobre un niño que se viste de niña. O quizás podríamos decir que es un niño que se viste. Va, no lo compliquemos más. El otro es de un chico mexicano que vive en un pueblo y quiere ser transformista. Es decir, quiere ser una puta. Porque ya se sabe. A ver, no pasa siempre. Pero es lo que es. Y se ofrece sexualmente. Es así. Y el otro corto es de dos chicas que son pareja pero la madre de una no está por la labor. Y discutimos sobre el tema. Y no sé porqué pero no dije nada. Qué decir. Yo tengo muchos amigos gays. Cómo nos comportamos con la gente. Cómo metemos la pata continuamente. Cómeme los huevos. Que te den por culo. Que le den por el puto culo. Siempre. Puto. Matarile al maricón. Chutas como una niña. ¿Vas a decir hoy lo de que las mujeres no son vasijas delante de la comunidad gay que, posiblemente, tenga argumentos algo más elaborados sobre los vientres de alquiler de lo que piensas? Pongo entonces la bandera y hago lo de los semáforos y no sé si montar algún tipo de pitote, una fiesta o algo, así muy loco. Que son gente loca. Muy loca. Y les gusta así lo brilli brilli, lo extravagante. ¿Qué es la i de LGTBi? Lo de vestiros de mujer en los conciertos es muy provocador. Jugar con la sexualidad. Con el equívoco. ¿Es o no es? Tengo muchos amigos gays y no puedo hablar del tema. No sabría que decir. Es normal. Te voy a decir una cosa, es gay. Es normal. Tú sí que no eres normal.

miércoles, 27 de junio de 2018

Santa Coloma de Gramenet



Es esta, la entrada definitiva. El resumen de todo. La entrada del 27 de junio. Algo que escribir sobre Santa Coloma. Darle vueltas a la ciudad. Recorrer las calles. Preguntar por el Motocrós. Jamás estuve en la calle Sants. Lo que no encuentres aquí, en ningún sitio lo encontrarás. Semáforos con sentido reivindicativo. Reivindicación por los semáforos. Historia mítica de la ciudad. Todo el mundo estuvo en la revuelta. El PSUC no existía entonces. Cabezas pensantes hablando sobre el futuro y el pasado y el presente en forma de espiral. El efecto paralaje desde el mirador de les Escoles. Arando la tierra para defendernos del Tomicus. Antes todo eran viñas. Hay una tienda que se llama Viñas. El espíritu de un pueblo en forma de camiseta. La calle Sant Carles y el must. Los pinos y los perros en los pinos. La biblioteca que cierra cuando tiene que ir la gente. Las entidades fantasma. Los fantasmas de las entidades. El Partit dels Socialistes de Catalunya, agrupación local. El secretario del Ajuntament con nombre de jugador del Athletic Club. La Grama como equipo totalizador y su fracaso sistemático. Santa Coloma sin unidad interna. Santa Coloma unánime en la crítica. La cara de pasmo. La cara de incomodidad. Vivir es probarlo infinitas veces. Viure és provar-ho infinites vegades. En español. El río Besós, de cloaca a ecosistema. El río Besós y la historia de los que se metieron en el río Besós y no salieron. La explanada donde estaban los campos de fútbol. Mis padres en una foto mirando al fotógrafo mientras un partido transcurre y yo juego a la pelota con un perro hasta que el perro se me tira encima y le cojo miedo a los perros para siempre. Los Obreros. El Milan. El Amapolas. Yo tuve un boli del Amapolas. La célula del PCC en la Avenida Generalitat. El puticlub al final de la Avenida Generalitat. El mercat Sagarra y el olor a encurtidos. La calle Olot, la calle Núria, la calle Amapolas, la calle Bruch y la calle Mas Marí y Santa Rosa en su conjunto atesorando todos los tesoros que tesorean la tesorería y la sede del PGB. Abenamar, Abenamar. El  barrio del Centro. La arqueología resucitada. El cementiri Vell. El cementerio nuevo. El parque de los muertos. Latas de cerveza. El Instituto y antes colegio Ramon Berenguer IV de donde hemos salido algunas de las mejores cabezas del torneo. La Ciba y mi hermano estudiando en la Ciba y todo el mundo estudiaba en la Ciba o en el Puig que te dejaban beber cerveza en el bar. El Terra Roja sepa dios dónde está eso. Hay un instituto que se llama les Vinyes, que está a lado del Salvatella. Qué mañanas de fútbol he dado el Salvatella. Saltar la valla del Trueta o del Juan XXIII. Los del Sagarra, los del Unamuno, los del Fray Luis. Todos parecían más que nosotros, porque estaban criados al aire libre y no en un invernadero como los del Argos, la Manent, el Seimar, la Fuster. El Seimar. Todos íbamos al Seimar. Plaza de la Vila, bola del mundo, cortapichas. Sintonizza y música moderna. Fiesta mayor, bocata de chorizo en todas las casetas de todos los camaradas. Lunes de vasos vacíos y la nuri saltando sobre las latas. El post definitivo sobre Santa Coloma. Hay skinheads en la plaza Baró, ahora son nazis, ahora son anarconacionalistas, ahora ya no hay skinheads. Hay pelados en la Torre Balldovina, dicen que son de los malos. La Torre Balldovina, el Torre Balldovina, enséñame el tríptico. Concentraciones de mujeres, concentraciones que dan la vuelta por la calle Mayor y se saludan y se sonríen y se visitan. Las casitas del barrio alto. El Carrer del Pedró, unos pican y otros no. La Pepi Sánchez con su pelo naranja, rojo, azul, lila, amarillo, gris, caminando como un pollico camino de algún sitio. Esto antes era un Gimnasio. Esto ahora es un Gimnasio. Dulce melonar, cantado como solo se cantaba en la puerta del Styloo. Dulce melonar. Shadon y tirar huevos a la gente del Shadon. Cone, Saskia, Bronze, el Ovni. Partidas en el Ovni. El borreguito. El 35 que te llevaba a Barcelona. El 42 que te llevaba a Barcelona. El b20 que te lleva a Barcelona. Barcelona. La playa de Sant Adrià en el b30. Fotos en el fotoprix, tapas en muchos bares. En esta ciudad, todo esto eran bares de tapas. Antes, todo esto eran Viñas. Reuniones de cabezas pensantes dándole vueltas a Santa Coloma. Cervezas a un euro. Latas del badulaque. Yo hice la revolución y te lo voy a contar. Antes, todo esto eran viñas. Y se sonríen y se visitan. Una vez me peleé con uno en el paseo, jugando al fútbol, le di una galleta y no volví a bajar en tiempo. Tenía un bar en la San Joaquín y nos vimos muchos años. Nunca se me olvidó y fui yo el que le metí. Yo tenía no sé, 11 o 12 años. El paseo. Los tres paseos. Jugar a fútbol en el campo de fútbol sala de las Oliveras, con la camiseta del Palmeiras. A fútbol sala con la camiseta de Argentina en el campo de Can Zam. Ir a la escuela oficial de idiomas. Antes, todo esto eran escuelas. La perfección sencilla de la Calle Sant Joaquín. La sala de plenos del ajuntament. Tus padres sentados en el Cruce. He visto a tu madre debajo de ese coche. Cómo se llamaba aquel chaval que vivía ahí en la calle y tenía la cara así como… que iba al cole. Mirar la lámpara de lava del Desitjos a las tres de la madrugada. Entrar al Termes por primera vez. Antes esto era una floristería. Debería volver a ser una floristería. Una camiseta que lo ponga. Antes esto era una floristería. Santa Coloma de Gramenet. El SC. Santa Coloma de Gramenet. Concurso de imitadores de Manolo García. Pinto pájaros de barro y los echo a volar. Una rumba aflamencada, sencillita, recordando otras tierras. Yo soy de Santa Coloma pero mis padres no son de aquí. Me importa tres pimientos de dónde sean tus padres. Banderita española en el capó. La ITV en buen pastor. Las mayúsculas están sobrevaloradas. Indepencia. Excursió al Monestir de. Puig Castellar. Sopar de les Alforjes. Esmorzar de forquilla. Can Botinyà. La fuentelancina. El Ernesto, bandera del Real Madrid, el Serra esperándote enfrente del bar del Abuelo que era el bar del Serra. El olimaja, 1, 2, 3. El Bombay y el Christopher. Esta es la entrada definitiva sobre una ciudad que es una viña del Señor. Una ciudad con acidez. Una ciudad que avinagra el espíritu pero que debemos seguir empujando hacia el bar Victoria final. O el Final. O el Línea. O el Kursaal. Dilo, dilo ahora, con cuál de ellos te quedabas tú. Reuniones en la calle Sant Ramon. El capitalismo eres tú. Marx mira y llora. El fantasma del futuro es la sede del PCPC. Las viejas glorias del pasado en la calle Sagarra. El PSC omnipresente. No somos nada. No somos nada. No somos SOM. Ciudadanos en cada bar, en cada empresa de reformas de fachadas, en cada alicate, en cada sawarma, en cada chándal, en cada televisión, en cada uno de nosotros. Ciudadanos en el bar de debajo de mi casa viendo el otro mundial. Antes todos estos eran socialistas. Éramos tan jóvenes. Teatre Sagarra, Cine Goya. Salir pitando durante la película Basket Music porque no sé qué habíamos hecho. Del Sagarra no he salido pitando nunca. La Colmena. Jugar al ajedrez en el Rosseló Porcel contra la lavadora, hacer unas honrosas tablas. Honrosas tablas en el Motocrós. Los Cubics no nos dejan ver el bosque. El Bosc Llarg. Can Devesa. Can Ruti. El Molinet. La Font del Tort. Butifarrada en Can Sisteré. A favor de en contra. Antes, todo esto era del PSUC, pero nadie se ha preocupado en hacer un estudio de recuperación del PSUC. Las cámaras, las cintas de vídeo, las tienen otros que nos contarán que antes, todo esto, era del MC. Antes, todo esto eran coches aparcados en un barrizal. Antes, mucho antes de que tú vivieras, había un mercadillo. El mundo antes de. Poemas desde Melilla o Ceuta recordando los tiempos pasados. Cambio de sentido. Sevillanas. Yolanda Valero. Cabalgata. La Colonia Egabrense, la hermandad del rocío, el Extremeño, los Airiños, Año nuevo Chino, el bar tangerino donde mi padre bajaba a ver el mundial de Corea y que vinieron los mossos a cerrar, la Casa de Aragón, havaneres i ron cremat. Las asociaciones de vecinos, las entidades fantasma, concurso de poesía, métrica libre, poetas colomenses de ahora que perseveran en el intento. Cabezas pensantes que se reúnen bajo la premisa de seguir pensando en una ciudad que se sonríe y se visita. La apuesta por la conexión interurbana con el entorno metropolitano. Excursiones al mono del Anís del Mono. Yonquis en la plaza de la Vila que están yendo o están viniendo. Te dije que vinieras y no has venido. Eventos gastronómicos en una ciudad pobre. Eventos gastronómicos en una ciudad Lidl. Estrellas Michelin. Se come de puta madre. El chino de chinos. El mejor sawarma de santaco. Santako. Banco de alimentos y solidaridad obrera. Los obreros del metal. Festivales de jevis que llegan a Can Zam. Parque verde y frondoso. Festivales de comunión con la música electrónica para salir ardiendo. Multiusos. Qué bonito es Santa Coloma según se entra desde la Ciudad Meridiana. Parece una persona. Como una crepe. Núria lo está haciendo muy bien.

martes, 26 de junio de 2018

Crónica del #plegramenet de junio. Chaquetitas por encima en un pleno caliente.

Una persona entra en un bar, como el disco recopilatorio de los Faces. Y se queda esperando a que alguien le diga algo o le roce o haga un comentario para liarla. Eso es lo que pasó ayer. También puede ser que pase lo siguiente. Una persona entra en un bar y empieza a quejarse de esto, de lo otro, de lo de más allá, de los vasos, de la cerveza caliente, de que no has puesto el fútbol en la tele, de que ese tal Pedro Sánchez... y la lías porque tú, que eres el dueño del bar, piensas que ya está bien, que a quejarse a otra parte.
Pleno después de un Pleno sobre la CIBA que ya comentamos ayer. Una previa para saber que hoy, que ayer en este caso, no hay nada que negociar y que no venimos a hacer prisioneros. Un pleno municipal en el que el PSC local, que no tiene que ver con ningún PSC del mundo, muestra una cara desabrida. Mala cara, vamos. Un PSC al que no le sienta bien ni la recuperada posición de poder en el Gobierno central, ni la subida en las encuestas en unas generales, ni siquiera le sienta bien la recuperada alcaldía de Badalona. Cuando eres especial, eres especial en todo. Y cuando todo el socialismo español y catalán parece florecer, tú pones esa cara. Y en lugar de ir dejando pasar el reloj y de ir corriendo el tiempo y dejar pasar los plenos y que todo el mundo vaya cayendo en la cuenta de que el mundo es inamovible y fijo y todo va a parar siempre al mismo sitio, te encanas y pierdes. O ganas. O da igual. Quizás es que da igual. Y es la hora de los mamporros. Mamporros indiscriminados, contra SOM, contra el PP, contra Ciudadanos e incluso contra nosotros, que pasábamos por el mástil.
Ciudadanos. ¿Se acuerdan de Ciudadanos? Hace nada, en el último pleno, Ciudadanos lo petaba. Incluso pensé en quitar el fondo naranja de este blog para no hacer propaganda. Pero con los últimos cambios en la política nacional... quién se acuerda de ellos. Sí, es cierto, la alcaldesa y el teniente de acaldesa señor Serrano, les mantienen en el punto de mira, pero si somos realistas, parece que se les ve menos. Hace nada, eran caballo ganador. Hoy, son un recuerdo del pasado.
Para el resto de grupos, caras de fastidio, de agotamiento, de no te digo lo que pienso porque si te digo lo que pienso tiene que venir a sacarnos de aquí la Guardia Urbana. Un pleno en junio. Juega España en la tele. Los que no están viendo el partido por Streaming, lo siguen de otras maneras y se van pasando señales, del PSC al PP, del PP al PSC, del PSC a Ciudadanos, entre la prensa especializada, gol de Marruecos, bien, gol de España, primeros de grupo, no jodas, sí. Lo que la política separa, lo une el fútbol. O no.
Todo esto para contarles un pleno en el que todo parecía venir torcido y que acabó con unas ganas terribles de tomar una birra con quien fuera con tal de no volver a casa. Frío. Un pleno con chaquetitas por encima para un pleno caliente.
Empieza la cosa con una serie de puntos, dar cuenta de decretos y demás que provocan poco debate y que nos llevan casi sin solución de continuidad al nombramiento y coronación de Pepa González como Síndica Defensora de la Ciutadania. La Sindi. Dan ganas de salir a cantar Sindi oh Sindi, como John Travolta en Grease. Esto lo piensa uno pero no lo hace. Como lo de aplaudir. Nadie aplaude a la Pepa cuando es nombrada. Ni sale una nube de confeti de ningún sitio ni nada. Antes, durante las intervenciones, nosotros decimos, el Jonatan Fornés dice, que nosotros ya habíamos apostado por la Pepa desde el principio y que bueno, no es un yoyalodije, pero es que es un yoyalodije. Que te lo tienes que comer con patatas. Y quizás por eso no hay muchas ganas de aplaudir. Ciudadanos, que apoyó al señor Vilagrasa en su tiempo, que no pudo ni siquiera tomar posesión del cargo, dice ahora que lo que se diga, bueno es. SOM, ay SOM, que no votó a la Pepa porque nosequé, dicen que porque pecaron de ingenuos (como si fueran la selección de Japón o algo) y prefirieron hacer una enmienda a la totalidad al proceso antes que reconocer que... y ahora que adelante y como si aquí no hubiera pasado nada. Y el PSC que bla bla bla y que venga, siguiente punto. Buenas tardes. No quiero líos. No me calientes.
Gramepark y Grameimpuls. Grameimpuls y Gramepark. Los Arroyito y Pozuelón de la política colomense. Empresas municipales que salen con el palillo en la boca y la copa de magno en la mano a contarnos algo. Que lo cual. La deuda, los pisos, los inmuebles, que lo cual, que todo va bien, los pulmones, los bronquios, la deuda, el pufo, el Bartu, los pisos, vender patrimonio. Aprobación de cuentas de Gramepark. El PSC dicen que son fetén. Todos votan en contra menos el PP que se abstiene. Grameimpuls, aquí abstención generalizada menos SOM que vota en contra.
A continuación la clásica modificación de presupuestos con empresa de por medio, en esta ocasión Duet Sports. Todo el mundo en contra menos el PP, que vota a favor. La clásica historia de empresa privada y cómo lo hacemos para que siga haciéndose cargo del gimnasio. No me gustan los gimnasios, pero sé de gimnasios. Realmente sé tanto de gimnasios como de pádel. No les cuento la metedura de pata... no estamos aquí para hablar de mí. Esto es una crónica del Pleno municipal, la única e inconfundiblemente cansina crónica de un pleno municipal que bien pudiera ser más corta, más amable con la gente, más imparcial, más como eres tú, como es la gente, como es la Santa Coloma que nos gusta, la Santa Coloma de calle cortada y bafles a tope y gente bebiendo cañas como si no hubiera un mañana y los niños con escopetas de agua y algún balón suelto y camisetas del Barça y buen rollo colectivo y no nos vamos a comer que vamos a pillar un pollo y nos lo comemos aquí, una Santa Coloma festiva y alegre y cordial. Había un programa de radio en Radio Nacional, por las mañanas de fin de semana, Hoy no es un día cualquiera, hoy es un día especial, que en la sintonía cantaban esto y le añadían eso de que hay que hacer la vida alegre y cordial. Cambiaba el dial al momento. Yo también soy así, de mirar con mala cara. De jugar con el móvil cuando no me interesa un pimiento lo que estás diciendo y volver a la vida cuando me toca.
Qué público hay en el pleno. Echo de menos los tiempos de Fermín, hace años, cuántos. Hoy, ya no hay borrokas, hay quien toma apuntes, hay quien toma apuntes, hay quien anota, hay quien ya no lo sigue ni en directo, viene y se va. Medios de comunicación, el Xavi Chica. Y Gente que viene a hablar a pedir la palabra. Poca gente. Casi mejor. No! Nunca es mejor! la participación del pueblo en los asuntos públicos es garante de... vasito de agua y a seguir, Voltaire.
Propuesta de aprobación del acuerdo adoptado en mesa de negociación en sesión del día 15 de marzo sobre promoción y valoración de lugares de trabajo. Estimulante tema de discusión. Se discute. Como quiera que todos los sindicatos no han firmado, hay grupos municipales que se abstienen. Sindicatos muy y poco. Los sindicatos de la franja reconocible, a favor. Nosotros, a favor.
Corríjanme si me equivoco pero si no estoy confundido ayer escuchamos hablar a la regidora Ana Belén Moreno. Ayer escuchamos hablar a gente que no hablaba antes. O hacía tiempo. Ana Belén Moreno hace una intervención sideral, solo entorpecida por que no van los micros. Y tenemos el clásico número del micro que no va, el nuevo micro que no sabemos cómo se enciende. Esas cosas. De siempre. Ana Belén Moreno bate el record mundial de intervención rápida. Uuuuuuh, un poco con ese tono de no estoy exponiendo sino que te lo estoy metiendo en la oreja. Como quiera que nuestro Jonatan dice algo sobre lo de que el acuerdo se alcanza porque la gerencia se va de vacaciones, incluso hay réplica. Es un momento épico. Quizás no volvamos oir hablar a Ana Belén Moreno. 
Propuesta de aprobación definitiva de la guía para incorporar cláusulas de contratación socialmente responsable que han elaborado el PSC con la colaboración de SOM. Hicieron alegaciones, colaboraron, sonaron los violines, tomaron el té. Nosotros nos abstenemos, porque las cláusulas hay que creérselas e imponerlas, y no es el caso. Mucho papel bonito que luego no se cumple. Todo el mundo las vota a favor. No entraré en lo de hacer cosas con el PSC, colaborar, hacer documentos, porque no quiero entrar. Mejorar proyectos, pero recuerda, gobernamos nosotros. El VAR no ha cantado gol.
Regulación de la ordenanza de Servicios funerarios, oigo, como entre sueños, que Barcelona en esto l ha hecho bien. Igual confundo cosas. Todo es como lento. Exacto. Al salir del pleno, vuelvo a hacer el símil futbolístico del césped alto. Una vez ya dije que un pleno parecía un Paraguay Uruguay de la copa América. Lento, palos, sopor. Así, a un punto sobre servicios de limpieza, vienen las declaraciones institucionales.
Primera, el món local català davant la realitat del refugi a l'Estat espanyol. Ante las últimas noticias de barcos a la deriva, y gobiernos de mierda que se ufanan de no recoger refugiados, se insta a que nosotros hagamos lo que nos toca. Solidarizarnos con quien no tiene. Y explicarlo bien. Viniendo para el pleno, me encuentro con un colega. 17 meses de baja, espalda destrozada de trabajar en el andamio, va a un tribunal dentro de poco. Acaba diciéndome que se va a ir a Valencia con los refugiados que seguro que le tratarán mejor. Se me cae el alma a los pies.
Declaració institucional para la conmemoración del día internacional de la liberación LGTBI y por una ciudad libre de lgtbifobia. Al final del pleno, Jonatan recuerda que se ponga la bandera. Ya se pone. Pero como no lo pone. Ya se pone. Pero no lo pone en la declaración. Se pone en el mástil. Cuando la alcaldesa te dice 'se pone en el mástil', de esa manera, uno entiende porqué no es ministra.
Llegamos a uno de los momentos confusos de la noche, o tarde noche. Moción Santako diu Prou. Así, sin más. Una moción en la que todo el mundo está de acuerdo, se presenta conjuntamente, y no va a haber... lo hay, vaya si lo hay. Toma la palabra Juan Barea de Santako diu Prou y desgrana el catálogo de cosas que hay que mejorar en la sanidad y de las que, claro, tiene la culpa el Govern de la Generalitat. Toma la palabra Manuel López, del Sindicat de metges de Catalunya y miembro del comité de empresa de l'Esperit Sant, el Espíritu santo. Tira por tierra todo lo dicho por el anterior. Se enzarzan. Desde los cardiólogos, al hospital de referencia, al papel de los Caps, a dónde tenemos los críos. Interviene también el regidor Luís Fuentes. Hacía tiempo. Y hace frío. Porque el aire lo ponen a tope, porque es verano y está la cosa caliente. Y Barea y López se calientan y uno tiene una sensación extraña de dos peleándose que son como dos que comparten un algo pero que no es el mismo algo y uno parece tener el favor del público y el otro, no. Pero son los dos... porque vamos, los dos son... y se atizan y cogen el micro así como que cojo el micro pero estoy que... rebequitas, chaquetitas por encima, manicas pasando por los brazos, hace frío, carraspeas, la nariz, te temes lo peor. 
Es el verano. Ha venido tarde y nos ha pillado un poco raros.
Moción aprobada.
Quedan tres mociones.
A continuación una teoría. El PSC argumenta lo siguiente. No te voy a votar una moción que me insta a hacer una cosa que ya estoy haciendo. Ergo, voto en contra. Adelante. Por ende, cuando uno vota a favor de una moción... es porque no está haciendo nada? Con la de argumentos que hay.
Moción a favor de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras del sector de venta no sedentaria. Pide la palabra la AEMCA, patronal del sector y promotora de la moción. Ciudadanos la vehicula, dice Ciudadanos. Un canto a las bondades de la venta no sedentaria y tal. Vale. Ciudadanos, Dimas hace una intervención que será recordada o bien olvidada. Viene a terminar diciendo que mercados ha habido... incluso antes de que naciera. El mundo después de Dimas. Sea como sea el jocoso comentario, al final por poco tiene que venir la guardia civil. El PSC vota que no. Gente que no habla. Pedro Cano coge el micro y habla. Más de diez minutos de intervención trufada de morcillas y comentarios que se salen de la tabla numérica, de los gases nobles y de las leyes de la física. Todo. Para decirte que no, se remonta a sus antepasados, a lo que valían las bragas, a lo que es no comerse un llus si pones el mercado allí, a las uvas de pasa, a un arsenal retórico que en doce minutos no sé si le muda la color a la alcaldesa pero no ayuda a tranquilizar. El clásico de Esteve Serrano, ya cierro yo, sirve para decirle al de AEMCA que no porque no me voy a instar a mi mismo a hacer algo que ya hago. O sea, que las miles de mociones 'brindis al sol', que se votan, dan lo mismo. Pero estas, ya no. No sé. El hecho de que Ciudadanos sea quien vehicula el tema... que no. Que no votan y punto. Menciones finales a 'pues a mí los paradistas me han dicho otra cosa' y un rollo de malmeter que no sé. Paradójicamente, todos votamos a favor de la moción, menos PSC.
El caso es que cuando se decide el voto, Dimas hace o dice algo que molesta a la alcaldesa cuando en la réplica ésta interpreta que se ha bufado del discurso de Pedro Cano, ésta le llama prepotente con el micro apagado, Dimas advierte al secretario, la alcaldesa abre el micro y le llama prepotente qué pasa. Y... y... prepotente y poca vergüenza. Y no sé lo que dirá Dimas pero la alcaldesa le acaba llamando machista. El mundo después de Dimas. Momento de mucha tensión. Pero mucha tensión.
Y ¿es necesario? PSC mayoría absoluta, votas en contra, si el otro dice lo que sea, pues que diga. ¿No? ¿Ves? Ya estoy enriqueciendo el proyecto de...
Moción para instar a la Generalitat a no subastar pisos de herencia intestada. Todos a favor menos el PP que se abstiene. La generalitat haciendo negocio con los pisos. Pasa un poco sin pena ni gloria. Habla Diego Arroyo, debe completar lo que ya ha avanzado Jonatan Fornés. Amenaza con contarlo todo otra vez. Dios. Para a tiempo.
Moción para comprometerse con la banca ética. El PP vota que no, Ciudadanos que no. Es una moción de SOM. Nosotros votamos a favor. El PSC vota en contra porque...efectivamente, porque ellos ya lo están haciendo. La selección de Japón / SOM dice lo siguiente: esperaba que PP y Ciudadanos votasen en contra por su relación con la banca, pero el PSC... ay, que me meo.
Y así, con este comentario que demuestra llaneza y tal, nos despedimos. NO.
Preguntas. Los pájaros se tiran a las escopetas. Ciudadanos pregunta por el full informatiu especial Ciutat Vella en el que el Gobierno municipal arremete contra alguien que es Som que le discute el qué del PERI. Un full informatiu impecable con un problema de edición evidente, que es la cabecera, que no debiera ser azul sino roja como la rosa socialista. Ciudadanos pide incluso que el PSC pague ese full.
Lo de Ciutat Vella.
¿Qué era aquello?
En fin. Que aquí seguimos. No sabemos si queda mucho o si queda poco. Vendrá el pleno de felices vacaciones, pero oiga, no puede dormir uno tranquilo. Está la cosa caliente.

lunes, 25 de junio de 2018

Crónica del #plegramenet Especial CIBA. No hay discusión posible.

¿A qué hemos venido al Pleno Municipal especial Ciba hoy? Básicamente a escuchar, o mejor dicho, a aceptar la reprimenda de nuestra alcaldesa Núria Parlón. Una reprimenda por no entender, como casi siempre, lo que se pretende desde el blanco corazón de nuestro equipo de gobierno socialista. Pretende el Equipo de Gobierno, la alcaldesa concretamente, que seamos como el equipo de fútbol de Japón, gente buena, sin malicia, que aceptemos que el fútbol es como es y que construyamos todos conjuntamente una sociedad más justa y mejor, de la mano de ellos, atendiendo a lo que se nos dice desde el Consell de les Dones o desde la Junta de Gobierno de Grameimpuls.
El Pleno tenía como objeto atender la demanda de SOM Gramenet y nosotros, los que seremos Comuns y ahora somos ICV-EUiA, para que el proyecto de espacio feminista y de inserción laboral con perspectiva de género que presenta el PSC, sea realmente una propuesta de mesa de trabajo para hacer de ese proyecto un algo más participativo.
Hemos tenido que esperar la intervención de diez entidades colomenses y no colomenses, unas afectas al sentido de la propuesta del equipo de Gobierno y otras no tanto (la alcaldesa ya se ha encargado de decir que eran la mayoría) para escuchar la intervención principal. Ni la de los otros Grupos de la oposición, que se han adherido a la propuesta de SOM y nosotros, ni la del propio portavoz del PSC, Esteve Serrano que se notaba que no quería meter mucho la pata, porque la intervención final es la que decidía.
Unas intervenciones que han ido desde la alabanza sin más de algunos grupos de mujeres a la queja de otros grupos de mujeres. De la alabanza sin más de unos grupos de vecinos, a la petición de más participación y otros proyectos de otros grupos de vecinos. Haciendo el recuento, seis de diez a favor sin paliativos de lo que diga el equipo de gobierno y otros cuatro con serias dudas.
El feminismo. Verán que soy un señor, con bigote además, escribiendo sobre el tema, por lo que no tengo la mínima oportunidad de ser leído con un mínimo de rigor.  Ni en este ni en otros temas, por lo del bigote, principalmente. No diré nada. Decir que estás en contra del proyecto es impensable, nadie lo está. Cómo vas a estar contra un proyecto que incida de la manera que sea en la igualdad de género y en la lucha contra cualquier tipo de machismo. Quién.
Quién.
Nadie, naturalmente. Contra eso no va a haber nadie.
Y como contra eso no va a haber nadie, ya se imaginan lo que ha dicho Núria Parlon, que contra eso no puede haber nadie. Y eso es así. Y lo demás que digas ya lo iremos viendo. Con el tiempo y con la calma.
Y qué molestia tener que venir aquí sin qué ni porqué, una hora y media escuchando sucedáneos cuando con un Alló Alcaldesa nos hubiera quedado claro.
Vamos, vamos, que empieza el segundo pleno. Con sus intervenciones, con sus mociones, sus peticiones de palabra y espero que sin ninguna comparación más con seres vivos y sin esa cara que parece que debemos dinero o algo.
Ay.

Con gas

Efervescente. Gaseoso. Nada. Cosas que comienzan siendo muy mucho, muchísimo, con mucho nombre, con mucha explosión y que se quedan en nada. Efervescencia. Vamos a hacer el cerro arena, vamos a hacerlo todo polvo, vamos a cambiarlo todo, nada. Vamos a darle un giro a esto, a partir de ahora no va a volver a pasar. Nada. Esto lo vamos a hacer así y asá, pero de una manera que respeta las... cero. Las cosas, sólidas. Mejor. Las cosas con gas, mucho gas, como ahora mismo, con todo el gas del mundo. Vamos a hacer, estamos haciendo. Es gas. Perderse en el aire como si no hubiera pasado nada. Esto no va a llegar a nada. Esto es todo gaseoso. Una gran expectativa, una gran ilusión, un momento que vamos a recordar toda la vida, siempre. Gas. Esto va a hacerse así, no nos van a pegar nunca más, no va a volvernos a pasar, nunca, gas. Nunca gas. Gas todo el rato. Gas para vender la moto de siempre. Gas en forma brillante, gas con colores bonitos. Gas por un tubo. Gas en un tubo. En una sala, gente hablando, de muchas tendencias, de muchos colores, muy diversa, muy plural, un problema concreto, una solución que se ha de ir viendo. Gas. Estamos todas de acuerdo en que eso que ha de hacerse se hace o no se hace, pero si no se hace, la culpa es de unos muy concretos. No sabemos porqué no lo hemos hecho antes. No sabemos cómo ni de qué manera. Pero es gas. Gas. Naranja. Gas sarín. Gas. Gas licuado. Una sala, gente hablando, discutiendo sobre la forma, sobre el contenido no hay nada que hablar, hablemos de la forma, es gas. Qué gran momento, qué imborrable recuerdo, qué documento tan especial, qué catálogo de brillantes reflexiones que nadie ha recogido, qué sinfin. Sinfin. Usted ha recorrido un camino muy largo hasta llegar aquí. Han sido un montón de obstáculos los que ha tenido que superar. Ha sido muy escabroso. Ha sido muy tenebroso. Ha sido muy oscuro. Ha sido muy negro. Ha sido gas. Porque no le ha valido de nada. Nada tiene interés. Efectívamente, vuélvemelo a explicar. Repítemelo. Una vez más. Una vez más. Dímelo. Dónde. Qué es. Qué tiene. Los señores han comido bien. En el palacio de los antiguos señores de Saboya los criados son consultados a la hora de decidir qué comemos hoy. No. No estoy de acuerdo. No es todo gas. No es verdad. Hay muchas cosas que merecen mucho la pena. Son innumerables las cosas bonitas que hay en el mundo. Las cosas con gas y las cosas sin gas. Sin gas las cosas son peores. Es mejor que las cosas tengan algo de gas. Al menos con el gas nos sale un cosquilleo en la garganta que es bueno. Es beneficioso. Es mejor.
Es con Gas.

domingo, 24 de junio de 2018

Carrer Santa Anna. Conecta.


Escribir sobre un calle por la que pasas o medio pasas todos los días de tu vida y darte cuenta de la poca atención que le pones a lo que contiene. Es una calle de paso, de tránsito, para ir a otro sitio. Una calle por la que pasas o medio pasas todos los días camino de otro sito. Una calle que a veces recorres entera, otras no. Una calle que comienza en el Carrer Major y que acaba en la Avinguda Francesc Macià. Es la calle Santa Anna. Calle Santa Ana. Calle Santana.
Comenzaremos el recorrido no por la calle Major sino por donde empiezo yo todos los días, que es enfilando por Lluis Companys y lo primero que encuentro es la peluquería. Peluquería. Ahora no recuerdo su nombre. Debería dejar el texto, porque si esto es así ya con la primera, nada bueno puede salir. Yo he ido a esa peluquería. A cortarme el pelo. No me lo hicieron mal. Me dieron una tarjeta para hacer descuentos. Pero no me cortaba tanto el pelo. Dejé de ir. Ahora veo a la gente cortarse el pelo en la peluquería cuando salgo. Por las noches, de madrugada, es en esa esquina en la que encuentras a la gente que no sabe si entra o sale del Inedit. Antes, había una puerta o algo así en la calle santa Anna. Para salir. Creo. No recuerdo bien. Enfrente de ese aparador de peluquería, está la nueva panadería. El Tradicionarius creo que es. Alguna vez he parado para comprar una barra de pan tardía o un surtido de diez nosequé de chocolate. Siempre veo a bastante gente en esa panadería, pero no he ido nunca a tomarme el café. No sé si merece la pena seguir hablando del renacimiento de las panaderías y cafeterías. Antes, no sé si ocupando el mismo espacio, hubo allí una tienda de esas que no son de los veinte duros, que son como de menaje del hogar. Siempre parecía estar cerrando hasta que cerró.
Sigamos adelante. Crucemos la calle de la cuesta para arriba. Donde tiene Carro de Baco su sede. Sigamos hacia delante. Es una calle corta, de transición. Una calle hecha para acortar. Santa Ana. Santana. Hay establecimientos que no sé si están o estuvieron. Como una tienda de derivados de los productos canábicos. Hay una peluquería que no sé si estaba allí o ya no. Qué memoria. Hay en el chaflán de la calle que cruza una tienda de arreglos, creo. No sé si era una tienda también de tallas grandes. Hay una tienda de animales. De cosas de animales. ¿Puede que se llame Perrus Magnificus? Lo de magníficus es seguro. Es una calle corta, de las que conectan. Pero que tiene su cosa. Una cosa al final. Otra cosa que hubo allí.
Una vez, hace tiempo, subiendo unas escaleras que todavía están, uno llegaba a El Pato. Un bareto de esos legendarios donde ponían buena música y al que nosotros íbamos poco, poquísimo, porque éramos demasiado jóvenes, creo. Fue allí, hace mil años, cuando hice, entre las primeras o segundas medianas, una primera reflexión en torno al PSOE como partido liberal, como partido que no era socialista, que no era de izquierdas, que era como el PRI, que tenía lo de revolucionario en el nombre, pero nada más. Fue allí. Al poco tiempo, semanas, lo cerraron. Luego creo que pusieron un despacho de abogados. Ahora no hay nada. Hoy, al pasar, creo que he visto que era una vivienda. Creo. Seguro que no.
Avanzando hay una clínica, y avanzando en la otra acera hay una tienda de ortopedia. Y hay otra cosa más. Una escuela de baile. Qué cosas tan extrañas de estar unas cerca de las otras. Bueno. La clínica al lado del ambulatorio no es tan extraño. La tienda de productos ortopédicos tampoco. Recuerdo que una vez tuve que comprar una… no me acuerdo de cómo se llamaba. Era una rodillera mecánica. O algo así. Y me enviaron como a pamplona a por ella. Las cosas no están nunca donde las necesitas.
Ya. Ya llegamos al ambulatorio. El Cap. Pero no, no se entra por aquí, se entra ya por la calle Mayor. Ya no se entra, lo pone en el papel. Pero a urgencias se entraba por allí siempre. O no. Yo entré algunas veces allí por esa puerta. La gente esperando fuera, en coches, entrando con cara de pomes agres. El Ambulatorio. Merece un espacio único. Merece una serie de relatos sobre cosas que nos pasan en el ambulatorio, gente a la que vemos, conversaciones que escuchamos, visitas extrañas. La Calle Santa Ana. Frente a la entrada de Urgencias que ya no lo es, un Maxipan. Una cosa me pasa con el maxipan, todo me gusta y todo está muy bueno, pero lo veo todo como muy… chumascao, muy churrascado, muy fino de quemao. Todo muy rico, y para los amantes de las cosas con corteza, muy bien. Pero ahí está el gourmet para criticarlo todo.
Más arriba y ya hemos llegado al final, el Sorli Discau, al que he entrado dos veces en mi vida y no por iniciativa personal. Acompañando a alguien. Nunca. Jamás. Y no sé porqué. Alguien me dijo una vez que es de los más caros. Y eso en mi cerebro de ahorrador es letal. Como entrar en el Condis. O en el Caprabo.
Y es una calle que conecta y que une una calle con otra calle y que sirve para descongestionar o algo así, para lo que sirven las calles. Para qué van a servir si no. O es que sirven para otra cosa. No lo sé. Esa calle siempre la cojo para ir a otro sitio. Es una calle donde vive gente. Con aceras de las antiguas. De las estrechuzas. Con cierto sabor antiguo, pero no sé si valor patrimonial. Con sus baches en el asfalto. Una calle como hay mil. La calle Santa Anna, la calle Santa Ana, la calle Santana. De Francesc Macià para arriba todas me parecen Centre. Y ya he escrito sobre una calle del barrio del Centre. Que no todo va a ser dárnoslas de extrarradial. La gente del centro también tiene sus derechos.

jueves, 21 de junio de 2018

La mosca y la manada

Mientras escribo esto, sin ovarios, una mosca revolotea a mi alrededor. Mientras escribo esto en cinco minutos de reloj, una mosca no deja de recorrer la limpia y pulcra sala de la biblioteca de Singuerlin, como recordando que, después de todo, la realidad está ahí. La realidad está más allá de las ministras, las secretarias de estado, las conselleras, las listas cremallera, la realidad está más allá de la paridad, de la escala salarial y de todo lo que queramos apuntarnos como una victoria que parece total, pero que es momentánea.
La realidad es que después de todas las vueltas, después de todo el marasmo, después de las victorias formales, las ministras y las manifestaciones multitudinaria, llega y se te caga encima. O simplemente zumba a tu alrededor y lo que piensas que es limpio, culto, sano, civilizado, está gobernado por una mosca. Está todo igual que lo dejamos, perdido de moscas que no dejan de zumbar a nuestro alrededor para recordarnos que la mierda continúa apestando. Por mucho que queramos dejarlo todo atrás.
Han pasado unas semanas, apenas un mes y algo o dos, no recuerdo ya. La condena a La Manada echó a la gente a la calle. Descontando algunos debates pírricos sobre el oportunismo y la oportunidad, parecía que no habría vuelta atrás. Candidatas a presidir el PP, ministras por mayoría, mujeres. No tengo ovarios y por lo tanto no puedo escribir con la misma sensibilidad, pero lo intentaré. Me puede mirar la mosca.
Me gana la mosca que zumba alrededor y distrae y consigue que todo lo que pase es simplemente en vano, nimio, sin importancia. Gana la mosca. La mosca de la libertad provisional que pone momentáneamente espero en la calle a los violadores en grupo de una muchacha. Pone en libertad a quien recuerda una vez cometido el delito que tiene una hija o que tiene una pareja, que están sufriendo. Dice.
Y la mosca sigue ahí. Y la ley, la fría y dura ley, nos dice que tenemos que acostumbrarnos a acatar las normas y a una minoría mayoritaria silenciosa que dice que a lo mejor se ha hecho mucho ruido con esto de la manada y que nada es para tanto. Que son cosas que se han hecho toda la vida. Y Leticia Dolera sale en la tele explicando una vez más lo de la teta y poniendo la norma sobre qué es abuso y qué no es abuso, porque no acabamos de enterarnos. No nos acaba de quedar claro y queremos una vez más que nos digan hasta cuándo podemos insistir en el cortejo. No es no. Parece claro. No lo parece, el periodista vuelve a preguntar.
Y ahí estamos, concentrándonos en la mosca. Pero no nos centramos en todo lo que se está ganando, porque parece que todo es poco y nada es suficiente. Y la óptica no será nunca la misma, espero. Aunque la realidad nos viene a ver continuamente, en forma de sentencias que quieren sacar la cara por quien ha sido tratado con una dureza excesiva por haber violado en grupo a una muchacha, haberlo grabado, haberse bufado y haber seguido la parranda porque vamos todos con barbita y flequillito molón.
Y así está la cosa. Pero no está como nos creemos.
Creo que debemos de dejar de mirar a la mosca y seguir apretando. No pensar que nada tiene solución. No pensar que nada es irreformable. Seguir apretando. Sin tener ovarios te lo digo. No había nada ganado y queda mucho por ganar. Tienen mucho que perder.
Lo están perdiendo y patalean.
Y zumban a tu alrededor. Pero con eso no les va a valer.

1688. La primera revolución moderna - Steve Pincus

Esto es más o menos lo que es. La revolución es algo muy difícil de catalogar. Revolución en los precios, revolución en la música, revolución en las costumbres, revolución en la moda. Revolución como palabra gastada y usada. Como República. Si todo puede ser una república, nada es una república. Si una revolución consiste en subvertir las normas, las leyes, crear algo nuevo y diferente que sustituya a lo antiguo, quizás no me interesa decir que es una revolución. No me interesa nunca decir que una revolución es buena. Soy inglés, somos Inglaterra, nosotros no hacemos estas cosas.
Este libro de Steve Pincus, nos habla de una revolución que los ingleses quieren hacer pasar por otra cosa. Una revolución con sus altercados, levantamientos populares, intentos de contrarrevolución, sustitución de un régimen por otro régimen, huida de rey, cambios importantes en la tolerancia religiosa, nuevo sistema económico. Pero no.
Una revolució que se gestó durante décadas y que cristalizó cuando el rey Jacobo II decidió apretar el acelerador hacia una nueva forma de estado, centralista, también revolucionario en cuanto que venía a sustituir o quizás profundizar en unas reformas que cambiarían Inglaterra. Finalmente lo que cambió Inglaterra fueron otras reformas, totalmente de signo contrario.
Hola, tengo 43 años y en lugar de estar leyendo o viendo o haciendo algo útil, he pasado los últimos meses leyendo sobre este tema. Sobre este libro. Un libro sobre un asunto que los propios ingleses se esfuerzan por ignorar. Los historiadores pasan de todo. Incluso se niegan a celebrar los 300 años de esta revolución. Ellos no hacen revoluciones. Ellos inspiran revoluciones, las instigan, pero no las hacen. Una forma inútil de vivir. Preocuparse por temas inútiles que proporcionan conocimientos inútiles, que se exponen de manera vehemente luego en cualquier foro para darle un poco de sentido a la pérdida de tiempo descomunal que supone. Que ha supuesto.
Todo es susceptible de mejorar o de empeorar. Nada se quedan inalterable. Las percepciones sobre las cosas que pasan varían con el tiempo. La revolución y lo que significa. Lo que nos quieran vender como una revolución. Si le quitamos el sentido a la palabra revolución, okupación, rebelión, república, nos quedaremos con nada. Con una nada. Si a según que cosas le llamamos revolución, nunca veremos una revolución.
Una revolución es cambiar. Es cambiar un sistema. Es sustituir una forma de gobierno por otra. Y que perdure en el tiempo. Lo importante no es cabrearte y romper un cristal. Lo importante es que detrás de todo eso haya algo pensado. Un proyecto llamado a perdurar. Un proyecto que no genera consenso, porque si genera consenso significa que no es nada. Un proyecto enfrentado a otro, dos formas de vida, tres, de entender las cosas. Se enfrentan. Si eso pasa y una de ellas triunfa y perdura y establece lo que ha de ser y lo que no ha de ser, es una revolución.
Las revoluciones no siempre han de ser de izquierdas. No nos equivoquemos. Puede ser una revolución de derechas y no enterarnos.
Puede ser todo eso. Pero hay que saber verlo. Y alguien tiene que perder el tiempo intentando explicarlo. 850 páginas. Minuciosas. Ingleses. Whighs, tories, jacobitas, papistas, disidentes. Nombres, cuáqueros, presbiterianos, anglicanos, galicanos, católicos. Nombres. Conceptos. Ideas. Formas de perder el tiempo. 

miércoles, 20 de junio de 2018

1688. La primera revolución moderna - Steve Pincus

Olviden el libro que aparece al lado del LIBRO. Se trata de un estudio histórico sobre la revolución de 1688, llamada Revolución Gloriosa en Inglaterra. Una revolución que los propios historiadores ingleses, los propios gobernantes ingleses, los ingleses en general, parecen haber querido borrar de su memoria o al menos, reducirla a su mínima expresión. Una revolución por la que saca la cara el historiador norteamericano Steve Pincus, especialista en el siglo XVII. Y se saca de la manga un libro de 850 páginas repleto de datos y testimonios que vienen a confirmar que, efectivamente, lo que sucedió en 1688 fue una revolución y además, fue la primera revolución moderna.
Dedicar tu vida al siglo XVII. Nosotros, por estas tierras, en aquellos años, estábamos bajo el gobierno de su católica majestad Carlos II, el Hechizado, personaje fascinante no por su hechizo y embrujo sino por una historia truculenta, desgraciada y triste que no es demasiado conocida. Supongo que a nadie le gusta que le hagan bromas con lo suyo, aunque sea con un rey decrépito, y no hay demasiados estudios sobre él o esta época. Al menos en la Biblioteca, que es donde servidor de ustedes encuentra todo el conocimiento que precisa. Así que mientras en España teníamos una corte de los milagros con personajes fanatizados y burlescos al frente, en Inglaterra pasan cosas.
Después del Protectorado de Cromwell, Oliver Cromwell, después de haberle cortado la cabeza al rey Carlos I, su hijo Carlos II recupera el trono y comienza una época en la que la Monarquía británica pretende afianzar su dominio en un territorio cuyas gentes y su forma de ver la política y la vida en sociedad han cambiado.
El libro nos habla de la importancia de las cafeterías, de las reuniones públicas donde se discutía de todo y con todos, de la importancia de los medios de comunicación, de la información que llega del extranjero, de la opinión pública, de los oradores, de los panfletos, de los sermones de los párrocos, de la economía, del comercio, de los mares, de los negocios, de la industria. Inglaterra se parece cada vez menos a otros países. Mucho menos al nuestro. Para hacer frente a esta nueva época, los reyes, primero Carlos y luego su hermano y sucesor Jacobo II, pretenden reorganizar el estado. Carlos lo hace de manera imperceptible, pero será Jacobo II quien lleve a cabo la obra de una manera concienzuda.
En todo momento se quiere presentar a Jacobo II como un rey moderno, políticamente sofisticado, con un plan. El plan es ser como Francia, la Francia de Luis XIV. Y a ello pone todo su empeño. Es católico, pero no es papista, antes al contrario, pretende catolizar el reino pero sin darle poder al Papa. Y este plan de modernización, de construcción de un estado centralista, choca con otro proyecto de modernización, el que tienen los whighs principalmente y también algunos tories, sobre cómo hacer las cosas.
Chocan dos proyectos de país. Dos proyectos sobre cómo encajar con la sociedad cambiante y profundizar en la modernización. Como quiera que uno no se impone y el otro no puede legalmente hacer nada, estalla una revolución.
Chocan dos proyectos, de iglesia, de economía, de relación con el poder, de papel de la religión. No es una guerra de religión, es una revolución política. Y que consigue objetivos políticos. El rey Jacobo II tiene que huir del país casi sin plantar cara. Eso sí, las resistencias al nuevo régimen serán duras, y los consensos durarán poco, hay que imponer un plan sobre el otro.
El rey Jacobo II morirá en el exilio francés. Su yerno, el Estatúder holandés Guillermo de Orange, casado con su hija Ana de Jacobo, toma el poder, al invadir el país con un Ejército angloholandés. Pero se producen levantamientos generalizados que casi no hacen necesaria una intervención militar o una guerra con sus batallas, salvo en Irlanda, donde sí que se darán.
Y el libro cuenta con precisión todo este proceso. Las diferentes ideas, los diferentes proyectos. El jacobita, el whig, el torie, las diferencias entre anglicanos y disidentes, entre católicos galicanos y papistas, entre defensores de la tierra y defensores del comercio, entre tolerantes e intolerantes.
Y cómo eso es una revolución, porque lo es, porque cambia el sistema, porque lo que había ya no es y es otra cosa. Distinta, en lucha con las anteriores y con las potencias que quieren que no vaya bien. Y con la pretensión de extender el modelo fuera.
Y los propios ingleses, con el tiempo renegarán de esa revolución. Porque todos saben que los ingleses no hacen revoluciones, son gente moderada, civilizada, cortés. Y ellos, que se empeñarán en sofocar rebeliones por doquier, fueron los primeros en enseñar el camino.
Un libro que es una gozada, un poco repetitivo a veces, pero que enseña, que da mucha luz. Y que uno envidiaría encontrar algo parecido sobre esa época en nuestros pagos.

martes, 19 de junio de 2018

1688. La primera revolución moderna - Steve Pincus

¿No notan que el aire es más puro hoy? ¿No notan que la vida parece más ligera? ¿No notan que el sol es más luminoso? ¿No notan que por fin parece que se disipan las nubes y que todo comienza a refulgir como debiera? ¿No lo notan? ¿No notan la llegada de un nuevo tiempo de esperanza y gloria? ¿No notan que el trino del pájaro suena más claro y que las flores parecen brotar con más fuerza? Efectivamente. Me he terminado el libro. 1688. La Primera Revolución Moderna. Steve Pincus. 845 páginas más unas 300 de notas que no he considerado pertinentes leer. 845 páginas. 1688.
Soy una persona que considera que las bibliotecas no son solo lugares donde uno está fresquito, en silencio, con wifi gratis, sino que son lo que pretenden, es decir, espacios donde se acumula sabiduría. A veces esa sabiduría se encierra en los libros más evidentes, otras veces en volúmenes que parecen vetados para el entendimiento del gran público o bien continentes de saberes ignorados durante tiempo. Un día, hace meses, pasé por la biblioteca del Fondo, buscando algún libro, algo ligero, estaba cansado de leer tratados sobre revolución rusa, ensayos, etc., quería, al fin, algo ligero, algo cómodo, algo manejable. Encontré un libro de Zweig y con la satisfacción del deber cumplido me dirigí hacia las estanterías de los libros de Historia, quizás buscando algo de Veiga de nuevo, no sé. Y lo vi. Y me llamó la atención, un volumen tan grueso para un acontecimiento del que no sé nada. 1688, la primera revolución moderna.
Revolución. Hemos vivido en estos meses, quizás en los últimos años, en un estado de agitación política en el que la palabra revolución se encontraba en boca de todos. Casi todos. Una revolución. La revolución de las sonrisas. La revolució dels somriures. La ruptura, el rompimiento del sistema, al fin el régimen del 78 se tambalea y gracias al empuje del pueblo empoderado, todo avanza hacia la constitución de una República que será, ahora sí, encuentro de personas que trabajen por la justicia social y la dignidad. Una revolución democrática. Una revolución. ¿Qué es una revolución? ¿Sabemos realmente qué es una revolución? ¿Qué implica? ¿Qué te juegas en una revolución y qué surge cuando una revolución triunfa? ¿Una revolución es asaltar el palacio de Invierno o dura algo más de tiempo? Durante todos estos meses me he hartado de discutir sobre si esto era o no era una revolución. Una revolución que implantase un sistema nuevo, otro sistema. Una revolución o una contrarrevolución. No se ha llegado a dar la revolución cuando la contrarrevolución ya se ha formado. Realmente, ¿cuál era la revolución aquí? ¿La que cada 11 de septiembre congrega a miles y miles y miles de personas reclamando un país nuevo o la que rodeó el Parlament para señalar a los representantes políticos como culpables de una situación de crisis que era más bien una estafa? ¿Ninguna de las dos? Posiblemente ninguna de las dos.
Y de esto va el libro. De la revolución. De lo que es una revolución y de lo que se cuenta luego de la revolución. De porqué surge una revolución y porqué con el paso del tiempo esa revolución se cuenta de tal manera que deja de serlo y se convierte en una anécdota dirigida a no ser una revolución sino un reajuste.
Porque el libro tiene como objetivo principal reivindicar este hecho ocurrido en la Inglaterra del siglo XVII, como una revolución en toda regla y en todos los órdenes. Y cómo esa revolución fue luego borrada y reescrita para contarse como un acto de reafirmación y continuidad de lo que 'es y tiene que ser', cuando realmente no fue así. Una revolución que cambió una sociedad que ya no era la misma que en el resto de países de Europa y cuyo Estado necesitaba readaptarse.
Una revolució que surge a raíz de un proceso de modernización. Un Estado que necesita ponerse al día, y escoge un modelo de modernización, que se enfrenta a otro modelo de modernización por parte de un grupo de la sociedad. No es simplemente un grupo caduco y casposo contra otro moderno y transformador. Los dos son transformadores y los dos se enfrentan.
Y no. Y no se cuenta así porque eso significaría legitimar los procesos revolucionarios como válidos. Porque entonces podríamos hacer una línea de continuidad entre esa revolución y la francesa, la americana, la rusa... y no. No puede ser. Los británicos no hacen revoluciones. De manera aristocrática y civilizada, cambian sus gobiernos sin necesidad de revoluciones. Y sí se escribe la historia.
De tal manera que en el 300 aniversario de una revolución que echó a un rey y cambió la sociedad británica para siempre, ni siquiera se festejó, ni siquiera se hicieron actos de conmemoración. La revolución tapada, porque fue una revolución.
Y por eso a veces nos cuentan que vivimos en revoluciones que no son y otras veces nos dicen que las revoluciones no fueron. Porque siempre estamos en manos de quien no debemos.
Y el libro es un esfuerzo ingente, titánico, de datos, testimonios, de personas, pensadores, comerciantes, políticos, reyes, que hablan en primera persona de lo que ven. Y a veces es increíblemente farragoso. Y otras increíblemente adictivo.
Y aprendes.
Y si tuvieras que hacer una revolución no sabrías cómo. Pero sabrías que tan importante es hacerla como saber contarla.
Y el sol está brillando con una fuerza que no conocía desde hace meses. Y la gente parece diferente, con otra cara. Y la manzanilla en el bar me hace bien. Y todo parece mejor.
Y es que me he acabado el libro. Y ahora qué. Qué hacer.

lunes, 18 de junio de 2018

El joven Marx - Raoul Peck

Buscando la imagen para ilustrar el artículo he encontrado una en la que decía una leyenda impresa sobre la foto ¿porqué querría la burguesía hacer una película sobre Marx? No voy a contestar yo. No sé quién querría contestar. De reciente estreno, la película El Joven Marx narra los años de la década de 1840 en los que Marx y Engels se conocen y van fraguando el nacimiento de la Liga de los Comunistas. Una película sobre uno de los personajes más influyentes de la historia de la humanidad y al que nos cuesta ver corriendo, huyendo, discutiendo e incluso cardando, como si fuera Tom Cruise en Misión Imposible. Nos cuesta ver a un personaje totémico, rígido, santificado, actuando como una persona. Y a Engels. Y a la compañera de Marx, Jenny. O a la compañera de Engels, Mary Burns. De hecho, la película es tanto la vida de Marx como sobre todo la de Engles y sus compañeras. De hecho, uno al final de la peli piensa que, si no es por las compañeras, ahí cabeza y algo de realidad... había poco. Teoría, la que quieras y más. Pero sentido práctico y teórico a la vez, pues eso.
Marx y Engels y las compañeras de Marx y Engels. Solo Mary Burns es una obrera, una trabajadora. Engels, Jenny y Marx, por muchas penurias que sufrieran y mucha escasez y persecución, provienen de ambientes que no son los de la obrera del telar. Lo digo porque lo digo. Porque luego resulta que nadie representa a los obreros y a las trabajadoras y somos todos burgueses y antiobreros pero resulta que el bueno de Engels es el hijo del amo, y Jenny es hija del amo. Y ahí vamos. Y no pasa absolutamente nada.
La película está muy bien. Quizás la primera parte es un poco difícil de asumir y recolocar todo ese volumen de datos sobre Marx y su conformación como ideólogo, casi en contraposición con otros teóricos que iban lanzando ideas y proyectos ante la situación que se vive en Europa en esos años. Socialistas utópicos, anarquistas, etc. Proudhon parece ser el teórico que más influye, para bien y para mal en Marx y Engels. Y Bakunin sale como un tarambana más.
Y van apareciendo las diferentes vicisitudes, expulsiones, acciones que van marcando la forma de actuar y de concebir la acción de Marx, que acaba cristalizando en el golpe de mano asambleario en el que Marx y Engels se cargan la Liga de los Justos y forman la Liga de los Comunistas.
Una historia que es historia y que como todas las historias nos sirven para aprender y hacer las lógicas comparaciones. Cómo se forman los grupos políticos, cómo cristalizan, cómo para hacer una cosa tienes que separarte de otras, etc.
La película está bien. Esas escenas de Marx y Engels jugando al ajedrez, mientras Jenny está en casa cuidando a la prole... bien. Momentos como en los que Marx se da cuenta de que no vasta con interpretar la realidad sino que hay que actuar sobre ella. Los discursos tremendos del iluminado Wilhem Weitling, uno de esos primeros piquitos de oro que tanto bien nos hacen.
Como digo, la peli sirve para hablar de Marx, para humanizar la figura del ilustre pensador y activista, para ponerle cara y ojos, para reivindicar la figura de Engels también como persona con los pies en el suelo, para saber de dónde viene todo lo que sabemos y lo que deberíamos saber y a quién nos gustaría parecernos. Y para saber también no repetir errores. Que es algo que nos gusta mucho y por lo que sentimos pasión.
¿Por qué querría la burguesía hacer una película sobre Marx? Digo más, ¿porqué un trabajador no debería ver una película sobre Marx? Yo que sé.

jueves, 14 de junio de 2018

Marwan Ibn Yyaqub. Cuento.

Y llegó a aquel lugar y entre unas cosas y otras tuvo tiempo de buscar un sitio para descansar. Marwan Ibn Yyaqub llegó a una plazuela que le pareció fresca y poco concurrida y se sentó un rato a entornar los ojos. En un momento, llegó un grupo de gente, a ese grupo de gente se le unió otro. Y a ese otro, otro. Y prácticamente llenaron la plaza. Y al cabo de un rato apareció una mujer que fue aupada por el grupo hasta un lugar donde era visible para todos. Y la mujer comenzó a contar una historia que Marwan Ibn Yyaqub comenzó a escuchar. Y la historia decía lo siguiente. Contaba la historia de un hermano que había cruzado el río. Cuando esto llegó a los oídos de Marwan Ibn Yyaqub comenzó a prestar atención. El hermano, contaba la mujer, cruzó el río y marchó por el mundo. Y en el mundo se encontró con todo. Y todo le daba lo mismo, por lo que podía darle la vuelta al mundo durante toda la vida porque todo siempre era lo mismo y diferente. Y podía verlo, podía tocarlo, podía escucharlo y todo podría ser de hecho visto dos veces el mismo día, que podía ser apreciado de dos maneras diferentes, o la misma pero nueva. Siempre. Y la mujer contaba cómo una vez apareció en una ciudad moderna e infiel y a él le pareció que era una ciudad antigua ya vista. Y cómo vio el hermano que alguien quiso ser su amigo y él no quería amigos y al final tuvo un amigo pero no se enteró de que había hecho un amigo hasta que no dejó el lugar en el que se encontró con el amigo. Y otra vez, aquel hermano, llegó a una ciudad en la que había un gran río y buscando dónde descansar se sentó en una plaza y escuchó la historia de un hombre que vivía una historia que se parecía mucho a él, que estaban contando su historia. Que estaban contando su vida. Que su vida era la que se estaba contando. Y entonces la mujer cesó de contar la historia y se bajó del lugar en el que estaba aupada y el grupo desapareció. Y a Marwan Ibn Yyaqub le pareció que aquello tenía que tener un significado. Y buscó a la mujer y la encontró mientras se la llevaba un grupo de gente hacia otro lugar. Y ese lugar era una plaza. Y cuando la mujer era aupada para contar de nuevo una historia a un grupo de gente, se dio cuenta de que la mujer había cambiado y ahora era un hombre. Un hombre que se parecía mucho a él. Tanto que miró sus propias ropas y vio que eran las mismas que las de aquel hombre. Era él. Él mismo contando una historia. Una mujer entraba en una plaza y contaba la historia de un hombre que estaba en aquella misma plaza. Ni la mujer ni el hombre se conocían de nada. Ni sabían uno la historia del otro. Y son historias que se cuentan y que no conducen a nada, pero tienen de extraordinario el hecho de la casualidad y poco más. Muy poco más. Y se bajaba él mismo del lugar y se perdía entre la gente. Y Marwan Ibn Yyaqub buscó otra plaza. Y no encontró otra plaza. Y decidió abandonar la ciudad y buscar otra ciudad. Y vio un libro. Un libro con la historia de los viajes de Marwan Ibn Yyaqub. Que ya te los he contado.

miércoles, 13 de junio de 2018

Marwan Ibn Yyaqub. Isfahán.

Marwan Ibn Yyaqub pasando el control en el aeropuerto. Marwan Ibn Yyaqub cogiendo el avión. El avión despega y aterriza en Isfahán. Y Marwan Ibn Yyaqub baja del avión y pasa otro control. Y ya está en Isfahán. Y en Isfaján se encuentra con una persona, de manera casual, que se llama Ismail Isphahani. Se toma un té con él. Se despiden. Pero Ismail Isphahani se pega a su espalda. Le persigue. Se hace el encontradizo y conversa con él. Le acompaña. Le quiere hacer de guía por una ciudad maravillosa. Marwan Ibn Yyaqub habla con él y le dice que no necesita de guía. Que su filosofía de viaje no es la de conocer los lugares y aprender cosas sino que lo único que le mueve es simplemente estar, contemplar, hacerse ollas. Hacerse ollas. Ismail Isphahani comprendió de inmediato. Recorrió las mejores caldererías de la ciudad para llevarle las mejores ollas, los mejores cazos, vasos, cacerolas a Marwan Ibn Yyaqub. De todo se aprende. Y Marwan Ibn Yyaqub descubrió que no era fácil desprenderse de alguien que está dispuesto a todo por seguirte. Y Marwan Ibn Yyaqub hizo otra serie de descubrimientos de diversa índole a lo largo de su vida. Porque la vida de la gente está plagada de saberes nuevos, de conocimientos que van llenando el vaso. Y podríamos discutir si esos conocimientos realmente aportan algo o simplemente son adornos a un tronco básico. O podríamos discutir sobre cualquier cosa mientras la luna se pone sobre los impagables edificios de Isfaján. En Isfaján hay monumentos preciosos y otros edificios que son más ramplones. Pero en la cámara de fotos de Marwan Ibn Yyaqub solo hay lugar para cosas bonitas que a él le parecen bonitas, porque es importante para uno lo que para uno es importante y no para otros. Y el escritor que recoge las andanzas de Marwan Ibn Yyaqub lo hace porque considera que hay una obligación inherente a la de todo amante de las letras que no es otra que la de poner negro sobre blanco las vivencias de alguien. Tenga importancia o no. Y podría contarles que el otro día fui a una carnicería a la que no he ido en la vida y que está en mi misma calle y que compré carne para hacer albóndigas y que tuve la sensación de haber viajado mil kilómetros sin haber hecho otra cosa que cruzar la calle. Y aquella gente hablaba mi idioma y algunas caras incluso me eran conocidas y sin embargo una inevitable sensación de exotismo me invadía continuamente. Y no sabía pedir la carne y tuve que pedir mezcla de cerdo y ternera. Y esto son cosas que cuentan los escritores de muchas maneras. Unas más líricas y otras más disfrazadas de algo. Y supongo que volveré a esa carnicería. Porque no sé. Y Marwan Ibn Yyaqub quiso entrar a orar a una mezquita de Isfaján y se encontró de nuevo con Ismail Isphahani y este le comentó que en las mezquitas de Isphahán... y Marwan Ibn Yyaqub se hizo un lío. isphahan. Isfahan. Isfaján. Todos aprendemos cosas y todos nos hacemos líos.

martes, 12 de junio de 2018

Marwan Ibn Yyaqub. En sal.

Mirad cómo corre Marwan Ibn Yyaqub de puntillas atravesando el desierto de Atacama. Mirad cómo pasa como un rayo, desesperado, sin zapatillas de trekking ni calzado adhoc, volando parece. Mirad cómo jura y perjura que nunca más iba a atravesar un desierto y está aquí, ahora, ante nosotros, corriendo como un antílope, sin chanclas abiertas, ni fresquitas, ni cerradas. Mirad cómo huye del desierto y el desierto siempre le vuelve a alcanzar. En todas partes hay un desierto. En todos los lugares que imaginemos, hay un desierto. Son inevitavles. De vez en cuando, el desierto nos atrapa, nos engulle, nos encoge, nos elimina, pero los desiertos tienen un principio y tienen un final. Se sale. Del desierto se sale. Mirad cómo Marwan Ibn Yyaqub pega su cara al suelo y prueba, con la punta de su lengua, la sal del desierto salino de Atacama. Mirad cómo saborea con cara de asco el desierto, cómo chupetea el desierto, cómo lo lame. Cómo pasa su lengua por el desierto de Atacama. Cómo corre por el desierto de Atacama, salino, blanco, ardiendo. Marwan Ibn Yyaqub quiere tener un momento para pensar, para reflexionar sobre los desiertos. Otra vez. Nos pasa que no sabemos hacer otra cosa que reflexionar una y otra vez sobre lo mismo. Desiertos arenosos, desiertos pedregosos, desiertos salinos, desiertos asfaltados. Marwan Ibn Yyaqub por una carretera que recorre una zona arbolada en Wisconsin. Marwan Ibn Yyaqub leyendo los carteles de las señales de tráfico que indican lugares con nombres preciosos, americanos. Marwan Ibn Yyaqub no distingue entre los nombres preciosos, los letreros de gasolinera, los anuncios que indican que desde 1833 ahí se sirve ponche, le dan igual. Escribo esto pensando en esas carreteras de larguísima extensión, emocionado. Emocionado y feliz por saber que hay coches que pueden recorrer largas distancias y que dentro de ellos la gente habita confortablemente y el viaje no se les hace desagradable en absoluto. Un viaje desagradable. Un viejo desagradable. No tenemos la más mínima noción de lo que hacemos aquí. No sabemos nada. Algunos sí. Marwan Ibn Yyaqub pertenece a aquel grupo de personas que se conforma con cualquier cosa. Le da igual si el viaje es agradable o desagradable. No quiere desiertos. No quiere y no quiere. Quiere el viaje. Y quiere atravesar ese desierto al que ha llegado por error y del que ha de salir. Pero antes, antes quiere probar. Es de esos. Es de esos que lo quiere probar. El desierto. Probar el desierto. La sal. El pan y la sal. A veces nos liamos. No sabemos parar, nos ponemos a decir cosas y no sabemos poner el freno. Marwan Ibn Yyaqub ya ha llegado donde quería llegar. Pisa el cesped de un jardín bien cuidado. Se estira en el suelo. Mira al cielo. No sabe discernir si esas nubes son de lluvia o no. Alarga la mano para probarlas.

lunes, 11 de junio de 2018

Marwan Ibn Yyaqub. Atrás.

De todas las cosas que puede hacer el ser humano, una de las más insospechadas es la de ir hacia atrás. De manera inopinada, uno puede ir hacia delante, pero también puede ir hacia atrás. Incluso cuando piensa que va hacia delante puede, en realidad, retroceder. Marwan Ibn Yyaqub también lo probó. Recordemos que Marwan es originario de la tribu que no avanzó y que él quiso avanzar y realmente lo hizo, pero también volvió hacia atrás. No solo recorrió los espacios que su tribu no había conocido por no haber avanzado sino que revisitó los espacios de los que provenían y que no habían vuelto a visitar desde hacía generaciones. Marwan Ibn Yyaqub lo hizo sabiendo o sin saber. Sabiendo que estaba viajando, pero desconociendo que estaba viendo sitios que los suyos consideraban como suyos también. Marwan Ibn Yyaqub cruzó el río y lo volvió a cruzar de nuevo para volver. Es algo que hacemos todos y que Marwan Ibn Yyaqub experimentó, como experimenta cada día algo nuevo, porque todos experimentamos algo nuevo cada día, siempre, a todas horas, la vida es eso que nos pasa a cada momento que es diferente y novedoso cada vez. La vida es eso tan bonito que tenemos entre las manos y que consiste en cruzar el río o no cruzarlo cada día. La vida es eso que le pasa a Marwan Ibn Yyaqub cada día y que te pasa a ti también cada día. La vida es un mapa de colores que señala los países que existen en el mundo y es también el resto del aceite de una sartén aunque le hayas quitado todo el aceite. La vida son una gran cantidad de cosas que tienes en cuenta y otras cosas que tiene en cuenta el resto de la gente y todos en común hacemos una vida o hacemos varias vidas. La vida de Marwan Ibn Yyaqub parecía definida por la idea de avance, pero en algunos momentos regresamos. A veces te regresan y tú crees que estabas avanzando, pero como suele ser bueno, todo suele ser bueno, todo está bien y todo es porque es, lo asumes y dices que es así. Y avanzar o retroceder es indiferente. No avanzas nunca. No retrocedes jamás. Es mejor no retroceder jamás, dirán algunos, es más valiente. Es mejor huir y estancarse y esconderse y apalancarse y aburrirse y vivir la vida sumando cero. Es mejor un traje de color gris que un traje de colores. Un pantalón de chándal o correr en pelotas por los campos. Cuando Marwan Ibn Yyaqub llegó de nuevo a su aldea provinente de atrás, de donde había venido y alcanzó de nuevo a sus congéneres, a sus paisanos, no les reconoció y estuvo con ellos durante unos cuantos días, compartiendo con ellos las cosas que ya conocía. Muchos considerarán que eso es un atraso, que no se puede seguir compartiendo con quien se compartía exactamente lo mismo como si fuera algo nuevo. Pero Marwan Ibn Yyaqub lo hizo y no sabemos si le importó mucho o no. Si no lo sabemos será que no. Queremos saber mucho. Siempre estamos queriendo saber. Hay muchos que también quieren ignorar. Todo el rato. Ignorar y saber. Avanzar e ir para atrás. La vida, en definitiva, es movimiento. Aunque los de la tribu que no avanzaron estaban vivos también. Qué controversia. Y mientras tú estás de controversia, la vida sigue.

domingo, 10 de junio de 2018

Marwan Ibn Yyaqub. Marwan Ibn Yyaqub.

El resto del texto lo dedicaremos a hablar de otras cosas, pero lo que vamos a hacer ahora es describir a Marwan Ibn Yyaqub. No es posible que hayamos llevado a cabo una aproximación a un personaje y no digamos cómo es. Que le pongamos una cara, que destaquemos algún rasgo de su carácter, si alguna tara física le define, si alguna vez estuvo tentado de rizarse el pelo o dejárselo liso. Si era o no era. Si lo hacía o no lo hacía. Dedicaremos estas primeras líneas del texto a hablar de eso y luego hablaremos de otras cosas. Marwan Ibn Yyaqub respondía básicamente a las características básicas de una persona de su origen. Era alto, tan alto que podía alcanzar perfectamente los dos metros. Era fibroso, espigado, con la tez especialmente morena pero de un moreno sobrevenido, un moreno de quien es blanco de tez pero se ha vuelto moreno por la exposición al sol. El sol, a Marwan Ibn Yyaqub, ha quedamos que el sol le parecía de aquella manera, porque hay quien viene del sol y el sol no le gusta. Marwan Ibn Yyaqub se vestía con las ropas del lugar que visitaba. Informal cuando necesitaba ser informal, elegante cuando disponía de medios para serlo, pero siempre conservando algo distintivo de la tierra que le vio nacer. Qué bonito es todo cuando conservas algo de eso. Qué bonito cuando conservas. Ser conservador. Conservador. Conservador. Que nada cambie. Finalmente podría ser ese el sentido de este texto. La historia de alguien que viaja y que acaba percibiendo de que nada cambia. Que todo es igual en todas partes. Ese podría ser el bonito resumen de todo. Y no lo será porque no es así. Paseando una tarde por las estribaciones del monte Fuji se paró a pensar en el desierto de Atacama, donde había pasado algunos años. Y cayó en la cuenta de que no se parecía en nada al desierto del Takla Makan. Y nada se parece a esa sensación que como ya la hemos contado la vamos a obviar. Lo que ya hemos contado, no hace falta repetirlo. No hace falta estar todo el tiempo explicando las mismas cosas. A Marwan Ibn Yyaqub, sin embargo le gustaba que las cosas se las explicaran varias veces, deleitarse en los pequeños matices que diferenciaban un relato de otro. Las pequeñas cosas. A Marwan Ibn Yyaqub le gustaban las pequeñas cosas, los cambios de clima, los helados de vainilla, el pollo a l'ast. Le encantaba el agua fría. Fresquita. Qué buena. No le gustaba nada el vino. No soportaba la cerveza. Pero le encantaba ir a sitios concurridos donde hubiera personas bebiendo o hablando. Le gusta todavía. Le está gustando en estos momentos. Le gustaba el calzado cómodo pero ahora le gusta el calzado incómodo. Le gustaban las camisas verdes y le gustan las camisetas en tonos fríos. El tono frío, dice Marwan Ibn Yyaqub, le hace estar más fresquito. No es cierto que Marwan Ibn Yyaqub fuera una persona que gustase de ir vestida como si estuviera en su tierra. De hecho Marwan Ibn Yyaqub no era una persona que supiese nada de su tierra, porque no tenía conciencia de que hubiera una tierra suya.
Y ahora, si queréis , si quieren, nos apeamos del trato y hablamos de otra cosa.