viernes, 4 de julio de 2025
Lo que pesa el corazón
¿Necesitaba el Barça gastarse 20 o 25 millones en Joan García, portero del Espanyol? No, posiblemente hubiera podido contar con un portero de garantías para ser suplente del adorado polaco que les ha robado el corazón y deshacerse de Ter Stegen por un precio mucho más ajustado. Pero necesitaban decirle al Espanyol y a su afición que no son nada y que su símbolo, su nuevo ídolo, tenía un precio. En este caso 20 millones, asumible. ¿Necesitaba el Barça fichar a Nico Williams? Hace unas semanas, un día, caminando por el río, escuché que el Barça desechaba el fichaje de Nico Williams este año. No recuerdo los motivos. Al día siguiente, en Rac1, la misma emisora, decían que sí, que Nico Williams volvía a interesar a la dirección deportiva sobre todo 'por su valor comercial', es decir, importaba poco si Nico es un buen extremo o si tiene gol o su regularidad, sino la capacidad de generar ingresos a través de su imagen y del tandem con Lamine Yamal. El fútbol importaría poco en este caso, sino sobre todo la posibilidad de crear una marca Barça con dos jugadores jóvenes, frescos, que son amigos y pueden generar una imagen que da dinero. A partir de ahí se puso en marcha la maquinaria por la cual Nico Williams, un jugador de fútbol con bastante calidad, de solo 22 años, se convirtió en un preso político, en un disidente atrapado en un régimen dictatorial, en un luchador por la libertad que había que rescatar. El Athletic Club, mi Athletic Club, volvía a ser de nuevo una dictadura, un ogro amenazante, una mafia que extorsiona a sus jugadores para que se queden en Bilbao y no puedan ser felices. El jugador navarro (se hace mucho énfasis en que no es vasco sino navarro y así quitarle pedigree para jugar en el Athletic Club) habría accedido así a renovar un año por el Athletic Club la temporada pasada a condición de que este año le facilitaran su salida. Y el Athletic Club, malvado, ahora estaría poniendo dificultades por odio hacia el FC. Barcelona. Un odio que se debe a nosequé y a nosecuantos y a que el Madrid nos cae mejor. La televisión pública amplificaba este mensaje de Nico prisionero y el Athletic Club obtuso y las entrevistas a presidente, director deportivo, etc., pintaban la cosa como que el jugador quiere pero el club es malvado y no le deja ser feliz. Así iban pasando los días y ya que el Athletic no daba su brazo a torcer y se remitía a la clausula y a que se pagara del tirón y no poco a poco ni a plazos ni con oropeles o cristalitos de colores o con acciones en alguna empresa de catering o con seis palcos en un partido en Qatar, la cosa se iba poniendo tensa. Las aficiones han cambiado muchísimo y las redes sociales nos empujan a reaccionar inmediatamente y con contundencia, con vistosidad, en caso de que algo nos altere. Así una parte de la afición del Athletic Club cayó en la trampa tendida por los medios barcelonistas y consideraron a Nico un traidor, un vendido, un niñato sin sentimientos. Todo el asunto del mural pintado y repintado ha sido esperpéntico. Tanto, que en un alarde de 'la verdad es que sois todos unos gilipollas', el propio Nico y el Athletic Club han utilizado el propio mural como escenario y protagonista del acto de renovación. Al final Nico se queda. Posiblemente todo haya sido una mascarada y el representante tenga mucho que decir en toda esta jugada, posiblemente para atar al jugador franquicia del equipo y conseguir el contrato que buscaba se necesitaba una polvareda grande. A saber porqué se ha quedado finalmente, habrá pesado la familia, habrá pesado el taco que le darán, incluso puede que pese que es realmente del Athletic Club. Pero el papel de los medios y la sobreactuación de estos en su apoyo cerrado al Barça para sacar de Bilbao a un prisionero, a un Sajarov navarro, víctima de la tiranía vasca, ha sido vomitivo. Y ahora, una vez que el plan ha fallado, vienen las recogidas de cable. De repente, Nico no interesaba. Nico no es tan buen jugador. De repente, han esquivado una bala. De repente, le achacan a Nico falta de cojones (sic) para asumir el reto de jugar en el Barça. Personas con altavoz constante en los medios de comunicación públicos catalanes nos han llamado 'esclavistas'. De repente, se acuerdan de Julen Guerrero y de cómo 'jodió su carrera' quedándose a jugar en Bilbao sin entender que Julen Guerrero es un dios, un ídolo, un referente, para todos los aficionados del Athletic Club, algo que no podrán llegar a ser jamás ni Fernando Llorente, ni siquiera Rafa Alkorta. Julen es dios porque se quedó y no ganó nada. Nico no sabremos lo que será pero, ya ganando algo, ha decidido quedarse. Y el Barça no ha pagado la cláusula por motivos que desconocemos, quizás porque no tenían la pasta, quizás porque sabían que no podrían inscribirlo, porque no era deportivamente lo que necesitaban, porque si en lugar de los 60 millones hubieran tenido que pagar 35 la cosa hubiera cambiado. El caso es que los Athleticzales estamos contentos, nos quedamos con un jugador que creemos que nos puede dar mucho rendimiento, que es también imagen de un Athletic diferente, nuevo, del siglo XXI, que también tiene mucho valor comercial. Y el Barça ya vende otros nombres para ir engordando la prensa veraniega. Y yo espero que la próxima vez que vea al Tito de la Penya Johan de Santa Coloma, hablemos de esto echándonos unas risas. Hemos ganado un título antes de comenzar a jugar. Aupa Athletic siempre!
lunes, 7 de octubre de 2024
Crónica de un viaje a Girona. Cementerio indio
Al acabar del partido, personal que destina el Athletic Club a seguir a nuestra afición cuando se desplaza, una especie de mediadores, nos iba saludando uno a uno cuando salíamos de Montilivi. Nos daban las gracias, nos daban ánimo y yo solo quería decirles 'no vengo nunca más'. El Athletic Club no es un club sufridor. Hay otros equipos que tienen fama de pupas, de cagarla en el momento más propicio, de ser una desgracia ambulante, de sufrir descensos tortuosos, de tener una afición acostumbrada a pasarlo mal. La afición del Athletic Club no es así, al menos sobre el papel. Pero. Resulta que jugamos contra el Girona. Yo no recuerdo haber ido nunca a Girona, creo que he ido dos veces, y haber disfrutado. Un día hizo un frío terrible, acabó lloviendo, perdimos sin tirar a puerta casi, hace dos años perdimos también en partido horroroso... el campo está por ahí lejos, si visitas el centro no puedes hacer mucha cosa porque tienes que ir con tiempo para que te miren la entrada porque la entrada es como de un campo de segunda B y bueno. El caso es que este año nosotros estamos bien y ellos están un poco de aquella manera. De hecho vienen de perder en Champions con un cúmulo de desgracias y parece todo propicio para... para que paguemos el pato. Vamos en autocar, cuatro jinetes de la Centenario, acompañados por la Peña Lehoi Beltz de Barcelona y la Bilbo Ondokoak de Sant Cugat. Buen ambiente, gente maja, todo correcto. Llegamos a un bar a comernos un frankfurt y Homobono se hace fotos con todo pichichi, polacos, holandeses y gente del Girona. Las bilbainadas habituales de quien se cree que ser del Athletic es 'bilbainizarse' y no. Veremos por dónde nos salen las vaciladas. El tema, vamos al estadio. Ya he dicho lo de las entradas, hace muchísimo calor. Y empieza el partido y salimos con un equipo bastante potable, casi el titular. Tras un intercambio inicial, se nota que nosotros estamos mejor, más serios. Vamos teniendo control, vamos, vamos, pero no acabamos de. Sancet se está saliendo. Pero mucho. Nos pitan un penalty a favor. Lo tira Berenguer después de un periodo de deliberación que no augura nada bueno. Lo tira regular y se lo para Gazzaniga. Es que no puede ser. Al cabo de unos minutos, pocos, una jugada estúpida en la que Asprilla centra y la pelota va botando pim pam pong hasta que entra en nuestra portería y todo es tan tonto que pensamos que lo va a anular porque... porque... no lo anula. Es gol. Pero si... no puede ser. Pues sí, es gol. Fallamos penalti, gol idiota, pero de repente Sancet liga un par de combinaciones y se planta delante de Gazzaniga y lo fusila. Gol. Bien. Una buena noticia al fin. Buena noticia que dura medio segundo porque Sancet se lesiona al marcar y pide el cambio. Sancet estaba dando una lección de fútbol. Pues no. Sigamos. Media parte, cerveza sin alcohol, comenzamos ahí medio medio como el final de la segunda y en una jugada que parece que no, Williams provoca otro penalti. Williams se dispone a tirar este segundo penalti. No quiero verlo. Pero lo veo. Williams tira un penalti tan infame que no tiene ningún tipo de explicación racional. Pero para sorpresa de todos y todas, el árbitro decide que hay que repetir el penalti. Va Ander Herrera, va, venga, que este parece más serio que ya sabemos que Iñaki tiene el pie cuadrado. Ander Herrera tira un penalti tan lamentable que la pelota va botando hacia los pies del portero. Acabamos de presenciar un hecho histórico. El Athletic Club nunca había fallado tres penaltis en un partido. Nunca. Jamás. Y lo hemos visto nosotros. A partir de ahí, el fatalismo que supongo que nos caracteriza pero que no trasluce en el tópico del hincha del Athletic, nos dice que vamos a palmar. El portero, Padilla, se está luciendo intentando frenar lo irremediable. Pero sabemos que va a pasar. El Girona mete a Stuani, que siempre, siempre, siempre, marca. Sale a falta de diez minutos, en el descuento. Padilla ya le saca una milagrosa. El árbitro nos pita un penalti más que justo. Gol de Stuani. Y yo pienso que en Montilivi antes hubo un cementerio o algo. Y que yo no vengo más. Aficiones. La nuestra no para de animar, no son todos vascos, ni vascas, pero no paran de animar ni en los momentos más ridículos. La afición del Girona es la arquetípica afición que no anima hasta que ya ha ganado. Volvemos al bar del punto de recogida. Homobono sigue haciéndose fotos con todo el mundo. Nos acordamos de Martín Palermo. Me imagino a mi padre pegándole fuego al estadio de Montilivi. Volvemos en el autocar y constatamos que las nuevas generaciones no viven el fútbol como nosotros. Música y jolgorio. Pienso si voy volver a Girona nunca más. Que sé que volveré. Aupa Athletic.
jueves, 11 de abril de 2024
Siete años, la virgen
Mientras estoy escribiendo este texto están subiendo por la ría de Bilbao con la Gabarra. El Athletic Club, no sé si lo sabéis, ha ganado la Copa. Y claro. Hoy hace siete años que a mi padre le dio un ictus en el pueblo y su vida y la nuestra cambió. Y no sé qué he escrito estos años cada 11 de abril, tampoco sé si he escrito cada uno de estos años. Ese día mi padre se levantó, estaban en Vilches, fue al lavabo, se lavó la cara y cayó al suelo. Rápidamente lo llevaron a Linares y de ahí a Jaén. Y ahí estuvo, en el Hospital Neurotraumatológico durante casi dos meses hasta que pudo volver a Santa Coloma. Ahí estuvo él y ahí estuvimos todos. Ahí estuvo mi madre todas las noches. Todo el día. No sé si esto lo he contado o si merece la pena contarlo todos los años. Pero no sé. Imagina que tu padre, de repente, se convierte en otra persona. Para empezar, imagina que tu padre está a punto de palmar. Se recupera, pero no puede hablar. Imagina que la persona más ágil mentalmente, más rápida, más ocurrente, deja de hablar. Imagina que alguien del Athletic Club, nacido en Jaén, que lleva a gala ser del Athletic como una seña de identidad, hubiera podido llegar a ver lo que estoy viendo yo ahora. Dicen que cuando pasen por San Mamés van a tirar flores los jugadores por los que no están. Perdonar el inciso. La virgen. Desde la ventana del hospital neurotraumatológico de Jaén, se veía esta virgen. Nunca he sido religioso y no lo voy a ser. Pero ver la imagen esta todos los días, pillándote en ese momento en el que estás y no estás, pues mira, de repente apelas a lo que sea. Y habrá quién se pregunte porqué a veces me da por las imágenes de Vírgenes en cada sitio que visito. Y en mi cabeza suena siempre la canción de The Beta Band, Simple Boy, cuya letra no tiene nada que ver con la virgen, creo, pero que en su estribillo cantan 'my mother of earth where are you when we need you' y era como un mantra que ayudaba. Ayudaba a pasar los días, a llevarlos con humor, a llevarlos con una canción en la cabeza, cosa que siempre ayuda muchísimo. Madre, dónde estás cuando te necesitamos. Mi madre estaba allí, claro, hablábamos de otra cosa. Hace siete años y sigue siendo así. Cada vez que vea una Virgen seguiré haciéndole la foto. My mother of Earth where are you when we need you. Han pasado siete años y mi padre estuvo con nosotros dos años y medio más. Dos años y medio y mi padre, Paco, Paquito, era el mismo, pero ya era otro. Y nosotros también. Han pasado siete años, parece mucho y en realidad no es nada, porque ese día parece que es ayer, y supongo que debe ser pesado leer a alguien que sistemáticamente apela a un recuerdo, que además no es agradable, pero para nosotros supone y supuso y supondrá mucho. En fin, siete años y lo que hubiera disfrutado el hombre viendo la tele y disfrutando de todo lo que está pasando, precisamente hoy.
lunes, 8 de abril de 2024
Athletic Txapeldun.
Igual esperabais que no se escribiera sobre esto, pero es que lo que pasó el sábado por la noche, ya domingo de madrugada, no había pasado desde hacía 40 años. Muchos no lo habían vivido nunca. Otros éramos tan pequeños que nos acordamos como en un sueño. Centraba Argote, la bola se le iba un poco alta, pero bajaba y la recibía Endika que bajaba con el pecho y la clavaba y todo lo de después. Todo. Otros pensaban que esto ya no lo iban a vivir nunca. Estuvimos a punto muchas veces, pero siempre pasaba algo. Yo me acuerdo de la final que vino justo después de aquella de Endika. Contra el Atlético, atacando atacando y sin marcar y uno a cero y para casa. Y esa sensación de que era injusto. Pero bueno, igual otro año... nunca pasó. Nunca ganamos nada. Jugamos finales, sí, pero casi siempre teníamos cara de perder antes de empezar. Y tantos partidos. Tantas eliminatorias perdidas de manera infame. Y pensar que este, precisamente esta final, con este equipo precisamente, esta colección de jugadores, muchos de ellos a los que no dábamos por titulares ya no en el Athletic sino en muchos equipos de Primera, con estos hemos sido campeones. Pero es que además de estos, es que tenemos otros con los que no contábamos. Me estoy yendo. El sábado viví algo que pensé que no iba a vivir. Ni siquiera cuando se supo que la final era contra el Mallorca, equipo que está sensiblemente por debajo del Athletic, me las prometí felices. En otras circunstancias yo iría con el Mallorca, equipo pequeño, a defender, a perder tiempo, a llegar a los penaltis, como Italia en en tantas ocasiones, como aquella Argentina del 90, como esos equipos que nunca ganan una final y un día la ganan. Y como lo sabía que eso podía pasar, tenía miedo. Y no me gustaba que hablaran ya como si la final estuviera ganada. Y sabía que íbamos a sufrir. Y sufrimos. Y sufrí. Mucho. Ni un momento de paz, ni un momento de sosiego. Ser del Athletic Club parece que está reñido con la sobradez que se presupone a los de Bilbao. No puedes nunca ir de sobrado. Ni un segundo de paz. Partido con nervios, partido de nervios, mal para el Athletic. Lo salvamos por los pelos, lo salvamos sufriendo, lo salvamos en los penaltis, pero lo salvamos. Ganamos y somos campeones. Esa gente que dice 'porqué dice ganamos si tú no juegas, si los clubes son patatín y patatán', dejarme en paz. De verdad, dejarme en paz. Yo jugué ese partido el sábado, durante dos horas estuve en tensión, me cansé, tenía agujetas el domingo. Y más cosas. Nos juntamos unas 20 personas en el Gaudir, la Peña Centenario revisited. Todos los clásicos vivos. Gente nueva, gente joven que se sumó después de tanto tiempo. Algunos habían ido a Sevilla. El partido, como siempre. Nervioso, en un momento estallo, empiezo a cagarme en todo, todo mal, joder. Joaquín me dice que siempre hago igual. No lo sabía. Me quejo cuando va mal peero cuando va bien no digo nada. Alba me mira con ojos como platos y no deja de hacerme fotos a las caras de pánico, terror, preocupación que pongo. El book es inenarrable. Han venido dos merengones, quizás tres, para ayudar. Un merengón no viene a ver la final si no es porque va a ganar el equipo al que anima. Estoy de pie ya toda la segunda parte y hasta el final. Con los penaltis, a pesar de que el primero de Muriqi lo tira de puta madre, tengo una corazonada. Una va a la grada. No contaba con que Julen parara uno. La cosa se pone de cara. La vieja guardia, Raul García y Muni no perdonan. Vesga tira el penalti y se resbala pero lo mete. No podemos perder. Una va a la grada. Berenguer es el jugador idóneo para tirar ese penalti. Lo mete. Entonces sí. Entonces yo había imaginado que iba a llorar. Que no había llorado desde hacía mucho tiempo, ni cuando se murió mi padre, ni cuando me casé, ni tantas otras veces. Pero solo de imaginar lo que iba a pasar me emocionaba. Y sin embargo, cuando marcó Berenguer estaba tan contento que no podía llorar. Estaba contento y estaba contento acordándome de mi padre, abrazado a mi hermano, tantos paseos camino de cualquier parte hablando del Athletic, acordándome de mi padre, pero no lloraba. Estaba tan contento. Estoy tan contento. Se acabaron las camisetas gafes, se acabó. Somos campeones de Copa, al fin. Lo hemos visto, hemos visto a Muni subir la copa. Hemos visto a los hermanos Williams abrazándose contentos por fin. Hemos visto cosas que pensamos que no veríamos nunca más. Tantos partidos, tantas decepciones, tantos pies fríos, arrimando la estufa en eliminatorias deprimentes para perderlas. Aquella eliminatoria de la que se acordaba el Oscar contra el Formentera que fuimos a la peña solo él y yo. Y perdimos. Y hemos ganado. Y no hay nada más grande que ser del Athletic Club. Y hay una foto con mi hermano, unas cuantas con mi hermano, que creo que voy a hacer un poster. Julen, De marcos, Vivian, Paredes, Yuri, Prados, Galarreta, Williams y Williams, Sancet y Guruzeta, súmales Lekue, Vesga, Berenguer, Raul García, Muni, Unai Gómez... no nos vamos a olvidar nunca de estos jugadores. Campeones de Copa, copón. Su su su su su su sun, Athletic Txapeldun!
martes, 19 de marzo de 2024
25 años de Peña Centenario Athletic Club en Santa Coloma
Qué cosas tiene el subconsciente o la puñetera casualidad, pero esta mañana sin saberlo yo o tener ni pizca de conocimiento me he dicho 'pues ponte esta camiseta misma debajo de la camisa'. Sin saber. Y resulta que llega el Óscar y nos dice que hoy hace 25 años que se fundó la Peña Centenario Athletic Club de Santa Coloma. Y qué cosas. Y cuántos recuerdos. Recuerdos del día de la inauguración, con el Presi, el Juanma, pletórico, acompañado de la Manuela de Madre, la alcaldesa, de un directivo del Athletic Club que creo que fue un tal Otxoa y vino Maguregui, nada menos que Maguregui, aunque yo no le hice mucho caso. No sé si vino otro ex jugador, pero Maguregui nos pareció como extraño, al menos a mí. Y mi padre, hinchado como un pavo. La foto en la que estamos con el escudo de la peña oficial, creo que la hicimos en lo que es ahora el restaurante al lado de la Capfoguer, o fue en el Castellet d'Andreu, no recuerdo, pero estábamos que no cabíamos en nosotros mismos. Toda esa gente era del Athletic. Toda esa gente ha acabado siendo parte de nuestras vidas. Son muchos recuerdos de 25 años, muchos de esos años impenitentemente yendo a ver el partido. Sábado, domingo, a la hora que fuera. El partido del Athletic en la peña era sagrado. Domingos a las nueve de la noche, con frío, partidos donde no jugábamos a nada. Aquellos años de sufrimiento. Aquellas discusiones sobre fútbol que no terminaban nunca. Aquellos años en el local de la antigua peña Gol 3000, aquel tipo que venía y nos decía que bailar flamenco, que si sabías bailar flamenco, lo demás era sencillo. Aquel otro tipo que cantaba 'soy de Atxuri'. Tanta gente que venía, tanta gente que llevaba su chandal del Athletic como el que llevaba el traje de Armani más caro. Esa gente, Juan, Chamizo, el otro señor Juan de Algeciras, la señora Virtudes, los hermanos Artero, Javitxu, la juventud que éramos el Óscar, el Mikel, el Gorka, el Luciano, mi hermano, el equipo de fútbol de la Peña Centenario, que jugábamos con equipación falsa pero rojiblanca y éramos malísimos pero temibles cuando estábamos cabreados, tanta gente que ha pasado por la peña y tanta gente que nos ha dejado y a la que han enterrado con la bandera del Athletic siendo de Huelva, de Algeciras... Me acuerdo de mi padre viendo los partidos del Athletic en la peña. Llegar con él y separarnos, sentarnos en asientos diferentes, él delante, en primera fila y yo atrás, porque no podíamos ver el partido juntos, porque era una discusión constante. Mi padre cabreado, tirando la botella de agua, dando paseos por el pasillo entre las mesas, cagándose en cosas pintorescas, variopintas, variadas, exageradas, absolutas, totales, cabreándose lo más grande y pasando a la alegría más desaforada cuando el Athletic marcaba. Su Athletic. Su repetir el nombre del goleador tres veces. Aduriz, aduriz, aduriz. Julen, julen, julen. Llorente, llorente, llorente. Las tradiciones, las supersticiones. Los encuentros en Gamiz Fika, la entrevista con la húngara sobre el Athletic, los viajes en autocar con el presi, el presi fumando atrás, el presi y todo el catálogo de anécdotas, historias, momentos del presi. El hombre aquel que entró a cagar en el lavabo y por poco nos mata a todos y creo que nunca volvió. Los Pulido y esa familia que hemos visto crecer desde que eran unos niños y claro, joder, que han pasado 25 años y ahora son unos chavalotes y la Lucía es la más athleticzale de todas las athleticzales del mundo. Y los hermanos y las broncas en el momento más insospechado. Y el Alegre y su hijo. Y Joaquín y su chándal eterno. Y Homobono, eterno él mismo, con su chapela en cualquier momento y en cualquier lugar, el tío más majo del mundo y no podía ser de otro equipo que del Athletic, a cualquier hora, siempre. Y aquella vez que fuimos a ver al femenino al Mini Estadi y la Irene Paredes marcó un golazo desde su casa. Y las veces que íbamos al campo del Espanyol, a montjuic, y el gol de chilena de Urzaiz en el último minuto que yo creo que no me he alegrado más de una cosa en mi vida. Y aquella temporada que jugamos la Uefa con Bielsa y nos tocaba jugar muy tarde y los vecinos se quejaban y no podíamos gritar y dio la casualidad de que el Athletic no dejaba de pasar eliminatorias y no cantábamos los goles, todo en silencio, y qué decepción cuando perdimos la final y cuando fuimos a Barcelona a la final con Valverde que la perdimos también y estábamos en Barcelona pero incluso aquí éramos más que la culerada. Y poder decir que tenemos una peña en Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona, una peña del Athletic Club y que todo el mundo te pregunte porqué mierdas eres tú del Athletic y tener que contarle la historia de mi padre y la de tantos padres y abuelos que eran del Athletic y no habían pisado Euskadi en su vida y éramos y somos tan del Athletic que aunque ya no vemos los partidos juntos, porque la vida d ela gente cambia, los locales desaparecen, los bares, los que comenzaron ya no están y nosotros hemos aguantado lo que hemos podido, aunque todo eso haya pasado, tenemos un grupo de wasap donde religiosamente cada día de partido se comparte la alineación y se va siguiendo el partido casi como si lo estuviéramos juntos. Aunque mola más en persona, y hablar de Javi González, o Javi Casas, o Merino, o aquel central, cómo se llamaba, aquel que luego se fue al Celta y era más blando que yo que sé, o de este chaval del juvenil que hemos fichado y que dicen que es muy bueno, y acabar hablando de conciertos. Y aquellas 24horas en las que me expulsaron dos veces. Y esos viajes a Girona con la mierda de frío que hace allí y mi padre orgulloso con su bufanda del Athletic caminando por esas calles. Y mi padre, hoy día del padre, fíjate, qué casualidad, todo el mundo poniendo fotos de sus padres y hoy es el día de la fundación de la peña, el partido a la peña, mi padre cuando ya no podía hablar, justo después de venir del hospital, no se podía perder la cena de Aniversario y no podía dejar de gritar Apleeeeepi, como saliera. Porque el Athletic es tu otra familia, porque el Athletic es tu padre. Viva la peña Centenario y Aupa Athletic todos los santísimos días del año, joder.
martes, 6 de junio de 2023
El Athletic Club y el aburrimiento
He visto muy pocos partidos del Athletic Club esta temporada. He seguido muchos mediante el Twitter o los comentarios de los colegas en el grupo de Whatsaspp. He visto resúmenes de partidos. Vi, por ejemplo, el resumen del partido del Athletic Club con el Elche. Penúltimo partido de Liga, jugando en casa contra un equipo descendido, si el Athletic ganaba se colocaba en séptima posición prácticamente asegurando jugar el año que viene una competición europea, la Conference League, que es un mojón, pero es un mojón que te permite ganar un dinerito, sanear cuentas y ver mundo. Un pequeño éxito. Pues el resumen de ese partido era de no creer. Una sucesión sin cuento de ocasiones de gol del Athletic, algunas de ellas falladas de manera esperpéntica, casi cómica, para acabar palmando en el último minuto con un gol de chiste. Y la temporada al carajo. No se fastidia la temporada en ese partido, se fastidia en muchos otros que han repetido sistemáticamente el mismo guión. En casa: salir bien, empezar a carburar, fallar las primeras, las segundas, las terceras, acabar el partido sin goles o bien perdiendo en casa. El caso del Betis fue sangrante, un equipo que venía deshecho marca nada más empezar y el Athletic se estrella contra su propia impericia. El del Sevilla, el Athletic juega y juega y en el último suspiro regala un gol, pero regalar de regalar un gol, penalty patapum. Fuera de casa: deambular, si el equipo contrario nos marca reacción y no pudo ser.
Este año el Athletic Club parecía venir de manera diferente. Valverde en el banquillo, nueva directiva, se decía que habría rockandroll, respecto al atocinamiento futbolístico de la era Marcelino. Ahora íbamos a jugar. La primera parte de la temporada fue un espejismo. El equipo era básicamente el mismo, pero las piezas se habían movido. Un 4 3 3 con un Sancet que parecía saber a qué jugaba y un Nico Williams que la rompía. Seguíamos fallando mucho pero parecía que. Pero no. Al volver del Mundial el equipo se hizo plomizo. Se movieron piezas otra vez y el equipo parecía aburrido. Se iba ganando a quien se tenía que ganar pero no se ganaba a nadie que no se debiera ganar. Y llegó la copa. Y llegó la semifinal contra Osasuna. Y llegó ese partido clave donde se volvió a fallar. En la ida un partido deplorable, tristísimo. En la vuelta el consabido 'se falló mucho', tanto que no era merecido pasar. Con la Copa fuera pareció vivirse un momento liberador, el equipo ya no tenía presión, podía jugar y se jugó unos pocos partidos. Se ganó a la Real. Temporada salvada. Podemos optar a los puestos de Europa League. Cada partido podía ser decisivo, estaba la cosa barata. Pues es ahí donde el Athletic ya cansa.
Cansa que cada partido decisivo el Athletic se hunda, no de la talla, el rival nos pase por encima, el rival sea claramente superior incluso ganando por la mínima, que parezcamos sensiblemente peores, que no lleguemos. Y que en nuestra cabeza eso no se acepte. Que seguimos pensando que. Y no. Y te aburres. Te aburres de que en los grupos de whatsapp digan 'este partido es decisivo' y sepas que es la señal para el derrumbe. Aburre saber que el Athletic el día que tiene que cumplir, desaparezca. Y otro año de nada.
Acaba el año y somos octavos. El peor equipo de Euskadi. La Real lejísimos y Osasuna finalista de Copa y nos quita la Conference. No hay mucho motivo para la alegría. Se va Íñigo Martínez y no vendrá nadie. Laporte tiene más cara de acabar en la Real que de volver. Ningún jugador de Osasuna querría venir. La cantera ha sido un auténtico fiasco. No se ven jugadores qué solucionen problemas como la pericia en el área rival, o la contundencia en la propia. Valverde seguirá y la sensación es de que el problema no es Valverde. Tenemos dos porterazos y jugamos a que nos sobre uno. Que sea Simón porque Aguirrezabala tiene el nombre más largo y es más kosher. Y así seguimos. Aburriéndonos cada vez más. Aupa Athletic, sin embargo.