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martes, 19 de mayo de 2015

Campaña electoral. Días 9, 10, 11, 12 y 13. El hombre que pudo matar a Joan de la Vega

Y yo vi cómo nuestros globos verdes volaban voluntariosos y se encontraban en el camino con una formación de globos bien uniformados que les cerraron el paso en el aire. El aire no es de nadie y es de todos y yo he visto y no lo he visto porque me lo han contado que uno de estos días nuestra carpa se volaba. Y yo he visto balones de colores y gente con bolsas. Y yo he visto el suelo lleno de balones y de niños felices que jugaban con ellos en el césped. El césped del río que es de todos. Y yo he escuchado en una peluquería, early in the morning, alabar a ese muchacho tan bueno que habla en la tele que dicen que van a pasar de tres a trece. Eso no fue el día ocho, o el siete. Ya no recuerdo. Yo he visto estado el viernes por la mañana repartiendo revistas en Santa Rosa y poner cara de ahá mientras me decían que a Nuria Fergó no la iban a votar. Y uno dice, ahá. Y yo me he tomado un cortado con el Copi a ritmo de Tijeritas, mientras los tres de Palacagüina movíamos la cabeza así. Yo he sufrido un dolor de narices y he seguido en pie, y a veces también he seguido sentado mientras la gente en Santa Rosa nos explicaba viejas historias del PSUC. Yo he escuchado una voz gutural decirme ‘gélido, gélido, vente al lado oscuro y engorda’. Yo he escuchado voces decir que tengo retórica. Yo he visto un incendio de cerca. Yo he visto cómo se transfiguran las caras de la gente cuando el incendio está ahí y la responsabilidad asoma. Yo he visto a los Chochos en concierto y todavía nos estamos preguntando, desde el respeto que como músicos nos debemos tener unos a los otros, qué narices toca el Miguel del Xocala. Yo he visto de cerca a los miembros de Barcelona en Comú y son como nosotros. Son nosotros. Yo he visto carteles preciosos, hechos con dineros, carteles del stablishment colomense, que sabes quiénes son y a dónde van. Yo he visto al stablishment del pan con chocolate hacer preguntas sobre si somos o no somos, sobre si haremos lo que todos nos dicen que no debemos hacer y que a todos los del stablishment les interesa. Yo he visto a los Chochos y todavía no recuerdo haber bailado. Yo recuerdo haber bailado rock con un poeta. Yo recuerdo haber estado a punto de cargarme a un poeta. Yo recuerdo, como si fuera ahora mismo, haber tenido a un poeta entre mis piernas. Yo podría haber matado a Joan de la Vega. Yo soy Antonio Molina, El magnánimo. Yo recuerdo haber opinado mucho y bien sobre la fealdad. Sobre la fealdad de uno mismo. Sobre lo feo que recuerdo haber sido siempre. Yo recuerdo haber sido una persona con la autoestima muy baja, siempre. Recuerdo, como si fuera ahora mismo, haber asistido a un recital de Nelson Poblete y de José Luis Lozano y debo estar en una fase muy tonta de mi vida, porque me está empezando a gustar todo. Yo no sé por qué día voy. Yo recuerdo haber estado, como en un sueño, en el Fondo. Yo recuerdo haber repartido y repartido centenares de revistas. Y recuerdo una camisa blanca. Y recuerdo un sol de justicia. Y recuerdo bolsas azules en lugar de rojas. Y recuerdo haber empezado a usar lo de ‘un papelito de la competencia’, para entregar los panfletos. Panfleto. Y recuerdo haber escuchado en una emisora local decir que los pactos se decidirían en asamblea. Y no era la voz melodiosa y agradable de nuestra candidata, que era la voz recia del candidato de quienes nos relegaron al rincón de la historia por haber dicho que nosotros los pactos los decidíamos en asamblea. Y debe ser cosa de convertirse en Stablishment. Y recuerdo como si los hubiera visto hoy mismo, carteles de una formación nueva y novedosa, que puede hacer lo que quiera, apostar por una coalición de partidos como la nuestra pero que no es la nuestra. Y luego todos somos amigos y si pasa su coche nos saludamos y todo mola, pero yo me acuerdo de las cosas, porque todavía no tengo los cuarenta y me funciona la retentiva. Y yo he hablado con el Angel de bambas, porque nos gusta hablar de bambas y de cosas así superficiales, entre comunistas y socialdemócratas, unas bambas muy guapas verdes y amarillas, que no casan bien los colores pero da lo mismo, que le han costado 55 euros en el Maraton. Y nos hacemos fotos de bambas como para enseñarlas luego, pero da igual. Total. A mí no me lee nadie y no voy a publicar nunca nada, porque he estado a punto de matar a un poeta. Y yo he estado delante de un secretario general y como cúpula que soy, le he dicho que yo ‘me hago el comunista’ a veces. Y espero que la gente se ría y no se ríe. Porque no hace gracia. Y yo recuerdo haber estado en un parque, allí arriba en las Oliveras, la placeta de las Oliveras, reivindicando algo que ya había subido a solucionar el día de antes quien ya manda en la ciudad en el siguiente mandato. Y yo he escuchado las preguntas y deciden por nosotros. Y nosotros no decimos una casa y luego es un pato. Esto lo he escrito porque ya no quiero escribir más. Porque escribo muy bien y abuso. Porque hace mucho que no escribo y cuento cosas cuando lo que me gustaría hacer es un vídeo. Yo salgo corriendo desde el fondo, llego al primer plano y me presento, la cámara se gira y sale la candidata y dice que nos voten. Yo creo que mola. Y yo he estado tocando balón por la mañana y viendo a Iñaki Williams marcar un golete molón por la tarde noche. Y he ido al día siguiente a una carpa en la Rambla Sant Sebastià y hablar en el paralelo 35 con los del equipo naranja y no llegar a ningún acuerdo. Y no me quiero enfadar y yo pensaba que los partidos nuevos y los viejos no tenían nada que ver y resulta que los partidos nuevos forman coaliciones, pactan y ya veremos, o bien se ufanan de no haber ido a una reunión y no saber exactamente, pero te la suelto igual y yo me río y tú te ríes y te he hecho una entrevista blandita pero no pasa nada, tocándola, muévela en el centro del campo, así atrás, asegura, empezamos otra vez.

Hola, soy el Toni, estoy hoy pasando frío en Singuerlin porque hoy toca Singuerlin y Chamizo nos dice que pone una pegatina de la virgencita en el poste de la luz y así cuando se toma la cervecita dice, mírala. Y ahí está. Y repartimos más y más panfletos de propaganda. Ya tengo vuestro papel, sois los comunistas. A ver cómo le explico yo a este señor… y yo he estado en una plaza escuchando al Centella y a los de Movistar. No a un tío haciéndose el Movistar, no. A los de Movistar. Y hemos tomado el mando de la coalición, con las llaves en la mano. Hemos conseguido la vieja aspiración del partido, volver a la unidad. Por primera vez nos han dejado las llaves del local. Es el principio. La unidad. Unidos. Ahora sí que no tenéis nada que hacer, gente del stablishment de los carteles bien hechitos y las infos molonguis. Ahora sí. Y yo no escribía así. Que yo antes me lo pasaba bien y no estaba pendiente de las cosas. Pero es que me he cohibido mucho. Estoy muy flojo. Escribo cada vez más flojo. Flojo, fuerte. Y esa voz diciéndome, ‘gélido, gélido, pásate al lado oscuro, que escribes muy bien’. Me asusto. Me asusto de pensar. Porque soy muy asustadizo. Y mañana nos toca en… no sé. Creo que nos toca por Riera Alta. Y no mola que decidan por uno. Nosotros no somos vosotros. Eso debería haber quedado claro antes. Nosotros no somos vosotros. No somos. Estamos. Hacemos. Y nos lo curramos un huevo. Y vamos a liarla parda el 24. Aunque llueva. Porque tenemos a gente como el Gabriel que es un fenómeno que se come una reunión y descubre a propios y extraños que hay cosas en Santa Coloma que no conocen hasta que se las dice él. O a la Joe, que vale más que un sol. O a la Africa, que se empeña en combinar el verde y el amarillo. Y no puede ser. Ahora en serio. ¿Qué toca Miguel con los Chochos? Yo recuerdo haber podido matar a un poeta y no lo hice. Pero lo llevo bien. Estoy en plena forma. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Comunicación corporativa

El caso de Jeremidín Shermedemian nos lo cuenta su amante esposa, principal víctima de las circunstancias:
'Jeremidín se encontró en una situación insostenible en la pequeña empresa en la que trabajaba. Las ventas, al parecer del amo que era su mismo padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, habían descendido muchísimo y por ello tuvo que verse obligado a hacer serias reformas en la empresa. Racionalizar la producción, despedir a los haraganes, en definitiva, corregir con brazo firme el rumbo. Y para que no le pudieran echar en cara favoritismo hacia su propio hijo, el buen señor Surumeildín Shermedemian, decidió que su vástago debería cargar con una tarea que hasta entonces nadie había querido asumir.
El señor, buen señor, Surumeildín Shermedemian consideraba que un trabajador de su empresa debía llevar interiorizado que lo mejor que le había podido pasar en la vida nunca jamás por los siglos eternos, era trabajar para su empresa, y que por ella, debía considerar cualquier posibilidad que se presentase como realizable tan sólo por que la empresa lo necesitase. Surumeildín Shermedemian pensaba que un empleado debía llevar tatuado, impreso, grabado, el nombre de su empresa en el cuerpo. Que la promoción no simplemente se basaba en que se hiciera visible el logo o el nombre, no, debía trasladarse que la empresa era tan importante como cualquier otra cosa. No, lo más importante.
No contento con este razonamiento, en su pensamiento, estaba llevar más allá este caso. Así que llamó a su hijo mientras realizaba la ronda de charlas con los empleados a los que felicitaba por que acababan de ser despedidos de la empresa y por el gran servicio que harían al renunciar a cualquier indemnización si es que hubiera derecho a ella. Jeremeidín apareció por el despacho mientras algún guardia trataba de reducir a algún empleado que no era capaz de ver la luz que emanaban de las palabras del muy buen señor Shermedemian y su padre le dijo: Jeremeidín tú vas a llevar el nombre de la empresa muy lejos. O muy cerca. O donde yo te diga que lo has de llevar. Tú vas a llevar el nombre de la empresa.
Jeremeidín se mostró muy contento, pensaba que iba a ser nombrado delegado comercial en el extranjero, pero no. Su padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, soldó a la nariz de Jeremeidín (tras haberlo anestesiado furtivamente), una chapa con el nombre de la empresa impreso. ¿Está bien dicho 'empresa impreso'? No domino bien el idioma...
Y con esa chapa soldada a su nariz sobrevivió paseando por las calles del pueblo durante un mes. La herida causada no acabó nunca de cicatrizar bien, se infectó, y poco antes de la festividad de Ganesha, falleció. Muy orgulloso, eso sí, por haber llevado el nombre de la empresa de su padre, el buen señor Surumeildín Shermedian. Yo, en cambio, no sé entender si el impacto causado entre la población fue positivo o no'.

martes, 22 de octubre de 2013

Audiencia potencial

En el libro de viajes del añorado Trudencio Polfeniano, encontramos un relato que recoge su paso por el Magreb. Un relato que si no tuviera que ver con lo que andamos comentando, no tendría más importancia, porque no todo lo que Trudencio contó era bueno ni interesante. Pero era tan majo... El relato se llama 'Audiencia potencial' y el volumen lleva por título 'Magreb, Magreb, Magreb, nació de ti...'.
'A mi llegada a la ciudad de Murzaniya, me encontré con un notable gentío en la plaza que se encontraba frente al Bazar. Murzaniya no era muy grande ni muy pequeña y no me encontraba allí simplemente de paso, porque quería ir hacia Kalikiya y se me estaba haciendo tarde con tanta dilación. En al Bazar había un cuentacuentos, de esos tan famosos en otras partes del Magreb, que estaba atrayendo la atención del personal no tanto por la belleza de su relato (que no dejaba de ser la típica historia de personaje que sale de un sitio para llegar a otro algo lejano porque tiene que buscar un nosequé y llevárselo de nuevo a su casa), si no porque hacía muchos aspavientos, llevaba además una especie de linterna dentro de su propia boca que hacía que de ella surgiera una luz que tenía embobados a todos los concurrentes. Y más. Tenía además unos cascabeles en los brazos que sonaban continuamente. Tenía el pelo teñido de colores varios. Azul, amarillo, rosa, verde... Tenía además medio cuerpo vestido de mujer y medio cuerpo vestido de animal. Tenía eso y más cosas. Tenía todo lo necesario para que la audiencia, para que los que le escuchaban contar la historia de un héroe que sale de un sitio y llega a otro, estuviera pendiente de él. Y sin embargo, él pedía más.
No sabía cómo se llamaba y me dijeron su nombre. Amal El Hiribir. No me sonaba el nombre.
Amal El Hiribir, estaba contando en un momento cómo el héroe llegaba a un castillo para entrevistarse con el rey del lugar, cuando de repente paró su locución. Y preguntó a la audiencia qué les parecía todo y qué podría hacer para mejorarse el relato. La audiencia en principio no respondió. Pero un joven que tenía pinta de haber estudiado en alguna madrasa, y que parecía ser el hijo del Hadj local, sorprendió a propios y extraños con la siguiente propuesta. 'Creo, amigo Amal, que tu cuento sería aún más excitante si lo contases colgado de un gancho. El esfuerzo que harías contando el cuento mientras agonizas, así como el espectáculo de tu agonía, creo que enriquecería el texto, la narración y el conjunto de los elementos dispuestos para que nosotros, tu audiencia, lo veamos todo con una perspectiva diferente. Mucho más interesante desde todos los puntos de vista'. El ser humano, alguna vez lo he dicho, es sorprendente. No siempre, pero a veces sí. Y así el propio Amal El Hiribir accedió a ser colgado del gancho. Preguntó antes de ser colgado si debía empezar desde el principio o reemprender el relato desde donde lo había dejado y la audiencia le dijo que no hacía falta, que siguiese. Y así lo hizo. El relato quedó pobre a partir de ese momento, pero hasta que murió, la gente estuvo pendiente de Amal como pocas veces antes.'

lunes, 21 de octubre de 2013

Actualización diaria

Amar, sin mirar atrás amar. Listo como un mono. Enfadado como un mono. Es recomendable actualizar contenidos diariamente. Si se puede diariamente, mejor que semanalmente. Google tiene que ver cosas. Que las cosas se mueven. Y en tus brazos celebrar que no hay lugar. Entonces el contenido es importante. Repítelo, el contenido, es muy importante. He recuperado el cargamento tal y como le prometí. Los monos son listísimos. Tienen cultura. Hasta la semana que viene. El concursante sabe que Bolaño vivía en Blanes, pero ahora no tiene conciencia de haberse cruzado con él. Que igual sí, pero es que son cosas que no te fijas. Normal. Lo primero es lo primero. Introducción al algoritmo. Si me hubiesen dicho que alguna vez en la vida iba yo a intentar entender un algoritmo. Qué humillación Marcelino. Todo va a peor. El mono pequeñito coge las patitas del saltamontes. No se lo come, simplemente coge de las patitas al saltamontes y lo mira. Curioso. Que soy tu tía, que soy como una madre para ti. Y después de una reunión, otra concentración y luego otra reunión que dará paso a otra concentración. Y el partido a las diez. El siempre molesto partidito de las diez. Un partido un lunes a las diez de la noche. Cuando ya no hay ganas de nada. El partidito de las diez. Cállate, que te pones muy fea cuando te enfadas. Y la barandilla a medio 'miniar'. El minio. La barandilla a medias. Y va a empezar a llover de un momento a otro, aunque hace un calor endemoniado. Y no hay término medio. O hace mucho frío o hace mucho calor. Y así, verás cuando empiece la broma del agua. Entonces, explícate a ver. De qué ha ido lo que has ido a hacer. La de la tienda quiere hacer una página web y tú has ido a cursos de esos para saber qué se hace con las redes sociales. Va, a ver, de qué te ha servido tanto cursillo. Poner las palabras aquí o allí, etiquetar las fotos, que las fotos no pesan mucho. Es que abres una foto y no hay manera. Cuánto pesa. Y lo que pesan de verdad son los días. Déjala que se entretenga con eso y así nos molestará menos. Y el árbitro empieza a tener en cuenta que a Neymar le dicen que se tira, y claro, al menos los árbitros en Europa son más estrictos. Aquí es que no se puede hacer nada. Lituania es un caso completamente diferente. Estrasburgo no va a prohibir el partido del sábado, que se jodan. Ellos no tienen un clásico. Estrasburgo no sirve para nada. Y vamos ganando aunque no lo sepamos. Y hay muchas erramientas, perdón, herramientas, para controlar cómo va lo nuestro. No hay nada como una Enciclopedia Larousse. Nada. Ni google lo sabe. Qué algoritmo controla el colibrí. Hay un colibrí que será ahora el nuevo algoritmo. Y así vamos. Todos los días con algo. Todos los días un pantalón. Todos los días el mismo pantalón. Y hay que actualizar todos los días. Pero con algo novedoso, algo nuestro, que no vale copiar. No disfruto haciéndote daño. Unas camisetas con el logotipo o algo. Algo. No sé. Lo que sea. Un algo. Todos los días. Una actualización diaria. Siempre.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Marketing de contenidos

A ver, entendámonos. El asunto es que al final apliques una estrategia de marketing con uno mismo. Conmigo mismo. Hágase usted una foto para ponerla en el curriculum, pero no se haga una foto como esta que me estás dando, porque en esta foto pareces un tío mayor, seriuzo, cenizo y rancio, y por lo que estoy viendo tú no eres así. Hazte otra foto y ponla en el lugar de esta. Una foto. Pero si me hago la foto tengo que afeitarme, claro. Y si estamos hablando de que salga lo más natural posible sin tener cara de muñeco del netol, lo más fácil es que aparezca sin afeitar. Con una barbuza medio colorada de una semana o así. Y el bigotón por encima. Eso sería lo ideal. Así si. Pero claro, así no. Entonces me afeito o no me afeito. No me afeito. Pues me afeito. Y la foto sale y sale uno con la cara como medio medio. Y ese ojo por qué (he rectificado, cuidado) sale más pequeño que el otro. Si yo no tengo un ojo más cerrado que otro. Otra foto. Pero bueno... por qué sale así. Otra. Cambia la foto del Linkedin, hombre, que con esa foto no vas a ningún sitio... pero es que esa foto del Linkedin a mí me gusta, porque parezco contento y feliz, sin estar... pero es que voy en camiseta y tienes cara de no ser serio. Pues en qué quedamos. Serio o no serio.
Planifica tus proyectos en tanto en cuanto puedan darte una rentabilidad o al menos ejercita el músculo creativo, sigue haciendo cosas para que no te entre la ñoña y empiecen a pasar los días y los días y los días y parezca que no pasa nada. Y los días han pasado y he hecho muchas cosas pero qué quieres que te diga, es como si no hubiera pasado nada. El Marketing de contenidos.
Un artículo en El Mirall, me ha visto bastante gente al parecer. Pero claro, parece como que uno vaya pidiendo perdón por el artículo. Oye, y esto qué. No, nada. Cobrarás, claro. Cómo no voy a cobrar, pues claro, me estoy haciendo un chalet en la plaza de la Vila con lo que cobro. Qué gente. La foto de El Mirall. Una foto en la que salgas como que bien, pero tampoco que parezca que vas de boda, al fin y al cabo... Cara de viejo. Esa es mi sensación. Tengo cara de viejo. Soy viejo y no me había dado cuenta. Claro, jugando a ser un jovencito creativo, la cámara no engaña.
Márketing de contenidos. ¿Son importantes los contenidos en el marketing? Para comenzar, parece ser que marketing no lleva tilde. Por comentar algo. Publica un artículo en el Linkedin para ver si eso. ¿Y el facebook? Deberías tener un facebook porque muchas empresas miran el facebook para ver si eres molón o no. Pero es que a mí el facebook, es que a mí cuanto menos se me vea la cara, mejor. A ver si nos entendemos. Es que o salgo serio como un enterrador o parezco el payaso fofó. Es así, no hay término medio.
Por favor, no subas la cabeza, no mires así desde arriba. Si, es verdad. Es que poso como si fuera el mariscal Grouchy minutos antes de empezar una carga en Waterloo. Desde arriba. El facebook. Y el twitter. Claro, el twitter, pero que fuera un twitter en el que hablases de cosas de curro solo. El facebook igual. Sólo cosas de curro. Como aquí, por ejemplo. Que hablo mogollón de veces de curro. Mogollón no es una palabra lo suficientemente molongui (lo mismo) como para que la vea un cazatalentos o alguien que vea que en el curri pones que tienes un blog y diga... hombre, maestro, así que mogollón.
En fin. Si eres un community manager debes tener contenidos emocionales. Mi amigo Baños lo dice en sus artículos. Debería escribir algo sobre los contenidos.
Los contenidos son importantes porque los podría hacer yo y así me podríais dar trabajo, ¿no?
Más o menos por ahí va la cosa. Procura que la cosa no quede demasiado larga. Si, claro, porque si no la gente no lo va a leer. Porque. Ya me he vuelto a colar. O no. Ahora ya no sé qué decir. ¿Tienes un blog? Ay, pues dime cómo se llama cuando acabe la clase. Y yo voy y huyo como una comadreja.
Pues así con todo.