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lunes, 25 de agosto de 2025

Un mes con Martí



Dioses, darme el entendimiento y la creatividad para hacer un relato emotivo y sensible, una relación amorosa y tierna, un testimonio bonito y tierno de lo que ha sido este primer mes con Martí. Dioses, dejarme expresar con el corazón y con la palabra, lo que significa ser padre. Dioses, permitidme comenzar diciendo que a Martí le huele el morro a queso, que todo él huele a queso y que todo él huele a queso y que huele a queso porque todo él está bañado por la leche de su madre, leche que gotea y que impregna cada rincón de Martí y de lo que no es Martí. Dioses, permitidme que os diga que esto de ser padre no tiene una definición clara y que no puedo limitarme a expresarlo como otros ya han hecho o limitarlo al evento más importante y definitivo de mi vida. No encuentro la definición porque no me he podido parar a pensar qué estoy haciendo, si lo estoy haciendo bien o si es lo que se espera de mí. Dioses, ¿es esto lo que se espera de mí? Cuando Martí necesita ser acunado y quedarse tranquilo y por azar o por suerte o porque ha dado con una parte blanda de mi brazo o porque hay tanto estrés a su alrededor que mejor dormir o porque alguno de mis mantras recién inventados o un paseo con traqueteo hace que Martí se duerma, te sientes como ese padre que alguna vez todos dicen aspirar a ser. Cuando desde el primer momento Martí arquea el cuello, tensa la cerviz y considera que tú no eres apto, piensas que ese niño no te va a querer en la vida y que todo es azaroso y que tus esfuerzos son inútiles y que porqué esa resistencia a quitarte la camiseta y hacer el piel con piel si es con el piel con piel como te aseguras que se cree el vínculo, pero es que ir sin camiseta no, no puede ser y total la camiseta ya huele a ti y a veces sí y otras veces no es el olor a queso que a él le atrae y no hay manera. Y así están pasando los días y desde el primer día que pareció un ratoncillo y como ratoncillo sigue siendo calificado y como ratoncillo os lo ofrezco para vuestra protección, Dioses, hasta el día de hoy en el que pasa un día del primer mes, han habido cambios y su cara es una y cambia y ya no lo veo tanto como un mini yo y ya no enseño con tanta seguridad la foto mía de recién nacido para demostrar que sí, que es guapo y se parece a mí, porque ya ayer mi prima Juani me dijo que ahora es más Alba. Y sigue siendo muy guapo. Este dato, Dioses, permitirme que lo señale de nuevo, huele a queso y es guapo y comienza a quedarse mirando al que tiene delante y si ese que tiene delante eres tú, soy yo, tienes ganas de contarle todo lo que sabes, todo lo que tiene que hacer, decirle que Bruce Springsteen, aunque haya sacado otra vez el disco ese que lleva repitiendo décadas y vuelvan a poner vídeos suyos en el que cada segundo es tan intenso como un volcán en erupción, decirle que Bruce Springsteen es una puta mierda y sabes que es un dato superfluo y que no es lo más importante y te bloqueas y ya no dices nada, solo lo miras y si es que te toca dormirle le siseas y procuras que no te pierda la mirada y hoy le he cantado 'qué bonito es' con el tono de Triana Pura y da todo igual. Dioses, le hemos puesto la música. Dioses, lo hemos llevado a fiestas de barrio y ha sido testigo involuntario de la polémica semanal y ha paseado por esas calles y ha mirado con los ojos como platos y luego se ha dormido y ha mamado en un parque o en un portal como nuestro Señor JesusCristo y nos hemos parado en la Plaça Eusebi Güell a ver si se calmaba y es una plaza que está en Pedralbes que daba susto pararse porque pensabas en el susto de los que allí habitan cuando un coche que no es del barrio se para y se oye un niño llorar y pensarán que somos una familia pobre y nos queremos morir. Dioses, darme la luz para poder escoger las palabras para expresar todo lo que significa ser madre y dar de mamar con abnegación, con alegría, con regocijo y pasión a tu niño. Ser madre no es ser padre, hasta el momento. Ser madre no tiene comparación con ser padre pese a los cursos, programas, libros y preguntas a la IA china. Ser madre es otra cosa y es total y uno no está sino para ser un humilde siervo que, los que me conozcan, saben que no es fácil ser un humilde siervo y bien mandado y atento y cariñoso y liberador de carga mental. No es fácil, no me es fácil, lo intento, me sale a veces, otras veces yerro y pienso en esos padres, otros padres, a los que todo les parece normal, bueno, gratificante y parte de un proceso de construcción  o vete a saber tú qué. Yo estoy ahí, intentando responder rápido, mantener botellas de agua fría, vaciar el cubo del agua del aire acondicionado, pero no hablemos de mí. Dioses, dejarme encontrar las palabras para hablar de Martí. Y dejarme que repita lo guapo que es, lo insospechadamente guapo que es. Que nació flaquito con dos piernecillas como dos alambres y que poco a poco va echando carusa y que tiene el oído sensible como el de un perrete y si oye un plástico arrugado en lontananza se inquieta como si hubiese escuchado vete tú a saber qué. Y que se duerme y se despereza y que en ese desperezarse está el misterio de todo y la respuesta de todo, porque podría estar desperezándose todo el día y no haría falta nada más. Y que cuando está relajado va echando carón y que cuando llora se le encoge la cara. Y que desde el primer día, desde el primer bendito día, hace pucheros y que desde el primer día, el comiquillo, cuando llora le tiembla el labio y te preguntas cómo lo hace o si lo hace adrede para dar más pena, que la da, pero a veces es tan exagerado que piensas que 'vale Martí, lo del labio'. Y cómo vas a pensar eso de Martí, como si Martí fuera un colega tuyo, un amigo, alguien que está ahí para que lo analices y no ese elemento que te va a convertir en mejor persona, mejor todo, te va a enseñar a querer, a quererte, a querer a los demás. Por el momento, has empezado a entender a los niños que arman jaleo en los bares. Dioses, benditos sean, porque cercano está el día en el que ese niño molestoso sea Martí y ese grito sin sentido será expelido de su boca y tú dirás, mi Martí. Y la madre, la madre buscando el momento para poder dormir y Martí buscando el rinconcillo, el hueco para meter la manita, dónde esconder la cara. La madre queriendo descansar y quedándose embobada con Martí. Y Martí colocando el pie buscando el contacto, porque el pie tiene que tocar. Y las visitas a Can Ruti cuando tocan, y al grupo de lactancia con otros padres y madres y la llevadora que todo lo sabe. Y las miradas de la gente por la calle, qué mono, qué pequeño. Y decirle a la Maribel que fíjate, con 50 años ahora con un bebé. Y en una casa con más bebés y tú pensando que no quieres que parezca que tú tienes un bebé o que sólo tienes un bebé o que eres el padre del Martí, que eres el Toni, pero tampoco te apetece ser el Toni, porque eres el padre del Martí, y te paseas como un loco por las sombras y Martí se pone la mano en la cara cuando le da el sol, porque eres un PADRE NEGLIGENTE, que no le pone gorro al niño, ni los auriculares cuando vas a Gràcia, ni, ni, ni, ni. Y la madre siempre con la teta a punto. Y hemos visto series con el Martí espanzurrado en cualquiera de nuestras barrigas. Y hemos pasado alguna siesta con el Martí espanzurrado en la barriga. Y lees. Y sigues viendo lo de Palestina. Y hacía mucho calor y ahora está nublado. Y Martí hoy ha fijado la mirada y se ha vuelto cuando me he puesto a silbar una canción de los Grateful Dead que me ha salido en las mierdas de noticias esas de Google. Y la Esme me envió una Nana a Martí y es la única canción con Martí que nos ha salido. Y las abuelas, y el abuelo, y los titos y las primas y yo enviando mensajes a primas con las que no hablo desde hace mil, enviándoles fotos diciendo que tienen un sobrino nuevo, porque supongo que me hace ilusión. Recomiendan no alterar mucho tu imagen para que el niño tenga una imagen fija y te coja confianza. Yo me he vuelto a dejar bigote. Recomiendan tantas cosas y no sabes si tú las estás siguiendo o si las tienes que seguir. No tiene frío, pero yo tengo frío, pero no tiene frío. Lo estoy asando de calor con el porteo, qué cómodo es el porteo. PADRE NEGLIGENTE. Tipos de pañales, los de batalla para casa los buenos para fuera. Cambiar el pañal en cualquier parte. Culo de conejo. Culo de liebre. No hemos ido a Vilches este verano pero Vilches está presente a cada momento porque no dejo de decir cosas que decían mis padres. Ratón de estantería, bichillo de la cajeta, ratoncillo chico, me sale cantarle recotín recotán las maderas de san juan. Hoy le he dicho albérchigo. Algún día le he dicho chiquillo pitarroso. He estado cantando durante una hora 'sumino pequeño más bonito que todo' con el ritmo de pepito conejo al monte salió. Hemos tenido visita y he tenido que parar el relato, ahora no sé qué me queda por decir y qué no. Visitas, coger el niño no me atrevo. Martí haciéndose el dormido. Martí oliendo a queso. Es como un cheto. Tengo la clavícula que me pincha cuando me apoyo en la cama. Le pusimos Air en la terraza y le gustó. El segundo del Dioptría le gustó. Vamos probando. No tengo una definición o una conceptualización clara de lo que está siendo este primer mes. De lo que ha sido ya. No podría resumir. Se ha hecho caca. Dioses, asistirme. 





miércoles, 23 de julio de 2025

Funeral eléctrico para Ozzy Osbourne


Hace unos pocos días se celebró un festival para celebrar la retirada de los escenarios de Black Sabbath y Ozzy Osbourne en Birmingham, la ciudad natal de la banda pionera de un cierto estilo de heavy metal, germen de un sonido que ha tenido ramificaciones y seguidores desde que en 1970 editaran su primer disco. El final del concierto, fue la interpretación de Paranoid, quizás la canción más conocida de la banda y de Ozzy. Los vídeos y reels parecían premonitorios: era la última vez que veíamos a Ozzy cantando 'can you help me', aunque fuera sentado y sin poder moverse. Ayer por la tarde, nos enteramos de que Ozzy no había podido superar una operación y que había fallecido. Se ha muerto Ozzy cuando parecía que, como pasa con tantos otros, Ozzy no podía morir porque Ozzy podría haber estado muerto desde hace años y si no lo estaba era que, finamente, Lucifer mismo le había dado la mano (o se la había soltado) y le había prodigado una suerte de vida eterna. Pero no. Hay una camiseta que reza que solo puedes confiar en ti mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath. Los que no hemos sido heavys nunca jamás, pero hemos picoteado en el género, vemos los primeros discos de Black Sabbath algo donde podemos reconocernos. Yo me encuentro entre los que son incapaces de escuchar un disco de Judas Priest, Iron Maiden, Helloween, yo que sé, pero veo que entre los riffs gordos de Tony Iommi hay algo con lo que me puedo sentir cómodo. Algo en la intro de Iron Man, algo en los riffs de N.I.B. y su amor satánico, algo en Electric Funeral, algo en Sympton of the Universe, algo en todo el Master of Reality y en ese comienzo de ataque de tos después de un primer calo de Sweet Leaf, algo en ese giro que tiene la canción Killing yourself to live que describe exactamente lo que te pasa cuando te estás matando para vivir, algo en el Sabbath Bloody Sabbath, algo en esa tremenda balada extraña que es Changes y que Ozzy cantaba como lo cantaba todo Ozzy pero no sabes porqué sonaba tan auténtico cuando Ozzy solo podía ser un zumbado del copón y, aunque suene extraño, algo en la portada del Vol.4 que te empuja de manera completamente irracional a pensar que te tiene que molar lo que suene ahí dentro o que te da igual lo que suena ahí dentro pero que quieres tener algo que ver con esa banda y con ese chalado que aparece con los brazos en alto. Quieres ser ese chalado, en algún momento, no sabes si podrás serlo siempre, pero quieres estar así, como Ozzy en la portada del Vol.4. Y no sé si es eso lo que ha hecho que Ozzy haya sido un referente o si ha sido su capacidad para convertirse en una suerte de bufón involuntario cuyos méritos musicales han estado por debajo de su exposición mediática y sus escándalos tópicos de consumidor de todo tipo de estupefacientes. Solo sé que ayer, cuando nos enteramos de que Ozzy se había muerto, sentimos que nos estaba faltando algo. Nunca vi a Ozzy en directo y nunca vi ni veré a Black Sabbath en directo. Tuve una camiseta de Black Sabbath, aquella que tenía la forma de la cruz dibujada y el nombre dentro, pero como muchas camisetas se me quedó pequeña y al poco pasó a mi hermano y ya jamás supe de ella. Ahora sería oportunista pedirle al Juanra una camiseta del Vol.4. Pero a Ozzy no le importaría. Gracias por todo, Ozzy.  

viernes, 20 de junio de 2025

Curso de Padres


El planteamiento es bastante sencillo. Siete semanas, dos horas a la semana, nos juntamos un grupo de futuros padres junto con un psicólogo y una matrona, que lo hacen fantástico, para hablar del tema. El tema es ser padres. Con todo lo que conlleva. Conlleva por ejemplo que te pregunten a la entrada 'qué haces aquí' y tú respondas que vienes a un Curso de preparación a la Paternidad y que te pregunten a su vez que si eso se tiene que preparar. Que si vamos a un cole para padres. Que vaya. Es significativo que la incomprensión con el hecho de venir a un curso de estas características venga indistintamente de todos los lados posibles del tablero. Un curso de padres. En el grupo somos 12, aunque regularmente hemos ido yendo 10. Todos son más jóvenes que yo menos uno, que es de mi misma edad y claro, ya va por la segunda hija. Le llamamos repetidor porque ya desde la primera clase se encarga de bajar el balón al suelo y decirnos que todo parece más sencillo de lo que nos imaginamos, sobre todo en el momento del parto. Sencillo nuestro papel: hacer lo que nos digan, no estorbar, ya nos dicen ellos. Hay un futuro padre que nos dice el primer día que no se encuentra cómodo con las metáforas futbolísticas. Y paradójicamente, le hacemos caso y no utilizamos símiles balompédicos durante siete semanas. Aunque nos lo hacemos encima, me lo hago encima. El curso se imparte en el Cap del Carrer Major, en el Ambulatorio de toda la vida. Cuando dices 'de toda la vida' estás oliendo a tierra. En la cuarta planta. Nos vamos encontrando a medida que vamos subiendo. Es curioso porque no hablamos mucho, claro, los primeros días, los primeros encuentros, en las sillas de fuera, pero dentro la cosa cambia y la gente habla y nos escuchamos decir esas cosas que son sencillas y son tremebundas al mismo tiempo. Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. Qué es lo que pensamos que va a pasar, qué va a pasar, cómo lo vamos a llevar, qué esperamos de nosotros, qué se espera de nosotros. Qué se espera de nosotros. ¿Estamos preparados? ¿Daremos la talla? Dar la talla se convierte en un tema recurrente aunque a ninguno nos preocupe o estemos pensando que haya un canon, pero lo hay y no sabemos si vamos a hacerlo bien, si tenemos claro qué es hacerlo bien, estoy hablando por mí. Todos tenemos algo, todos tenemos alguna cosa que nos causa desazón, pero también estamos contentos. Joder, estamos tan contentos que hemos venido a un curso a ver de qué manera podemos hacerlo. Bien, normal o regular. Uno se fija en los que ya están siendo padres y se abruma. Qué bien todo. Tú no eres capaz de hacerlo tan bien. No has hecho nada del todo bien nunca, siempre de aquella manera, a tu manera, un poco así en plan venga, lo que te gusta incluso lo haces pero no sabes si lo estás haciendo todo lo bien, imagínate esto. Todo esto. Que ya no es hacer algo, es ser otra persona. Ser tú y otra persona. Y así todos los jueves por la tarde, durante dos horas. Y hablamos de todo, sorprendentemente de todo, y da igual si somos o estamos o las edades o los curros porque todos estamos en el mismo paquete. Con diferentes lenguajes, con maneras distintas de acercarnos a la cosa, con bagajes previos. Hacemos cosas, apuntamos con rotuladores en papel marrón, en posits, y al final de cada sesión hacemos un círculo y nos decimos qué. Un día hicimos mindfullness, mi primera vez con el mindfullness. Pasé buena parte del momento pensando en Brian Eno y tuve que enviar al grupo de wasap el jueves por la tarde de Brian Eno. Y ya tuve que enviar casi cada semana una canción. Sobre el tema. Sobre nuestro tema. El pesado de la música. Siempre hay uno. Nunca pensé que iba a serlo yo pero debería haberlo sospechado. La última semana nos dan un huevo y tenemos que tener presente al huevo, no se trata únicamente de cuidar al huevo, sino de tenerlo presente. De llevarlo a los sitios, de que nos acompañe. Enseñárselo a la peña. ¿Lo del huevo qué es? Lo explicas, no lo entienden. Es igual, es nuestro huevo. La gente me pregunta por el huevo incluso sin haberlo visto. Explicamos lo del huevo, explicamos lo difícil que es. No encuentro canción para el huevo. Una de Gong quizás. Ella es la madre de todo y tu eres su huevo. Han sido siete semanas, no nos hemos tomado ni una sola cerveza post reuniones. Posiblemente nos saludemos por las calles. Pero todos sabemos que nos hemos dicho cosas. No hace falta mucho más. Ahora, al menos, sabemos que no estamos ni peor, ni mejor, pero que al menos lo estamos intentando. No lo puedo evitar: se juega como se entrena. 

martes, 10 de junio de 2025

Intermezzo - Sally Rooney


No, no estoy fino últimamente. No estoy en mi prime. No ando como yo era. Patino, me equivoco, no estoy. La edad, los múltiples frentes, yo que sé. La vida. O igual es que siempre fui así. Vean cómo claramente en la tapa de este libro viene una suerte de sinopsis. Pues bien, cómo leí yo esta sinopsis, qué entendí, qué clase de empanada tenía yo, que tardé unas treinta o cuarenta o cincuenta páginas en convencerme de que el libro no se ambientaba en Nueva York, sino en Irlanda, en Dublin. Las primeras páginas quizás me engañaron o me dejé engañar y ese ambiente entre bohemio, intelectual, profesional liberal, woodyallenesco o noahbaumbachesco, el ajedrez, etc., me hizo viajar a Nueva York. Pero no. Era en Irlanda. Lo que a la postre puede tener algo de influencia en el resultado final, pero no te creas. Porque el libro, siendo interesante, siendo entretenido, al final de todo, te deja una sensación de bueno y qué. Una historia de dos hermanos, uno mayor y otro más joven, que se quieren, sí, pero que no lo saben demostrar, como decía la canción de Siniestro. Un hermano mayor con dudas en sus relaciones y uno joven que se embarca en su primera relación. El comentario desafortunado, la susceptibilidad, el complejo, el no saber expresarse, el no querer expresarse, el no saber reconocer, todo eso. El libro es eso, todo eso que pasa y que es la vida y que es tu vida y que es su vida y la de aquel y la de aquella, las cosas que nos pasan. Ya, bueno, y qué. Es que no estoy muy fino, la verdad.  

miércoles, 4 de junio de 2025

Historia viva

-¿Y qué pasó?

- Pues que tenía que coger las llaves e irme para allá. Donde tenía que coger las llaves había un tipo sentado junto al que me daba las llaves. Me dio las llaves y me fui. Llegué al sitio, saqué las llaves, volví a mirar las instrucciones. Primera llave, segunda llave, la puerta se abre. La puerta no se abre. La puerta no se abre. Empujo, estiro, la puerta no se abre. Vuelvo a mirar las instrucciones. Vuelvo a recordar los pasos que dimos el otro día. La puerta debía estar suelta. La puerta no abría. Hago dos o tres intentos. Desde arriba, porque esto está abajo, desde arriba, el tipo que estaba sentado al lado del otro tipo me grita que qué pasa. Miro hacia arriba un poco sorprendido y agobiado porque la puerta no se abre. No se abre, digo. Nada. No se abre. El tipo parece enfadado. El tipo baja. El tipo me saca dos o tres cabezas. Así de primeras se parece un poco a Míchel, el del Madrid. No le entiendo cuando habla, me habla deprisa, me pregunta qué pasa, está enfadado. Nada, que no se abre. Pues él no sabe. Está enfadado. Mira hacia arriba, arriba hay un hombre que está sentado en una silla. El hombre mira hacia abajo. Él mira hacia arriba. El hombre mantiene la mirada. El tipo mira hacia arriba y dice 'qué pasa!?'. Déjalo que mire lo que quiera. Envío un mensaje para que me digan qué pasa con la puerta. No la puedo abrir. Vendrá alguien. Le digo que vendrá alguien. ¿Va a venir alguien? Le digo que vendrá alguien. ¿Y no se abre? No se abre y no quiero forzar. Él lo intenta, debería arrancar la puerta si quisiera, pero dice que no. Que no se abre y que no va a tocar nada. Finalmente viene alguien. Toca en un sitio. Se abre la puerta. El resto no hay problema. Abrimos. No sabía que iba a venir alguien conmigo, pensé que estaría solo. Él mira los sepulcros y dice ¿y esto qué mierda es? ¿cuatro piedras de mierda? Le digo que son romanas. ¿Y quién viene a ver esto? Pues gente. Entramos. Es muy alto. Se parece a Míchel. No le entiendo mucho. Creo que debe ser de Granada. Pero a veces parece portugués. Pero parece de Granada. Me dice que dónde se cambia él. Hay un lavabo. Trae una mochila, trae algo de cenar. ¿Dónde dejo la mochila? No lo sé. Ahí mismo. Ahí. No hay otro sitio. No lo sé. Ahí creo. ¿No hay otro sitio? No lo sé. Ahí. Se cambia, se pone el uniforme. Debe medir dos metros el pavo. Está nervioso. Yo estoy nervioso. Empieza a llegar gente. Deja la mochila ahí. Me llaman por teléfono. ¿Qué es esa maleta? ¿Qué maleta? No veo ninguna maleta. ¿Quién llama? Nada. ¿Es por mí? No. ¿Qué maleta? No lo sé. Espera, debe ser tu mochila. Métela ahí. Llevo mis cosas de comer. Llevo algo de cenar. He cogido un tupper de... Me dice lo que ha echado para cenar. Ya está todo encendido. Me cuenta que ha ido a un bar al servicio y que uno se le ha quedado mirando y que porqué le estaba mirando. Me dice que si le hubieran dicho que yo venía para aquí se hubiera venido conmigo. Viene gente. ¿Se puede entrar? Sí. ¿Es gratis, no? Es gratis. Se sienta a mi lado por lo que no puedo salir, me tapa la salida. Empezamos a hablar. Estamos seis horas hablando. Me dice cómo se llama, se llama como el héroe aquel infantil, que no era un héroe, era un personaje como de cuento. El nombre no le pega absolutamente nada. Nos decimos la edad, yo estoy a punto de cumplir 49, me siento viejo, soy un anciano. Él me dice que tiene mi misma edad. Y una mierda. Se ríe. Es que me echo un champú. Qué cabrón, haces trampa. Te tiñes el pelo. Qué tramposo. Se ríe. Hace ejercicio. Me cuenta que nada, que hace natación. Que ayer hizo natación y que cogió frío, que cree que se ha puesto malo. En cuanto llegue a casa dice que se va a acostar y que va a dormir todo lo que pueda. Cree que está malo. Lo cogió ayer, nadando. Le pregunto que de dónde es. le pregunto si es de Granada. Me dice que es de Córdoba. Enfadado. ¿Porqué dices que soy de Granada? Por el acento. ¿Por el acento? Sí, parece de Granada. Nunca le habían dicho que parecía de Granada. Es de un pueblo de Córdoba. Le digo que soy de aquí pero que mis padres vinieron de Jaén. ¿Y tú vas a Jaén? Sí, me gusta mucho. ¿Y porqué te gusta? Pues no sé, porque me gusta, he ido desde siempre. ¿Y porqué tus padres iban desde siempre? Pues porque les gustaba su pueblo. Tenían amigos, familia. ¿Y a ti porqué te gusta? Pues porque tengo amigos, familia, he bajado siempre. ¿Pero qué hay en ese pueblo? No hay nada, pero me gusta. Dice que lleva a aquí tres años. Dice que sus padres vinieron a trabajar hace muchos años, muchos, que estuvieron en casa de un señorito, pero que no duraron mucho, igual seis meses y que se volvieron a ir al pueblo a trabajar en el campo. Dice que su padre no tenía buena cabeza y que si se hubiera quedado aquí hubiera tenido un futuro. Que tenía unos tíos que sí que se quedaron y compraron un piso. Que si hubieran aguantado un poco más se hubieran comprado un piso y sería como yo. Bueno, es que no era fácil tampoco. Bueno, es lo que hacía todo el mundo. Mi padre es que no tenía, es que no pensaba, me dice. Me dice que yo hablo en catalán porque saludo a la gente que entra en catalán. Claro, porque soy de aquí. Y me dice que si es muy difícil el catalán y le digo que no. Y me dice que él lleva tres años aquí y que no habla nada de catalán. Y le digo que lo que tiene que hacer es sacarse el catalán, porque así le darán mejores curros y le pondrán en sitios donde tenga que guiar a la gente, a ir a tal o cual departamento, o a manejar papeles y que eso vale pavos, que eso se paga. Se pone nervioso. Dice que bueno. Viene una chica a hacer un descanso, me como un bocata que me he hecho de queso, doy una vuelta, me tomo una cocacola. No sé si él tiene descanso. Lo pregunto. Lo tiene que preguntar él. Le pregunto dónde vive. Vive en Collblanc, en una habitación. No gasta nada. No va a ningún sitio. No ha venido a gastar. Le digo que yo vivo en Santa Coloma. No sabe dónde está. Es que no ha ido a ningún sitio. No conoce casi nada. No tiene novia. Le digo que yo estoy casado y que voy a tener un hijo. Si vas a tener un hijo tu mujer debe ser muy joven. Le digo que es más joven que yo, sí. Me pregunta que cómo lo he hecho. Pues no sé, debe ser que no debo parecer tan viejo. Pero eres mucho más viejo. Ya. Pregunta que qué soy, si he estudiado. Sí, se lo digo. ¿Y qué haces aquí? Pues mira. ¿Y tú? Pues mira. Dice que las empresas de lo suyo son muy malas, que ya se ha ido de alguna, que a veces no pagan. Su madre le dice que él es el más listo de todos los hermanos. Que todos sus hermanos se han casado y que ya se han separado y ya están con otras. Que él, dice su madre, es el más listo, porque las ve venir. Ve venir los problemas. Que últimamente le han dicho de quedar chicas que iban con él al instituto y que ya están separadas y con hijos y él les dice que muy bien pero que no. ¿Y qué hay aquí dentro? ¿Viene la gente a ver los huesos de un perro? Bueno, hay más cosas. Esto ya está chupao, ya no queda casi nada. Va viniendo gente, no mucha gente, pero viene gente. De vez en cuando se levanta y se va a la puerta y yo puedo mirar un poco el móvil, pero no mucho, porque al rato vuelve otra vez. Esperamos a que la gente pase y pregunte para seguir hablando. Al día siguiente voy a dar una charla sobre rock andaluz. Dice que conoce a Triana. Pero tampoco la música. Al final solo va a comerse como una pequeña pasta y un batido de chocolate. Dos batidos de chocolate. No tiene más hambre. Luego en casa. Tardará mucho en llegar a casa. Ya, luego la vuelta se hará pesado. Ya parece que es la hora. Es la hora. Vamos cerrando. Tiene que coger la línea roja pero no sé si sabe dónde va. Ya me ha repetido quince veces que ha tenido que venir usando el google maps porque no sabía dónde estaba esto. Si hubiera sabido que yo venía para aquí se hubiera venido conmigo, pero no se lo han dicho. Se viniendo conmigo hasta la Catedral y allí le digo que no hace falta que me acompañe hasta donde tengo que llevar las llaves, que él puede seguir hacia arriba por Via Laietana, por la que viene primero hacia la izquierda y ahí encuentra la parada de metro. Que lo encuentra fácil. Aprieta el paso, enfadado, me dice adiós y no nos damos ni la mano ni nada. Cuando voy a entregar las llaves me preguntan que qué tal con la compañía. Les digo que bien, que ha sido entretenido. 
 

martes, 3 de junio de 2025

Crónica del #Plegramenet de mayo. Que por mayo era por mayo.


Pero estamos en Junio. Vox ha sido derrotado. No sé si es una certeza o es una sensación o es simplemente un deseo, pero parece que Vox, la amenaza que se percibió, que se concibió y se auto presentó como el principal elemento al que tener en cuenta durante esta legislatura, se ha convertido en una cáscara vacía, en una nada que hace aspavientos, que convoca pasiones, que nos provoca sorpresa, sonrojo, risa, desasosiego, pero que ha demostrado no tener nada relevante que hacer ni que decir. Yo, pecador, pensaba que detrás había algo más, que detrás de los dos concejales histriónicos, pintureros, figurantes, había algún tipo de concepción, una idea, quizás tenían un plan detrás como sí que es evidente que tiene el señor del PP, al que parece que sus días como entrañable y apacible vecino de Badalona le van quedando lejos para ser un impertinente director frustrado de orquesta que ya no provoca la admiración de las bancadas del vetusto salón de plenos de Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona, ciudad a la que quiero más que mi propia alma si es que el alma ya me entienden. Desde que se diera aquel nefando pleno en el que los invitados de Madrid hicieron un ridículo patriótico, las pretendidas ofensivas verbales de los regidores de Vox, en especial del joven regidor de Vox, han quedado muy, pero que muy, disminuidas. Francamente. Los dos o tres intentos por provocar un estado de opinión a partir del pleno municipal han quedado desbaratados precisamente por la actuación y presencia de personas que son capaces de rebatir, desde el terreno, lo que Vox simplemente se inventa. No basta con vídeos chulos en alta resolución, se exige un poco más y ese poco y mucho más es el control del terreno, cosa que Vox todavía no tiene y así se queda en una construcción vacía, nula, que congrega gente, no mucha, en la puerta del Ajuntament para protestar por la taxa de residus, pero que a la hora de la verdad no tiene muy claro porqué se queja de la taxa de residus sin hacer un poti poti infame de argumentos que camuflan lo que no pueden camuflar, con asociaciones invent que llegan al extremo de pedir acuerdos en lugar de convertirse en látigos, con un sindicato que se deja el móvil en la bancada de Vox, ay madre mía que nos han pillado. Lamentable. Vox quiso hacer ayer un casus belli de la movida de la taxa de residus, una taxa que tiene como objetivo cambiar la manera de gestionar los residuos, abordar el reciclaje, ser un beneficio para todos. Quizás, si la intervención de ayer de la alcaldesa se hubiera dado antes, si se hubiera trasladado a la ciudadanía, si se hubiera escuchado un poco más, no se hubiera llegado a ese punto candente ayer, pero fue necesario que se levantara la voz, que levantáramos la voz, no contra la taxa por que sí, como hace la derecha, sino para que esa taxa sirva de algo y se aplique con justicia, para que hubiera movimientos. Bien está. Y ahí se quedó Vox y ahí se quedó el PP que, sorpresa, presentó su moción para encabezar la revuelta desde el segundo plano y cuando vio que la revuelta se convertía en cambio gradual del que no extraía ningún beneficio protagonizó un momento de rabieta monumental queriendo retirar su propia moción al respecto porque, básicamente, no estaba sacando nada en claro y estaba propiciando un lucimiento involuntario de otros. Los otros no venimos a lucirnos al pleno, los otros no venimos a hablar al pleno. Hablar en el pleno no compensa quedarse fuera del pleno. Pensar que es impropio que nos dejen hablar en el pleno porque no estamos en el pleno, es un argumento muy pobre, o quizás implica para quien lo piense que no se quiere la derrota, no basta con el cero, quieren que no existamos. Y existimos. Estamos. Tenemos cosas que decir y, pensamos, que sumamos. Porque si todos sumamos, confrontamos, hablamos y discutimos lo que los bárbaros nos dan por sentado, somos más y así pasa que van pasando los plenos y los argumentos de Vox y las trampas del PP van cayendo en saco roto. Estamos ganando y lo estamos haciendo bien. Como podemos. Un pleno áspero el de ayer, un pleno con metapleno, un pleno en el que el partido gobernante dio muestras de recuperar el sentido de los plenos y convocó a su gente, pero metapleno es muy poderoso y no había manera. Hacía mucho tiempo que no había metapleno. El pleno dentro del pleno. Un pleno más allá del pleno. Alineado con quien te dije, para sorpresa de nadie. Metapleno hizo del pleno una experiencia digna de una recompensa. Una recompensa que también se mereció el representante de la Fundació Esportiva Grama para contestar de manera contundente otra moción de Vox de esas en las que vas por lana y sales trasquilado y que significó la derrota definitiva de quien cree que comprando likes y acumulando 'que se vayan todos' en instagram va a hacer algo: hay que controlar el territorio. Sin eso, estás perdido. Sin eso, afortunadamente, todavía podemos sobrevivir. Y por lo demás, pues oiga, ni tan mal. 

lunes, 2 de junio de 2025

Los Tortuga - Belén Funes


Jaén. Vamos a ver la película porque entre olivares, el recuerdo del padre muerto, Jaén. ¿Eso dónde es? A ver cómo hablan. A ver si han cogido actores andaluces y no han cogido a gente de Jaén y van a hablar como no se  habla. ¿Y eso dónde es? Hablan un poco con la S. La Virgen de la Cabeza. Pues debe ser por Andújar o por ahí. Hay planos donde se ven a lo lejos como los perfiles de Sierra Mágina. Al principio te crees que están en el Mortero. Jaén. Hablan de llamar a unos de Lopera. Recogen los restos con una bolsa del Covirán. Vale, lo han clavado. Pero eso dónde es. Esperar hasta que no acaba el último título de crédito en aparecer para decir, vale, lo habéis rodado en Barcelona y Jaén, pero de dónde de Jaén. Porqué no lo ponen. Vuelves en el metro buscando a ver dónde lo han rodado. Te quedas más tranquilo. Claro. Hay un momento en que suena un La Virgen que te estremece. La virgen. O cuando dicen 'tita' o 'el tito Julián'. Lees que la directora habla de cómo cuando la gente piensa en Andalucía rápidamente asimila la cosa con Sevilla. De Jaén nadie se acuerda. Y somos muchos, como la propia directora, Belén Funes, los que tenemos un mucho en Jaén y sabemos que somos muchos los que tenemos en Jaén algo que no se nos va. Jaén, pero de qué parte. Esta película se llama Los Tortuga y se refiere a la manera que tenían de llamar a los que emigraban y se lo llevaban todo consigo. La casa a cuestas. La película nos cuenta el proceso de asimilación y pérdida y duelo de una madre y una hija que han perdido al marido y padre. El Julián, Julián que nació en un pueblo de Jaén y se fue por el tiempo de las Olimpiadas. Un currante. La hija y la mujer. La mujer es chilena y en el pueblo como que no, porque en el pueblo tienen unas costumbres y unas cosas con las que no comulga. Todo el virgeneo y eso. Que ya te digo yo que no he ido jamás al Santuario de la Virgen de la Cabeza y quienes han ido me dicen que es una cosa escalofriante, tétrica, bizarra, etc. Pero. Ea. La película nos habla de la dureza de la vida, de la vida migrante, de la vida de los que dependen de un sueldo o de dos sueldos, las dos nóminas. De trabajar, pensar en trabajar, estudiar para trabajar. Habla de las clases sociales, habla de la solidaridad entre compañeros, habla del desarraigo, de no ser de ningún sitio, de la pérdida, de encontrar un lugar en el mundo, de deshacerte de los orígenes, de abrazarlos. Con una actriz como Antonia Zegers que es una barbaridad. Con la barbaridad de la lucha entre pobres, de la sangre fría, de la falta de empatía. De que nosotros no partimos del mismo sitio, ni somos lo mismo. Pero somos. En fin, una película necesaria, que habla de Jaén, aunque solo muestre Jaén, pero es mucho. Bien premiada está. 

lunes, 26 de mayo de 2025

Señor Mayor



Las bromas me las hago yo. Hoy cumplo 50 años y no es el momento de hacer una reflexión demasiado exigente del tiempo discurrido, porque si nos ponemos a valorar lo que serían éxitos, retos y demás mierdas, la verdad es que nos quedaría un texto bastante poco lucido. Fracasa, fracasa otra vez, fracasa mejor. Madurar es el fracaso. Hoy cumplo 50 años con la sensación de que al menos hemos llegado a los 50 con más o menos el mismo estado de ánimo que se supone que uno tiene con una edad menor y eso creo que es bueno. Para mí. Pero sé que es malo para casi todo lo demás. Tener 50 años ya no es tener casi 50 años y dentro de nada entrarás... no, ya no entrarás, ya estás. Pero me he guardado una bala. Amigos y amigas, justo cuando todos os comenzáis a plantear la retirada, el repliegue, comenzar a cuidar una cosa o la otra, justo cuando estamos repasando en el grupo de wasap las cosas que tenemos y que no teníamos, las presbicias, las cosas del pipi, movidas con las tensiones, esa espalda que parece que, qué has dicho que no te oigo bien, todos los dientes renqueando, las rodillas con aquello, el pelo y el poco pelo y la frente ancha y la mirada limpia y la mañana radiante. Justo cuando todo eso comienza a llegar, justo cuando todo eso nos obliga a reconsiderar objetivos y acciones, estrategias y posibilidades, los putos retos y toda esa mierda, justo cuando empezamos con todo lo que nos dice que todo esto se termina, entonces llego yo y hago lo siguiente: me voy a convertir en padre. Ahora que es el momento de recoger los frutos de una vida, cuando hay que gozar del esfuerzo de años y, todavía con cierta plenitud apurar esos fines de semana de vermut / escapadita, justo en ese momento en el que la rutina y la camiseta de ACDC nos acecha, es cuando la vida me ofrece una nueva pelota de partido. Es lo que se llama en el argot de no se qué grupo humano, pero es el argot que utilizo y que yo me entiendo, es lo que se llama digo jugar al espacio. Así, despistando la movida, moviendo los cubiletes y escondiendo la bolita, ahora que os vais, justo cuando se encienden las luces de la discoteca y nos dicen que nos tenemos que ir, justo en ese momento llego yo y me convierto en un nuevo querubín, en alguien con un propósito, justo cuando la vida apesta a fracaso, llego yo y me presento a una convocatoria que todos creían caducada. 50 años, el padre más viejo de todos. 50 años, el señor mayor que está sentado allí esperando a qué. 50 años, el señor anciano que está viendo como su hijo se descalabra en el parque y no puede reaccionar. 50 años, el señor mayor que se quedará dormido mientras su hijo hace yoquesé. 50 años y todo por descubrir. ¿No es maravilloso? ¿No os he dicho que las bromas me las hago yo? La movida va por un lado y yo me desplazo en sentido contrario, como cuando jugaba al fútbol de pequeño y evitaba por todos los medios posibles estar en el meollo, siempre fuera, solo, pidiéndola. Ahí sigo, 50 años después. Un señor mayor mirando a la vida con los mismos ojos con los que me hicieron la foto aquella en El Botijo en el bautizo de la Vanessa y monté un pollastre de mil demonios. Esa foto no ha salido, pero es la foto. Con la misma actitud de poca voluntad y menos entusiasmo. Ahí voy. Cuidado. 

martes, 29 de abril de 2025

Crónica de un apagón. Una jornada particular.


Lo que pasó ayer nadie lo esperaba. Ni Ursula Von der Leyen, ni la comisionada europea que hizo el vídeo con el Kit por si acaso, esperaban que esto fuera a suceder, pero sucedió. Un ingeniero que fue paseado ayer por las emisoras públicas catalanas lo decía a última hora de la noche, cuando ya se podía ver la tele en mi calle, 'esto pensábamos que era imposible que fuera a pasar, pero pasó'. Pasó. Yo ayer por la mañana me levanté temprano y acompañé a mi madre a l'Esperit Sant, bajamos del Esperit Sant y mi madre se quedó en casa para descansar un rato y ya quedarse a comer. Se durmió un ratito y cuando despertó, podríamos haber jugado a Goodbye Lenin. Mientras ella dormía, las conexiones comenzaron a fallar, había quitado la radio porque de manera sorprendente dejaron la tertulia política como muy pronto para lo habitual y consideré que mejor en silencio y resultó que el silencio duró mucho rato. No me llegan mensajes, no salen los que envío, qué pasa, se ha ido la luz. Bueno, muchas obras, Alba se ha ido a tomar café, en fin. Tengo que vigilar la hora para hacer mongeta tendra con patata. Como por sorpresa, llega un mensaje al grupo de peñas del Athletic, hay un apagón en España y Portugal. Toma castaña. No llegan mensajes, no salen mensajes. Estamos incomunicados. Alba por las calles. Mi madre durmiendo. Las noticias no llegan por ningún lado, no tengo radio. Hace unos pocos meses, muy pocos, se me ocurrió que sería guapo tener un transistorcillo chico en el lavabo, porque la cobertura ahí es pachimpacham y escuchar la radio mientras... no la compramos, pusimos un repetidor de esos para el internet y el móvil, otra vez, fue el protagonista. En fin. Sin transistor y aquí con mi madre y sin poder calentar comida porque claro, todo es eléctrico. El agua funcionaba. Pues un poco de picoteo y andando. Un durum del día de la final que sobró. Cosas. Perecederas. Yo que sé. A eso de media tarde bajo a comprar un transistorcillo. Recorro cuatro bazares y no hay en ninguno, algunos están ya cerrados. Finalmente en el de al lado del Guissona tienen, uno pequeñito, me da igual. Trae. No sé los años que hacía que no escuchaba Radio Nacional. La tarde se pasa en un plis, aprovechamos para ordenar ropas varias, muchas ropas. Hacemos repaso de velas. La cena se presume también ligera. Tenemos la idea de que está llegando la luz a muchos sitios y que pronto llegará a Santa Coloma. Ya hay luz en Hospitalet. Un poco más tarde volvemos a salir a comprar porque se necesitan tomates para la cena. Ya que estamos, nos damos una vuelta. La calle está llena de gente, cosa que en Santa Coloma no es ninguna novedad. Vemos grupos de chavales sentados en bancos. Están hablando entre ellos. El Paseo Alameda está petado de gente. Las terrazas están llenas. Veo pasar a un conocido con cuatro quintos en la mano, y parecen fresquitos. Más grupos de chavales, algunos miran el móvil pasando el dedo haciendo scroll, pero no hay cobertura. O sí. Los bares de la San Joaquín, que no tienen terraza, ponen algunas mesas fuera, a algunos clientes les va a dar el sol por primera vez en mucho tiempo. La radio nos va informando de las posibles causas del tema, que si una suerte de fenómeno atmosférico que vete tú a saber, nos va diciendo que va llegando la luz, va acompañándonos y se convierte en la protagonista del día, la gente, al parecer, hace corrillos en torno a las radios que se van colocando por las calles, es la única manera de informarse y sobre todo, es la única manera de informarse de manera fiable, sin bulos. Aunque siempre se te cuela el listo, como el presidente de la Junta de Andalucía, el derechoso del Moreno que dice que es un ciberataque. Así sin más. O tienes que escuchar a Feijoó diciendo nosequé de que no me informan. Y al final sale Pedro Sánchez diciendo que venga, que los móviles, que no se hagan viajes, que a ver. La cosa va normalizándose por barrios pero parece que nunca llega tu barrio. Nos disponemos a cenar y la radio comienza a fallar. No pueden ser las pilas, pues vaya radio, en fin, nos colocamos el auricular en el móvil para seguir las comparecencias de Pedro Sánchez de nuevo y de Núria Parlon como consellera de interior y cuando acaba la Núria, shazam, llega la luz. Ha sico como cuando la pandemia, pero no ha sido igual, aquí la perspectiva de que todo iba a normalizarse en breve lo hacía todo distinto, pero el no saber manejarse sin las comodidades habituales, telita. Comodidades. Esa gente de la Cañada Real que llevan sin luz desde... esa gente. Han sido casi doce horas sin luz, sin electricidad, con la casa llena de velas, escuchando una radio que se cortaba, saliendo a la calle a comprobar que todo estaba bien, que la gente estaba bien, que había maxipanes abiertos y sin pan pero con la persiana sin poderla bajar, con gente ayudando a bajar persianas, con los bazares siempre a pleno funcionamiento, pero no todos, con la dificultad de informarse pero con la facilidad de informarse gracias a las radios, con gente atrapada en vagones de metro que iba llegando a casas o domicilios, con gente que luego me entero que ha estado cinco horas metidas en un ascensor, pero que gracias a dios tenían pan de pagés, con gente metida en los coches escuchando la radio, abriendo las bolsas de picos para matar los nervios, en definitiva toda una experiencia que nos enseña que dependemos de manera brutal de algo que damos por descontado pero que también nos enseña y  esta frase para acabar no es mía sino de otro que, lo natural, contrariamente a lo que nos quieren decir los malistas, es que la gente se cuide una a la otra en caso de necesidad o de emergencia. Y eso es bien. Ahora a ver qué pasa. 

viernes, 11 de abril de 2025

Otro 11 de abril


El otro día salimos con los colegas a dar una vuelta por la montaña colomenca. El plan era recorrer los entornos de Torribera, subir hasta cierto punto y bajar por Sant Jeroni. Todo va bien hasta que se te presenta la escalera esa tan larga que hay en un punto de Torribera. Esa escalera por donde suben o bajan. Y por la que nosotros subíamos y bajábamos con mi padre cuando estaba allí. De bajada, ya viniendo por La Bastida, hablando con la Esmeralda, de repente me vino muy vívido el recuerdo de mi padre otra vez, cuando estuvo en Torribera y estábamos con él y nos teníamos que ir y él nos preguntaba con la mirada que porqué él se tenía que quedar. Hoy es 11 de abril. El 11 de abril de 2017 a mi padre le dio un ictus en Vilches, por la mañana, mientras se preparaban con sus amigos de Coloristes que habían ido a pasar la Semana Santa. Yo estaba bajando en tren en ese momento. Se lo llevaron a Jaén y allí estuvo peleando hasta que a principios de junio pudo volver a Santa Coloma. Escapó de milagro, pero quedó bastante afectado. Podía caminar, y poco a poco pudo recuperar la movilidad de los dos brazos, pero no podía hablar. Vosotros igual no conocísteis a mi padre antes del Ictus. Mucha gente con la que me relaciono hoy no lo conocieron hablando. No conocieron a mi padre cuando mi padre era la persona más rápida, ágil, con más ocurrencia, más mala leche, más capacidad para discutir, para darle la vuelta, para contarte una historia que habías escuchado mil veces, para tener el refranillo a punto, para la canchoneta oportuna, para la vilcheñada que te hacía reír. Mi padre era guardián de las esencias del vocabulario vilcheño y le encantaba todo eso que le recordaba a su tierra, no necesitaba fotos, simplemente se escuchaba hablar y ya está. Ya estaba allí otra vez. Todo le había pasado antes a alguien en Vilches. Todo eso se perdió y nosotros, mi hermano y yo, no somos más que meros sucedáneos de eso que él hacía. Cada 11 de abril escribo prácticamente el mismo texto en recuerdo de mi padre. Mi padre no murió allí, murió dos años y medio después, en diciembre de 2019. Esos dos años, mi padre era otra persona, no peor, no menos interesante, una persona diferente. Pero si hay una fecha que no se nos va a olvidar nunca, que no se me va a olvidar nunca, es ese 11 de abril, esa llamada de teléfono, ese estar leyendo Mendel el de los libros de Zweig en el tren, ese no saber, todo ese 11 de abril y todo lo que hicimos y lo que vivimos durante ese mes y pico largo en Jaén. Hoy, como siempre, acordémonos de Paco Molina, lagarto sin ser lagarto, y tomémonos una, en el Termes por ejemplo, donde hacía la frenada cada vez que dábamos un paseíllo y acortaba el paso y sin hablar decía, ¿una? Pues eso, otro 11 de abril. 
 

jueves, 20 de marzo de 2025

Adolescencia - Philipp Barantini


Más que una pregunta yo quisiera hacer una reflexión. Esta miniserie, de solo cuatro episodios, nos cuenta algo que tenemos delante y que no vemos hasta que pasan cosas. Puede pasar, como en la serie, que muera alguien, puede pasar que nos echemos las manos a la cabeza cuando escuchamos a los chicos jóvenes opinar sobre cosas. Sobre lo que sea. Cosas. Nos preguntamos, nos escandalizamos, le buscamos una respuesta, la ignorancia, los padres, antes. Antes y ahora. Esta serie es un espejo de lo que tenemos y de lo que nos han puesto por delante como todo un reto. El reto se llama no ser arrasados por un estado de las cosas que se imponga a partir del odio. El odio y el resentimiento. Una de las cosas que retrata la serie es la desconexión que existe entre el mundo adulto y el mundo de los jóvenes. Claro, esto ha pasado siempre, dirán, pero antes ese distanciamiento, esa incomprensión parecía otra cosa. Ahora es directamente algo que nos deja sin palabras. No podemos entender que los jóvenes, no es que sean rebeldes, es que se odian a sí mismos. Se odian a ellos mismos y odian a todo lo demás. Y odian a las mujeres. Que posiblemente esté exagerando, que posiblemente esté generalizando, que no es así. Lo que nos cuenta esta serie es una historia a partir de un asesinato del que rápidamente conocemos al culpable, aunque nos sorprenda que el culpable sea alguien tan joven como un chaval de 13 años. E inmediatamente comienza una investigación y unos interrogatorios y una composición de lugar por el cual nos querremos enterar de dónde viene, cuál es su familia, si son unos garrulos, si el niño está pirado, si la hermana, los padres, el padre que tiene así como pintilla de... y es en el segundo episodio donde todo se nos viene abajo, porque la respuesta no la tiene nadie más que alguien que está ahí y que vive eso y que conoce los códigos. Nosotros, los que ya hace mucho tiempo que vamos deambulando por el mundo sin mayor pretensión que el ir quedando medio bien con la vida, no lo entendemos. Y así, descubrimos que todo eso que nos cuentan, los incel, el odio a las mujeres, el resentimiento, la sensación de estar fuera, la presión de molar, de gustar, de responder a unas expectativas, de ser alguien con muchos megustas, un fucker, un yo que sé, es que es difícil saber qué. Es imposible saber qué. Es complicado afrontar que quizás tienes que educar a alguien en este mundo con estas condiciones y que salga medianamente regular. Esa presión, esa ausencia de ligazón entre esos jóvenes y el mundo, la responsabilidad, la autoridad, las normas, ese negarlo todo porque estamos viendo que los de arriba lo  niegan todo, no hay responsabilidad, no hay verdad, no hay realidad, todo puede ser juzgado, todo puede ser mentira, todo puede ser falso y al final ella era una zorra y se lo merecía. Y ese tercer episodio salvaje de una entrevista entre la psicóloga y el chaval y cómo todo encaja y ese episodio final donde definitivamente no encontramos el porqué. Porque puedes ser tú. Y todo está tan bien hecho y ese niño de dónde narices ha salido porque es una bestia y te olvidas de lo del plano secuencia como enganche. Nosotros qué sabemos. 

lunes, 10 de marzo de 2025

Los que se quedan - Alexander Payne


Los americanos no son tan malos. Nos estamos acostumbrando a ver en los americanos algo siniestro, cazurro, intolerante, racista, malo y de vez en cuando, nos llegan algunas historias en las que se nos muestra que no solo puede haber buena gente, sino que pueden contar cosas buenas de sí mismos. Porque los americanos solo nos gustan cuando cargan contra sus defectos, sus paletadas, racistadas, los tejemanejes de su gobierno, su hipocresía. Cuando nos llegan sus películas románticas, sus comedias tontas, sus westerns, sus musicales, sus lo que sea, siempre tenemos que poner el acento en que eso no es real, que nos intentan contaminar, que nos quieren comer el tarro, que nos pintan un mundo feliz que no existe. Así que, cuando llega una película como Los que se quedan, nos descoloca. Una buena película, que a los pocos minutos ya intuyes cómo puede acabar, pero que sin embargo está tan bien construida y te mete en un relato tan bien llevado que sus dos horas no se te hacen pesadas, con un final que te provoca una sensación de 'todo está bien aunque parezca que no está bien', realmente agradable. Sí, una buena película con un mensaje positivo y que acaba relativamente bien. Es la historia de un profesor de uno de esos institutos norteamericanos de gente bien que choca con su grupo de alumnos que no tienen ninguna simpatía ni hacia su persona, un tanto insufrible y repelente, como hacia la materia que imparte, la Historia Antigua. Es la historia también de uno de sus alumnos, jovencito con ganas de liarla. Y también la de una cocinera del colegio a la que se le ha muerto su hijo en Vietnam. Los tres se ven obligados a convivir durante las vacaciones de Navidad ya que ninguno tiene plan familiar, unos porque no tienen, otros porque no les quieren, otros porque se la han quitado. Como sucede en casi todos los órdenes de la vida, tememos u odiamos lo que desconocemos y es con el roce y con el conocimiento mutuo como se suelen limar muchas asperezas, incluso nacer amistades. Lo cómodo es mantener tu propio cliché y así vivir en una burbuja de autorreconocimiento y vivir feliz pero obtusamente, pero puede ser que la vida te coloque en situación de tener que convivir con otros puntos de vista. Y entonces pasa. Esta peli no cuenta nada nuevo, pero lo cuenta. Y eso ya es mucho en el mundo en el que vivimos. 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Bienvenidos a la mitad de la película


Esta esquina. Hace cientos de años en esta esquina había un escaparate con muchas cosas, esas cosas eran las que vendía la tienda Desitjos que había abierto la madre del Raúl Cano, al que llevábamos a jugar a fútbol. En esa esquina nos parábamos el Abel y yo cuando salíamos por Santa Coloma, ya al final de la noche, a comentar la jugada. La jugada casi siempre considerábamos que no nos había salido bien, pero tampoco sabíamos concretar porqué había salido mal. En esa esquina, nos quedábamos mirando unas lámparas de lava que nos ayudaban a matar el rato. Cuando ya lo teníamos todo comentado, nos íbamos cada uno por su lado. Entonces ya se había ido el Edu a Madrid y las visitas del Mario eran cada vez más esporádicas. Solo estábamos el Abel y yo. Durante muchos años, solo estábamos el Abel y yo. Por los sitios, en los bares, haciendo nada, yendo a conciertos, comentando los discos de Yo la Tengo, descubriendo a los Brian Jonestown Massacre, encontrándonos con la tropa del Seimar, nos vamos a ir el Mario, el Abel, la música, la perra, el dvd. Este texto, a medida que lo escribo, me da la impresión de que también lo escribí el día que el Abel cumplió los 40 años. Hoy el Abel cumple 50 años. Es el primero que llega a los 50 años. La mitad de la película. Si es que aspiramos a vivir 100 años, claro. Es el primero de nosotros que llega a los 50, aunque ya he visto en el facebook que algunos o algunas de las de clase ya han llegado también. Pero el Abel es el primero de los cuatro. Cuando el Abel tiene 50 años, todos tenemos ya cincuenta años. Aunque los cumplamos en mayo, aunque los cumplamos en octubre. El Abel ya no está aquí, se fue hace unos años y viene esporádicamente. Nos conocemos desde los tres años, desde el parvulito. Creo que empezamos a ser amigos en séptimo de EGB. El Abel era y es lo que yo pensaba que era todo lo contrario a lo que yo era. Si yo no hablaba, el Abel hablaba, el Abel hacía cosas que yo no hacía, el Abel hablaba con gente y yo no, el Abel era protagonista y yo me quedaba en un discreto segundo o tercer plano, el Abel rompía el frente enemigo y luego venía yo a ver qué había quedado, el Abel no pasaba desapercibido, el Abel no pasa desapercibido. No sé porqué en séptimo o antes o después empezamos a ser amigos y cómo hicimos migas con el Edu y el Mario. Ellos iban al instituto juntos y yo no. Con el Edu conectaba con la música y con muchas cosas, y el Abel era alguien con quien discutir, alguien que te estimulaba a hacer cosas, a incomodarte. Pero era alguien en quien confiar. No sé. Alguien a quien poder contarle las cosas que te pasaban, que me pasaban muchísimas cosas. El Abel estaba ahí y siempre daba algún consejo. O no. Pero escuchar, escuchaba, estar, estaba. Y por eso el Abel es mi colega. Aunque ya no nos veamos, ni avise cuando viene, ni nada. Es el Abel. Elabel. Uno de los nuestros. Me dejo muchas cosas pero ya os las sabéis. Y hoy cumple cincuenta años. Cincuenta. Y si el los cumple, ya estamos. Hemos llegado. Nadie daba un duro. Nadie. 

lunes, 24 de febrero de 2025

Salve María - Mar Coll


La verdad es que ver esta película, pero aún más, hacer algún comentario sobre esta película esperando la llegada de lo que sería el primer hijo de uno, supone un problema mayúsculo. Pero there's no mountain high ni charco suficientemente hondo que pisar, así que vamos a hablar de alguna cosa sobre Salve María, porque es que hay mucho que comentar. La película es un ejercicio doloroso sobre la maternidad y cómo se afronta cuando, a lo mejor, te arrepientes de haber dado el paso. Un paso que en muchos casos es sobrevenido, que en muchos casos no cuenta con el mismo nivel de implicación o de ilusión por parte de las dos personas implicadas, que puede ser que tú te pensaras que iba a ser una cosa y luego ves que es otra, que tu pensaras que iba a ser un pequeño sobresalto pero que luego sería todo como siempre, que incluso consideres que la criatura pueda ser un complemento perfecto para algo que te legitima, que te falta, que te hace mejor, el vástago como herramienta, todo eso y muchísimas cosas más pueden pasar. Me pueden pasar. Hablaremos de la película y de las preguntas que plantea y también de las respuestas y de cómo esas respuestas pueden parecerte mal, porque somos de una manera en la que pensamos que las cosas hay que asumirlas y eso de tener un hijo o una hija o dos hijos o tres es algo que te tienes que pensar mucho y que una vez que la decisión está tomada pues te jodes. Es decir: te jodes. No hay vuelta atrás y no hay otra manera de afrontar la situación que convirtiéndote en otra cosa que tú, a lo mejor, pues no tenías tan calculada o quizás no encuentras el apoyo o no sabes cómo encontrarlo o directamente es que tú no. Puede ser que tú no. La película nos cuenta una situación extrema, si quieres, extrema en cuanto hay por medio un caso que obsesiona a la protagonista, que es escritora y que encuentra una fuente de motivación para escribir en un caso de infanticidio y eso, claro, pues no es muy normal. Que puede pasar, pero a ver, pasa poco. El caso es que la protagonista, María, se encuentra con un recién nacido que llora y con el que no se ubica, no se encuentra. Su compañero ha agotado los dos meses de baja, infiero, y no encuentra el momento de coger lo que le queda para ayudar porque una vez que entras en la vorágine del curro ya sabes. Y vas viendo que ella no está. Ella es escritora, con una carrera al parecer exitosa. Una carrera que puede tener continuidad, de hecho le dan un premio. Todo lo que lleva a la escena del premio y lo que supone, nos dice muchas cosas. Qué somos, qué vamos a ser, en qué nos vamos a convertir, a qué queremos o tenemos o podemos renunciar. La historia se va complicando porque la situación de María se oscurece por momentos. Todo lo que es el desenlace de la película nos lo vamos a ahorrar para que la gente se quede ahí con las ganas. El caso es que las escenas finales, las imágenes finales nos vuelven a poner ante un espejo. Mala madre. La mala madre que no se anula ante la llegada de un nuevo ser. La mala madre que ha preferido seguir siendo lo que era a transformarse en otra cosa. Ha preferido. Es una elección personal. Es lo más bonito que me ha pasado. Verás cuando te pase. Una película muy valiente. Ay cuando te pase. 

jueves, 13 de febrero de 2025

Día Mundial de la Radio


Esta mañana he salido a caminar y como siempre me he puesto Rac1. El Basté y esas primeras horas de información así un poco a bulto, con noticias un poco de todo me distrae. Hoy es el día en el que la emisora hace cosas raras. Porque hoy es el Día Mundial de la Radio. Entonces hoy hacen que un personaje que es de otro programa intervenga. Y entonces, pero antes el Basté ha preguntado nosequé de los transistores y he pensado que yo no tengo transistorcillo chico para ponerlo en el baño, por ejemplo, en lugar de tener que confiar en que el móvil tenga cobertura y que estaría bien tener un transistorcillo chico. Y así te crea necesidades el sistema. Ha sido gracioso cuando le han dicho al David Fernández que hablara más alto. Por fín. Y entonces el Basté ha dicho que el Ull de Poll hoy lo iba a hacer el Senyor Marcel·lí y he sentido un profundo asco y he quitado Rac1 porque el tipo que hace de Senyor Marcel·lí es del Front Nacional Català y paso mucho. Y me he ido a Radio 3, que hace dos mil años que no escucho Radio 3 por las mañanas y estaban poniendo todo el rato canciones con contenido relacionado con la radio. Y así he completado la caminata y he seguido con Radio 3 durante un buen tramo de la mañana cocinando me he puesto El Sótano de Radio 3 en el móvil y he buscado si habían hecho algún tipo de homenaje a Marianne Faithfull, que se murió hace unos días y he encontrado el día y han puesto dos canciones y una de ellas, que se llama What I have Done Wrong, de 1965 me ha parecido una auténtica barbaridad porque incluso me parecía escucharle ramalazos jamaicanos. Un cancionón. Y ya he dejado de escuchar la radio. Si hubiera caído en otro día, en fin de semana quizás, puede que hubiera escrito otra cosa, pero ahora mismo solo os puedo ofrecer esto. 

lunes, 10 de febrero de 2025

Superbowl 2025


Como vivimos en el mundo en el que vivimos, creemos que lo sabemos todo, o casi todo, o al menos, que compartimos lo que es la cultura americana. La cultura norteamericana que se ha convertido en cultura americana y que es la cultura global. Así damos por sentado que sabemos de esto, de aquello, de sus costumbres, de su forma de ver el mundo, porque al final es la nuestra. Y la verdad, es que no. Por motivos que tienen que ver con la incertidumbre sobre el mañana y las dichosas piernas inquietas, ayer no cogía el sueño. Así que me levanté de la cama y puse la tele con la intención de ver algo y ese algo era la Superbowl. ¿Qué se yo del fútbol americano? Nada. Poquísimo. En alguna excursión zapeadora he visto algún partido, minutos sueltos. Creo que sé algo de las normas básicas. Cada equipo tiene tres oportunidades para avanzar diez yardas. Si avanza, tiene otras tres oportunidades hasta que llegue a alcanzar un ensayo, que es llevar la pelota al final del campo con la pelota cogida. Esa pelota. La pelota pasa siempre por las manos del quarterback, que es como el director del equipo, el que reparte el juego y ha de buscar la jugada, el pase hacia el compañero que ha de llevar la pelota más lejos o que está ya en una posición adelantada y que, llegado el caso, pudiera correr hasta la línea de fondo. La misión del otro equipo es la de ir a por el quarterback e impedir que pase la pelota. Esto es más o menos. Ahora mismo no sabría decir ni los puntos que suman los ensayos, ni las transformaciones ni los puntos de castigo, ni cuales son las infracciones más comunes. En definitiva, que con estos conocimientos me apresté a ver la final del campeonato, la Superbowol, espectáculo televisivo fundamental y todo eso. Esta final la jugaban los Kansas City Chiefs, equipo dominador durante estos dos últimos años y que aspiraba a repetir título por tercera vez, algo inédito. El quarterback del equipo Patrick Mahomes tiene algo de fama de notas. No sé si él o alguien cercano a él o qué, pero tiene algo de simpatía por Trump. Un Trump que estaba presente en el estadio donde se jugaba la final, en Nueva Orleans, algo que tampoco había pasado nunca. Mahomes parece a veces poco ortodoxo jugando. Hace cosas raras. Las dos veces que lo he visto, ya ves. En este equipo también juega Kelce, pareja de Taylor Swift, icono pop y personaje que se ha posicionado al menos no a favor de Trump. El equipo rival son los Philadelphia Eagles y resultan un absoluto desconocido para mí. Cuando empiezo a ver el partido creo que ya van siete cero. Me posiciono absolutamente con los Philadelphia Eagles, los Eagles a partir de ahora. Yo de siempre he tenido simpatía por los Green Bay Packers, porque el nombre es así como bonito, bahía verde, y el color del equipo verde y amarillo es también como resultón y todo es así resultón pero resulta que Green Bay es como una ciudad de mierda de los Estados Unidos y por eso mola más. La movida es que los Eagles tienen a un quarterback llamado Hurts (duele) que parece bordarlo. Y tienen a un par o tres de elementos en defensa absolutamente enormes que se llevan por delante a los que protegen a Mahomes en el otro lado. Es tal la presión y la caña que dan que Mahomes falla durante la primera parte su primer pase de 298. Telita. Pero es que lo crujen. Lo destrozan de tal manera que no deja de darle pases al contrario y provocando incluso ensayos por errores suyos. Disfruto. Es tarde, pero me da igual. Llegan así al final de la primera parte con un 27 a 0. Caritas de espanto en los Chiefs. Su entrenador es un señor como mayor y poco estiloso, vestido con gorra y una chaqueta de chandal abierta. El entrenador de los Eagles por su parte es mucho más joven y con la típica pinta de tipo majo de película donde el prota es un tipo majo que acaba protegiendo a su familia de cualesquiera situación de riesgo. En este caso, la Superbowl. Y llega el intermedio. En los intermedios de la Superbowl es costumbre que haya una actuación musical que no suele dejar indiferente. Que si un beso, que si una teta fuera, que si una colabo, que si un mensaje, que si la falta de mensaje, que si mal, que si bien. En este caso, el protagonista de esta edición iba a ser Kendrick Lamar, que para los que tenemos cerca de 50 años puede resultar desconocido aunque tengas siempre un Rockdelux cerca. Yo vi un concierto de Kendrick Lamar hace mil años porque el hijo del Oscar, el Arnau, que era un chavalete entonces, quería verlos en el Primavera. Hace mil años. Ahí estaba, en la Superbowl. Kendrick Lamar es un rapero. No conozco ninguna canción. Sale Samuel L.Jackson vestido como de tío Sam y presenta la actuación. No entiendo muy bien pero ya veo que algo va a ir por donde no le va a gustar a Trump. La actuación de Lamar dura unos quince minutos. Canta un medley de canciones. En uno de los escenarios que monta, los bailarines montan la bandera de las barras y estrellas. Hay muchos cortes de imágenes que uno entiende que deben significar algo, pero no sabe qué. Escucho la tele a un volumen bajísimo, no me entero de nada. Una de las veces sale una bailarina que mira a cámara, con una melena rubia rizada. Sale dos veces. Debe ser alguien. Al día siguiente me entero de que es Serena Williams haciendo un baile que se identifica con una banda de Los Angeles. Al parecer Kendrick se ha bufado de otro rapero. Alguien ha sacado una bandera palestina. Se interpreta la actuación como un mensaje de protesta contra Trump. Samuel L. Jackson sale dos o tres veces como para separar cada canción o medley. No es hasta el día siguiente, esta mañana, cuando leo cosas, pero muchas cosas son en inglés. La retransmisión en Movistar de vez en cuando conecta con el espacio Movistar en Madrid donde un tipo que es una mezcla de Abascal e Ibai Llanos habla con una pandilla de arreplegados que hay en el espacio viendo el partido todos chavalotes con pinta de sanotes que deben ser fans del fútbol americano. Les pregunta idioteces y ellos responden cosas que tampoco entiendo demasiado, cosas del volumen de la tele. Con la conciencia tranquila de que los Eagles van a ganar, me voy a la cama. He cogido sueño y de eso se trataba. Creo que aunque la cosa pinta mal con lo de Trump, parece que todavía hay esperanza. Pero no sé qué le espera a Kendrick Lamar. Y a Serena Williams. Y a Samuel L. Jackson. Buenas noches. 

jueves, 6 de febrero de 2025

La Sustancia - Coralie Fargeat


Contraviniendo las normas contemporáneas diré que me es más fácil escribir un texto que enviar un audio. Así que os diré algo sobre la película La Sustancia. Os diré que necesitamos, los zurdos, los que vivimos pensando que esta vida podría ser mejor para todos si no imperase el interés capitalista y la maldad que conlleva, digo que vivimos esperando siempre algo a lo que agarrarnos para creer que todavía hay esperanza, un mensaje, un referente, lo que sea. Está tan desprestigiado todo lo que tenga que ver con la ideología, con la turra, con la chapa, que buscamos ávidamente en los productos de entretenimiento un lo que sea con lo que podamos identificarnos. En este caso, La Sustancia, una de las películas de la temporada, se nos presenta como una historia que viene a hacer una crítica a los cánones estéticos y al esfuerzo irracional de mucha gente por querer parecer lo que no es. Es decir, evitar la vejez que nos impide alcanzar el éxito profesional y mantenernos siempre en una eterna juventud. Así, cuando hablamos de La Sustancia lo primero que nos viene a la cabeza es 'es una película contra...'. Y así estamos satisfechos porque cumplimos con nuestra pequeña cuota de movilización contra algo de cada día cuando la vemos. Nuestro poquito de lucha. La película, sí, va de eso, pero la película, pienso, que no es únicamente eso, sino que es un bonito homenaje a esas películas de serie B de los ochenta en las que lo que estábamos esperando era que apareciera el monstruo, grotesco, horrible, fatalmente hecho, y decir, joder qué mal hecho que está esto. La pasión por lo asqueroso, las películas primerizas de Peter Jackson, Braindead o Mal gusto, en las que sí, también había una crítica a nosequé, pero tú ibas a verlas por el ascazo que daban los monstruos y la sangre y las vísceras y los cerebros y todo aquello. Y esta película tiene, creo, mucho de eso. Así, quizás hay gente que se sienta decepcionada porque no sale de la experiencia fílmica pensando reconfortado que cumple con la cuota y que se ha tragado media hora final de algo que ya creía superado. Y otros pensamos, vaya, he rejuvenecido un poquito. Y ahí hay algo de trampa porque, fíjate ahora con el girito del texto, con la crítica al afán por rejuvenecer, en realidad lo que nos está haciendo la película es retrocedernos a un pasado en el que... ¿sí o no?

martes, 4 de febrero de 2025

No hay que dar voces


Si paseas por las calles de Santa Coloma con ánimo de descubrir cosas, seguro que las encuentras. Si paseas con la mirada curiosa, con la mente despejada y la frente sin filtro, es seguro que hallarás siempre algo que te llame la atención, que merezca la pena, que puedas comentar después con amigos y conocidos y que, incluso, te sirva de pretexto para un texto o para una publicación en las redes sociales. El otro día me encontré con esto en la puerta del parking. No hay que dar voces. Cuánto hay para la reflexión en estas palabras que, posiblemente, estén escritas por alguien cansado de que se produzcan discusiones debajo de su balcón, pero como uno estuvo repitiendo tres años seguidos la asignatura de Semiótica, no puede dejar de abstraer el contenido de la frase con el significado que uno pueda darle más allá de su intención original. No hay que dar voces, año 2025, puede que la pintada que no es tanto pintada como escritura en pared, no sea de este mismo año sino del 2024, pero la pintada, o escritura en pared, que nos invita a tener un comportamiento más respetuoso para con los demás, puede que nos esté llevando hacia un terreno que se percibe en el horizonte y es el de la contención a la hora de expresarnos o simplemente la represión de lo que sentimos. No hay que dar voces, pero sin embargo, sí que se puede manifestar lo que se opina escribiéndolo en la pared. Fina ironía. Girito argumental. No hay que dar voces, por ejemplo, en tiempos en los que las voces parece que las están dando sistemáticamente otros que nos quieren llevar por un camino en el que el follón continuo y el estar siempre rebatiendo los exabruptos trumpistas o ayusianos, sea nuestra única tarea. El ruido. Si ellos hacen ruido, nosotros también. Y así lo llevamos más lejos. Si hiciéramos más ruido, si fuéramos más disruptivos, nos escucharían más y seríamos más. La clave es dar voces, levantar la voz. Ya hay un partido de hecho que se llama Vox, fíjate la cosa cómo es. Y es verdad, son más. No hacer ruido se ha convertido también en un arma para acusar de blandurriez, poca consistencia, entreguismo, a quien pretende que las cosas se hagan más allá del anuncio y se hagan realmente. Hacer antes que proclamar. Así que no hay que dar voces podría ser el enfoque que yo personalmente tendría más cercano, porque en el follón nos ganan. La pintada aquí no la entiendo tanto como una recriminación hacia quien se exalta sino a quien molesta. Pero fuera de esa interpretación pudiera ser que nos estuviera diciendo algo que está pasando y que ya se nota. Mejor no te metas, mejor no opines, no levantes la liebre, no digas nada, sigue con lo tuyo. Si paseas por la calle y ves una pintada o una escritura en pared y te da tiempo a hacer esta reflexión, al menos ya estás dando una voz, esa voz interior que por lo menos nos empuja a no dejar de pensar que hay algo que no está yendo bien y que deberíamos intentar contribuir a resolver. No sé si se trata de dar más o menos voces por todas las calles de Santa Coloma, pero hay alguien que nos está queriendo decir algo. 

martes, 21 de enero de 2025

Mientras nos dejen


Mientras nos dejen expresarnos a través de estos métodos que hemos considerado neutrales, lo seguiremos haciendo. Opinaremos sobre lo que pasa. Y lo que pasa es que ya lo tenemos aquí. Trump comienza su mandato con Elon Musk lanzado haciendo el saludo nazi. Podríamos edulcorar el momento y decir que vienen tiempos movidos. Que viviremos emociones fuertes. Pero nada de esto será así. Lo que nos viene encima no lo hemos vivido a pesar de tenerlo fresco en la memoria. Los años sesenta y setenta no nos quedan tan lejos, tiempos de libertades inexistentes, en los que la mera lucha por la democracia le daba sentido a todo. Quizás haya quien se alegre de que estos tiempos sean duros ya que la reacción será más fuerte, pero quien se alegra de estas cosas pocas veces estará en la primera línea del sufrimiento, es decir, no le irá en ello el sueldo. Tiempos duros, muy duros para mi clase, para mi gente. Tiempos en los que tendremos que escuchar que el Estado es nuestro enemigo y que el Estado nos ha estado diciendo lo que debemos hacer y lo que no y que es el momento en el que cada uno sea libre de vivir como quiera y por lo tanto, que comience la barra libre de la explotación sin normas. La explotación de mi gente. Que no se contengan y que expresen de manera tan nítida lo que van a hacer, sus pretensiones territoriales, sus ansias imperialistas, no nos debería tampoco llamar a engaño: frente a lo que Trump representa, ahora mismo, no hay nada que sea diferente a lo que Trump aspira. Rusos o chinos o indios no representan sistemas mejores que el nuestro, aunque llevemos puestas las gafas de 1975. Las otras alternativas, desde las democracias liberales hasta experimentos de reforma social más profundos, están seriamente amenazados. Las próximas elecciones alemanas serán un termómetro de lo que nos espera. Perdón, la tentación de hablar en tiempo futuro como si el futuro no fuese ya. Es ya. Judicaturas partidarias, medios de comunicación al servicio del engaño y el odio, las grandes corporaciones al mando de la economía, eso ya está aquí. Y ahora, con capacidad de legislar en la máxima potencia internacional. Claro, los americanos nunca han sido de fiar. Biden ha permitido el genocidio en Gaza. No será peor que lo que tenemos. Al final, todos son iguales. Lo estamos viendo desde el primer día. El saludo de Musk no deja lugar a dudas. En nuestro país todavía conservamos una herramienta nada desdeñable que se llama Gobierno. Tener un gobierno de coalición progresista es una absoluta anomalía, por mucho que pienses que este gobierno ya no hace nada, no sirve o no avanza. El mero hecho de que esté, es una rareza que no van a dejar de atacar por tierra, mar y aire. No ser consciente de que lo urgente, lo necesario, es aguantar cualquier frente progresista que se nos presente porque es la única herramienta que nos queda antes de la barbarie, solo debe responder a que los intereses cortoplacistas o los odios personales, congénitos, pueden más que el bien común. Supongo que durante un tiempo solo escribiré sobre esto. Mientras nos dejen, creo que es obligatorio levantar la voz y decir que no, que lo de Trump no será más de lo mismo, que será peor y que puede que sea definitivo si es que no somos capaces de tejer, de construir, espacios en los que podamos identificar que no basta con resistir, hay que ser generosos y ser más para poder avanzar. Yo mismo leo estas últimas frases y me parecen excesivamente relamidas, lo sé. Pero ahora mismo no me sale otra cosa. Da todo mucho miedo. 

lunes, 20 de enero de 2025

La xarnegada no calla


El discurs d'Eduard Sola a la gala dels Premis Gaudí ha estat aplaudit per la seva emotiva contundència contra la xenofòbia i com, reivindicant els orígens, es pot enriquir la cultura catalana. Doncs bé, acostumats durant molts anys a que la Gala dels Gaudí fos l'aparador d'un cert ideari i d'una certa manera d'entendre la catalanitat, quan es va convertir la Isona Pasola en un altre referent del que es venia en els anys del Procés com a ideari comme il faut, aquest discurs de l'Eduard Sola ha fet aixecar-se dels seients a aquells que veuen en la reivindicació del xarneguisme com el subterfugi de l'espanyolisme. I fins aqui podeiem arribar. Que en un dels púlpits sagrats de la cultura catalana algú digui que és orgullosament xarnego, que a més, la pel·lícula més premiada hagi estat El 47, una història ubicada al Torre Baró de finals dels 70 amb protagonisme de la immigració reivindicant els seus drets a una vida digna, potser ha estat massa per tots aquells que, inclús reivindicant que els seus avis també havien nascut fora, no suporten que hi hagi un altre discurs que el que identifica Catalunya amb una única manera de ser i de pensar. Des de l'esquerra independentista fins a la dreta independentista, la mera menció al xarneguisme és rebuda com un sacrilegi. No es pot acceptar que els teus avantpassats, els teus avis, els teus pares, hagin vingut de fora i que no hagis desenvolupat un odi cap a Espanya com a mínim, que reneguis dels costums o identitat dels teus orígens, que mantinguis un vincle sentimental amb alguna cosa que tingui a veure amb Espanya o els espanyols, i que tot això t'hagi fet no seguidor d'un nacionalisme pel qual ser català és una cosa i no una altra. El xarneguisme, la reivindicació d'uns orígens i d'una història de vida i reconèixer que aquestes històries no són les mateixes que les d'un altre segment de la població que té unes altres i que no són ni millors ni pitjors, sinó diferents i que de totes juntes s'ha de treure una identitat diferent i sempre canviant amb les noves generacions de catalans que arriben d'arreu, no s'entén. El que es preten, el que es ven, són figures que ens parlen de que ells, com tothom, també tenen avis i pares de fora, però que ho han superat i que ja són bons catalans. Bona nit i Puta Espanya. No ploris més i deixa de parlar del abuelito de Jaén. Mi abuelito de Jaén, l'Antonio, que es va calçar una guerra civil, un camp d'internament i una mili en Ceuta, no és digne de ser reivindicat. Les meves àvies, les meves tietes, cosines, cosins, els meus amics a Jaén no els he d'incorporar a la meva vida, als meus records, a la meva ideologia. El fet de ser fill de pares andalusos, de Jaén, no significa res, una vegada que som aquí, totes partim de les meteixes posicions. M'ha de fer vergonya el cognom Molina i el congnom Juanes. Pitjor si em digués Rodríguez o em digués Márquez o Santos o Estébanez. He de fer-me passar per un bon jan de Vic perquè no em mirin com quelcom exòtic, graciós, d'extrarradi. Únicament he de parlar de coses d'extrarradi, de rumbeteo, de la Seat, com els Estopa per estar ben encasellat en l'estereotip. No puc escriure una peli com Casa en Flames, que precissament no va de res del que s'espera que escrigui una persona orgullosament xarnega. Així, tenim als comunicadors de torn, amb finestra oberta a perpetuitat en els mitjans públics catalans, cagant-se no sols en el xarneguisme, sinó sobretot en els Comuns, principals inoculadors del virus. Però, aqui seguim, i aquesta Catalunya que no surt massa en els mitjans públics ni en els privats de gran tirada, està, fent Catalunya cada dia una mica més acolorida i plural. Els indigna que els hi recordem que hi ha lluita de classes i que hi ha identitats que marquen i que hi han accents que no molen. Tot no és una eina de l'espanyolisme ranci i feixista, fins i tot hi ha gent a Espanya que pot ser d'esquerres, de vegades més d'esquerres que aquests que neguen la pluralitat cultural del seu país per por a que els hi diguin... la fe del converso. Llegir els comentaris d'aquest tipus de gent a les xarxes socials és delirant. No creure que això és també el caldo de cultivo a una resposta reaccionària per part d'aquest independentisme frustrat i què aquestes constants mostres de despreci cap a l'altre no deriven en l'extrema aversió d'una part de la població cap a 'la catalanitat', és infantil. Però potser per això interessa. No interessa la unitat, no interessa allò de Un sol Poble, interessa que el Poble siguin uns i no uns altres. Però aquí estem. La xarnegada que no calla.