lunes, 29 de abril de 2024

¿Entonces?


Una vez que ya se sabe qué va a pasar pero no qué ha pasado, quizás sería tiempo de aprovechar todo este marasmo para sacar algo positivo. Este impulso ciudadano más o menos espontáneo para apuntalar todo eso que ha hecho que hasta el mismísimo presidente del Gobierno se plantee plegar, para reforzar esas cosas que deberían hacer que la democracia no esté al albur de los cuatro fachas que quieren que esto sea su cortijo. Intentar hacer los cambios legales, intentarlo al menos, para revertir toda una serie de condiciones que hacen que la judicatura y la madre que los parió, dejen de ser el elemento que se utiliza para alcanzar el poder cuando los votos no llegan. Intentarlo al menos. Ya sabemos que Pedro Sánchez se queda, y que ahora lo que trasluce es que debemos ponernos todos en fila detrás de él para que el facherío, la fachosfera y toda la tropa esta que nos quiere llevar a un país en blanco y negro, no gobierne. Pero no tendría que ser así. Lo que tendría que ser es dar saltos adelante en materia de derechos. Parece que es evidente, pero no es el PSOE precisamente el partido más valiente para eso. Entonces. Entonces lo que hay que hacer es fortalecer lo que hay a su izquierda, fortalecernos, para que esos avances se aseguren. Que se aseguren los que están hechos y que se asegure que se van a seguir haciendo y que no va a consistir todo esto en echar el freno de mano. Dos alternativas: que de esto salga una plataforma de 'todos con Sánchez', como una manera de parar a la derecha y que arrase con lo que hay a su izquierda o bien, giro de guión y llegar a acuerdos con la derecha para desgajarla de la extrema derecha. Veremos. Lo importante entonces, no es lo que va a hacer Sánchez, sino lo que vamos a hacer nosotros. Y lo que estamos haciendo. Sobre todo lo que estamos haciendo. Porque lo que estamos haciendo va en el sentido contrario a lo que debería hacerse. Por todas partes, ojo. Y no lo estamos haciendo bien. En definitiva, ser conscientes de esa misma sensación de emergencia que ha querido crear Sánchez y aprovecharla para crear la herramienta que sea útil a la gente. Todo lo demás, es trabajar para otros. Para Sánchez, para la derecha, para tu obsesión de esperanzas y hilos rojos. En fin, tenemos tarea. 

viernes, 26 de abril de 2024

Once upon a time


Había una vez, en un país muy lejano, otro país dentro de ese país en el que se vivía y se conducía por la derecha. Siempre y bajo cualquier circunstancia, se regían sus habitantes bajo una serie de preceptos que venían dados desde ese siempre que nadie sabe datar. Esos preceptos decían que habían sido traídos por un sabio llamado Fulón, desde un lugar que el mismo Fulón se negó siempre a aclarar. Así que en ese país dentro de otro país donde todo se hacía desde la derecha, sus habitantes vivían felices y perfectamente en consonancia con un orden y unas reglas. Pero, ay, siempre hay en todo grupo humano alguien que se descarría y busca respuestas por su cuenta a los problemas del mundo, sin pensar que, quizás, deteniéndose un poco y preguntando por si alguien antes ya se preocupó por lo que a él le conmueve, y así nos ahorraríamos tantos y tantos destrozos que se causan por ese motivo de creer que uno es capaz de. Y no, no lo somos. Esto ocurrió con una persona a la que llamaremos Malón, aunque este no era su verdadero nombre ya que su nombre ha sido borrado y maldito para siempre en el mundo y el universo entero por su maldad aberrante. Malón quiso saber e investigar de dónde vino Fulón y repasó y consultó y dedicó tiempo a saber y saber y así llegó a la impía conclusión de que Fulón no vino de ningún sitio, sino que siempre estuvo en ese país dentro de otro país y que, hecho aún más sorprendente, en realidad Fulón como Fulón, jamás existió. Imaginen la sandez y la tontería y el cuestionamiento por el cuestionamiento y la subversión de creencias y me dan unas ganas de coger al tal Malón y que se entere de una vez y mira que ya me sé el cuento y sé que muy sánamente se lo quitaron de en medio y que Malón en realidad, bueno, que no quieras saber tanto. Siempre por la derecha y ya. 

jueves, 25 de abril de 2024

La política


No es fácil estar ahí. Te expones a muchas cosas y has de tener un cierto caparazón, o pocos escrúpulos, o una piel de lagarto, o la coraza o como le llamen a eso que has de tener para que te digan, te hagan, te jodan tantas veces que, no es que no te de igual que no te da igual, es que no te vas. Porque lo que quieren es que te vayas. Que abandones porque no toleran que haya otro que no sean ellos quienes estén ahí delante, mandando. Mandar. Niemöller. Hoy era el día de sacar a Niemöller a pasear y desde bien temprano ya en la radio, el sospechoso habitual, ha citado el famoso pastor protestante que fue el autor de aquella frase tan recurrente de 'cuando vinieron a por los comunistas no hice nada porque no era comunista, etc.'. Hoy todo el mundo tiene cuentas pendientes y momentos en los que nadie dijo nada sobre lo suyo. Todos tenemos algo, claro. Porque la política también es eso, sacar el cuchillito a pasear cuando nos interesa. En definitiva. Mediante un caso de Serie B de las grandes corrupciones de la historia de este Estado basado básicamente en la corrupción sistémica, denunciado por el clásico artefacto de Serie Z, como prácticamente todos los casos que se han dado, unos con gente muy chunga detrás, otras con los payasos de la tele, otras con esto o con lo otro. Pero los procedimientos son siempre iguales. Colocar el nombre de alguien en la palestra, un caso de corrupción, algunos tremendos, escabrosos, inverosímiles, pero que ponen tu nombre en los papeles y una vez que están en los papeles, es difícil de mantener el tipo. Lo saben. Lo conocen. Saben que lo primero que pensarás cuando pasa eso es irte, abandonar, dejar que tu cara deje de ser visible, desaparecer, preparar tu defensa. Pero a ellos les interesa poco que te defiendas, que sea un proceso que tenga un objeto concreto. A ellos lo que les interesa es que te vayas, que desaparezcas, que dejes paso. Que asumas que estás muerto. Que no estás donde tienes que estar y que ya te han cazado. Ya te han cazado. Iglesias, Colau, Oltra... El primer ministro de Portugal tuvo que dimitir de inmediato tras una denuncia de un caso que solo tres días después se demostró que era una patraña. El daño ya estaba hecho. En Portugal las últimas elecciones dieron el triunfo a la derecha. El daño ya estaba hecho. En Barcelona Colau pierde la alcaldía. En Valencia Compromís entra en crisis. Ya sabemos qué ha quedado de Podemos. Lula fue a la cárcel bajo graves acusaciones de corrupción. Hoy vuelve a ser presidente del Brasil. Cómo se cargaron a Dilma Rouseff. Entonces. Hoy toca decir que la derecha y la ultraderecha dirigen la mirilla de la escopeta de caza hacia la pieza mayor. No quieren esperar más. Cuatro años de legislatura son demasiados y no pueden esperar ciclos electorales diversos, ahora gano, ahora soy insignificante, deprisa, deprisa. Puede que todo esto quede en nada, pero puede que todo esto sea solo la primera parte, el primer aviso. Y naturalmente que Pedro Sánchez es una ardilla, pero puede que estemos hablando de algo de verdad. Que no todo sea cálculo, que sea maniobra, que sea falso. Puede que consigan que te pires. Quizás sea el momento de pensar, como ya se pensó en julio, que ahora no importa el número, el grupo, o lo que quiera que nos inventemos para no afrontar la realidad. 


Estamos luchando contra hijos de puta, no seamos hijos de puta entre nosotros. 

miércoles, 24 de abril de 2024

Fallen leaves - Aki Kaurismaki


Películas que había visto yo de Kaurismaki antes de esta: Cero. Porque a ver, ¿quién quiere ver una peli de un director finlandés? Daneses, suecos, puede que haya algún noruego... pero finlandés, ¿por qué? Ahora bien, sale esta película y todo el mundo comienza a decir que es la peli del año y qué bonita y qué todo. Habrá que verla pues. Aunque te digan que es una historia de amor y tú conociendo la cosa nórdica pienses que drama intenso otra vez no sé yo si tengo ganas, dices va, venga. El Rockdelux y alguna gente más han dicho que sí, que es la peli del año. Venga va. Y no sé si será la peli del año, cosa que me parece algo exagerada, pero sí que me parece una película que merece la pena. Y mucho. Porque sí, es una historia de amor. Quizás por eso merece la pena verla. Una historia de amor de dos personas que, efectivamente, son finlandesas y viva el tópico, pueden responder perfectamente a lo que piensas que debe ser un finlandés y una finlandesa en un país que no parece precisamente la alegría de la huerta. Salir, beber, el rollo de siempre. Trabajos de mierda. Beber. Viviendas tristes. La guerra en la radio. Al menos los bares tienen buena música de fondo. Servicio diligente. Y aunque haya un buen puñado de cabrones en el mundo, puedes contar con la amistad y cierto sentido de clase, de compañerismo, de vez en cuando, cosa que te levanta el ánimo. Y si no, a beber. Y si no, a lo mejor encuentras a alguien, por casualidad, que resulta que te cambia la vida. Esta película va de eso. Va de eso porque es una historia de amor y normalmente las historias de amor van de todo. Al acabar la peli te das una vuelta por otras pelis queriendo saber qué más hay de este señor por Filmin y en los trailers de las películas te da la impresión de que todas las películas o son iguales o tienen a los mismos actores. Y ya tienes una cosa más con la que perder el tiempo. Kaurismaki. 

jueves, 18 de abril de 2024

Revolution 9


No viene el calor y te encuentras con días como este. Días en los que parece que va a hacer bueno y hace frío. Y el frío es bueno y que llueva es bueno y todo es bueno. Pero en nuestra cabeza, bueno es otra cosa. Tendría que dejar de hacer este frío. Hoy caminando por la montaña, bajando de ella, me han adelantado unas chicas corriendo y he tenido miedo de que me empujaran. Soy una persona mayor. Bajando caminando de la montaña he buscado el sol y no la sombra. He intentado asomar la cabeza en la conversación que se tenía en la parada del autobús, pero no he podido. Caminando por la montaña he notado que las plantillas de las bambas venían bien para esto pero siguen apretándome mucho el pie y todo se solucionaría aflojándome un poco los cordones. Pero todo se solucionaría siempre haciendo algo sencillo y no es todo tan sencillo. En el metro, volviendo de la montaña, estaba escuchando el Barstool Blues de Neil Young, esa versión en directo de nueve minutos. Nueve minutos. Número nueve. Number 9, number 9, number 9. Se ha subido una chica con un altavoz y antes de que comenzara a cantar he sacado un euro para dárselo. Se lo he dado. Estaba escuchando Barstool Blues y cuando he acabado he parado el spoti. Barstool blues no sé de qué va, creo que habla de algún colega suyo, como muchas de sus canciones que hablan de colegas que se mueren. Una vez tuve un amigo que se murió mil veces. Eso dice la letra de la canción. Dice muchas más cosas pero no sé qué dice. Hoy en la montaña había una fila entera de señores escuchando. Señores en la primera fila, también señores en la segunda. Solo tíos. Había pocas, muy pocas señoras, chicas. Casi ninguna. El tema del compañerismo es algo que también me tiene ocupado. No lo he pensado mientras bajaba por la montaña, pero, sí ayer y un poco esta mañana. No lo sé. El tema del Ben Yart también me tiene atrapado. Escucho canciones. Cada día escucho una nueva. Creo que entiendo por donde quiere ir el pájaro, pero no sé si tomármelo en serio o considerarlo un vendedor de crecepelo. Que es lo que parece. Es muy malo. Pero malo de ser malo, de persona que quiere parecer mala, que no tiene yo que sé, un mínimo. La calle, el chándal. El vídeo en los barrios chungos. La pena es de pega. Los gitanos en la plaza tocando la guitarra. Podría vivir un millón de vidas y no entender nada. No entender a todo el mundo tampoco es un problema. No entender porqué pasan las cosas, qué piensa la gente, no preocuparse por todo. Qué hacemos, dónde vamos, porqué el Madrid asesina el fútbol cada año o cada dos años. Porqué el fútbol es la puta mierda. Bueno, no siempre. Este año el fútbol es una maravilla. Aunque no haga calor. Ya hará calor.  

miércoles, 17 de abril de 2024

Agaporni


Me quisieron explicar cómo era y me dijeron 'es como un agaporni'. La gente debe pensar que yo soy biólogo porque regularmente me ponen ejemplos del mundo animal o vegetal que consideran que tengo que conocer y la verdad es que nada más lejos de la realidad. Como un agaporni qué es. Cuando alguien me habla de agapornis, automáticamente mi cabeza viaja hasta aquellos lejanos tiempos en los que debías mantener vivo a un animalito gracias a una maquinita diminuta que había que accionar de una determinada manera y que ahora no recuerdo pero que debía parecerse a la palabra 'agaporni' para que yo me vaya a eso. A esa maquinita, a ese animalito que puede que fuera un agaporni, pero ya no lo recuerdo y ahora dudo si utilizar el móvil para informarme. A veces, no siempre, prefiero mantener un puntito de ignorancia, un espacio sin completar. A veces, por ejemplo, no recuerdo si ya he dicho antes que no quiero mirar en el móvil si tal o cual cosa es cierta, ni siquiera si ya he utilizado antes este mismo ejemplo o esta misma situación o esta misma imagen de alguien que no quiere mirar en el móvil si una cosa ya la has dicho o si está por decir. Me quedan muy pocas cosas por decir y es posible que en algún momento empiece a repetirme. Hay a quien le gusta escuchar o leer mil veces la misma cosa. Disfrazada más o menos. Hay quien hace de escribir o tocar exactamente lo mismo un sello de fábrica. ¿Quién no está buscando siempre algo que se parezca a algo que le gustó una vez? El caso es que en esta ocasión voy a utilizar el móvil para que no tengáis una imagen distorsionada de mi sabiduría infinita o penséis que por timidez o arrogancia prefiero dármelas de algo que en realidad no soy porque me puede la curiosidad y voy a ver lo que es un agaporni. Y sí. Se parece. 

martes, 16 de abril de 2024

Chucrut


No, amigo, le dije. No es así. Así se hacía antes, ahora las cosas han tomado otros derroteros y tal y como tú lo planteas no lo va a entender nadie. Es algo de lo que yo también me he dado cuenta quizás demasiado tarde. Antes yo hacía las cosas tal y como se me decía, sin plantearme ningún tipo de alternativa o pensar en la posibilidad de ser yo quien imaginase alguna manera diferente y quizás hasta mejor. Pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que lo mejor es no pensar en que hay algo por encima de nosotros que tiene claro de que va el tema y tirar por tu cuenta. Así, todo lo que me has explicado sobre el procedimiento y tal, está absolutamente desfasado porque sigues hablando tal y como se espera que hables. Parece que simplemente te has limitado a aprenderte el folleto, o el libro, o lo que sea, y me lo estás explicando y no me interesa. En absoluto. Antes yo era de los tuyos y por eso te entiendo. Comprendo perfectamente que estés ahora mismo un poco perdido y que sientas la necesidad de volver a explicarme algo que ni yo, ni nadie, está dispuesto a encajar. Ya no encaja. Ese es el problema. Tengo una nueva receta. Y esa receta contiene los mismos elementos que tú utilizas, pero mezclados de una manera diferente. Tan diferente que pensarás que no es lo mismo, pero en realidad es lo mismo. Al final, es todo un tema de forma. Pero es igual. No te enfades. Si está igual de malo.  

lunes, 15 de abril de 2024

Nueva victoria de la civilización occidental


En el Telenotícies del día siguiente al ataque de Irán sobre Israel, el clima que pintaban era el de una sociedad que ya se ha acostumbrado a estar protegida ante cualquier circunstancia y que hacen su vida aunque a su vera esté sucediéndose un genocidio protagonizado por ellos mismos y aunque esa misma noche hayan vivido un ataque con misiles sobre su cielo. Gente joven opinando y sacándole fotos a los pasteles que se iban a comer para colgarlos en Insta, supongo. Esa noche, los drones y los misiles y la civilización occidental se habían puesto de acuerdo para abatir las decenas de misiles que Irán lanzó sobre Israel para 'vengar' el ataque sobre su embajada en Damasco. No hubo víctimas mortales en este ataque iraní. La superioridad manifiesta de occidente, Israel y los Estados Unidos junto a Reino Unido, acompañados estratégicamente por Jordania y Arabia Saudí, han desbaratado el plan de esos salvajes iraníes. Salvajes que habían advertido previamente a Estados Unidos, ojo, con lo que todo al final parece un paripé por el cual yo hago algo, tú me paras el golpe y que la cosa no llegue a mayores. ¿No llegará a mayores? ¿Se puede permitir Israel no llegar a mayores cuando ha emprendido una campaña de 'me la bufa absolutamente todo' porque cuento con todo a mi favor y tengo amigos poderosos y yo soy de hecho el más poderoso en la zona? Claro que se lo puede permitir y qué puede salir mal. Al final, quién pondrá la carne serán otros y quién morirán serán otros. Y se puede seguir desestabilizando la región, provocando, atizando rencillas, enfrentando gobiernos que no se toleran, dictaduras que necesitan del enemigo exterior para vivir. Mientras tanto, el exterminio y la desvergüenza sigue ahí, en Gaza y también en Cisjordania, con masacres, arbitrariedades, escenas que quitan el hipo, bromas, risas mientras la matanza continúa, más niños muertos 'porque Hamas los pone ahí', toda la solidaridad con Israel y misiles y drones y pronto más cosas para que la juerga continúe y las fotos de los pasteles no salgan movidas y la civilización se imponga sobre la barbarie. Porque tú, con quién vas, con esos salvajes que lloran por unos muertos que rescatan de los escombros y que resultan finalmente tan cansados, o con esa gente que se parece a ti o a lo que te gustaría ser y que vive como tú, feliz, sonriente, desayunando carrotcake. Con quién vas a ir. Eso se han preguntado en Alhora por ejemplo, hasta cuándo vas a ser un perdedor, hasta cuando vamos a seguir estando de lado de los perdedores, qué ceguera. Perder. La civilización. Los muertos. Los vivos. Palestina. Israel. Ricos. Pobres. Se lo merecen. Piénsalo. 

jueves, 11 de abril de 2024

Siete años, la virgen


Mientras estoy escribiendo este texto están subiendo por la ría de Bilbao con la Gabarra. El Athletic Club, no sé si lo sabéis, ha ganado la Copa. Y claro. Hoy hace siete años que a mi padre le dio un ictus en el pueblo y su vida y la nuestra cambió. Y no sé qué he escrito estos años cada 11 de abril, tampoco sé si he escrito cada uno de estos años. Ese día mi padre se levantó, estaban en Vilches, fue al lavabo, se lavó la cara y cayó al suelo. Rápidamente lo llevaron a Linares y de ahí a Jaén. Y ahí estuvo, en el Hospital Neurotraumatológico durante casi dos meses hasta que pudo volver a Santa Coloma. Ahí estuvo él y ahí estuvimos todos. Ahí estuvo mi madre todas las noches. Todo el día. No sé si esto lo he contado o si merece la pena contarlo todos los años. Pero no sé. Imagina que tu padre, de repente, se convierte en otra persona. Para empezar, imagina que tu padre está a punto de palmar. Se recupera, pero no puede hablar. Imagina que la persona más ágil mentalmente, más rápida, más ocurrente, deja de hablar. Imagina que alguien del Athletic Club, nacido en Jaén, que lleva a gala ser del Athletic como una seña de identidad, hubiera podido llegar a ver lo que estoy viendo yo ahora. Dicen que cuando pasen por San Mamés van a tirar flores los jugadores por los que no están. Perdonar el inciso. La virgen. Desde la ventana del hospital neurotraumatológico de Jaén, se veía esta virgen. Nunca he sido religioso y no lo voy a ser. Pero ver la imagen esta todos los días, pillándote en ese momento en el que estás y no estás, pues mira, de repente apelas a lo que sea. Y habrá quién se pregunte porqué a veces me da por las imágenes de Vírgenes en cada sitio que visito. Y en mi cabeza suena siempre la canción de The Beta Band, Simple Boy, cuya letra no tiene nada que ver con la virgen, creo, pero que en su estribillo cantan 'my mother of earth where are you when we need you' y era como un mantra que ayudaba. Ayudaba a pasar los días, a llevarlos con humor, a llevarlos con una canción en la cabeza, cosa que siempre ayuda muchísimo. Madre, dónde estás cuando te necesitamos. Mi madre estaba allí, claro, hablábamos de otra cosa. Hace siete años y sigue siendo así. Cada vez que vea una Virgen seguiré haciéndole la foto. My mother of Earth where are you when we need you. Han pasado siete años y mi padre estuvo con nosotros dos años y medio más. Dos años y medio y mi padre, Paco, Paquito, era el mismo, pero ya era otro. Y nosotros también. Han pasado siete años, parece mucho y en realidad no es nada, porque ese día parece que es ayer, y supongo que debe ser pesado leer a alguien que sistemáticamente apela a un recuerdo, que además no es agradable, pero para nosotros supone y supuso y supondrá mucho. En fin, siete años y lo que hubiera disfrutado el hombre viendo la tele y disfrutando de todo lo que está pasando, precisamente hoy. 

martes, 9 de abril de 2024

Crónica del #PleGramenet de marzo. Pululan.


Si contemplan la pampa y sus rincones, verán las sequedades del silencio. Si vieron el pleno municipal de Santa Coloma de hace dos semanas, comprenderán que se hace difícil escribir algo que no genere una inmensa bola de. Así que no lo haré. No haré la crónica de un pleno en el que se tuvo un recuerdo para una persona muerta en la calle y se hizo una intervención acertada y centrada en el tema que nos ocupa sobre el tema de la gente que duerme en la calle. Que nos gustará más o menos reconocer que el problema existe y que el problema no es sencillo y que no todo es tan claro y tan cierto como que la primavera es una estación inestable, pero no parece tan complicado asumir que una intervención en un pleno municipal puede servir para mucho y puede colocar un tema y luego si sale bien bien, y si no, pues también. Se escoge la persona que va a intervenir, se prepara un texto, se escoge el formato de la intervención, es todo un proceso que merece la pena seguir. Si lo que quieres es buscar amigos para cagarte en los socialistas, naturalmente el proceso es otro y también en el pleno municipal tuvimos una prueba palmaria de esto. La crónica del pleno no merece la pena. Porque hacer la crónica del pleno sería reconocerle un mérito a alguien que quiere que le enseñes la herida, que sangres y no estoy sangrando, estoy contemplando cómo la política es exactamente lo contrario que uno tiene en la cabeza. Por lo que parece. Si nos damos una vuelta por ese otro mundo que manejamos entre las manos, nos convertimos en decorado. Decorado de quienes nos dan un abrazo, nos rodean con sus brazos tiernos, se ríen mientras caminan, señalan hacia algún sitio dirigiendo algo que no imaginamos su importancia pero la tiene porque se ostenta un cargo que te lo voy a volver a repetir para que te des cuenta de que tengo un cargo y con ese cargo dime qué te hace falta, me tomo un café y te escucho, te aplaudo y te envío a los mossos para que no pases de ahí, de ahí no te muevas, de ahí te he dicho que no te muevas, no pases de ahí, no me toques, no me toques, le he dicho que no me toque, no te muevas, venga, vamos a calmarnos y no vamos a montar más follón o lo vamos a tener que hacer de otra manera, y ahora un aplauso y estamos con vuestra lucha y tal. La memoria es frágil. Y me gustaría saber en qué momento, bueno, me imagino cual es el momento, en el que nosotros hemos pasado a ser el gobierno más progresista de la historia utilizado como un insulto y te has buscado otros aliados porque aquí no venimos a otra cosa que a cagarnos unos en los otros y poca cosa más. Qué pena de política local. Qué pena de oposición. Qué lástima de situación de emergencia habitacional resuelta con tan pocos escrúpulos. Qué absoluta falta de escrúpulos. Y a todo esto, mientras unos y otros juegan a ponerse una camiseta ajena, el pleno estalla en aplausos cuando el lobo con piel de cordero hace una broma sobre los micrófonos, porque estamos deseando, en realidad, llevarnos todos bien y estar encantados de habernos conocido y lo que nos da rabia es no poder ser más amigos. Todo el pleno aplaudiendo la broma de los micrófonos. Siempre da con la tecla para hacernos reír, para rebajar la tensión, para desviar el tiro. Él no es como el otro, es evidente. Claro, es que el otro. El verbo pulular. Aísla el verbo pulular. Pulular. En tu cabeza, tú solo, di pulular. Dilo otra vez. Repítelo insistentemente. Pulular. Deja la palabra suelta, flotando en tu cabeza. Recuerda aquellas intervenciones en espiral de Diego Arroyo y deja tu mente en blanco. Introduce únicamente el concepto. Pulular. La palabra misma, sin significado. Solo signos. Pulular. Las dos u. Las dos l. Utilizar el verbo pulular no es inocente. Una persona está. Una persona pulula. Casi no es una persona. Y nos va diseminando en cada pleno conceptos, ideas, expresiones, que no nos esforzamos en rebatir, pero que merecen una respuesta contundente. Lejos de mí la intención de decir 'pues si estuviera yo', porque nunca se sabe. Da igual. Él, ellos, continúan. Pululan. Está sonando en el piso de al lado Felicità, de Romina y Al Bano. Creo que lo dejo aquí, en seco. 

lunes, 8 de abril de 2024

Athletic Txapeldun.


Igual esperabais que no se escribiera sobre esto, pero es que lo que pasó el sábado por la noche, ya domingo de madrugada, no había pasado desde hacía 40 años. Muchos no lo habían vivido nunca. Otros éramos tan pequeños que nos acordamos como en un sueño. Centraba Argote, la bola se le iba un poco alta, pero bajaba y la recibía Endika que bajaba con el pecho y la clavaba y todo lo de después. Todo. Otros pensaban que esto ya no lo iban a vivir nunca. Estuvimos a punto muchas veces, pero siempre pasaba algo. Yo me acuerdo de la final que vino justo después de aquella de Endika. Contra el Atlético, atacando atacando y sin marcar y uno a cero y para casa. Y esa sensación de que era injusto. Pero bueno, igual otro año... nunca pasó. Nunca ganamos nada. Jugamos finales, sí, pero casi siempre teníamos cara de perder antes de empezar. Y tantos partidos. Tantas eliminatorias perdidas de manera infame. Y pensar que este, precisamente esta final, con este equipo precisamente, esta colección de jugadores, muchos de ellos a los que no dábamos por titulares ya no en el Athletic sino en muchos equipos de Primera, con estos hemos sido campeones. Pero es que además de estos, es que tenemos otros con los que no contábamos. Me estoy yendo. El sábado viví algo que pensé que no iba a vivir. Ni siquiera cuando se supo que la final era contra el Mallorca, equipo que está sensiblemente por debajo del Athletic, me las prometí felices. En otras circunstancias yo iría con el Mallorca, equipo pequeño, a defender, a perder tiempo, a llegar a los penaltis, como Italia en en tantas ocasiones, como aquella Argentina del 90, como esos equipos que nunca ganan una final y un día la ganan. Y como lo sabía que eso podía pasar, tenía miedo. Y no me gustaba que hablaran ya como si la final estuviera ganada. Y sabía que íbamos a sufrir. Y sufrimos. Y sufrí. Mucho. Ni un momento de paz, ni un momento de sosiego. Ser del Athletic Club parece que está reñido con la sobradez que se presupone a los de Bilbao. No puedes nunca ir de sobrado. Ni un segundo de paz. Partido con nervios, partido de nervios, mal para el Athletic. Lo salvamos por los pelos, lo salvamos sufriendo, lo salvamos en los penaltis, pero lo salvamos. Ganamos y somos campeones. Esa gente que dice 'porqué dice ganamos si tú no juegas, si los clubes son patatín y patatán', dejarme en paz. De verdad, dejarme en paz. Yo jugué ese partido el sábado, durante dos horas estuve en tensión, me cansé, tenía agujetas el domingo. Y más cosas. Nos juntamos unas 20 personas en el Gaudir, la Peña Centenario revisited. Todos los clásicos vivos. Gente nueva, gente joven que se sumó después de tanto tiempo. Algunos habían ido a Sevilla. El partido, como siempre. Nervioso, en un momento estallo, empiezo a cagarme en todo, todo mal, joder. Joaquín me dice que siempre hago igual. No lo sabía. Me quejo cuando va mal peero cuando va bien no digo nada. Alba me mira con ojos como platos y no deja de hacerme fotos a las caras de pánico, terror, preocupación que pongo. El book es inenarrable. Han venido dos merengones, quizás tres, para ayudar. Un merengón no viene a ver la final si no es porque va a ganar el equipo al que anima. Estoy de pie ya toda la segunda parte y hasta el final. Con los penaltis, a pesar de que el primero de Muriqi lo tira de puta madre, tengo una corazonada. Una va a la grada. No contaba con que Julen parara uno. La cosa se pone de cara. La vieja guardia, Raul García y Muni no perdonan. Vesga tira el penalti y se resbala pero lo mete. No podemos perder. Una va a la grada. Berenguer es el jugador idóneo para tirar ese penalti. Lo mete. Entonces sí. Entonces yo había imaginado que iba a llorar. Que no había llorado desde hacía mucho tiempo, ni cuando se murió mi padre, ni cuando me casé, ni tantas otras veces. Pero solo de imaginar lo que iba a pasar me emocionaba. Y sin embargo, cuando marcó Berenguer estaba tan contento que no podía llorar. Estaba contento y estaba contento acordándome de mi padre, abrazado a mi hermano, tantos paseos camino de cualquier parte hablando del Athletic, acordándome de mi padre, pero no lloraba. Estaba tan contento. Estoy tan contento. Se acabaron las camisetas gafes, se acabó. Somos campeones de Copa, al fin. Lo hemos visto, hemos visto a Muni subir la copa. Hemos visto a los hermanos Williams abrazándose contentos por fin. Hemos visto cosas que pensamos que no veríamos nunca más. Tantos partidos, tantas decepciones, tantos pies fríos, arrimando la estufa en eliminatorias deprimentes para perderlas. Aquella eliminatoria de la que se acordaba el Oscar contra el Formentera que fuimos a la peña solo él y yo. Y perdimos. Y hemos ganado. Y no hay nada más grande que ser del Athletic Club. Y hay una foto con mi hermano, unas cuantas con mi hermano, que creo que voy a hacer un poster. Julen, De marcos, Vivian, Paredes, Yuri, Prados, Galarreta, Williams y Williams, Sancet y Guruzeta, súmales Lekue, Vesga, Berenguer, Raul García, Muni, Unai Gómez... no nos vamos a olvidar nunca de estos jugadores. Campeones de Copa, copón. Su su su su su su sun, Athletic Txapeldun!

viernes, 5 de abril de 2024

30 años sin Kurt Cobain


Esto ya lo habré contado unas mil quinientas veces, pero el día que Kurt Cobain se suicidó yo estaba en un autobús camino de Falset, en el Priorat, que íbamos a hacer un trabajo de la Facultad, con el Soldat y el Cucurull y no sé si se vino el Nando también o quién vino. Y estábamos en el autobús y en la radio o no sé cómo nos enteramos de que Kurt Cobain se había suicidado. Los cuatro éramos de Nirvana, claro. No sé si alguno de nosotros los había visto en directo. Yo no. Esto también os lo he contado muchas veces. La vez que vino Nirvana a Barcelona y no los vi porque tenía un examen. Un examen de esos de teoría de la televisión, que contenía mucho rollo de ondas electromagnéticas y no sé qué mierdas más y que yo jamás entendí y estuve toda la santa noche pensando que tenía que haber ido al concierto. El Edu fue. Siempre me lo recuerda. Y no fui y fui al examen y saqué un dos y medio. Una auténtica vergüenza. Y que me compré el disco del niño en la piscina en Praga. O lo he soñado. O en Praga se compró el Edu una cinta. El Edu se compró en una feria del disco un montón de discos piratas. O los robó. Y tuve una camiseta de Nirvana, de manga larga. Cómo nos dio tan fuerte por Nirvana. Supongo porque era la música que necesitábamos en ese momento. O alguien nos dijo o consiguió vendernos muy bien que era la música que necesitábamos entonces. Porque somos indomables y rebeldes y todo eso, pero siempre acabamos haciendo lo que hace una buena porción de todo el mundo. Creo que supimos más cosas de Kurt Cobain cuando se murió que cuando estaba vivo. Cuando se mató, escribió aquellas líneas de 'rust never sleeps' o 'mejor quemarse que desvanecerse', de Neil Young. Y yo tenía el disco aquel de Neil Young. El óxido nunca duerme. Y creo que fue Sonic Youth que le dedicó una canción justo cuando se murió. Y no sé si alguien más. Qué cosa nos dio con Nirvana. Ostras, de hecho hoy mismo, ahora caigo. Hoy mismo he visto a un chavalito en el metro, iban de excursión, un chaval de unos diez años, no más, con una camiseta de Nirvana. No había caído. Una camiseta de manga larga de Nirvana. Y llevaba un pañuelo en el pelo. Me imagino que esos padres deben ser de mi edad. No sé ahora si tengo muchas más cosas que contar de Nirvana. Al poco de morirse ya casi no escuchaba Nirvana. Supongo que el culto al muerto me espantó. Escucho poquísimo Nirvana. Cuando hay alguna canción que suena, que me acuerdo, que la tengo, entonces digo, ostia, Nirvana, cómo me gustaban. El fuerte flojo. El Cobain y ese desgarro interior. Qué jóvenes éramos. Pero ya parecíamos viejos. Esto supongo que también os lo habré contado. 

Primaveral


Recuerdo aquella anécdota que me contó Lady Julianne sobre una tarde de primavera en la que ella estaba en casa, leyendo, cuando de repente sonó el timbre de casa y se dio cuenta de que estaba sola porque Rebecca había ido al parque con el entones señorito Joffrey y tuvo que ir ella misma a abrir la puerta y se encontró con un oficial del Ejército que decía venir a darle una muy mala noticia. Y Lady Julianne tuvo un escalofrío porque pensó que algo había ocurrido con su esposo, o bien con su hermano, ambos andaban peleando, no, un momento, ninguno de los dos estaban alistados en el Ejército y ambos se encontraban en el Club, en aquel momento, saboreando unos puros y ella misma contaba, con aquella voz que tenía tan dulce, que recordó que tampoco tenía un hermano y que no estaba casada y que en realidad no tenía un hijo llamado Joffrey y que la primavera, siempre la primavera, le daba la oportunidad una o dos veces al año de inventarse cosas eduardianas. Como levantarse del butacón y mirar las plantas y regarlas. Sin tener ella butacón. O sorprenderse del resultado de las carreras de caballos. O reirse con alguna anécdota que le contaban las amigas del círculo. O cuando aquella vez saltó aquel charco para no mancharse y cayó en brazos de aquel apuesto oficial del Ejército que, muy serio, le dijo que tenía una mala noticia que darle. La primavera se había acabado. 

miércoles, 3 de abril de 2024

Joan Guerrero vuela


No es la foto que más le identificará, pero es la foto que recuerdo con más cariño. Hoy que nos ha dejado Joan Guerrero, vuelvo a compartir esta foto. Una foto de la campaña de Catalunya Sí que es Pot, elecciones catalanas, año 2015. Se nos ocurrió hacer una paella en Can Sisteré, como era mes de septiembre, no creíamos que haría tanto calor, no pusimos nada que nos cubriera y estuvimos a pleno sol con la única protección de unos diarios de campaña que utilizamos a modo de sombreretes improvisados. Siempre me gusta decir que en esa foto parece que somos de una de esas sectas que están esperando la nave espacial que ha de llevárselos hacia un mundo mejor. Y ahí estaba Joan Guerrero, el fotógrafo, intentando no asarse mientras llegaba el plato de comida. Porque el Guerrero siempre estaba. Daba igual la concentración, la manifestación grande o pequeña, el acto, el evento o la movilización. Daba igual si no había nada de eso. Antes, mucho antes de que legiones de fotógrafos asaltaran nuestra vida inmortalizándola de manera más o menos artística y con aparataje costoso, Joan Guerrero ya estaba ahí con su cámara al hombro. Y seguía estando ahí. Hasta el último momento, siguió su búsqueda del instante, del gesto, de esa cosa que a ti te parece que no tiene importancia y que él convertía en una alegoría de la sencillez, sobre todo de la gente, de las personas comunes, de las cosas que hacemos, del carro que arrastramos, de las pipas que nos comemos en un parque, del vuelo de una hoja en Can Zam, de la pelota que golpeamos, de un charco y lo que se refleja en el charco, de lo que fue nuestra Santa Coloma y de lo que es. Joan Guerrero ha sido el que ha puesto imágenes a lo que somos. Durante décadas, si querías saber quiénes éramos y quiénes somos, tienes que mirar las fotos de Joan Guerrero. Y sus documentales. En sus últimos años, se lanzó a una tarea audiovisual que, de manera absolutamente personal, y posiblemente fuera de cualquier canon, volvía a su tema recurrente: la gente sencilla y Santa Coloma. Un esfuerzo por recoger algo más que una narración elaborada, sino simplemente una manera de ver la ciudad, de manera desestructurada, imperfecta, pero que llega más que cualquier esfuerzo publicitario por vendernos algo que no somos. Joan Guerrero nos deja y con él se va una de esas personas que sabían cosas, cosas de nosotros, de nuestra historia, de la historia de nuestra ciudad, también otras cosas, como las cosas de esas gentes de izquierdas y esas personas con fe que en un tiempo pasado, no tan lejano, alcanzaron un grado de compromiso con la vida que hoy nos parece imposible, ciencia ficción. Y Joan Guerrero era una de esas personas que podría estar con cualquiera, que podría ser nuestro, vuestro, suyo y nadie podría nunca recriminarle nada. Porque los suyos éramos todos. Dos fotos suyas, podrían ser muchas más, decoran nuestro local. Una foto a Rafael Alberti en un mitin y otra mítica de Lluís Hernández en el balcón del Ajuntament delante de una plaza de la Vila abarrotada de gente. Pero seguro que hay mil fotos que todos pueden considerar que son suyas, porque son parte de nuestra historia. Joan Guerrero se va y nos libera los días y ya no podremos seguir su agenda repleta de presentaciones de nuevos libros, de reediciones, de exposiciones, de presentaciones de documentales, de nuevos proyectos, de una actividad incansable por enseñarnos cómo somos, cómo vivimos, qué nos conmueve, qué nos importa. Se va Joan Guerrero y nos quedamos sin escuchar nuevas historias sobre canciones que le cambiaron la vida, sobre personas humildes que conoció en sus viajes, sobre recuerdos de su infancia, sobre una Santa Coloma que peleaba y combatía, sobre todo lo que tenemos dentro y lo que podemos ser. Porque no solo hacía fotos, había que escucharle hablar. Joan Guerrero era un maestro, todo el mundo se lo decía. El Vell Guerrer, le gustaba decir. A mí me gustaba tratarlo como si fuera alguien sin edad, y sin tanta aura, porque a poco que pudieras hablar con él, esa imagen venerable se transformaba en un genio incontenible, alguien que nunca había dicho su última palabra, que no había captado todavía lo que tenía que captar. Recuerdo un acto que montamos sobre PSUC y movimientos cristianos donde agarró el micro y se rebeló contra el relato oficial, una furia. Y por eso no se descolgaba de su cámara, supongo, para no olvidarse de cuál era su cometido. Mostrarnos. Explicarnos. Se va el viejo Guerrero y cumpliendo el tópico, más que nunca, nos queda su trabajo. Quién nos explicará ahora. Al final, Joan ha cogido la nave.  

martes, 2 de abril de 2024

Américo Vespucio. Relato de un error histórico - Stefan Zweig


Es muy sencillo. Lo dice la contratapa y lo dice el propio Zweig en la parte final de este librito la mar de interesante. Es un resumen que vale para este caso pero vale para todo. Y uno cree que quizás se ha utilizado toda la historia por parte de Zweig para llegar a la parte final y decir esto. En ocasiones, en muchas ocasiones, es más importante aquel que cuenta un hecho que el que ha protagonizado el hecho en sí. El caso de Américo Vespucio. Cristóbal Colon 'descubre' un territorio nuevo, pero él no lo sabía y se murió sin reconocerlo. Él creyó que estaba en la India. Sin embargo, el primero en saber reconocer que lo que se acaba de 'descubrir' no era tierra conocida sino desconocida, fue Américo Vespucio. Y Vespucio no era nadie. Era un simple piloto de uno de los barcos que intentó reconocer esa tierra nueva y que, efectivamente, supo ver y supo escribir, sobre todo, que era un mundo nuevo. Más allá de la idoneidad del verbo 'descubrir', del papel de esos navegantes y descubridores y su legado, o de cómo pudo ser que un personaje en principio sin la envergadura de otros marineros, etc., pudo darle el nombre a un continente, de lo que se trata aquí es de reconocer que un hecho en sí, puede no tener importancia si uno no lo cuenta. Emisor, receptor, mensaje. Saber contar es más importante que hacer. Una vez más.