martes, 31 de marzo de 2015

Reconocimiento público

De las memorias de Temístocles Alboraya, extraemos un pasaje que puede resultar esclarecedor. Últimamente, no sabemos cómo, pero todo nos parece esclarecedor. En fin.
'Notaba yo por aquellos días un picor de garganta un tanto sospechoso. A mí no me suele doler nada. Soy una persona fuerte, de aquellas que además alardean de su dureza y vigor. No por nada, corro todos los días unos veinte kilómetros antes de desempeñar mi labor y tengo a gala no haber faltado a mi puesto de trabajo como Viceconsejero del Área de Pertrechos y Cosas ni un sólo día desde mi nombramiento. Un picor de garganta que me nacía de dentro de la garganta, pero no del cuello. No sabría describirlo, pero era un picor que me sobrevino de noche, un picor que me obligó a ir a beber agua. Yo que nunca me levanto por las noches y que duermo siempre de un tirón. Ese picor de garganta fue en aumento. Le comuniqué a la secretaria del departamento que quizás debería buscar un hueco en la agenda para ir al médico, porque ese picor... La secretaria, doña Romalinda Abraira, hizo la gestión y cuadró la visita para tres días después. A lo largo de esos días, yo pensaba que el picor cesaría y volvería ser esa persona sana y robusta, ese ejemplo para mis conciudadanos como persona que se ha hecho a sí misma. Desde abajo. Yo, y no quisiera ser pesado en este punto, me precio y me preciaba de ser una persona admirada por mis vecinos. Entendía que, sin lugar a dudas, mi ejemplo como persona que había conseguido alcanzar un puesto tan alto en la administración de los asuntos públicos, mostrando firmeza, fiereza y una determinacióna prueba de bombas, era visto por mis convecinos con admiración y respeto. Caminaba siempre con la cabeza erguida, saludando a diestro y siniestro a personas a las que no conocía más que de vista, pero que sabía que se alegrarían de ser saludados por mí. No tenía tiempo de recordar sus nombres, pero esperaba que mi gesto, les reconfortara. Tenía la conciencia de que mis pasos eran seguidos por todos aquellos que querían ver en mí un ejemplo, una figura icónica. Un algo. En un lugar como en el que vivimos, aquí en Villastanza de Llorera, no abundan las personas que sirvan de referencia. El picor de garganta iba en aumento. No cesaba. Empezaba a toser e incluso a estornudar. Me encontraba algo incómodo. No recordaba, salvo en los años de mi infancia, haberme puesto enfermo jamás. ¿Lo he dicho ya? Mi última visita a un centro médico había tenido lugar con quince años por un problema que nada tenía que ver con endebleces o enfermedades. Desde entonces, nada. Mi vida sana y equilibrada, mi comportamiento irreprochable, pensaba yo que debía servir de espejo para todos. De hecho, desde mi cargo, influí en decisiones tales como la supresión de centros médicos, para no despertar la tentación de ponerse malo sin motivo. Pensé que, si yo no enfermaba, porqué habían de enfermar los demás. Si suprimía la tentación, todo podría solucionarse. Mi ejemplo y la necesidad, obligarían a mis conciudadanos a ser mejores. Esa era mi idea. Y pensé que, de alguna manera u otra, era aprobada por todos. Un día, el día de antes de la visita al médico, no me podía levantar de la cama. Algo ocurría, creo que era fiebre o algo similar. Estaba enfermo. No lo entendía, pero asumí que quizás algo había hecho mal. Quizás no haberme protegido del viento aquel día junto al río. No sé. No le dí mayor importancia. Salí hacia la Clínica Cremsteimer y quedé ingresado por una neumonía. No abandoné el hospital hasta dos semanas después. Creo que acorté los plazos de recuperación por mi constitución fuerte y recia. Cuando llegué de nuevo a Villastanza de Llorera, me encontré con un pueblo sumido en el caos. Me informaron de que, poco después de que partiera hacia el hospital se había formado de manera espontánea una conga que empezó a recorrer el pueblo ese día de mi partida y no había parado desde entonces. Es bueno que el pueblo se divierta, pensé, pero...'.

lunes, 30 de marzo de 2015

Como un pez fuera del agua

Una persona que vende carne, me pide que escriba sobre pescado. Eso que ven es un pez. Un pez extraído del río Besòs. Es una carpa. Karpov. Una carpa gorda. Esta vez no he visto cómo se pescaban las anguilas, las bargas o las carpas, porque llegué un poco más tarde. La vez anterior estuve a primerísima hora y ví como lo montaban todo. Esta vez, lo que hice fue desmontar. El río Besòs, esa cloaca a cielo abierto de hace unos años, es hoy un espacio en el que los niños corretean por sus márgenes, las personas humanas juegan a fútbol, los forrados de lycra corren con cara de morir en cualquier instante y los ciclistas... pues son ciclistas. Y también hay seres vivos dentro del río. Todavía nos asombramos de dos cosas. Primero, de ver a alguien metiéndose dentro del río para hacer algo. Segundo, de que dentro del río haya algo. Los niños se agolpan ante la mesa donde se muestran los peces y se miden. Uala. A cada pez que se muestra. Uala. El pez aguanta los manoseos, las manipulaciones, las mediciones hasta que lo vuelven a meter en un cubo y del cubo pasa de nuevo al agua. Estas mediciones y comprobaciones que se hacen con ellos, antes se hacían digamos que a puerta cerrada y ahora se hacen de cara al público. Así el personal sabe y sabemos qué pasa en el río. El que quiere preguntar, claro.
Los ríos son nuestras vidas que van a parar al mar, que es el morir. Hago mil fotos del río. Cada vez que paso por el puente de Santa Coloma, hago una foto. Los que somos del barrio, no nos acabamos de creer que esas imágenes de riberas verdes y gente haciendo cosas de manera civilizada y ordenada sean reales. Foto. Luego me paso la vida borrando archivos. Foto. Foto con mucha luz, foto de noche, foto que sale movida, foto. ¿A quién le debemos lo del río? A quien tiene el poder, supongo. Claro. No va a ser  otra persona que no tiene mano con Europa o con quien da la pasta. Es el dinero.
Tener el poder y estar al lado del poder. Al final va a tratarse de eso. De estar cerca del poder. Del que tiene el dinero, de quien hace la ley. A pequeña o gran escala. Querer estar cerca del que gana. A veces me acuerdo del chiste de Gila, aquel en el que dice que iba por la calle y vio a un par que le estaban pegando una paliza a uno que estaba en el suelo... y que se unió a ellos y entre los tres le dieron una... pues eso. Estar con el que va el primero. Ganar. Se trata de eso, de no estar con los que prometen y prometen y no van a poder hacerlo porque no van a ganar. Es mejor ganar. Es mejor pasear con el báculo por las calles y viajar en el tiempo hasta tiempos muy remotos y ser partícipe de una tradición muy respetable pero que ya me dirás qué pinta la institución posando con un báculo, con un niño vestido de cofrade, saludando la entrada de la imagen en el templo. La religiosidad está muy bien, claro, yo tengo pedradas mucho peores, pero no sé yo si la institución ha de dar cobertura a toda esa parafernalia. A todas.
El pez está fuera del agua y no piensa. Yo pienso por el pez. Tengo muchas cosas en las que pensar. El pez sabe que le han de volver a meter en el agua, creo. El pez no cree que de verdad vayan a dejarle morir. No puede ser. No puede ser verdad. No puede haber gente tan mala como para que te saquen del río así a las bravas, te metan en un cubo, te dejen en una mesa, te manoseen los críos y luego, finalmente... no te devuelvan a tu lugar. Estoy un poco oscuro. Todo se ha vuelto oscuro. Parecía que la primavera había llegado. El sábado la saludamos, con panderetas, trompetas y un ritmazo que me puso más contento que... no se me ocurre nada que pueda estar tan contento como yo cuando estoy contento. Pero no estoy contento. La felicidad es eso que le pasa a otros. Si quieren saber qué es estar contento o feliz, no me busquen, que a mí no me toca.
Una ciudad con algo que ofrecer más allá de lo que pasa siempre. Si somos una ciudad así, porqué no pensar que pudiéramos ser así y además con otras cosas. Esas cosas. Por ejemplo, una ciudad que tiene un río donde hay seres vivos. Saber que te puedes asomar al río para ver peces. Porque hay peces. Peces gordos como ese de la foto. Una carpa. Karpov. Yo no quiero hacer ningún símil más. Me gustaría ser mucho más directo cuando escribo. Ser más claro. Pero no puedo. Ruego que me disculpen porque no puedo ser más claro. Me gustaría que la gente no viera estas cosas de los verdes huertos, las viñas, las carpas en el Besòs, como chorradas que se venden para hacer bonito. Que no pensara la gente eso de 'pues con la de cosas que hay más graves, mira que estar todo el día con el coño de lo verde...'. Pero es que lo verde y hacer cosas diferentes, pues pinta la vida de otro color. Y lo otro, que la gente lo pasa mal y querer arreglarlo cambiando ese puto sistema, acabando con él y creando otro distinto, no está tan lejos de hacer ver que la vida puede ser de otra manera simplemente sacando un pez del río y enseñándoselo a unos niños que tienen unos padres con un móvil HTC que hace unas fotos bien guapas. La vida debe ser de otra manera. Pero parece que le va a pasar a otros.
No debe ser lo de siempre. No estar con el báculo en la mano esperando a que entre el santo. No ser amigo del que va a ganar, siendo muy valiente con el que menos tiene. Esto podría ser de otra manera. Siendo más generoso con el que es muy parecido a lo que es uno. Disfrutando al menos de lo que tenemos y valorando lo que nos aporta. Esto parece muy poco de izquierdas, pero el bastón de mando en la mano tampoco es guevarista que digamos. Puedes tener algo muy bonito en ciernes, pero perdiendo lo que ya es. Da gracias a lo que tienes.
Eres un pez fuera del agua. No tú. Yo. Ahora hablo de mí en tercera persona. Esto es el preludio del endiosamiento. De creerme fuera de la realidad. La realidad es preciosa. Pero le pasa a otros. No me pasa a mí. La realidad puede ser ver a la Lourdes haciendo cosas en el teatro de La Colmena que no te crees que pueda hacer la Lourdes. Pero es que yo conozco a la Lourdes muy poco. Tampoco sé muy bien lo que es la realidad. No la sé ver.

viernes, 27 de marzo de 2015

Vitas Gerulaitis y perder

Algunos me conocéis, otros no. Algunos no quieren conocerme, otros se mueren de ganas. Es un poco como todo. Los que me conocen saben que de vez en cuando se me meten nombres raros en la cabeza. Hay temporadas que me habréis cogido murmurando entre dientes 'Wojceck, Wojceck...', o bien 'Stroszek, Stroszek...', y antes 'Komazec, Komazec...'. Desde hace algunos días el nombre que me asalta es el de Vitas Gerulaitis. Vitas Gerulaitis. Todo junto. Vitas Gerulaitis. En fin. Mis conocimientos enciclopédicos sobre casi todo me remitían a un tenista de finales de los setenta y los ochenta, que no era demasiado malo, pero tampoco era demasiado bueno. Norteamericano. De la época de McEnroe, Connors, etc. Murió hace poco. Al parecer tuvo una vida disipada. Bien que hizo. Como soy una persona la mar de curiosa, quise buscar más cosas sobre Vitas Gerulaitis, ya que, si ocupa parte de mi pensamiento, porqué no podría ocupar también parte de mi tiempo. A veces escribo cosas que ni yo entiendo. Frases, construcciones gramaticales, oraciones, no sé. El caso es que buscando, me encontré con una historia curiosa. Resulta que el tal Vitas era un cachondo. Como digo, era de los buenos, pero estaba un peldaño por debajo de Lendl, Wilander, McEnroe... y Connors. Así las cosas, tras encadenar una racha de 16 derrotas consecutivas ante Jimmy Connors, consiguió vencerle en un partido. Vitas Gerulaitis se plantó ante los medios en la rueda de prensa posterior y ni corto ni perezoso soltó: que todo el mundo se entere, nadie gana a Vitas Gerulaitis 17 veces seguidas.
Da que pensar. Acostumbrarte a ganar, gestionar la victoria, eso de hacer una cosa y triunfar, eso debe ser la leche. Pero no es nuestro caso. Acostumbrarnos al fracaso. Acostumbrarnos a perder. Encadenar derrota tras derrota, hasta la derrota final. Eso de derrota tras derrota hasta la victoria final, eso le pasa a otros. No saber ver que una derrota es algo malo, que de las derrotas se aprende, sí, pero eso, se aprende, no se insiste en el error. Una derrota tras otra. Ganar, perder. Hay gente que piensa que va a ganar. La canción de la Velvet Underground, la de Pobre Cowboy Bill, pero en la versión de Derribos Arias, cuando dice lo de 'él piensa que va a ganar, pero no sabe que...'. Saber perder. Dicen que saber perder es bueno, que saber perder es una forma elegante de vivir. O de gestionar lo que sea. Pierdes 16 veces y aún tienes el humor de decir que, has visto? al final he ganado. Insistir en lo mismo. Insistir en que el camino es largo y que al final venceremos. Insistir en que tenemos la razón nosotros y que al final vendrán a vernos, a llamarnos, a reirse con nosotros. Nadie lo sabe. El texto de hoy era el texto de ayer. El texto se va a quedar algo incompleto, porque no sé realmente qué es lo que quiero decir. Eso también pasa. No siempre uno tiene claro lo que está diciendo. No sé. Perder. Que no valga de nada. Que después de 16 derrotas consecutivas, es posible que no ganes, que puede ser que haya una nueva derrota, que siempre estés perdiendo. En ese caso, puedes hacer muchas cosas, pero ninguna es realmente importante. A esto me refiero. A ir tecleando por teclear. Vitas Gerulaitis. Tan rubio y tan salado y no ganó, pero igual no le importaba. Porque ganaba en otras cosas. O no. O iba de ruina en ruina sin remisión. Me da igual.
A mi practicamente me da todo igual. Una vez que te acostumbras a no ganar, pierdes la perspectiva. Ni siquiera sabes si vas ganando alguna vez. Pero tampoco me gusta que me hagan palmas y que la mística de la derrota me inunde. Eso no. Bueno, no sé.

miércoles, 25 de marzo de 2015

La reflexión de Gurupta

Quien estuviera a punto, pero a punto, de entrar en la terna de favoritos a ganar el Premio Chulderstein, el indio Sharandar Ranaram, nos entrega un interesante texto incluído en su recopilatorio de relatos breves 'Santos Lugares'.
Nota: el 35% del consejo de redacción de este espacio no considera este texto interesante y se ha llegado al acuerdo de incluir la nota presente para mostrar nuestra disfoncormidad, perdón, disconformidad. 
'Cuentan, algunos, no todos, porque no todos cuentan, que en aquel tiempo llegó de un lugar lejano un sabio brahman al que llamaban Gurupta. Gurupta vivía, decían, algunos, no todos, en una choza, donde practicaba la meditación y el ayuno y de vez en cuando prodigaba buenos consejos a aquellos que se acercaban a conversar con él. Le gustaba hablar con las personas, con las gentes, con quienes tenían alguna duda, incluso con aquellos que mostraban las más firmes certezas. Salía poco de la choza, pero de vez en cuando salía a estirar las piernas, tras unos preceptivos días de recogimiento, porque era brahman, pero tenía sus momentos. En una de esas salidas, sin realmente darse cuenta, cayó en un pozo que se había abierto en el pueblo hacía muchos años y que, algunos, no todos, consideraban ya agotado. Nadie se había preocupado de cerrar el pozo, pero en el pueblo todos se daban por enterados de todo y nadie había caído en él. Gurupta, como foráneo, no lo vió... en definitiva que se cayó en el pozo.
Cuando Gurupta cayó en el pozo, no dijo nada. Consideró que era una experiencia interesante y que le serviría para arreciar su espíritu meditativo y reflexivo. Gurupta, que no cayó en ninguna mala postura ni sufrió un daño que le causara mal alguno, se encontraba perfectamente. El pozo tenía una profundidad de unos cuatro metros. Gurupta, se sentó, cerró los ojos y comenzó a pensar y reflexionar en ese pozo que se le antojó la mejor de las moradas. Al cabo de unos minutos, quizás media hora, quizás una hora, puede que pasaran tres o cuatro horas, Gurupta fue hilando las distintas posibilidades de vida que se le venían encima si acaso seguía tan a gustito en el agujero en el que se había metido. Sin duda, la meditación en completa soledad era absolutamente mejor que la que practicaba en la choza. Sin duda, el ayuno era más cierto que el que practicaba en la choza. Todo era más puro y más sentido. Todo era más auténtico y más claro. Estaba alcanzando cotas de reflexión y llegando a puntos de sabiduría en esas cuantas horas que llevaba en el pozo que nunca había logrado alcanzar en su choza ni en cualquiera de las otras chozas que había habitado. Se encontraba cómodo, se encontraba tan bien. Cerró de nuevo los ojos para continuar con su meditación y percibir desde dentro todo lo que ocurre y acontece en el universo junto con la unidad y el todo. Sentía la energía, la vida, generaba a su alrededor una luz que no existía. Pero de repente, una voz, que era su voz y que él mismo articulaba, pronunció unas palabras. De hecho no las pronunció, más bien las gritó. 'Sacadme de aquí por favor'.'

martes, 24 de marzo de 2015

Mascarada

- Es hoy, Yanáyev.
- Rogaría, si no es demasiado pedir, que se me respetara el título. Barón Yanáyev para usted.
- Perdón, Barón Yanáyev, pero sea como sea, debo insistir. Es hoy.
- No es hoy. Me lo habría apuntado en alguna parte o bien saldría reflejado en cualquiera de los múltiples documentos que tengo por aquí guardados. Y no sale.
- Pues es hoy.
- Que no puede ser. Además, me habría invitado a su fiesta de aniversario. Siempre lo hace. Recuerdo... bueno, te podría contar mil y una anécdotas divertidísimas de...
- Barón, Yanáyev, que es hoy.
- Que no es hoy, qué pesada. Mira, te voy a enseñar una cosa a ver si la encuentro por aquí...
- Mira, Barón Yanáyev, que ya nos conocemos, que no busques ni mires ni nada, que no. Que es hoy, que lo tengo yo apuntado en la tablet.
- ¿En la qué?
- En la tablet.
- En la tablet... Me dejas de piedra. En la tablet... debe ser algún tipo de archivador francés que desconozco. Francia es un gran país. Durante todos los años que pasé en París, su capital, pude darme cuenta de que Francia atesora en su cultura y refinamiento un...
- Barón, por favor, no me lo cuente más. Ahórrese los rollos. Que es hoy.
- Es que no entiendo cómo puede ser hoy. Si yo no tengo nada por aquí. Y la verdad, es que me siento fatal porque siempre acabo olvidando algo o metiendo la pata y... me sabe fatal. Porque aprecio mucho a Madame y... ¿De verdad que es hoy?
- Es que es hoy.
- Que no puede ser hoy, caramba. Yo creo que en las fiestas que ha dado Madame para su aniversario, siempre hemos ido vestidos con ropa ligera. Incluso recuerdo una vez en la que me quité el...
- Si, si, Barón, que yo también me acuerdo. Pero que se quitó usted el desto por otra cosa, porque se puso como Tony Curtis...
- ¿Tony quién? Oye, de verdad, entre unas cosas y otras me vas a acabar volviendo loco.
- Es que ya está usted loco, Barón. ¿No lo recuerda? Es usted. Lo tiene en su cabeza.
- En mi cabeza.
- Sí. En su cabeza, Barón Yanáyev. Usted no es ningún Barón, ni es ruso, ni nada. Llegó aquí hace tiempo vestido como un cuadro de Velázquez, pero no de Menina, sino como los reyes que salen en las pinturas. Dijo que se llamaba Yanáyev, que venía en una misión especial de parte de la Condesa de Croissant y que debía entregar una carta a Su Majestad el rey Felipe precisamente. Y nosotros le acogimos aquí y le cuidamos y está usted tan tranquilo, viviendo sin sobresaltos. Cuando llegó estaba usted hecho polvo...
- Normal, venía de un largo viaje...
- Sí, de un largo viaje. Y repetía constantemente que debía partir pronto porque el 24 de marzo era el aniversario de Madame no quería perderse la fiesta. Pero se quedó dormido y ya no ha vuelto a salir de aquí.
- Es hoy.
- Es hoy, Barón.
- Y yo no voy a ir a la fiesta.
- Si cierra los ojos...

Feliz día, Madame. Muchos Bisous!

lunes, 23 de marzo de 2015

21M y 22M. Dos días que hicieron temblar al mundo.

Rendición. No se me vale. Empiezo otra vez. Empecemos otra vez. No lo hagamos más. A no ser que ya seamos esto y nos conformemos y nos haga gracia ser así y nos miremos unos a otros y pensemos 'todo está bien, abrázame'. Si es así, bien. No hay problema. Pero guardemos el secreto entre nosotros. Busquemos la luz. Construyamos la luz. Vivamos como comadrejas en madrigueras y pensemos que fuera se equivocan, que tenemos una ideaca terrible y que el día que la gente la entienda, ese día... quizás no llegue nunca ese día, pero ese día...
Yo no fui el año pasado a las Marchas de la Dignidad. Me perdí el año bueno, me perdí la emoción de las columnas al llegar, me perdí la reunión de gente venida de todos los rincones del Estado que demandaban algo tan básico como Pan, Techo y Trabajo, me perdí la efervescencia de un movimiento todavía bastante unitario que parecía poner las bases para un cambio real. Me lo perdí. No fui a Madrid y la gente vino contando maravillas. He ido este año. Gente que fue el año pasado este año no vino. He ido yo, precisamente. ¿Porqué no ha venido más gente? Tengo algunas teorías, pero me centraré en una que se me ha ocurrido a mí solito y no la comparte posiblemente nadie. Yo creo que es que nos hemos quedado solos. Los del partido y pocos más. La gente ha encontrado otro fenómeno de moda y nosotros nos hemos quedado bastante solos. Lo que no sé es si esto va a ser para siempre o va a volver a su ser. Gente que vino ya no se apuntó este año. Los andaluces no podían venir, que son muchos también. Pero de aquí, al parecer, había mucha mucha gente y este año... pues como que no.
Salimos de Santa Coloma a bordo de un autocar miembros de dos organizaciones coaligadas en lo universal y una representación de movimientos sociales de la ciudad. El plan es el siguiente, vamos a Sant Vicenç dels Horts a recoger a una gente y tiramos para Madrid, llegaremos sobre las siete o así. Planes para cuando lleguemos a Madrid. Que si se llega temprano, pues se puede aprovechar para hacer alguna cosa en plan ir al Prado o algo... pero lo digo así como por lo bajini, o en plan 'estoy haciendo broma', pero no, porque queda fatal no compartir la fraternidad de las columnas al llegar y esos momentos de reconocimiento de que somos todos uno y... En Sant Vicenç no hay nadie. Llueve. Tenemos que ir a Igualada. Sueño. Recogemos en Igualada a una gente. A unos compañeros. Pero no sé si son compañeros o no. Serán, seguramente. Llueve. El autocar empieza a hacer cosas raras. Quizás las hace antes. Que si suena un piloto, que si ojo, que si qué pasa, que a ver, que se para en la cuneta. Que si está roto. Que si es el filtro. Que si vamos. Que si arranca. Que se para. Que se para en un área de servicio en nosedónde. Con paradas y paradas el autocar llega a Alfajarín. La parada. Alfajarín (jaja,jiji) es el lugar. El área de servicio por antonomasia. El lugar en mitad del trayecto. No esperes. No temas. Estarás listo en un segundo, podrás descansar, qué bonitos los escudos. El de la Damm, el de Graningas... Pero qué noche más mala. Un donut, un café con leche, el lavabo. Y dormir. Nos hemos puesto en el mejor sitio, en el autocar, en la puerta central, hay una especie de baranda delante del asiento y puedes colgar las piernas. El dolor de gemelos es brutal, pero por vacilar que no quede. Al cuarto de hora ya has bajado los pies y estás igual de incómodo que en otra parte, pero consideramos que es el mejor sitio del autocar y punto. No nos lo pueden quitar. Fraternalmente, pero ese sitio es nuestro. La gente del autocar duerme. El autocar está roto. De vez en cuando el autocar para en la cuneta en plan 'hasta aquí'. El pueblo vive tranquilo pensando que todo va bien, pero de vez en cuando la cosa ha podido quedar en 'y aquí nos hemos quedado'. Ese momento llega ya en Alcolea del Pinar, Guadalajara. Llegamos a las seis o las siete, no recuerdo y estamos allí hasta las diez y algo. Tres cuartos de hora. Siempre quedan tres cuartos de hora y el autocar de repuesto no llega. El viaje eterno. Pero distraído. Recuerdos del instituto y vuelvo a dejar patente mi falta de implicación con la lucha contando lo del Insti y el no a la guerra y mi victoria como movilizador/desmovilizador. Esto es lo que hay. Hay un chaval de Reus que resulta que es del partido, perdón, del movimiento político y social, que viene con nosotros porque en su autocar la cosa está peor. Odisea en el espacio. Salimos al cabo de las mil horas con un bocata de tortilla en el cuerpo y otro café con leche y venga que llegamos. Otros sueñete riquísimo antes de llegar a Madrid. Ese debe ser el estadio de la Peineta. Es la calle Luis Aragonés. Nadie me hace caso.
Llegamos y el día es horroroso. Llueve, hace frío, no somos todos los que esperábamos ser. La gente está... bueno. Ilusionada, porque es de lo que se trata, de hacer las cosas con ilusión. Porque una cosa debe quedar clara: que yo sea un gilipollas que piensa que nos hemos quedado solos, no significa que la gente que viene en el autocar no tenga unas pelotas como camiones y los que han venido por otros medios, igual. Que yo haga broma de vez en cuando no significa que, mejor o peor, esos no sean los míos. Pero estamos solos. Y algo pasa.
Nos tomamos algo con la peña. Me voy con los de la organización hermana. Que no se diga que no soy una persona tolerante y abierta. Que no se diga. Partimos, viene la columna, no es mucha gente, pero nos unimos a ellos y vamos caminando. Casi todos vienen a ser de los nuestros. No sé si antes o después de comernos un bocadillo se unen unos de Podemos. Tres de Podemos con una pancarta. Y ya está. Nos alejamos de ellos para que no nos tomen por unos de ellos. Yo llevo una bandera del partido. O del movimiento político y social. Que no se diga que soy un traidor del todo. Llueve. Hemos comprado paraguas, hemos comprado chubasqueros, hemos comprado de todo. He prescindido de contar todos los preparativos del viaje, pero también tuvieron su cosa. Que buscar un flotador que no es un flotador que es como una nosequé, pues no es sencillo. Sigamos.
Caminamos y me fijo en que, efectivamente, somos nosotros. No veo a gente de otras organizaciones. No veo banderas de sindicatos mayoritarios, algunas de CGT, sí, y de organizaciones más pequeñas aún que la nuestra. Los de Podemos aparecen por las esquinas, con unas pancartas muy chulas, y me da por pensar que lo de Podemos se desinfla. Que quizás el globo pierde fuerza, que nuestro momento se mantiene. Ya me darán la torta. Y se tiran petardos pero no pasa nada, no van a tirar más, que no ves que si llueve no tiran más... Tras una parada técnica, llegamos a plaza Colón y empiezan los parlamentos. La primera pareja que habla para saludar a los manifestantes, a los marchistas, ya define la línea. Discurso rimbombante, palabras de mucho poso, lectura de versos de poetas. El primero que habla me parece joven pero es antiguo. Voz atronadora, palabras de hace cuarenta o cincuenta años. La plaza a lo suyo. Viva Fidel, Viva el Partido Comunista, coño.
¿Somos esto? ¿Esto es lo que hay? Un conjunto de personas unidas por el recuerdo de lo que fue o lo que no nos pueden quitar nunca, que es el recuerdo de lo que fueron esas banderas. Nada más. Sube gente al estrado, hablan de lo que pasa en cada comunidad. Momento genial. Porque no todo me deja un poso amargo, hay momentos bestiales. César, el César de Gent, el César del ajedrez, está en Madrid, y durante el camino se comunica conmigo para ver dónde andamos y si nos vemos. Y nos vemos. Y me da mucha alegría porque uno piensa que todo el mundo es igual de cenizo que uno mismo y que le busquen para darle un abrazo, pues qué coño. Sólo por eso, el viaje ya merece la pena. Si el viaje sólo sirve para que alguien de otra organización te de un abrazo, pues ya es eso. Si sirve para que nos juntemos en una mesa los de los indignados, los de iniciativa, uno de euia, otro de euia independiente y nos echemos unas risas con cuatro bromas malas, pues ya es eso. Igual lo de la revolución, el proceso constituyente, darle la vuelta al sistema, nos queda un poco grande. Igual se trata de, al menos los que estamos medio de acuerdo, de que no la jodamos más. Darnos un abrazo, tomarnos unas cervezas, con alegría, darle la mano al compañero de Fati de Sabadell... porque chillar que venceremos, que el futuro es nuestro sólo porque nos han dejado un micro, sin proponer realmente nada que haga que la gente nos tenga cariño, estima, confianza, sólo porque estamos en lo cierto, tenemos la razón y al final la gente vendrá a nosotros y sólo tenemos que esperar, pues... me he perdido. Me llamo Antonio y me he perdido.
Me llamo Antonio y me he perdido. Vivo en Santa Coloma de Gramenet. Llévame a casa. Estoy muy perdido. No sé qué debo hacer. Qué hay que hacer ahora. Qué nos queda. Nos encontramos con el de Reus que nos explica como va la movida de la confluencia en su pueblo. Nos deja más tristes aún. Antes de irnos, le saco una foto a la plaza. Sale azul. Es antes de las ostias preparadas. Hemos visto a Joan Herrera. El compañero que da vivas a Fidel y al Partido, coño, se hace fotos con él. Con él va una mujer pelirroja que bebe cerveza en lata y me suena mucho, pero no sé de qué. Nos vamos de la plaza, como digo, y me quedo con ganas de dar una vuelta por Madrid, pero no hemos venido a eso.
Volvemos en metro, Llegamos y sigue lloviendo. Entramos en el último bar de la calle. La gente nos deja sitio y se priva de jugar a los dardos por que, supongo, presumen que nos vamos a tomar unos algo, comernos unos algo, y al del bar le va a salir más a cuenta que estemos nosotros que los dos o tres galápagos que hay jugando a los dardos. Es un bar de los nuestros, en San Blas. Bocatas contundentes, unas birras Mahou y a echarnos unas risas. A explicar lo de siempre, quién es quién, cómo es el qué y si lo que nos han puesto es hígado encebollado o sangre con cebolla. Da pereza irse. Se está bien así. Unas risas, unas cervezas, cuatro bromas. No te olvides la bandera.
Volvemos al autobús. Ya estamos lanzados. El de Reus, que al cabo de una hora nos ha dicho que se llama Albert, dice que estamos como las cabras. Tiene razón. No ha visto nada. El viaje de vuelta no tiene nada que ver con el de ida. El autocar de Chavi Tours va como la seda. Duermo. Y duerme. Y todo va bien. Y volvemos y ya no hay nada que hacer. Y todo ha pasado y ha ido bien. Y el día ha sido feísimo y me acuerdo mucho de mi padre de cuando fuimos a aquella mani de la telefónica hace mil años y nos fuimos a ver una exposición de Antonio López, porque mi padre es como yo y pensaba que sí, que el sindicato, que la lucha, que él lo entendía y que se cagaba en la puta de quien lo dudara, pero amigo, un ratito para uno, para Antonio López, no va a hacer que lal revuelta se resienta. Y se podría haber venido, pero bah. El viaje ha sido de puta madre y todo ha ido muy bien, y el Xavi puede dormir tranquilo, que ya está todo en su sitio.
Y el domingo pasa sin hacer nada. Sofá. Siesta. Sofá. Tele. Sofá. A esperar el estacazo. A esperar. Vendrá el estacazo. Y desde el escrutinio con el 0,15% nos queda claro que nos vamos a la mierda. Que no vamos a nada. Que no puede ser. Y aún hay gente dice que no, que no es tan grave. Y los que pensaban que iban a ganar se convierten en unos 'nosotros' cuando vamos a tope. Irán a más, irán a menos. Me llamo Antonio y estoy perdido. Me he perdido. El cambio era esto, al parecer. Que la de siempre gane haciendo lo de siempre. Que no se puede pactar con los socialistas. Que no se puede pactar con los socialistas. Que nos podemos convertir en el Partido Andalucista, que no nos pasemos de listos. Que ellos siempre están, que la gente es muy conservadora, que nos hemos quedado solos y tenemos que hacer un esfuerzo por... el socialismo con rostro humano.
¿Qué somos? ¿Qué queremos? ¿Lo sabe la gente? ¿Le importa a alguien? ¿Son, como dice el Edgar los autocares Bello los mejores? No sé. Son muchas preguntas y tenemos muy poco tiempo.
Era un finde para ilusionarse con el cambio y bien pareciera que se nos ha ido la flapa un poco. Y que el tiempo de hacer cosas viene y no lo podemos esquivar.
Y lo a gusto que duerme uno cuando está cansado. Y que si me he dejado algo, pues me lo decís.

viernes, 20 de marzo de 2015

Miscelánea - Canciones de autocar

Un autocar. Cuarenta o cincuenta personas viajando de noche camino de una ciudad. Cuarenta o cincuenta personas durmiendo o intentándolo. Cuarenta o cincuenta personas que van y que se supone que tienen algo en común. Cuarenta personas en un autocar. Las canciones de autocar. No hay canciones que nos unan. Los himnos. Cantemos himnos. Los himnos no tienen estilos, no tienen tendencias. Una canción puede separarnos. És babor qui guanya. Estribor qui guanya. Como empecemos con quién gana o quién deja de ganar, podemos terminar como el rosario de la aurora. Podemos. Terminal. El autocar que alcanza una velocidad constante de 80km/h. Un autocar sale de Santa Coloma y tiene como objetivo llegar a Madrid a tal hora. Mientras hacemos estos cálculos, lo mejor que nos puede pasar es escuchar uan canción de Popol Vuh. Canciones de autocar. Una canción de Popol Vuh. El Aguirre I. Una canción para poner en el autocar. Tan bonita. Tan sugestiva. Vamos a escuchar canciones que nos hagan sentirnos juntos. Sentirnos bien. Como Aguirre camino de Eldorado. Vamos.
https://www.youtube.com/watch?v=1u7vzaqITMA

Siguiendo en esta línea, no conseguiremos nada. Podemos seguir escuchando canciones de autocar. Canciones que no lleven a la discrepancia. Canciones que sean sinónimo de paz y de bienestar. Estado del Bienestar. Podemos perder el estado del bienestar, pero podemos escuchar canciones que nos lleven a alcanzar un perfecto nivel de unidad de pensamiento. El pensamiento colectivo. Todos juntos en el autocar. Cuarenta o cincuenta personas en un autocar. Escuchando una bonita canción. Escuchando, por ejemplo, el mágico disco de Jack Dejohnette de Music in the Key of Om. Como no exige mucha concentración, es una buena música de autocar. Es la canción perfecta para un autocar en el que cuarenta o cincuenta personas van hacia algún lugar con la intención de hacer algo importante. Esta vez vamos a hacer algo importante. La mística de lo importante. De lo gordo. La mística de la concentración y de lo espiritual. La mística de tu hermana. La mística. Es una hora, le damos la vuelta y son dos horas. Y pueden ser más horas. Siempre.
https://www.youtube.com/watch?v=jkOXswBHkyk

Una bonita melodía que nos hace sentir la comunión con el cosmos. O con el universo. O con el planeta. O con la humanidad. O con el conjunto de seres vivos que pueblan el planeta. Y por ende, cualquier espacio en el que haya algún rastro de vida humana. Qué bonito es todo, Heidi. Es una sensación perfecta. Ir en un autocar y escuchar a Ravi Shankar interpretando una bella tonada. Una raga de media hora. Mejor aún. Una intrepretación de Ravi Shankar en la que no toca nada Ravi Shankar. El Pandit Ravi Shankar. El maestro. No toca nada, sólo dirige el cotarro desde el púlpito. Qué poco concuerda con el espíritu de nuestro autocar. En el autocar a base de Ravi Shankar. Música en clave de comunión. El espíritu de la concordia. La fiesta de la democracia. Esta convocatoria la hemos montado nosotros y vosotros ya no venís, porque vosotros habéis dejado de ser como nosotros. Vosotros ya sólo os movéis por lo vuestro. Vosotros ya no sois nada. Lo sabéis. Ravi Shankar también tiene una ligera idea.
https://www.youtube.com/watch?v=OgawuDVFXFI

En el autocar nos sentaremos todos juntos y cantaremos canciones de autocar. Una sardina, dos sardinas, tres sardinas. Y un gato. Se apostaron la manera de meterse en un zapato. Una canción que fuera eterna. El momento de las canciones que no tienen nada. Una canción de una gente que debería darte mucho miedo y que de repente se desmarcan con una canción que no tiene nada. Una canción que no canta su cantante, una canción que no se parece a ninguna de las otras. Una canción para sentirnos todos en comunión con la noche. Qué bonito. La noche. Una canción para que todo el mundo deje de hablar y se ponga a escuchar. Una canción para dejar de hablar sobre Krankl o sobre el sentido último de la movilización. Una canción para mirar por la ventana mientras el autocar avanza camino de la capital. Camino de una ciudad que espera a una gente que va a la capital pidiendo algo que parece obvio y que cuesta explicar. Black Sabbath y su Planet Caravan. Una canción que nadie se espera.
https://www.youtube.com/watch?v=DW3pZjmS3rg

La naturaleza lleva perfeccionándose millones de años. Esto lo dice un anuncio que acabo de ver antes de que saliera el vídeo. Ya hace mucho tiempo que no escucho nada de Air. Nadie les echa de menos. Yo les echo de menos. De vez en cuando sale esta canción, que no es la que más me gusta y digo... ostia, Air, con lo que me gustaba a mí Air. La femme d'Argent. La naturaleza lleva mucho tiempo perfeccionándose, pero no ha conseguido hacer mujeres de plata. Vaya con el comentario machista, compañero. Cualquiera dice nada. Música para fomentar la comunión espiritual con el resto del universo. La música. La perra. El dvd. Nos vamos a Madrid por la noche. Con espíritu solidario y aventurero. Los que ya fueron el año pasado dirán que antes fue mejor. Que el año pasado fue mejor. Que este año se ha apuntado un chaval con gafas que no mola nada. Que ya viene cualquiera. Que tú no sientes esto como nosotros. Seguro. Air. Esos dos jóvenes franceses tan así.
https://www.youtube.com/watch?v=VH5bL_XbO64

Una canción que dure mucho rato, que dure mucho rato. Una canción en la que haya muchas repeticiones. Una canción que no diga nada. Una canción en la que lo que se dice lo interpretas tú como te da la puta gana. Cora. Ultreya. Esta canción es un explorador. Para acabar el viaje una canción que es un explorador. Esta canción es un explorador que se cuela en el corazón de tu cabeza. Verde como el vino verde. Esta canción es un explorador. En el corazón de tu cabeza, en el autocar, apelando a la concordia. Apelando a que, una vez que vayamos llegando, vayamos poniendo esta canción y sacando los machetes. Quizás empecemos con esta canción ya de salida. Afilando el hacha. En el corazón de tu cabeza. Esta canción es un explorador. Son veinte minutos de preparación para el desastre. Xoxitl. Zulema. Yara. Corcobado y los Chatarreros de Sangre y Cielo haciendo daño, pero daño de verdad. Esta canción es un explorador. No se la pongan a los niños.
https://www.youtube.com/watch?v=CVDQjNeZanE

Qué buenos son, los padres salesianos. Espero que tengan un feliz fin de semana. Yo me voy al autocar.

jueves, 19 de marzo de 2015

Malas tierras

Hombre, claro, claro. Cómo no. Claro. Cómo no. Claro, claro. Es evidente. Eso es que no tiene vuelta de hoja. Es que es así. Vamos, es que he llamado a Javier y me ha dicho que no podía ser y bueno, pues como comprenderás he puesto el grito en el cielo, porque es que no puede ser. Yo no sé cómo se está poniendo esto la verdad o qué se cree esta gente. Es que hay cosas que no se pueden entender y desde luego que esta es una de ellas. Es cierto que en algunos momentos uno puede mostrarse benevolente con ciertas actitudes, pero está claro que o se marca una raya y se dice que ‘hasta aquí’ o esto se desmadra de una manera que ni te cuento. Yo ahora mismo llamo de nuevo a Javier y le comento. Estoy aquí comiendo algo antes de salir de camino de la estación porque tengo que ir a Madrid pero vuelvo creo que mañana por la mañana. Si tengo un hueco, podemos vernos y lo acabamos de cuadrar todo para que el fin de semana, si acaso, Elena o Luis puedan empezar a darle vueltas al tema. Yo estoy muy tranquilo porque sé que lo vamos a solucionar inmediatamente. A más tardar, mira lo que te digo, el lunes, que tengo una reunión con Ochoa, pues antes de esa reunión yo te paso una carpeta con todo lo que tenemos ya y lo vamos cerrando. Es que es algo que, la verdad, cuando me he enterado, te digo que me ha sentado como una puñalada, porque no te lo esperas. No puede ser que gente con la que llevas tanto tiempo compartiendo tantas cosas, ahora se desmanden de esta manera, es algo que no se puede comprender. No entiendo cómo todavía, en los tiempos que estamos, hay personas, y sobre todo personas que han ‘mamao’ esto tanto tiempo, todavía no hayan cogido el concepto de que aquí somos todos como una gran familia y que si hay algún problema, desde luego este es el peor camino para solucionar las cosas. Sí, estoy con ella y me está diciendo que sí con la cabeza, porque es que ella también se ha quedado pasmada. Estábamos aquí tomando algo y la verdad es que ella es más dura que yo, más fría y me ha ayudado bastante a tomar una decisión, porque ya me conoces y yo en caliente es que no doy una a derechas. Sí, sí, me he puesto como una moto. Es que no es para menos. Después de tantos años. Es que, encima, en la situación que estamos, ahora que todo empieza a funcionar otra vez, con el esfuerzo que hemos hecho, hombre, pues no me jodas, y perdona que te hable así, pero es que me han dado ganas de no sé qué me han dado ganas, pero me he ‘calentao’ y creo que le he dicho unas cuantas verdades y yo creo que no le he mandado a la puta calle porque me he acordado de mi padre y he dicho… aunque sea por su memoria ¿no? Pero Esti me ha dicho que no, que me dejara de cojonadas y que le diera una patada en el culo a ese chulo de mierda. Es que es así, se ha puesto chulo. Es que no se puede consentir. Que se ha puesto chulo, te digo. Sí, sí. Es que no sólo ha venido a decir eso, es que se ha puesto chulo. Sí. Oye, que nos está cogiendo un poco de frío aquí en la terraza y que nos vamos a meter para adentro. Que te llamo cuando llegue a Madrid y me cuentas o si lo prefieres le digo a Javier que sea él el que te llame a ti. Bueno, ni te imaginas cómo está también Javier porque estaba delante y… mira, Esti ya me está diciendo que te cuelgue que tenemos que irnos para adentro y no me va a dar tiempo a coger el Ave. Te dejo. Chao.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Tito Nano

No, no se alarmen. Seguimos trabajando en lo que estábamos trabajando. En esta ocasión nos gustaría mostrarles un pequeño texto nuevamente, pero ahora a cargo de un actor de teatro que se ha lanzado a las letras, Josefito Eleázar, que nos sorprende con este relato titulado 'Tito Nano'.
'Cuando la ciudad despertó aquella mañana, lo hizo sobresaltada. Sus habitantes buscaban el brillo del sol y no lo encontraban. Los ciudadanos salieron a la calle y preguntaron a los que ya estaban allí qué ocurría y los más despiertos de todos ellos comenzaron a explicar que alguien había venido y lo había cambiado todo. Hablaban que en el extremo de la ciudad se había instalado un monstruo enorme, un ser fantástico, de aquellos que aparecen en libros precisamente fantásticos. Unos contaban que era un ser de treinta cabezas, otros preferían decir que tenía la cabeza muy gorda, algunos más incluso apuntaban que ni siquiera tenía cabeza. De brazos se llegó a un consenso, tenía dos brazos pero eran gigantescos, tan grandes que llegaban al sol y podían quitarlo de enmedio del cielo, que es lo que ocurrió. Unos pocos decían que sus brazos eran tan largos que había llegado a abrazar el mundo. Su cuerpo no podía ser descrito. Unos contaban que el cuerpo del monstruo era toda la ciudad, otros que su cuerpo era transparente y no tenía color, otros que estaba hecho de una gelatina que absorbía todo lo que encontraba. Una niña muy risueña dijo que había estado dentro del cuerpo del monstruo y que olía a vainilla y que su madre había ido a buscarla y se había mareado del olor, pero que a ella le gustaba. Otros, siempre hay otros, consideraron la posibilidad de llegar a un acuerdo con el monstruo para que les cediera tejidos y estudiar su composición. No se daban cuenta de que sin sol no se puede hacer nada. Que la vida corría serio riesgo de ser exterminada. Que ellos morían poco a poco. El monstruo estaba en una esquina de la ciudad y yo sospeché que nadie le había visto realmente. La gente reunida en una plaza comentaba las posibilidades que había de éxito en la supervivencia. Paradójicamente, había mucha gente, muchos conciudadanos, que seguían en sus puestos de trabajo, yendo y viniendo, atareados, sin hacer caso de la gravedad de la situación. Sabían del monstruo, pero tenían más miedo a otra cosa. Se consideró necesario ir al monstruo y pedirle explicaciones. Llegamos al lugar en el que se encontraba. Alguien había señalizado el camino. 'Hacia el monstruo'. Nadie había acertado en la descripción. Me avancé y antes de que pudiera dirigirle la palabra, el monstruo emitió un sonido muy claro, muy preciso, una evidencia incontestable:
- Tito Nano.'

martes, 17 de marzo de 2015

Todo el poder para lalíder

Son estos unos tiempos... A ver que empiezo de nuevo. Es esta una época en la que no me encuentro a gusto. No estoy cómodo en estos días en los que todo ha de decidirse en torno a un proceso, que ha de ser valorado y evaluado por una asamblea, en los que lo colegiado y lo colectivo prima sobre la voluntad individual. Habrá quien piense que esto es un avance, pero yo lo veo mal. Me viene mal, básicamente. Yo no soy muy partidario de dejar las decisiones de esto y mucho menos de aquello, en manos de otros, de un número plural de personas, de una masa ingente de seres humanos de diversa condición que no sé realmente de dónde vienen y tampoco dónde van. Es que me siento incómodo, literalmente. Me turba la turba. Me desagrada la sensación de estar en manos de una masa. Incluso, en ámbitos reducidos no me gusta que lo que se decida quede en manos de un número mayor de personas dejando en minoría a otras. Yo soy más de otra manera. Yo soy más de látigo. Yo soy más de una persona que diga que ya vale. Que es esto. Que vamos a tal sitio. Que quedamos a tal hora. Que dirija a la manada. Que lleve el rebaño por el buen camino. Yo soy muy mucho de lalíder. Lalíder nos ha dirigido hasta el momento con brazo firme, con la voz serena de quien sabe cómo manejar grupos humanos y cómo, con un mero arqueo de cejas, con un cambio en la entonación de la voz, dejar clara cuál es la dirección que debe tomar la banda. Lalíder tiene todo el poder y nadie discute sus decisiones. Lalíder decide y todo el mundo asume lo que ella ha tramado porque es lo que es. No hay nada más. Nosotros nos preocupamos únicamente de procurarle ánimo y tranquilidad, felicidad y sosiego, diversión y desto. Las cosas. Etc. Nosotros únicamente estamos para que su tiempo transcurra lo más plácidamente posible para que ella pueda dedicarse a lo que tiene que dedicarse, a mandar, a dirigir, a llevarnos por la recta vía. Lalíder únicamente debe preocuparse de trazar la senda por la que vamos a caminar, alegres, confiados, porque lo ha dicho lalíder. Yo soy así. Yo lo prefiero así. Que sea ella la que ordene. Todo ha ido mejor desde que ella manda. Lalíder rules. Si todo el mundo pudiera conocer un poco a lalíder, de ninguna manera se verían cosas como las que se ven por los diversos lugares que uno tiene a bien frecuentar. Y a mal. Lalíder os hubiera puesto a todos en vuestro sitio. Y estaríais contentos y encantados. Porque su criterio es el criterio. Y debemos procurar que esté feliz y contenta. Porque de su felicidad depende nuestro sino. Hoy lalíder cumple años. A lo que disponga. A sus pies. Que nadie discuta a lalíder.

lunes, 16 de marzo de 2015

Gran Biblioteca Universal del Pensamiento

Cansado de los Haikus con los que hizo fama y buen dinero, Miko Hodea se lanzó a escribir su primera novela. Así como su obra poética se basaba en lo efímero y banal, quiso que su novela tuviera un sesgo más, digamos, no sé. Cómo definir la primera novela de Miko Hodea. Él quería que fuera como esas novelas que se publican y que son tan así de pensar. Y le salió algo más... bueno. Que muy pocos entendieron lo que Miko Hodea se propuso con aquel texto que dio en llamar 'Opositor' y que paradójicamente tuvo muy buenas críticas por parte de los medios cultos anglosajones. Miko Hodea se preocupó bastante cuando Evelyn Lerner del Noringland Post hizo una reseña de la novela en la que destacó las ambientaciones interiores tan agradables tan bien descritas, cuando él no recordaba haber escrito ninguna escena en interiores. Pero son cosas que se pasan, minucias que se olvidan. Cuando Miko Hodea ganó su primer millón con la novela, fue consciente d sus limitaciones y volvió a la poesía. No hay que forzar la máquina.

Durante toda su vida, Jean Fregoneur editó únicamente tres libros. El primero fue un compendio de versos de juventud, que se titulaba 'Cantos a ti, Juliette Gresasser', que fuer retirado de las librerías al poco de su aparición por denuncia de la propia Juliette Gresassser. Sobre la calidad del mismo, no quedó constancia. Pero su segundo trabajo, la obra de teatro 'Manzanas pudridas', sí que tuvo trascendencia. Jean Fregoneur pasó más tiempo intentando justificar el error del 'pudridas' que hablando sobre la obra en sí, de lo que trataba, de lo que pretendía, etc. Aclamado como provocador e iconoclasta, se lanzó a la piscina con una novela histórica titulada 'Jesús de Nazareth', en la que el protagonista, un tal Jesús, creía haber triunfado sobre su padre que pretendía matarlo, sin saber que había muerto, pero él pensaba que no y así con esos pensamientos transcurrían unas 400 páginas de las 415 de las que constaba la novela. El público se volvió loco. Murió a los 40 años tras una operación quirúrgica banal. Nadie sabe cómo consiguió publicar sus obras, ni que referencias tenía, ni nada.

Alberto Podes Norcumbria, durante el ciclo de conferencias organizadas por la Universidad Pretal de San Agustín de Noves en torno a la figura de Olón De Frel, consideró necesario hacer un preámbulo si no era mucha molestia en torno a la figura no menos trascendente de su padre, el de él, también llamado Alberto Podes, ya que, aunque no tuviera demasiada relación con Olón de Frel, de hecho ninguna, le parecía interesante hacer un retrato de la figura de su progenitor porque para una vez que le dejaban se quería quedar a gusto. Oigan, y lo que pasó es que la gente quedó encantada y con ganas de más. De hecho, los organizadores del ciclo de conferencias, suspendieron el resto de actos, para que Alberto Podes pudiera seguir narrando y narrando. Tal fue el pelotazo, que Alberto Podes le puso primero un nombre a una calle de la villa y hoy en día, tras aclamación popular la ciudad cambió su nombre por San Alberto Podes. Lo curioso es que el propio Alberto Podes no sabe nada de todo esto y continúa con su humilde vida de auxiliar administrativo en un Ayuntamiento, mientras que su hijo se hace de oro a su costa, inventándose una vida que jamás...

Una vez que asumió el cargo de Ministro de Cultura, Petr Cûsek se desdijo de sus promesas. En su libro 'La cultura como la puta mierda que es', había asegurado que si llegaba alguna vez a tener algo de poder, iba a hacerlo todo polvo. Pero todo. Que si le dejaban al mando de la situación, iba a organizar una que se iba a quedar pequeño todo aquello que pasó aquella vez. En su obra, un libro muy entretenido de unas doscientas páginas, Cûsek pormenorizaba todas y cada una de las acciones a desarrollar para exterminar el concepto de cultura, de tradición cultural, de ilustración, de educación, de formación, de literatura, de música, de todo eso que aparece al final de los informativos. Lo iba a demoler todo. Pero ay, la gente es muy mala. Todos los candidatos a presidente le ofrecieron el cargo de Ministro de Cultura, un candidato de consenso. Todos lo hicieron para ponerle ante la tesitura de poner en práctica lo apuntado. Y ocurrió eso mismo. Que asumido el cargo y llegado el momento de inaugurar el Tercer Festival de Experimentación a partir de la Cinta Aislante, se sintió tan a gustito entre vinos y canapés, que se le pasó el nervio. Pero no te rías, lector. Te puede pasar a ti.

Leopoldo Alperheimer quiso, tras una larga estancia en su país natal, iniciar una serie de novelas basadas en la vida de sus padres y abuelos. Quería, de hecho, comenzar con la llegada de sus tatarabuelos a las tierras altas del Isar y de ahí ir bajando. Pero se puso muy enfermo y no pudo. Así que lo único que podía escribir eran poemas muy breves, microcuentos, en los que iba narrando lo mismo, pero de otra manera. Y no tuvo éxito. Y se le acabó el dinero para pagar la clínica. Y se murió. Y no te rías, por que también te puede pasar a ti.

'Leo, sorprendido, el libro que me envía querido M. y no puedo por menos que mostrarme sorprendido. Ha conseguido usted mejorar en mucho mi libro 'Talco Moeramos' y de verdad que me alegro mucho de haberle servido de insipración. Sepa que estaba seguro que usted podría alcanzar, con sus dotes y su porte, un éxito mucho más amplio que el que yo, modestamente, he logrado. Pero no pensaba que lo hiciera a partir de sus mierdas de textos anteriores, sino, como le digo, en base a su esbelta figura y su natural desparpajo. Ahora bien, me quito el sombrero y reconozco que ha conseguido usted copiar estupendamente mi trabajo y darle una vuelta con una gracia y un arte que me hacen cuestionar muy seriamente mi continuidad como humilde juntaletras. Quizás me dedique a completar mis estudios de Filosofía y Letras, que últimamente me dicen que vuelven a estar de moda y me pase a la docencia. Puestos a dejarnos morir, que sea de una manera silenciosa y sin molestar. Muy agradecido por su noble gesto de remitirme su trabajo envuelto en hojas de periódico con las críticas a 'Talco Moeramos', le ruego que... bah, con la imaginación que tiene usted, ya sabrá a lo que me refiero. Agradosamente A.'.

viernes, 13 de marzo de 2015

Daevid Allen dobla el gorro. Buen viaje pothead pixie!!!

Un tío que se niega a salir al escenario aduciendo que un Muro de Fuerza le impide salir, ese tío, ese, ese es que me gusta a mí. Ese tío. Ese tío que con setenta años se coloca un gorro blanco en la cabeza y se pinta la cara y sale al escenario y se pone a cantar y a chillar. Ese es el tío. Un tío que crea todo un mundo de naves espaciales basadas en teteras, que chilla y aúlla a la luna. Ese es el tío que me mola a mí. Ese tío es Daevid Allen. Un tío que en su primer disco como Gong pregunta a los hombres de negocios si les queda algo de amor, si tienen amor. No lo tienen. Y predica que sí, que van a cambiar el mundo justo cuando el mundo comenzaba a cambiar y dejarles atras. Y de la manera más fácil, cambia tu mundo cambiándote la cara. Es tan fácil.
Daevid Allen acaba de morir a los 77 años víctima de un cáncer de garganta. Hace unas semanas anunciaba que dejaba de luchar y que esperaba irse yendo de una manera feliz. La felicidad. Qué cosa. Es muy fácil, sólo tienes que cambiar la cara. Un tío que buscaba hacer felices a los demás a base de inventarse un mundo para la peña. Un mundo nuevo. Han muerto otros esta semana. Trifón Cañamares, un compañero de Vallecas. Terry Pratchett, escritor. No los conocía. Tendrán sus méritos y serán muchos. Habrán influído a mucha gente. A mí me ha tocado la patata Daevid Allen. Porque sin el descubrimiento de Gong hubiera sido muy, pero que muy complicado haber aguantado mucha parte de este tiempo. Sin esa ida general de castaña que supone cada disco de Gong, al menos hasta el You, de 1974, que es justo un año antes de que ese muro de fuerza le imposibilitara seguir. Que siguió, y volvió a Gong, y formó Planet Gong y cantó aquello de Opium for the people, o la de Floating Anarchy. Pero supongo que esto no es demasiado sesudo, no es lo suficientemente desesperado para ti, que sufres de verdad. Yo no sufro, no. Yo paso de todo. Me pongo a hacer las cosas de casa escuchando el Angel's Egg y le van dando por el ñaca a todo. Religiosamente. Porque de lo que se trata es de que el que nos está mirando desde el control, el que lo domina todo, nos vea bufándonos a cada rato de lo que parece serio. De sus ganas de vernos con el morro subido. Que se joda. Selene, espíritu de la luna, qué puedo hacer si mi mente está contigo. Este es el tiempo de tu vida. Memorable canción. El tiempo de tu vida, acompañado en la batería por Robert Wyatt, nada menos que por el camarada Robert Wyatt. Sí, un camarada entre los flipados. Qué cosas. Qué decepción. Robert Wyatt cantaba aquello de Memories. Es el que queda del trío resplandor. No está Kevin Ayers, ya se ha ido Daevid Allen.
Bueno, pues se ha muerto Daevid Allen. Qué pena da que se vaya alguien a quien no has visto en la vida. Pero has escuchado todos los días. En algún momento u otro del día. Algo venía. Era de esperar. Nos queda su música y toda esa sarta de tópicos que se dice de quien se muere. Uno que molaba. Uno que molaba y mucho. Que decían que tampoco es que fuera un lumbreras con la guitarra eléctrica, pero le echaba morro.
Y es que es eso, compañeros y compañeras, pot head pixies, echarle morro, invocar a la luna aún sabiendo que la luna no va a contestar. ¿Y qué? Que se joda la luna si no quiere contestar. Un tío que es capaz de producir esa sinfonía del carajillerismo que es Licors de Pau Riba. Es lo que pasa cuando bebes demasiado... y ahí estaba. O el Brossa d'Ahir... otro discazo. Pau Riba seguro que está hoy también chunguete. O no. Y está celebrando que el bueno de Daevid Allen está navegando y recordándonos lo básico. Lo muy básico.
Estas fueron sus enseñanzas, hijos míos:
Recuerda
Tú eres yo
Yo soy tú
Y todos juntos
Vamos 
Aum...
(a.p.h.p. advice / gong - you - 1974)

Media charla sobre asuntos trascendentales


Decía Harmer Poinfrühler que… bah. Es mentira, que Harmer Poinfrühler no existe, que me lo estoy inventando. Bueno. Ayer tuvo lugar una interesante charla en la Biblioteca Singuerlin protagonizada por el periodista de La Vanguardia Enric Juliana y el periodista colaborador de medios como Público o La Tuerka Orencio Osuna, ambos con una larga relación con nuestra amada y querida ciudad de Santa Coloma de Gramenet. Bien. Servidor no pudo disfrutar del contenido íntegro de la charla porque los días acumulan muchas cosas y si uno se mete ya se mete del todo y para andar no yendo, pues mejor vas, así que llegué ya cuando el grueso de la conferencia estaba dada, el pescado vendido, y las bromas entre ponentes y público, hechas y reídas. Así que fue sentarme y decir el moderador, Josep Lacasta, que bueno, que ya podían empezar las preguntas y que no se nos fuera mucho la olla que nos teníamos que ir. Esto en realidad no lo dijo, pero me gusta hacer como que sí. Soy muy así yo. Otra gente es de otra manera. Yo no juzgo. Como bien dice en su libro Gregory Cepk… no. Tampoco hay ningún Gregory Cepk. No llegué a los trozos gordos, pero los complementos fueron muy productivos. Si no se entiende esta última frase, quedamos para tomar un café y lo hablamos. Digo, que en las preguntas la gente inquirió sobre el tema catalán, sobre el tema de la nueva política, sobre cosas como lo de Ucrania, etc. Y las respuestas, fueron interesantes. Enric Juliana vino a decir que la cosa está mal, que el régimen está tocado, que mucha gente se cuestiona muchas cosas, pero que, amigos, la revolución no parece que vaya a ser mañana. Que estallido social, no se ve. Que la contestación tampoco es que esté siendo agria. Pues vaya. Yo que pensaba que el régimen de la transición estaba acojonado, que la llegada de esas nuevas fuerzas se miraba con recelo y temor, que las marchas, las grandes manifestaciones con uno tocando la guitarra habían conseguido al fin poner contra las cuerdas a los grandes poderes fácticos, que hablar de arriba y abajo en la Sexta Noche era la antesala de la revolución… pues no. Que no es así. Enric Juliana se define como Gramsciano de derechas. Primero tengo que saber yo lo que es un gramsciano, pero me faltan luces y sobre todo interés por saberlo. Hay mucha gente que es gramsciana hoy día. Yo no. Pero por desconocimiento. A mí me gustaría ser como ustedes y no tener que ir haciéndome el tonto. Yo soy más de, por ejemplo… no sé. No me viene nadie ahora. Cuando habló de lo de gramsciano de derechas, Osuna le dijo que él era de izquierdas. Pero luego Orencio Osuna entró con el nuevo significado de las palabras, citando a un tal Skinner que yo no conocía, pero el amigo Torri sí, y diciendo que ya no podíamos hablar de derechas y de izquierdas porque la socialdemocracia… la socialdemocracia hace tiempo que dejó de ser de izquierdas, al menos en el trazo grueso, en lo gordo, en la bisutería sí que mantienen ahí los abalorios rojeras, pero luego nada. Pero esto ya lo sabíamos. ¿O no? Bien. Sigamos para bingo. Que las viejas palabras, los viejos discursos retóricos, que eso ya no interesaba a nadie. Pero los nuevos discursos son retóricos, las propuestas nuevas son vagas, la filfa viene a ser la misma, pero dando aún menos miedo. Aunque pongan cara de pavor, en realidad, la barriosesamización de la ideología, no hace nada. Me estoy poniendo muy profundo y yo soy más de verbo directo, ya saben, un tío de la calle, ya saben, un currela del Toshiba, ya saben, un perlaca de aquellos, ya saben. Es mentira. Pero mola hacer el ganso. Que más. Pues nada. Que el federalismo está mal explicado, o que no se deja explicar, que este país por Catalunya lo hicieron sobre todo las gentes de fuera y el pegamento fue el PSUC, pero eso ya no interesa a nadie. El Partido Comunista de antes era mejor. Siempre. El de antes siempre era mejor. Si esto se va a la mierda, que no va a pasar, porque vamos a ganar y se van a joder todos, pero, en el caso de que esto fallase, yo fundaría el partido de antes. Ese. El que ganó siempre. En fin. Orencio Osuna y Enric Juliana. Orencio Osuna presenta un libro con conversaciones con Ada Colau, Garzón, Iglesias y David Fernández. Comparte mucho del discurso de Podemos, pero no vi a nadie de la fuerza emergente, tampoco muchos de sus compañeros de viaje. De los nuestros nuestros, pelé, melé y carta que nos la lee. Pero oye, bien de público en general. La socialdemocracia pasó del tema. Atención. A la misma hora, Ciutadans llenaba la Torre Balldovina. That would be something. Nos estamos enredando en querer quedar como dioses del Olimpo y a lo mejor viene uno con un globo naranja y se lo lleva todo de calle. Por lo demás, bien. Ya si eso, otro día con más tiempo. Hace un día estupendo para reflexionar sobre los temas que acontecen, pero le pueden ir dando. Vamos a ganar nosotros y se van a llevar un sustaco que se van a quedar con el ojete torcido. Ahí lo dejo.

jueves, 12 de marzo de 2015

Karpov

Hay que ver qué lista es. Qué ardilla. Qué lince. Qué alcotán. Anda que no. Y pienso, ahora que estoy ya enfangado hasta los ojos ¿diría esto si el rival fuera un muchacho? Digo que es lista y que es una ardilla porque es una muchacha y claro, así yo me curo en salud. Qué cosas pienso. A ver qué mueve. Estoy jugando todo el rato pensando que estoy jugando contra una chica. Contra una mujer. No tengo ni idea de si estoy jugando mejor o peor. A la edad que tengo debería saber que se juega igual contra quien se juegue, pero aquí me veo haciéndome preguntas. ¿Sé jugar? Esta es la gran pregunta. Todo el mundo piensa que sé jugar. Que tengo un bagaje y una experiencia en esto del juego y que como soy quien soy, lo tengo todo por la mano. Pero yo me hago una pregunta y espero que alguien me la responda, que no me la va a responder nadie porque estoy hablando solo y no me oye nadie, pero yo me la lanzo y asi me entretengo porque la muchacha jugará distinto o de otra manera o exactamente igual, pero tampoco es que vaya a infartar moviendo. Digo que me hago una pregunta y esa pregunta es la siguiente ¿sé jugar? Porque claro, una cosa es ir moviendo las piezas contra rivales a los que podrías asimilar. Que todos tenemos nuestra pedrada, vale, pero digo yo ahora. ¿Sé jugar contra una mujer? ¿Es esta pregunta ya de por sí una barbaridad? ¿Debo entender que la jugadora de enfrente es diferente? ¿Diferente a quién? ¿A otra mujer? ¿A alguno de mis grandes maestros? Yo que sé. Vaya jardín. Tengo un caballo de ventaja. Por eso estoy tan tranquilo. Porque tengo un caballo de ventaja y a unas malas, empiezo a cambiar y se acabó. Pero no tengo la patata bien. Tengo un pálpito. Creo que no me estoy dando cuenta de algo y de que ese algo me va a venir a ver pero dentro de nada. Porque la estoy viendo jugar y no se ha puesto ni medio colorada cuando le he sacado el caballo de ventaja. Como si le importase un huevo. Y digo yo ¿esto lo diría igual si jugase contra un chico? ¿Contra un vejestorio de Celiabinsk? Yo diría que no. Porque al final, uno es igualito que todo el mundo. Con los prejuicios puestos encima. Estoy jugando y estoy jugando como si no estuviera jugando. Me estoy enfrentando a alguien que sabe mucho. Que es lista como una ardilla. Sabe muchísimo. Y yo soy muy mayor y debe parecer que yo soy mucho mejor que ella, pero no es cierto. Ella sabe mucho. Y aunque llevo un caballo de ventaja, igual no estoy mirando bien y no tengo ese caballo que creo que tengo. Yo que sé. Me voy a poner a cambiar piezas y voy a liarla bien, porque no me fío ni un pelo. O no. No sé. Me doy cuenta de que no sé jugar. Así yo no sé jugar. No he sabido jugar nunca. Qué cosas se me pasan por la cabeza. No, ahora en serio, no sé jugar. Que pase el tiempo. Digo yo que para ser un torneo en Suiza, ya se podrían haber gastado algo más en el tablero o al menos en el reloj. Con un posit. Seguro que ella también se ha dado cuenta. ¿Y porqué no se iba a dar cuenta? ¿Y porqué se iba a dar cuenta de otra manera? Yo que sé. Sólo digo tonterías.

miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Qué hice ayer?

Habrá quien piense que la vida de uno merece ser contada a cada paso que da. Estoy comiendo. Me ha dado dolor de vientre. Soy un campeón. Soy un campeón. Soy un campeón. Soy un campeón. Estoy de puta madre aquí con los colegas. Mi novia es guapísima. Me mola el rubio ese de la serie de los rosquillos que vuelan. Estoy aquí en el monte Fuji pelando la pava. Me voy a acostar y no tengo ni gota de sueño. Soy de derechas. Cosas así. Yo, por no ser menos, voy a contar lo que hice ayer y lo dejo ahí. Por comentar. Yo ayer por la mañana desayuné y me puse a preparar una clase. Hago de profesor universitario, clases de Documentación y Gestión de Fuentes de Comunicación. Los alumnos preguntan en qué clase están cuando entran y unos a otros se van respondiendo enunciados inverosímiles. Me preparo la clase e inmediatamente parto hacia lo desconocido. Por motivos de curro, de otro curro, tenía que hacer una entrevista en Mercabarna. ¿Han estado en Mercabarna? Mejor aún, ¿han ido a Mercabarna? Yo me había imprimido el día anterior un trayecto, a partir de la Ronda de Dalt, pero, una vez preguntado en el templo del saber, en la casa de la sabiduría en el... en el Bar Rey, me dijeron que no, que Ronda del Litoral y que viene de puta madre indicado. Me perdí. Salí mucho antes de lo que marcaba el trayecto, que decía que con media hora iba sobrado, porque me conozco. Y me perdí. Porque una vez que le doy la vuelta a Montjuïc, me puse nervioso y pensaba, me paso, me paso, y me salí por la Zona Franca y estuve dando vueltas por el Passeig de la Zona Franca para arriba y para abajo durante un rato. Pregunté a un fenómeno en un semáforo y me dijo que para atrás y que ya me indicaban los carteles. Acabáramos. A la aventura completamente. Voy siguiendo los carteles que dicen Mercabarna. Pero se me antoja muy lejos, me pongo nervioso y en un momento me aparco a un lado y miro en el móvil. Sí, ahora, en el móvil, no antes. Miro y veo que estoy cerca pero que no estoy dentro. Y digo, pues por aquí mismo. Me vuelvo a perder. Estoy en un tris de ponerme en dirección a Pamplona. Reconduzco el tema casi in extremis. Consigo entrar en Mercabarna. No sabía que había que pagar por entrar. No discuto. Entro y dejo el coche en el primer hueco que veo. A caminar. Ya son las doce y media y he quedado a las doce. Le he mandado un mail al señor diciéndole que me he perdido. Me dice que no pasa nada, que espera. Llego a la calle. Hay dos opciones, giro a la derecha o a la izquierda. Hartón de andar. A la izquierda. Llego hasta el final, error, era a la derecha. Caminatón del cagarse, amigo. Llego al sitio, asfixiado. Entrevista. Soy periodista, pero no periodista... esto lo explico mucho ahora, porque me conoce gente que no me conocía, soy periodista, pero no periodista... publicidad. Grupo distribuidor de frutas, pero que tiene un negocio nuevo y lo quiere promocionar. El cuestionario por el retrete. El directivo es majete. A las dos estoy en casa. Lo de comer y eso, eso lo hace todo el mundo y no merece la pena contarlo. Como. Me quedo medio grogui viendo los deportes de Cuatro, a las cuatro y cuarto pillo cartera y libros y para la Uni. Entro en la clase y preparo las cosas. Tengo el tema preparado, el docu que les voy a poner, los libros encima de la mesa. Documentación fotográfica. Llevo libros de Joan Guerrero. El del Pérez Andújar también. Durante la clase, pongo el ejemplo de los libros de Guerrero como modelo de contextualización de una imagen gracias al texto que lo acompaña. Patatín y patatán. Los chavales son duros de pelar. Una alumna, mientras ojea el libro del Pérez Andújar, descubre a una amiga suya. Y luego a su madre. Su madre sale en el libro. Hombre, vaya punto. Nervios, risas, en fin. Se lleva el libro y ya me lo devolverá. Qué mundo este tan pequeño. Y tan así. El documental sobre los Hombres de la Viga, la foto esa de los obreros almorzando en una viga al aire con NY debajo, interesa medio medio, porque están los chavales más pendientes de la foto de la orla que de otra cosa. Las siete, buenas tardes y feliz semana, para casa. No. Al Centre Cívic del Riu que hay reunión de Gramenet per la República. Están dos de los nuestros, dos de Podemos y un Psc. No diré nombres, pero ellos saben quiénes son. Llego más de media hora tarde pero me da tiempo a colocar un rollo sobre República y formación y República y educación. Soltar el rollo. Supongo que más de uno de los presentes no ha estado en una reunión con Podemos, Podemos quizás tampoco ha estado en una reunión con alguien del Psc. Socializando. Acordamos una serie de actos y seguir hablando y cada uno para su casa. En casa pongo una lavadora. Esto lo cuento porque no lo hace todo el mundo. pongo una lavadora y medio ceno mientras veo al Madrid al borde. El Madrid está jugando fatal. Pero tiene una potra salvaje y consigue salvar la eliminatoria. Medio hago el gilipollas con el mando de la tele y no consigo ver nada que me enganche a la vida. Un banquero habla de cosas que parecen interesantes. Hablan de Arabia Saudí pero tiendo la ropa y me lo pierdo. Es la hora de meterse en la piltra. Esta mañana me han dicho que hubo redada en Mercabarna. Soy periodista, pero la noticia me pasa de largo. Soy un campeón. Soy un campeón. Soy un campeón. Como tú. Ah, y he mirado el twitter y el facebook como dos millones de veces. Que luego parece que no. Soy un campeón.

lunes, 9 de marzo de 2015

Von Liquen

De las memorias del general prusiano Augustus Von Liquen, queremos extraer un pequeño texto que tiene alguna cosa que ver, pero ya verán que es más bien todo difuso y con poca sustancia.
'Habíamos acampado en el lugar exacto que nos habían indicado y tal y como nos habían dicho y fue entonces cuando apareció el mariscal Oskar Von Natürhausen para decirnos que él había acampado en el lugar exacto que le habían indicado. Esto era siempre así. Recuerdo que, durante una campaña contra los daneses, volví al acuartelamiento para contar lo que había visto y vivido y, siendo sólo un capitanucho como yo, estaba Von Natürhausen sentado alrededor del fuego contando exactamente lo mismo que yo había llevado a cabo. Y él no había estado. Von Natürhausen siempre parecía haber hecho miles de cosas, sin haber estado jamás en el sitio en el que había sucedido todo. Eso sí, tenía la capacidad de hacer creer a la gente, que eso sera cierto, que estuvo allí y que lo que había visto, contado y narrado era realmente así. Y es que era así. Lo fascinante es que realmente era así. Él no estuvo en aquella batalla contra los austriacos que nos dio la victoria final, pero fue condecorado con la más alta graduación por los servicios prestados. Él no derrotó a los franceses en aquel encuentro tan extraño, pero en el diario pusieron su foto posando (pusieron, posando, en fin), con una bandera francesa capturada al enemigo. Él se jactaba de no haber pisado jamás Francia, pero eso dio igual. El público le amaba. Von Natürhausen era el ídolo de la oficialidad. El hombre que todo lo hacía, sin estar jamás. El sueño de cualquier militar, de cualquier persona, en definitiva. Triunfar sin estar. Triunfar sin ser. Sin necesidad de aparecer. Alguna vez, para algún desfile. Y la cámara siempre le captaba. Rucuerdo haber ocupado una vez una portada del Hamburger Zeitung con motivo de una fiesta de aniversario de la cuñada del emperador. Me sacaron de refilón. Pero, ay, a mí me cansaba un poco todo aquello. No comprendía cómo la gente podía dejarse embaucar de una manera tan clara. No estaba, no lo había hecho, y se arrogaba el éxito como si tal cosa. Y la gente lo creía. Le quise dar una lección. Le propuse al general Von Natürhausen que, en aquella ocasión, partiésemos juntos a la batalla. Los rusos se habían puesto tontos en unas lagunas cercanas y les íbamos a escarmentar. Le propuse partir a primera hora de la mañana, di el plan de ataque, Von Natürhausen asintió y prometió que sus fuerzas acompañarían el plan. Incluso dio dos apuntes sobre cómo podría hacerse todo el plan de envolvimiento. A la hora convenida todos los cuerpos disponibles estaban ya formados y listos para avanzar. Von Natürhausen no apareció. Delegó en un tal Zugspitze. Él se tenía que ir a Berlín. Los rusos nos dieron una buena tunda. Me formaron un consejo de guerra. El alto mando consideró que...  Von Natürhausen salió en mi defensa. Eso es lo que más me duele.'.

viernes, 6 de marzo de 2015

Miscelánea

Gatitos y ponys. La gente quiere fotos de gatitos. Fotos de su perro yendo al mercado a comprar. Fotos de cosas que tengan que ver con una vida plácida y sencilla. El gato paseando como si fuera una persona. Se cree una persona. La felicidad. Mira, mira el niño pequeño que parece un señor mayor. Mira, mira ese perro qué hermoso está. Mira qué felices somos yendo a por el pan. Mira, es la vida sencilla y plácida de quienes somos asín. Asín como somos nosotros. No sé si somos clase obrera o ciudadanos. Está usted a punto de descubrir las siete diferencias entre usted y yo. Yo no tengo perro, yo no tengo gato, no tengo padre ni madre ni perrillo que me ladre. Antes, antes, mucho antes, nunca estuve así de enamorado. Uno no sabe si Palito Ortega se lo está tomando en serio o no. Era peronista, como todo el mundo. Se supone que se lo estaba tomando en serio, pero la verdad, tiene uno serias dudas. Tabacos y ponys. Perros y patos. La felicidad de sentir amor. De verdad, vamos a tomarnos esto un poquito en serio.
https://www.youtube.com/watch?v=Ivu9LBIHoh8

Y todo gracias al amor. Lucha, fuerza, rebélate. Vamos a considerar todas las opciones. Vamos a considerar ahora mismo que, de toda la gente a la que no quiere nadie, somos los menos queridos. Los menos queridos de todos. ¿Qué podemos hacer para que no nos quiera nadie de verdad? Vamos a eliminar grasa. Pienso que te quise, pienso que te quiero. El mundo no es nada sin tí. Tí no lleva tilde, que te estoy viendo con la escopeta cargada, compañero. Antes, mucho antes de este momento concreto, nunca estuve así enamorado. Mira el gatito cómo se sube al tobogan y cómo lo recoge la madre. Mira. Antes, cuando éramos muchos, pensábamos que nunca habría gente suficiente para eliminar. Cómo nos gustaba eliminar gente. Borrarla, dejarla al margen. Vendrán más. Carpetitas llenas de fotos de Kropotkin. Fiesta de aniversario de la muerte de Stalin, día del nacimiento de Rosa Luxemburgo, penalti en las Gaunas. Ya no hay campos de fútbol como los de antes. Este estilo de redacción no me gusta demasiado, pero he de reconocer que es el más sencillo de todos. La felicidad de sentir amor, aunque lo cante Evaristo.
https://www.youtube.com/watch?v=xKUiq9s-2Ws

Entremos en éxtasis. Aleikum Salam. Pero bien puestetes. Vamos a quitarnos ya el suetercillo y a hacer las cosas en camisa, que luego para las fotos salgamos bien guapos y valientes sin el suetercillo puesto que pareces un abuelo. Vas vestido de abuelo, porque tienes casi cuarenta años y deberías ir vestido no sé, entre informal y abuelo, pero no de abuelo. Hebbina. Si son capaces de aguantar sin la camisa puesta, será su problema. Yo no. Yo quiero llevar un pedete así como el que lleva Rachid Taha. El que lleva así perenne. Sin ir puesto del todo o sí. No lo sé. Ostia, no puedo decir esto que soy el número... Hebbina. Quiero ponerme de rodillas en el suelo y darle Grecias a Dios. Alto. Un momento. Ha dicho usted, Grecia. Ha mentado usted el país del que todo el mundo habla. Grecia no tiene nada que ver con Rachid Taha. ¿Por qué lo hace? ¿Qué quiere usted? Quiero vivir de rodillas implorándole a Alá que Hebbina haga lo que tenga que hacer. Quiero que la canción sea mucho más larga aún. Que se me hace corta. Quiero que Hebbina sea el himno nacional. El de mi calle. El de Santa Coloma. Creo que como soy el número... lo puedo conseguir.
https://www.youtube.com/watch?v=k34CnFXJYKQ

El otro día con el rollo de la poesía, quedé el último. Soy tan tonto que había preparado incluso un texto más para leer si pasaba a la final. Pero ojo, no sólo eso, es que había incluso mirado otro texto más por si ganaba. La autoestima es muy importante. Ustedes no conocen a mi tito Martín. Mi tito Martín tiene dos carreras. Psicopedagogo y es el fenómeno humano más importante dentro del perímetro. La interpretación, que me falla. No me muevo, no hago así con las manos. Uno es más de estar leyendo y levantar de repente la vista y... bah. Nada. Tonterías. Lo importante es el texto, la fuerza del texto, la profundidad del texto. Que lo demás es accesorio. Y por eso voy yo con este careto y con todo el bigotón posible a ver si... No, ya en serio, de puta madre todo. Y luego además ganó el Athletic. Y luego nos bebimos unos quintitos con el Óscar para celebrarlo. Santa Coloma un miércoles por la noche. Ha ganado el Athletic. Santa Coloma un miércoles por la noche parece Santa Coloma un jueves por la mañana. Spectral Mornings. Cornershop. Deberían volver a tocar por aquí, copón.
https://www.youtube.com/watch?v=ZoceBpniPw8

Todo el mundo en esta ciudad tiene una biblioteca a menos de quince minutos de su casa. Pero seguimos despidiéndonos con el 'nos vemos en los bares'. Ay, el momento baretero qué daño hace. Ese rollo canalla. Yo no voy a los bares, caballero, no, no, servidor es un ratón de biblioteca, un investigador de documentos, un asiduo lector, un rapsoda, un profesor emérito, un catedrático, cito por ejemplo a Klaus Kinski para que lo que estoy afirmando sea mucho más aceptado por la masa. Masa acrítica, masa fina. Cito por ejemplo a Bertrand Tavernier, a Walter Benjamin, a José Néstor Pekermann, al profesor Almayr. Tengo a veces la sensación de que desde ahí, ustedes que me están viendo, tienen ganas de que acabe de una vez. No teman, estoy a puntito. Miren, estoy escarbando estas raíces en el suelo, encuentro un poco de sustento y no les molesto más. Esa sensación de estar cagándola conscientemente. ¿Por qué no puedo dejar de cagarla? Neil Young le pone música y letra a la broma.
https://www.youtube.com/watch?v=pnM3YXuZjE4

Ayer fue el cumpleaños del Soriano. Hace un cerro de años, he descubierto que catorce años casi, fuimos a un concierto de Paul Mccartney. Éramos todavía un poquito, un poquito sólo, jóvenes. Pensábamos que éramos todavía un poquito, un poquito... en fin. Déjenlo. Fuimos porque se nos prometió mediante comunicados en prensa que iba a tocar el buen hombre nada menos que 27 canciones de los Beatles. Si es así, vamos. Ahoram, como toque Evory and Ivory, le pegamos fuego al Sant Jordi. Estás avisado. Se portó. Concierto Punk de Mccartney. Bestial. Qué saltos, qué dolor de cuello, qué todo. Rodeados de gente mayor, haciendo el indio, chillando Birthday y redescubriendo ya para siempre el placer de cantar que la he visto ahí. I saw her standing there. Bestial canción y bestial interpretación la que le vemos aquí rodeado de David Gilmour y de Ian Paice, el de Deep Purple a la batería. En aquel directo iba con otros fieras que no desmerecían en absoluto. La música. La perra. El Dvd. Ya llegará tu cumpleaños, ya....
https://www.youtube.com/watch?v=LbC0evIHkDo

Bueno. Pues una semana más. Que si eso, ya nos vamos viendo. Que tengan buen fin de semana y demás.

jueves, 5 de marzo de 2015

Darth Vader. Especial 40 aniversario.

Hoy hemos disuelto prácticamente la sociedad, pero durante muchos años, el Largo y yo fuimos pareja de baile en cualesquiera que fueran los escenarios planteados. Cuando empezó a no dejarse ver tanto, la gente me preguntaba, 'dónde te has dejado al Largo'. Porque éramos dos. El Largo y yo. De los dos, él era y es el simpático. Simpático al modo que somos simpáticos aquellos a los que nos caen gordos los simpáticos. Él era el que rompía el hielo, él era el que hablaba con la gente. Con la gente con la que queríamos hablar. Yo ni siquiera eso. Llegábamos a los sitios, cuando nos abandonó eledu, cuando ya no estaba elmario y era él el que se buscaba las garrofas, el que hablaba y el que se hacía querer. Servidor estaba siempre con la escopeta cargada y él hacía lo que se debía hacer. A Darth no le gusta cumplir años. No le gustó cumplir 18 años y no le gusta cumplir años y no hay más que decir. A Darth no le gustan las mismas cosas que no me gustan a mí. También le gustan casi las mismas cosas y la misma gente que me gusta a mí. Y no somos iguales. Ni mucho menos. No nos parecemos en nada. Nunca nos hemos parecido. De hecho, si hay dos personas que no se parecen y que no deberían ser amigos (y quién te ha dicho que somos tus amigos...) somos nosotros. Pero desde que tenemos tres años, nos estamos oliendo los pedos. Somos más, pero nos hemos quedado él y yo. Y aunque hayamos prácticamente disuelto la sociedad, yo sé que él está ahí. Aunque las cosas y las cosas, aunque ya si acaso eso, aunque ya te llamo yo, aunque escuché el timbre pero no me levanté a coger el interfono y sabía que eras tú, aunque tío me coges sin comer y me tengo que duchar y las cosas, aunque tío el plan me parece estupendo pero es que ya sabes, las cosas y ufff. Las cosas y las cosas. Y a veces es mejor que no esté. Que ya nos conocemos. Que no le gusta ir, que no le gusta quedar, que no le gusta salir, pero luego no hay quien lo encierre. Que ya sabemos todos. Que si ahora que estamos aquí tranquiletes nos vamos a ir... que si nos ponemos uno más y ya si acaso eso... que si donde vas con la prisa, tranquilo, te sientas, te pones uno, y nos lo vamos pensando poco a poco, que si dónde vas a ir ahora, que si, que ya vamos, que ya nos vamos, pero mira que te cuento una cosa, que te pones uno y me pongo yo otro y aquí a gustete ya nos pensamos si eso lo que te dije. Y así durante toda una vida. Y así siempre. Que no y es que sí. Que no salimos y luego estamos siempre en la calle. Que no nos gusta y que no hay quien nos quite de ahí. Que sabemos que todo es una puta mierda pero seguimos dándole como si realmente nos importara. Que nos tenemos que ir al arrozal de Camboya con elmario y con eledu pero que nunca encontramos tiempo. Que no le gusta cumplir años pero que seguro que hoy va a liarla parda. No sé. No debería felicitarle si no le gusta, pero es lo que tenemos. Regalas o te regalas. Gente a la que no merece la pena conocer. Ustedes, muchos de ustedes, conocen a Darth, conocen al Largo, al soriano, al tío vinagre. Si le ven por ahí, felicítenle, díganle que se rebele, que luche, que tenga fuerza, díganle que desto. Que ya si acaso eso, que a ver si eso. Que nos vamos ya. Que no pida como los indios cabreados y que se pague unos quintos o algo. Yo que sé. No sé qué más decir. Que eso. Que igual no se lee esto porque él si que tiene curro y no nosotros que vamos por la vida de por libre. Que tengas muy feliz día Mario Gasén y que ya sabes que para lo que quieras puedes llamar alabel.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Ecrain Agaar

Si tu mano izquierda no sabe lo que hace la derecha... estamos metidos en un lío de los buenos. Me he subido a lo alto del balcón y he empezado a decir lo que pensaba de todo. De todo. Ha sido maravilloso. He bajado a la calle para escucharme desde allí, para comprobar el sonido y no he podido oír nada, por que no he caído en la cuenta de que desde abajo no me podía escuchar. He querido volver arriba pero por el camino me he sentado en las escaleras y se me ha metido en la cabeza que tenía que parar. Parar de alguna manera. Así que he pensado mirarme la mano derecha con la intención de encontrar las diferencias, evidentes en principio, con la mano izquierda. La mano izquierda se me ha puesto tonta, porque dice que necesita más atención. No. No lo ha dicho con estas maneras. La mano izquierda ha reclamado más poder de decisión en lo que haga la mano derecha. Ha sido un diálogo sin sentido porque era yo mismo el que hablaba. Nada tiene demasiado sentido. Por ejemplo, he pensado que el texto podría titularse Ecrain Agaar. Y me he molestado en mirar en el buscador si había algún lo que fuera que respondiera a este nombre. Ecrain Agaar. No hay ninguna referencia al respecto. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Puedo salir y recitar un poema de Pablo Neruda y quedarme más ancho que largo. Con voz de chileno. De chileno hablando despacio. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pero no lo voy a hacer, porque la mano izquierda vuelve a intervenir para decir que debería haber también una posibilidad para que ella tuviera su espacio. La mano izquierda ha sugerido que sería buena cosa que nos lo hiciéramos mirar. Esta noche me ha dolido el brazo izquierdo. Esa sensación de que el brazo izquierdo estaba deseando hacer algo y no tener claro qué. La mano izquierda es muy puta y es capaz de llevar por la calle de la amargura a todo el brazo. Lo he sacado de debajo de la sábana, lo he estirado, he abierto y cerrado la mano. No hay que asustarse, porque me he dormido enseguida. Pocos conocen la verdadera historia de Ecrain Agaar y cómo pasó de ser un eficiente funcionario en administración del imperio sasánida a nada más que dos palabras sin sentido. Lo del imperio sasánida me lo he inventado. Creo que nunca he escrito nada sobre el Imperio sasánida. Defenderé la casa de mi padre. La mano derecha quiere escribir algo sobre Gabriel Aresti, algún día. Hoy no. Ecrain Agaar resucitó al quinto día y como no superó la marca, no se acuerda ni Dios de él, pero ahí está, resucita tú en menos tiempo. Ecrain Agaar sabe cómo hacer para que no se te caduquen los huevos mediante un proceso de reintegración del huevo a la cronología corriente sin que se pierdan las propiedades del mismo huevo. Es como lo de escribir poemas de Pablo Neruda y salir a recitarlos. Copiarlos y recitarlos. Me gusta cuando callas porque tienes la boca de fresa. La mano izquierda es la que se encarga de teclear la letra A. La letra A es la más importante de todo el abecedario. De todo. La letra A os gana a todos vosotros. A veces creo que debería empezar a escribir con los piés. Es mentira, no lo he pensado nunca. Con el juego que podría haber dado Ecrain Agaar y cómo he desperdiciado semejante joya. Lo del caballo tampoco tengo muy claro porqué sale. En fin.