lunes, 28 de febrero de 2022

¿Andalucía?


 Con lo bonito que dicen que es Andalucía y no poder mostrar nada de esa belleza que dicen que tiene. ¿es bonito Andalucía? ¿O es bonita? Andalucía debe ser bonita o al menos buena parte de ella. O igual no toda y nos concentramos en lugares muy concretos y el resto pues no sé, supongo que tiene que ver más con las vivencias de cada uno y la percepción personal que con otras cosas. A ver, Andalucía puede parecer bonito, pero supongo que a uno de Cuenca le debe parecer bonito Cuenca y si viaja a Andalucía y ahora tendríamos que explicar que a qué parte de Andalucía. Si la Andalucía occidental, si la oriental, si la costa del tal o la costa del cual, si la montaña o el pueblo ese blanco que está encima de un cerrete y tiene un castillo y era de los moros y luego fue una iglesia y siempre es más o menos lo mismo, no te creas tú que cambia mucho de un pueblo a otro, que igual lo que cambia es un poco el acento, o mucho el acento y poco más. Yo la verdad es que pienso a veces que Andalucía es como hablar un poco de todo y nada, es decir, que Andalucía como mucho existe en plan con buena voluntad, con ganas de que exista, pero siempre he tenido un poco la impresión de que o es más amplio el concepto o es más pequeño. O es mucho más amplio como que Andalucía deberían ser muchas más cosas que esa extensión territorial porque a ver porqué no voy a ser yo también Andalucía sin querer yo haber sido nunca nada y tampoco andaluz porque no voy a poder ser andaluz y al mismo tiempo porqué no voy a ser yo andaluz. Es decir, que no y que tampoco o que sí pero que podría ser que no. Que no queriendo ser yo ni haberlo sido nunca, no tengo ninguna cosa así que me diga que no. Y luego sería el otro concepto, el de que me parece mucho más pequeño de lo que verdaderamente es, es decir, que lo que se supone que usted tiene en la cabeza como Andalucía, en realidad debe ser una parte muy chica de una Andalucía que hemos convenido en que sea así y poco más. Y si yo hablase lo mismo que hablo de Andalucía, que de Catalunya, por ejemplo, que es mi tierra, que es el sitio donde vivo, donde he crecido y donde supongo que un día doblaré el gorro, pues otro gallo cantaría. Yo no hablo así tan asiduamente de mi tierra, sí que lo hago o lo hacía más de mi ciudad. Supongo que tiene que ver que me hago mayor y me es más cómodo. Como yo soy mucho de hacer siempre lo que es más cómodo, pues hablo más de lo que tengo más lejos y me duele menos, claro que sí. Y se vuelve uno sentimental y tiene la patata blanduzca y es como más romántico. Andalucía. Subir al cerro de Jarabancil cuando no te habías subido en la vida el cerro de Jarabancil ni andando ni en coche. Pues son esas cosas. La vejez, el sentimentalismo, toda esa mierda. Andalucía, que dicen que es bonita. Tú qué sabes. 

jueves, 24 de febrero de 2022

Contra la guerra


Aunque los rusos sean muy rusos y nos creamos que esos rusos son esos mismos rusos que siempre quisimos pensar que eran nuestros amigos los rusos. Esos rusos, ya no son rusos, no son soviéticos. Putin ya no, nunca fue, alguien que pareciera algo que se pareciera a lo que nosotros pensamos que debería ser. Putin es uno de ellos. Putin es uno más. Putin es ese que aparece en el vídeo acojonando al jefe del espionaje dejándolo en ridículo delante de todo el mundo actuando como un vacilón de instituto. Putin no es de los nuestros. Una guerra como esta es una cabronada como las que acostumbran a hacer esos países que no nos gustan y que actúan haciendo cabronadas. No me gusta este gobierno, lo cambio. Lo invado, lo bombardeo, lo acojono, lo cambio. Una guerra que tiene pinta que va a acabar pronto. Pero nosotros qué sabemos, porque ya hemos dicho aquí mismo que esa guerra jamás tendría lugar, que era un invento más de los americanos que querían meternos miedo y que viéramos a Putin como un zumbado. Pues oye, resulta que Putin es un zumbado y que con la intención de llevar a cabo su plan de que no se le acerque la Otan es capaz de ponernos a todos de corbata. Amigo. Hay que estar muy seguro de uno mismo y de que no te van a tocar ni un pelo para hacer algo así. Hay que estar muy seguro de uno mismo tal y como lo están esos a los que se la bufa la gente y sí cosas tan así como el prestigio, la patria, los intereses económicos o eso tan importante que ya no me acuerdo pero que puede valer nosecuantas vidas humanas. Putin. El camarada Putin. Recuerdo todavía aquel acto del PCPC sobre la guerra de Siria. El camarada Putin, decían. La guerra imperialista. Quién nos lo iba a decir, que íbamos a decir un día que ser antiimperialista hoy es estar contra el ruso. Y así es. ¿Y eso nos hace olvidar lo que es la OTAN o qué clase de mierdas estaban haciendo en el gobierno ucraniano? Yo creo que para nada. Pero se supone que aquí no estamos para solucionar las cosas a golpe de misil, de tanques, y mucho menos jugando con el botón nuclear. Y mucho menos justificar a un pavo que se cagó en Lenin hace dos días. Y mucho menos llevando el país de una manera digamos que poco democrática. Y mucho menos financiando a la extrema derecha aquí y allá. Otros lo explican mejor, naturalmente. Y recomiendo al Rafael Poch para saber qué es lo qué. 

Y que hay que estar contra la guerra. Porque en una guerra lo que es más probable es que mueras tú y que no sepas porqué. Y solo por eso, yo ya estoy en contra. 

miércoles, 23 de febrero de 2022

Buena persona


Ayer escuchando al que ya es ex secretario general del PP, Teodoro García Egea, me dio la impresión de que estábamos escuchando el final de una época. Así en plan grandilocuente. Una época en la que todavía hacía falta disimular. Es decir, que había que llenarse la boca con grandes palabras, con buenos propósitos, con mensajes que tranquilizasen a la gente que es fácilmente impresionable y que quiere, únicamente, tranquilidad. Ayer creo que eso pasó a la historia. Ayer el tal García Egea vino a explicar que se iba porque había intentado mirar alguna cosa que estaba mal. Que él creía que estaba mal. Que detrás hubiera una guerra interna de tres pares de tal, es otra cosa. Pero que te obliguen a irte, no solo a ti, sino también al presidente del partido, por querer mirar alguna cosa, significa que lo que viene a partir de ahora, si nos había parecido demencial, nos va a parecer de colores. Buena persona. Todos ahora vienen a coincidir en que Casado es buena persona después de haberle escuchado decir las barbaridades más increíbles sin pestañear ni un poco. Contra todo. Contra cualquier cosa con un mínimo de sentido común. Y ahora, en lo personal, todos le desean lo mejor. Como si todo lo demás no importase o formara parte de un teatrillo por el cual uno se ve obligado a decir tal y cual, pero que tampoco es que se lo crean mucho. Por lo menos, esto lo dicen de Casado. Qué no dirán de Ayuso. Qué es lo que viene. Viene una manera de hacer política que va a consistir en no decir absolutamente nada que tenga sentido, en construir otra vez el personaje del gallego que con la retranca parece más sabio de lo que realmente es y a ensalzar la figura de una lideresa que va a seguir aplicando la receta del sinsentido ultraliberal sin el más mínimo ápice de oposición. Porque contra esto qué podemos oponer. Contra una gente que no tiene ningún escrúpulo para absolutamente nada, para cargarse a quien incluso te ha facilitado seguir en una Comunidad Autónoma como el presidente de Murcia que es lo más abyecto que se ha visto hace tiempo, pero no lo más abyecto, que no me olvido, si esta gente es así con ellos mismos, qué no serán con los demás. Ayer, escuchando a ese político ya defenestrado decir que todo es muy difícil, que él no ha hecho nada malo, que solo quiere poner fáciles las cosas, que no le busquen las vueltas y que ya se va a su escañito sin hacer nada, pensaba que nos está viniendo encima un tren a toda hostia y esta mañana la única reacción eran las risitas nerviosas de instituto en Rac1 porque Casado se iba o se le notaba triste. Seguimos con las risas y con las buenas personas. Y no sabemos por dónde nos va a venir. 

martes, 22 de febrero de 2022

80 años del suicidio de Stefan Zweig


Hoy hace 80 años que el escritor austriaco Stefan Zweig se suicidó en Petrópolis, Brasil. Antes se había suicidado también su esposa Lotte. Se suicidaban en una ciudad brasileña, en 1942, aterrorizados ante las noticias que llegaban de la Guerra mundial. Los nazis iban ganando y todo por lo que había peleado el escritor se iba a la mierda. Vivir en esa situación, después de ya algunos años de exilio por diferentes países de Europa, Estados Unidos y finalmente Brasil, la perplejidad ante el triunfo de la barbarie cuando todo el mundo piensa que la barbarie no va a triunfar nunca, debió suponer un agotamiento mental tan extraordinario, una decepción con tantas cosas tan bestia, que no lo soportó más. No me atrevo a explicar así en plan patillero quién era Stefan Zweig si no lo conocen. Un escritor austriaco, de familia judía aunque él no profesó nunca el credo, que creció y... lo que voy a explicar se basa en mis recuerdos de un libro que deberíamos leer todos. 'El mundo de ayer', sus memorias, son una auténtica obra maestra. Un libro impresionante sobre un mundo perdido, una manera de entender las relaciones humanas, quizás en muchos momentos idealizada y con una mirada muy... burguesa, no sé cómo decirlo, una mirada de quien ve la tranquilidad y la vida sin sobresaltos, la armonía entre las gentes, el repudio a la violencia, a los conflictos, a los nacionalismos. Es un mundo muy influido por un recuerdo de lo que fue el Imperio Austro-Húngaro y cómo los diferentes pueblos que vivían allí, vivían y se relacionaban. Y cómo eso se va a la mierda. Y cómo aparecen los conflictos entre personas que se habían conocido de toda la vida y que acaban mal. Y cómo él, que era quien era, que pensaba como pensaba, se tiene que largar de su país, de su mundo, porque se lo pelan. Los libros de Stefan Zweig, desde las autobiografías, como la de Fouché que es una auténtica pasada, la de María Antonieta, la de María Estuardo, la de Erasmo... las novelas, casi cuentos extendidos, la Novela de Ajedrez, o una pequeña joya a la que le tengo un rollo especial que se llama Mandel, el de los libros, que tiene todos los ingredientes de lo que Zweig quiere contar. O la Carta de una Desconocida o las Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Libros que no solo son entretenidos, es que te meten en un clima muy determinado, en una manera de entender el mundo, en un tiempo, que te parece una auténtica cabronada que se tuviera que acabar. Hoy debería todo el mundo, al menos leer una página de algo que le guste, de algo que le de paz, que le de buen rollo, que le conforte y que le haga pensar. Y escribirlo ya sería la hostia. 

Lenin reta


No, es que si es tan así, pues que venga aquí y me lo diga. Porque esas cosas, ese tonito, esa especie de ponerte a respirar como diciendo, es que os lo voy a tener que decir yo porque no os enteráis, pues ese tonito, ese rollito, que venga y me lo diga aquí. Porque a lo mejor este es que no se ha enterado de que a lo mejor está ahí diciendo tonterías y hablando pavadas y creyéndose nosequé porque a mí me da la gana, vamos. Porque a mí me parece que este está más perdido que el barco del arroz y no se ha enterado de qué va la broma. Y encima me mete a mí por medio y por ahí yo ya no. Es que además, es como muy de no tener ni puñetera idea, ¿no? Es que mira, es que este tío, este tío que ahora va diciendo que si yo, que si la cago, que si por mi culpa, es que este tío no tiene ni puñetera idea, hombre. Es que llega un momento en el que ya te tienes que poner un poco serio y mira que yo no soy de ponerme serio. Porque a ver, si te vas a poner en plan idiota, pues te pones en plan idiota y ya está. Y si tienes que meter la pata hasta el corvejón porque es que has metido la pata hasta el corvejón, pues la metes y te inventas lo que sea, pero meterte conmigo así por la cara. Es que si eres tan valiente me gustaría verte aquí, venir aquí, levantar la manita, pedir la palabra y decir 'oye mira, camarada, es que me parece que no, me parece un error y esto te lo has sacado del forro'. Y yo igual pues me cago en toda tu generación. Porque no tienes ni idea ni del contexto ni de nada, ni de la ideología que había detrás. Ojo, que es peor, es que si la tienes encima y lo dices porque te cagas directamente en la ideología, entonces y es lo que digo, si tienes esa carita que tienes de saberlo todo, te vienes aquí y me lo dices. Qué listo. Ahora es muy listo. Ahora vas a tener que demostrar realmente lo listo que eres, porque igual te ponen mirando a Vladivostok en menos de lo que te das cuenta. Y entonces verás tú qué risa de descomunistización y de estatuas de Lenin y qué vas a enseñar tú. Pero qué vas a enseñar tú, Por el amor de Dios. Iba a decir eso de que no me quiero calentar, pero es que me tengo que calentar. Porque no puede ser de otra manera, que ya va mucho tiempo escuchando cosas y aguantando cosas y al final es que me llevan a sacar lo peor de mí. Es que de verdad. Tan valiente. Que venga aquí y me lo diga, hombre, que venga aquí y me lo diga.

lunes, 21 de febrero de 2022

Una a derechas


Si comenzamos ya intentando hacer un juego de palabras sobre el tema, ya denota que no nos lo estamos tomando en serio. ¿Nos lo estamos tomando en serio? Yo creo que no. Que seguimos mirando lo que pasa en la derecha española como si fuera una cosa de broma. Y no es ninguna broma. El estado de reconfiguración de la derecha española, de una derecha muy de derechas pero con quizás algún vínculo todavía con algo europeo, tenue, vago, igual una mierda todo, parece que se va al carajo. Y llega otra derecha que nos va a hacer reír mucho, pero mucho más, con sus exabruptos, sus pintas, sus majaradas, pero que va a tardar mucho menos en hacernos llorar. Pero nos vamos a reír. Porque somos así, somos de no verlo venir hasta que nos tenemos que ir del país. Ha pasado un fin de semana desde que estalló todo en la derecha y parece que vamos viendo algo de luz en el túnel, una solución, una salida. Ayuso parece que va a ganar, no va a conseguir todo, pero va a ganar y ganar significa que Casado y su gente se van a tener que ir. Y a la gente le hace gracia eso de decir que al final tiene que venir un gallego y poner orden. O igual no pone orden. Porque los gallegos que han gobernado en este país en los últimos nosecuantos años, orden no han puesto. Es ese mito que tenemos también que nos parece muy gracioso, porque en este país todo es tan gracioso, que dice que los políticos gallegos que no hacen nada ni se meten en política y que si tienen que fusilar fusilan o hacerse los tontos se lo hacen, pues son los que mejor nos conocen. Pero qué mierda es esta. Total, resumiendo, que no sabe uno. No sabe nada, como siempre. Las manifestaciones sorprendentes de personas con pancartas apoyando a la Ayuso aún a sabiendas de que ha hecho cosas que no, nos sorprenden pero menos, porque los catalanes de bien tenemos memoria y conocemos a Jordi Pujol y su caso Banca Catalana y ya sabemos que esto puede pasar. Y la historia puede repetirse, if you want it. Y así, nos encontramos con encuestas de voto que ponen a Vox por delante y a todos nos parece como uala, nen, pero como que no acabamos de ver dónde está el mal. Porque seguirá habiendo fútbol los fines de semana, todo será  más o menos igual, pero no habrá leyes de estas progres que no sirven para nada y que desmovilizan a la clase trabajadora. Supongo. No lo sé, porque uno qué va a saber. Ha pasado un fin de semana y no sé quién va ganando. Creo que va a perder Casado y no sabes si te tienes que arreglar o si ya todo nos queda un poco lejos. La gente. Ese elemento incomprensible. La gente. Que nos resulta un enigma. Saber qué piensa la gente y porqué la gente no piensa como nosotros, que es peor. Cómo puede ser. Cómo puede pasar. Es que tenemos lo que nos merecemos. Si vamos a llegar al final a esto, pues entonces a lo mejor sí que hay que ir pensando en plegar. 

viernes, 18 de febrero de 2022

Podría ser


¿Es esta ilustración una ilustración de Yenan o quizás es de otro Yenan? ¿Cuál es el Yenan de verdad? ¿el que pensamos que es el único de verdad o el otro? Da igual porque los dos son de verdad y los dos son. Es decir, que lo que venía a ser el motivo de este texto que era nada más que hacer suposiciones ya comienza de manera un poco mustia. Yo quería hacer una nueva enumeración de cosas que podrían ser y que a lo mejor ni son ni lo van a ser nunca. Puede que ni siquiera hayan sido. Iba a decir por ejemplo que, viendo las noticias sobre Rusia y Ucrania, pudiera ser que nada de lo que nos cuenten esté pasando. Que Rusia ya haya invadido a Ucrania. Que Rusia haya sido derrotada ya y que estemos viviendo una ficción. Que no se atreven a decir que Rusia no existe, por ejemplo. Que jamás han habido rusos. Pudiera ser que todo lo que está pasando en torno al tema de Madrid y el PP en Madrid, no fuera más que una pantomima y que esto en realidad fuera una cosa de acaparar la atención y así con el conflicto y la refriega dejar a un lado cualquier otra consideración. Esta teoría no es mía, es de mi amigo M. Yo no soy tan así, soy más convencional y todavía pienso que esto será más bien una pelea por el negocio. Pero no me atrevo a decir qué pasará. No me atreví ayer, aunque en realidad lo hice y dije que la Ayuso tenía cara de barra. Pero eso fue ayer y total, lo que escribí ayer es fácilmente desmentible y no queda constancia y la palabra desmentible tampoco existe y la estoy utilizando y qué pasa. En realidad qué pasa un poco con todo. Qué pasa con la vida que es viernes y pudiera ser que todo volviera de repente a un martes sin fin. A un miércoles vacío. Podría ser que nada de lo que estuvieras leyendo en este momento fuera más que un texto de miércoles. Un texto escrito para un estado de ánimo de día sin perspectiva y no para una gloriosa tarde de viernes. Viernes por la tarde. Seis de la tarde. Quizás el momento más excitante de la vida de cualquier ser humano que pueda disfrutar de un viernes por la tarde, claro. Antes, cuando eras joven. Antes, cuando los viernes por la tarde eran la puerta de algo. Qué podemos decir que no ya se haya dicho, inventado, sin que parezca una copia. Ahora mismo estoy intentando luchar de manera denodada contra la tentación de estar escribiendo un texto inspirado por una conversación de miércoles por la tarde. Una conversación en torno a unas lecturas, a un libro, a una manera de contar y no quisiera estar intentando hacer como que aquello pasó pero tampoco como que ya voy. Ahora mismo. Podría ser que buena parte de este texto no sea para nada salvable. Hay una posibilidad entre mil de que este texto se vaya a la mierda. Como un cuento ruso falso, como una película que no sabes contar, como cualquier otra cosa. 

jueves, 17 de febrero de 2022

Lady Madrid recoja sus cosas


La política es así y si no te gusta te puedes montar un equipo de fútbol sala y quedar con tus amigos los jueves por la tarde, echarte unas carreritas, marcar unos goles, te duchas y te vas a tomar unas cervezas. El fútbol sí que es así, pero la política no es así. La política es otra cosa. Quien venga a la política buscando amigos o amigas está completamente equivocado. Desconocíamos. Vamos a abrir un expediente informativo. Nos informamos. Nunca esperé que mi dirección. La familia es lo más importante que tenemos. La familia, amigos, un cargo, la ambición por llegar a lo más alto. La política, que no la ideología, si es que la ideología tiene algo que ver con esto, la política consiste poco menos que en esto. La política cuando hablamos de dinero, estamos hablando de dinero, ojo. Que usted oye política y se cree que todo son reuniones y comités y plataformas, pero no, es que estamos hablando de dinero, de micrófonos delante, de una bandera nacional detrás, de un traje, de corbatas, de cosas así que a usted y a mí quizás nos quedan un poco lejos. Recuerdo ahora cuando yo empecé a militar. Lo recuerdo casi todos los días. El primer día que dije que iría. Que bueno. La política. Una presidenta de comunidad que amenaza con romper el tablero de la derecha, se revuelve contra la dirección de su partido y ataca a la misma mientras que la dirección que la ve como una amenaza la atenaza para que plegue, por amenaza. Una amenaza y otra amenaza. Amenazas de poder. Una política que engarza con lo que se lleva por ahí fuera y una dirección que, no menos de derechas, ve que por ahí la cosa no puede ir bien. Y como buena familia que son, familia de las gangsteriles, resuelven las cosas como dios manda. Y se matarán entre ellos pero yo tengo una duda. Es decir. La duda es si la presidenta de la Comunidad de Mayuso, va a sobrevivir a esto, porque estábamos hablando de quien todos esperaban que fuera la cabeza visible de un partido absolutamente enloquecido con las nuevas formas de hacer política y con la amenaza de una extrema derecha que puede dejar muy atrás. Y el PP no deja de ser un partido que quiere poder pero quiere que nada se mueva. O no. No lo sé. Tampoco puedo saberlo todo. Solo veo que estoy viendo la tele y procesando todo lo que se está diciendo y no sé realmente a quién se le está poniendo cara de cadáver. No sé si le van a hacer la de la Cifuentes, si van a tener suficiente fuerza como para cepillarse a esta política que se estaba... calla. Que se trata del aparato, de la dirección del PP, no sé. Igual es que ya la tenían pillada y ha decidido apretar el botón nuclear y que sea lo que dios quiera. Y balón arriba a ver qué pasa. ¿No? Yo que sé. Es que esto de hacer de analista político sin decir nada, pues como que no. Que no es que no. Es que es un poco hablar por hablar. Rellenar un nuevo día. Hoy hablando de esto. Que si se hunde Ayuso, pues estará fenomenalmente hundida. Pero que... no sé. Que yo creo ahora mismo, a las cinco y pico ya casi las seis, que la Ayuso pues bye bye. Lady Madrid recoja sus cosas. 

miércoles, 16 de febrero de 2022

Interpretación de los sureños


Damantiev no era como nosotros. No era una persona seria, no era una persona trabajadora, no tenía una casa a la que volver después del trabajo, no se había casado y no tenía hijos y si los tenía no quería saber de ellos. Damantiev se quejaba del frío, se quejaba siempre de la nieve, de los hielos. Decía que, de donde él venía, el clima era mejor, el sol brillaba, las manos podían estar ocupadas tocando cosas y no resguardadas en los bolsillos. La vida, decía, era mejor. Un día, Shulapalov le dijo, cansado ya como todos de escuchar todas aquellas cosas y de verle siempre quejoso y orgulloso de su tierra, que podía volverse allí de donde venía cuando quisiera y que nadie entendía qué hacía entre nosotros si tan a disgusto estaba. Damantiev entonces calló, apuró el vaso de licor que le había servido la señora Vasilieva. Estábamos celebrando el santo del señor Vasiliev y la fiesta quedó como aliviada. Todos nos sentimos más seguros, contiuamos hablando de nuestras cosas, la cosecha, lo rápido que había crecido la pequeña Natasha y de los progresos del nuevo gobernador con la política de impuestos. Damantiev entonces desapareció un tiempo. Nadie sabía cómo había llegado hasta nosotros. Algunos decían y él no lo desmentía, que había venido porque un tío suyo había muerto y había heredado alguna posesión de tierras y se había desplazado desde el sur donde vivía para gestionarlas. Otros decían que simplemente era un empresario negociador que venía a hacer una gestión de traspaso de tierras y poco más. No nos gustaba. Al cabo de unos días, lo vimos de nuevo en una recepción que organizó la familia Titov. Vino con nosotros, se sentó a fumar y continuó hablando de su reciente viaje al sur. Rápidamente se desabrochó la camisa dejándonos ver su pecho oscurecido por el sol. Se había dejado crecer el pelo negro y gastaba unas patillas insultantes, frondosas, vitalísima. Shulapalov llegó entonces y rápidamente le inquirió a Damantiev que había vuelto. Finalmente, le dijo, algo tendrá esta tierra que no puede usted abandonarnos. Damantiev le contestó que lo único que había en aquellas tierras ya lo había facturado hacía tiempo y que su visita tenía otro contenido que se disponía a arreglar aquella misma noche. Nos asustamos tanto que sacamos a escondidas a Shulapalov de la casa de los Titov y durante mucho tiempo no volvimos a hacer fiestas ni a celebrar santos ni a dar ocasión de que Damantiev hiciera aquello que pensábamos que iba a hacer y que no hizo. Y si lo hizo... 

martes, 15 de febrero de 2022

Karpov


Un momento. Qué pasa ahí. Qué están jugando ahí. Qué estás haciendo. Mientras este está mirándose el libro y no es coña, que se está mirando el libro de verdad, como cuando aquel del Casti decía que miraba el libro mientras jugaba, me he tenido que fijar. Es que estáis ahí y me he tenido que fijar al final. Un momento. ¿Esto me ha pasado antes? ¿He tenido antes esta sensación de estar mirando esta misma partida? Me pasan tantas cosas a lo largo del día, de la semana y de la vida en general, que a veces pienso que lo estoy viviendo dos veces. Y no, no lo he vivido. Qué estáis moviendo, qué pasa. Qué pasa con la gente que también está nerviosa. Qué excitación con el ajedrez. Estamos viviendo una nueva era del ajedrez, de repente a todo el mundo le gusta el ajedrez y volvemos a ver a gente jugando en los bares al ajedrez. Yo me lo paso bien mirando. Antes no me gustaba mirar, pero ahora creo que disfruto más viendo jugar que jugando. Ser uno más de esos que no tienen la responsabilidad de mover, de decidir, y mirar, juzgar, sopesar lo que ha hecho el otro y pensar que tú lo hubieras hecho diferente o lo más normal, que es pensar que no tienes ni puñetera idea. No sabes ni moverlas. Ni colocarlas. Ni tentarlas. A ver, qué pasa ahí. Qué está haciendo este que parece que lo tiene tan seguro. Que no se fíe del calvert, que el calvert está como una cafetera, pero como te enganche te hace con el cerebro así y te lo descoloca como un cubo de Rubik. El otro día pasé por una tienda que tenían cubos de rubik, jamás supe jugar si es que se juega al cubo de rubik. No lo entiendo. No te fíes del calvert que ahí que lo ves que parece que le haya ido la pinza te está haciendo el lío en un segundo. Este con el libro no sé qué está haciendo. Tanto leer. Si te voy a crujir a ti también qué te crees, que estoy aquí con la tontuna, haciendo el pipas pero tengo el ojillo puesto en lo mío, que yo también te la voy a preparar fina. Venga calvert dale ya al notas este que parece que sabe mucho. Qué parece que es un listo. Ah, los listos. Y toda esta gente mirando como si estuviéramos en un corral de gallos. Se han gastado tres pesetas también estos en el escenario, mira qué vallas, y este ruido. Qué debe estar pasando por la cabeza del colega ahora. Es que daría yo que sé por saber de qué manera se lo va a crujir. Y que me explique luego el qué. Es más divertido que te lo expliquen que verlo.  

lunes, 14 de febrero de 2022

Elecciones en Castilla y León. Espiral de resistencia.


Seguimos resistiendo. Un abrazo para la gente de Castilla y León que ha hecho campaña en esa comunidad autónoma y que no ha visto premiado su esfuerzo con una respuesta mayor por parte de los votantes. Y hasta aquí. Dejemos de seguir resistiendo. Y dejemos de echarle la culpa a la gente. Dejemos de pensar que la gente es idiota. Dejemos de querer meter un vaso redondo en un cuadrado. Dejemos de tomarnos a broma las reivindicaciones territoriales. Dejemos de echarle la culpa al sistema. Dejemos de hablar de los medios de comunicación. Dejemos de plantear las campañas como si todo fuera imposible. Dejemos de tratar al monstruo sin mirar qué es el monstruo. Dejemos de apelar a los símbolos y las referencias de hace 50 o 60 años, ni siquiera las de hace 20 años, para tratar problemas de hoy. Dejemos de pensar que todo lo que pasa es culpa nuestra. Dejemos de pensar que todo lo que pasa es culpa de los demás. Dejemos de resistir, por favor. No resistamos más. Dejemos de considerarnos santos en vida, mirando por encima del hombro a la ciudadanía, a los trabajadores y trabajadoras, a los colectivos diversos, a las distintas luchas y a la gente que no lucha. Sobre todo, a la gente que no lucha, que no es activista, a la gente que no está con nuestra retórica. Dejemos de querer convertir a los partidos en lo que deberían ser los partidos o han sido los partidos. Dejemos de pensar que Podemos ahora mola porque se parece mucho a un partido. Dejemos de esperar al o a la mesías. Estoy escuchando la radio, dejemos ya de hablar del deep state, dejemos de creer en las teorías que lo vuelven todo tan difícil. Dejemos de pensar que Castilla y León, total, tampoco nos importa demasiado porque son gente de campo y a nosotros donde nos va la vida es donde hay clase trabajadora. Dejemos de considerar exclusivamente a la clase trabajadora que tenemos en la cabeza como una foto de los años 70. Dejemos de pensar que la gente es gilipollas. Dejemos de pensar que las cosas pasan de manera imprevista. Dejemos de ignorar cómo nos roban el lenguaje. Dejemos de reírnos de ellos, de su vestuario, de sus barbaridades, de sus barbaridades, de sus barbaridades. Dejemos de pensar en que todo se basa en resistir ante el avance del monstruo. Dejemos de decir que la democracia esto o lo otro por este resultado electoral después de unas elecciones democráticas donde no te han votado o no te han querido votar. Dejemos de ignorar que hay quien piensa que ya no cambiamos nada y que solo se cambia desde otros ámbitos. Dejemos de hablar de lo que hace la extrema derecha y lo que va a hacer y hagamos nosotros cosas de izquierdas cuando estemos ahí. Y si no podemos, qué pasa. Y si no podemos hacer todo lo que queremos, qué pasa. Y si para poder hacer un 15% de lo que decimos tenemos que ser bloque con un partido que no defiende ni un 5% de lo que proponemos, qué pasa. No es el momento de hacer una reflexión. Es el momento de dejar de hacer reflexiones para llegar al mismo sitio. Dejemos de resistir. Avancemos. Superémoslo. Hagamos cosas de izquierdas, pero cosas que la gente entienda, tangibles, expliquemos donde podamos que hacemos cosas, que no solo hablamos y nos lamentamos de que la gente, esa gente, esa maldita gente, no nos vota. Preguntémonos qué es lo que ven los jóvenes, los que tienen miedo, los que son indiferentes a la política, los que ya lo tienen todo hecho en la vida y temen porque se lo vayan a quitar enemigos que no conocen. Preguntémonos porqué suma decir que en Castilla y León no va a gobernar ERC y en Catalunya suma el Puta Espanya. Preguntémonos si merece la pena seguir preguntándonos cosas que solo interesan al canal nostalgia. Preguntémonos por las efemérides. Preguntémonos por los referentes históricos. Preguntémonos porqué la gente que votaba a los partidos grandes ya no vota lo que esperamos. Preguntémonos si todo ha de pasar por el voto. Preguntémonos qué problemas tenemos y con quien tenemos que seguir contando y con quién ya no merece la pena seguir arrastrando la bandera. Preguntémonos y contestémonos claramente. Las elecciones en Castilla y León nos han ido como el culo y ahora tocará acelerar lo que parece que todavía estaba en pañales. Ya no por nosotros y mantener los espacios pequeños o grandes de poder que todavía tenemos, sino por nosotros, por la gente a la que decimos representar si es que sabemos quiénes son. En definitiva, otro artículo más. 

domingo, 13 de febrero de 2022

Al tito Basilio



Primo, vamos. Una vez, hace muchos años, mi padre se jodió la rodilla jugando a fútbol con el equipo de la Telefónica. Con escayola y muletas. Hace muchos años, una noche, mi tito Basilio llamó por teléfono a mi padre y le dijo que ya que él era pintor, que les tenía que ayudar, que iban a pintar un mural y necesitaban de alguien que les supervisase. Pero primo, que yo pinto cuadros, que yo de pintar un mural no tengo ni puta idea. Es igual, primo, tú te vienes y ya está. Y me acuerdo que vino a por mi padre desde Ciudad Badía con el 127, metió a mi padre en el coche y yo me fui con ellos. Y mi padre apoyado en las muletas yo que sé lo que les iba diciendo. Era invierno. Cómo corría el 127 verde hacia aquella pared. No sé de qué sería el mural. Del PTE, de la CSUT, yo que sé. Mi padre solo tenía que escuchar el 'Primo, vamos a...' y aunque rezongara un poco, acababa yendo con su primo donde hiciera falta. El tito Basilio y mi padre, juntos siempre que pudieron. El tito Basilio, padrino de mi hermano. Mi tito Basilio que era vecino de uno de los Bordón 4 y vivía en Ciudad Badía y o venían ellos o íbamos nosotros a verlos. Mi tito Basilio que se fue de allí para volver para abajo, primo, tú qué haces que no te vienes también. Se fueron a Baza y se volvían a ver en Vilches. En cuanto se localizaban ya no se separaban. A primera hora de la mañana el tito Basilio llamaba a la puerta. Isabel, dónde está mi primo. Y se iban. La pareja del mimbre. A tomar café, a por espárragos, primo vamos a por hongos, ¿Toni tú no te vienes? Mi padre y el tito Basilio yendo a echar la postura. Yo y mi padre yendo a por alguna cosa, algo que hubiera que comprar y cuando ya se acababa el encargo me decía 'vamos a ver si vemos a Busi', y si lo encontrábamos pues ya estaba liada. Y comenzaba la retahíla, el repaso, el cabrón de Felipe González, los socialistas que ya no eran socialistas, los fascistas, aquel, el otro, el de más allá, pero en alto, nada de criticar por lo bajini, no, en alto, que lo escuche la gente, que ya estaban allí los dos Molinas, Basilio el Lagarto y Paquito el Lagarto que no le gustaba que le dijeran lagarto pero como iba siempre con Basilio cómo no iba a ser lagarto si eran primos. Pero es que eran primos casi de milagro, casi porque se decían primos y se querían lo más. No sé realmente cuál era el parentesco, si mi abuelo y su padre eran primos segundos o yo que sé. Casi no nos tocamos nada, aunque fueran primos y Molina. Basilio Molina. Mi tito Basilio y mi padre hicieron la mili juntos en Mallorca. Qué fotos de los dos gañanes, ahí sueltos en Palma de Mallorca en el año del señor de 1970 o 71. Los dos primos, que se metieron en Telefónica juntos, que cayeron en Barcelona junto con otros vilcheños y vilcheñas que se juntaban cada fin de semana o en el Polideportivo o en la casa de alguien y nos educaron en muchas cosas que no sé si aprendimos bien. Aquella vez que fuimos a una manifestación a Madrid y nos encontramos con él. Mi padre iba a las manifestaciones pero siempre tenía una cosa mejor que hacer además de la manifestación. Ir al Prado o verse con el tito Basilio que venía desde Baza. Aquel día que nos fuimos a comer por Madrid con la gente del sindicato. Las comidas de los telefónicos en Vilches que terminaban en la casa o en la cueva de alguien, hasta las mil, bailando y contando chistes y no había fin. El tito Basilio no jugaba al tenis, ni al fútbol, ni nada. A él le gustaba ir al campo, te traía un par de conejos por la mañana, te traía un manojo de espárragos, el tito Basilio era de las mejores personas que podremos encontrar nunca. Aquella vez que nos quiso vender la casa de la calle Pastores, te la dejo por... joer Toni. Tú quieres una casa yo te la vendo. El tito Basilio que no quiso venir a ver a mi padre cuando mi padre se puso malo, porque no podía aguantarse las lágrimas, no podía dejar de llorar. El tito Basilio que no podía aguantarse las lágrimas cuando nos veía por el pueblo una vez que mi padre murió. Tito, vente a casa un día para desayunar allí con la Isabel. Jamás. Se quedaba callado, se le iban las lágrimas y ya no decía nada. Este verano lo vimos mucho. Siempre con el polillo rojo. Con esa cara de buena gente. Con su llavero de Izquierda Unida, siempre. Ya no te decía 'que me espera la Loli que tengo que ir a comer'. Ya no decía nada. Tito vente. Y no se vino nunca. Lo veíamos en la plaza, con su vino blanco con casera, o sin casera. Le saludabas y hablabas con él, pero estaba tan triste que no podía. ¿Cómo puede una persona tan buena gente estar tan infinitamente triste? 

Ayer mi prima Ana me envió un mensaje, que el tito se había muerto. No hay Dios en el cielo ni mierda. Pero en algún sitio, en alguna parte, mi padre y él estarán ahí, encontrándose, primo ámonos, y con cuatro tonterías pasarán el ratico tan a gusto. Hoy y siempre, grande el tito Basilio, lagarto. 

viernes, 11 de febrero de 2022

Josefina - Javier Marco


Hay películas. Y esta es de esas películas. Películas que ya desde el principio sabes que no van a ser películas como las otras. Películas que son especiales por el mero hecho de contar algo normal. Algo tan normal como que dos personas se gusten. 'Se gusten' es una manera muy estúpida de decirlo. Dos personas entre las que surge algo. Algo tan intrascendente como una mirada en un autobús, la casualidad, la necesidad. Esta es una de esas películas que va de algo absolutamente normal y está contada con esa especie de toque que tienen algunas películas españolas donde se es capaz de hacer algo prodigioso precisamente evitando la estridencia, la gracia, el exceso de verborrea que se nos presupone. Una película que no se entiende sin sus dos protagonistas, la excelsa Emma Suárez y el fenómeno absoluto de Roberto Álamo. Justo hacía unos días que había vuelto a ver ese exceso de violencia que es su personaje en Que Dios nos perdone cuando aparece en este papel representando todo lo contrario. Una persona que parece incapaz de nada, salvo de hacer lo que haga falta por acercarse a alguien que le ha llamado la atención y que, por lo que sea, no puede hacerlo abiertamente. Y ella, una madre que va a ver a su hijo encarcelado y que tiene a su marido paralizado en la cama, todo el catálogo de desgracias recogido en un rostro que quiere pero que no puede. Para colmo de cosas, es la primera película de su director, Javier Marco. Y así transcurre una película de esas mínimas, de esas que ya te lo están diciendo todo, donde tú mismo tienes que hacerte la composición de lo que se sabe, lo que no se sabe y lo que cada uno de los personajes quiere saber. Vamos, un peliculón. Pero qué sabré yo. 

jueves, 10 de febrero de 2022

Bertolt Brecht


Bertolt Brecht nació en Alemania y murió en la República Democrática Alemana. Bertolt Brecht escribió obras de teatro, compuso poemas y fue una persona políticamente comprometida. Bertolt Brecht también escribió letras para canciones. Bertolt Brecht dejó algunas frases célebres. Muchas de esas frases célebres se utilizan continuamente por parte de todo tipo de personas a las que les gusta recurrir a las frases célebres, a las citas, a lo que otros han comentado o reflexionado para darle un poco de lustre a sus propios pensamientos. Bertolt Brecht era una persona política. Aunque también decía que había que entretener. Bertolt Brecht tuvo un grupo de teatro en Berlin. Un grupo de teatro de esos emblemáticos y cada gran dramaturgo de nuestro tiempo ha tenido uno. Bertolt Brecht fue colaborador de Kurt Weil y de Lotte Lenya, la pareja de compositor y cantante que popularizaron esas canciones de cabaret pero que no son solo canciones de cabaret, muchas de ellas con las letras de Bertolt Brecht. Bertolt Brecht fue el autor de esa frase tan manida y que tanta rabia me da de los imprescindibles. Esa que dice que hay personas que son imprescindibles, sobre todo en los partidos políticos. En los movimientos. Los imprescindibles. Qué miedo ser imprescindible. También es autor de ese poema del primero vinieron a por los tal, y no dije nada. Ese poema, cuántas veces nos lo habrán pasado por la cara en los últimos tiempos. No dijimos nada. Ahora que vienen a por nosotros qué decís. Y eso. Bertolt Brecht fumando un puro. Bertolt Brecht con gafas y sin gafas. Bertolt Brecht y esa frase que decía que la libertad sin pan o primero el pan y luego la libertad o algo así. Bertolt Brecht y Alemania. La irresistible ascensión de Arturo Uy. Bertolt Brecht y esa otra frase que dice que el arte no debe ser un espejo de la realidad sino un martillo para transformarla. Esa frase me gusta, fíjate. Porque no siempre hay que pensar de manera original, también hay que remitirse a los clásicos. Bertolt Brecht como un clásico. Eso tiene algo de gracia. El rostro ese que se dibuja al final de la película Cabaret, cuando poco a poco va apareciendo la esvástica. En el cumpleaños de Bertolt Brecht, tus amigos te deseamos que tengas una buena tarde. El teatro comprometido. Películas con mensaje. Poemas con mensaje. Bertolt Brecht posando frente a un piano. Bertolt Brecht componiendo su poema sobre Baal. 

¿Has dicho Baal?

martes, 8 de febrero de 2022

Clave K - Margarita Rivière


Este libro ya te lo has leído. Este libro ya lo has visto por la tele. De hecho, este libro ya te lo has vivido. Este libro es la vida política de la Catalunya de los años 80 hasta nuestros días aunque se detenga en el incendio de ese Gran Teatro que es el Liceo. Este libro ya te lo has leído en forma de documento no novelado como fue el libro de Jordi Amat 'El hijo del chófer', donde se contaba la historia y vida de Alfons Quintà. Este libro es esa misma historia, pero en forma de novela. Y no es un documento periodístico porque los nombres están cambiados, porque hay personajes que no tienen exactamente la misma trayectoria aunque sí que son perfectamente reconocibles pero podría serlo. Este libro se publicó 15 años después de haberse escrito, porque alguien consideró que no. Luego ya se pudo. Porque este libro cuenta lo que se ve y se ha vivido en Catalunya y algunos han contado, otros no. En este libro Margarita Rivière, con poca sutileza si eres de aquí, supongo que si eres sueco verás la historia y no sabrás relacionar nada o poca cosa, lo que fue el encumbramiento del nacionalismo conservador catalán a los cielos y cómo su presencia y su influjo nos sigue iluminando cada día y sigue siendo el crisol por el que miramos y contemplamos una realidad que no se entiende sin lo que sucedió en esos primeros años de pujolismo. Pujolismo, ya lo he dicho. Margarita Rivière, periodista insigne, no esconde cuál es su visión de las cosas, simplemente expone lo que se vio desde la parte que no entró en la rueda y que, tampoco, pudo pararla. Ojo a esto también. Tampoco nosotros. El nacionalismo conservador como referente ideológico, cultural, de pensamiento, de creación de una identidad, de quiénes son y quienes no somos ni seremos nunca, el nacionalismo conservador como generador de todo en mayor o menor medida. El nacionalismo conservador como recta vía de la que no hay que desviarse. Reivindicativo y moderado, siempre a la contra sin cambiar nada, excluyente con una sonrisa, integrador pero con unas normas de adhesión muy estrictas. Una historia que ya conoces, que ya has visto en la tele, que has escuchado en la radio, que has leído en la prensa. Una historia que no por sabida no es menos interesante porque nos enseña cómo se maneja a la gente, cómo se la intimida, cómo se la anula, cómo se impone un relato. Y no hicieron falta ni redes sociales, ni virales, ni muchos canales. Solo hacía falta dinero. Siempre ha hecho falta dinero. Y tener pocos escrúpulos. Un libro que ya hemos leído y que seguimos escribiendo. 

lunes, 7 de febrero de 2022

Cante


 Y baile. Pero poco. Eso me dijo. Que él había sido figura del cante y que de vez en cuando era de esos que le da el arranque y se coge así la chaqueta y da cuatro patadas y ya. A la gente eso le gusta. Que le armes un sarao así como improvisado, que no se espere que tú, que eres de cante seas también de baile. Me contaba todas esas cosas mientras yo esperaba a que llegaras y cuando llegaste me dio cosa decirle que se podía quedar con nosotros. Sé que a ti no te importa que nos relacionemos con desconocidos, pero aquella vez me dio reparo. Porque pertenecía a otro mundo, con su sombrero ladeado, su pequeño, finísimo, minúsculo, vasito que sorbía de a poquitos y que contenía lo que yo creía que era manzanilla, aunque en aquel bar yo jamás vi a nadie pedir manzanilla. Eran las dos de la madrugada y sonaba uno de esos grupos oscuritos que nos gustan y sobre los que siempre le acabamos preguntando al camarero. Aquella noche, se me acercó mientras me tomaba una birra porque había quedado contigo allí un poco a la correprisa porque ambos estábamos con otra gente y nos escapábamos. Estábamos empezando entonces y hacíamos esas cosas. Y él se me acercó y me dijo que las noches son el territorio de la magia y del embrujo. Le dije que sí, porque estaba yo en una nube y esas cosas me afectaban. Y entonces se puso a cantar. Me gusta el flamenco y no lo ví venir porque pensé que con aquel aspecto, el sombrero ladeado, repeinado, creí que era más personaje que venía de la Rambla o de algún barecito descarriado que otra cosa pero no, que se puso a cantar. Y no reconocí el cante porque me gusta, claro, el flamenco, pero como al que le gusta qué te diría yo, sin distinguir. Y el camarero dijo 'bien, Pepe, bien'. Y hizo así como el ademán de la chaqueta de recogérsela y dos pataditas así al aire y me dijo eso. Que él era de cante y de baile pero poco. Y justo llegaste tú. Y el hombre creo que se asustó al verte y aunque pareció que podría ser interesante impresionarte con un diálogo con aquel hombre sobre flamenco y la noche y su embrujo, no pudo ser. No lo volvimos a ver. Tu ya no te acordarás. 

domingo, 6 de febrero de 2022

Party


Nunca pasa nada. No está pasándonos a nosotros. La intrascendencia de ir de un punto al otro de la ciudad. Somos una ciudad pequeña, los trayectos no dan para mucho. Una pareja se está tomando una lata de cerveza compartida en la puerta de un supermercado. No son mayores pero ya no son jóvenes. Un poco más allá otra pareja se está tomando una cerveza en la terraza del bar. Un grupo cruza por la avenida, son varias parejas y todas visten de negro. Chaquetones negros, mallas negras, pelo negro, chándal negro. Hablan a voces. En la puerta de una tienda de empeños hay gente que siempre está fumando. Hay quien mira las cosas que están a la venta y quien está allí, fumando, esperando. Siempre hay una caca de perro en el suelo. O una meada copiosa en un rincón. Mientras el dueño y el perro avanzan tranquilamente por la misma acera, tranquilamente, no ha pasado nada. Unos chavales jóvenes discuten entre ellos, llevan un carrito de la compra y una barra de hierro. Las calles que bajan al río son más frías que ninguna otra calle que uno pueda imaginar. Hay una persona que duerme en la puerta del ambulatorio desde hace meses, en un saco de dormir. Supongo que debe ser una persona que está controlada y allí duerme porque no debe haber otra manera. Todo el invierno durmiendo en la puerta del ambulatorio. Una pareja llega a una terraza, la mujer no habla, el hombre le pregunta qué va a querer, la mujer no habla, les atienden, él pide, ella no dice nada. Un cochazo en la puerta del callejón. Un cochazo enorme, negro. Paso a su lado y el conductor, que está fuera, me mira con desconfianza. El coche debe ser muy nuevo, tiene la parte de atrás abierta, están descargando. No soy de ese callejón. Qué miedo. Somos una ciudad pequeña y nos conocemos todos. En las puertas de los bares la gente habla. Se hacen compras en domingo. Se agradecen las horas de sol. Pero este fin de semana se ha nublado y ha sido gris. Todavía hay gente que fuma y cuando el humo te llega sientes como que te trasladas a otra época. Todavía hay gente que se tiñe el pelo de rubio pollo. En el Instagram la policía ha vuelto a hacer algo. Discutimos qué nos va a pasar a partir del mes de mayo. Dónde vamos a ir. Nos quedaremos encerrados en casa. El otro día una furgoneta tuvo que hacer como tres o cuatro maniobras para poder aparcar. Era una furgoneta gigantesca. Pero terminó aparcando. Por las mañanas llega gente que cruza el puente con sus monopatines eléctricos. Las mañanas ya son menos frías. Dentro de nada miraremos con desagrado los suéters y cogeremos frío y nos pondremos malos. En la plaza a las seis de la tarde no se puede caminar entre los niños con sus padres. Hay gente sentada en las terrazas incluso cuando está a punto de nevar. Un grupo de chavales han puesto un altavoz y se montan su propia fiesta. Su party. Hablan en un idioma que no entiendo. 

jueves, 3 de febrero de 2022

La enemiga

Básicamente. Esta persona de la fotografía es la enemiga. No se crean el rollo de que la Reforma laboral no es lo que se prometió, que no llega ni a reformita, que pudiendo hacer otra cosa nos hemos quedado en nada. No vayan por ahí. Esta persona de la fotografía que preside este texto es la causa. La presencia de un personaje que amenaza con mantener la fuerza e incluso incrementarla e incluso forjar alianzas con otras fuerzas de la izquierda ha sido puesta en el punto de mira por quien, naturalmente, ve en esto una amenaza. Ya no me refiero a la izquierda que aspira a otra cosa, otra cosa que un día llegará pero que mientras llega..., no. No me refiero a esa izquierda ni a esos sindicatos que representan a quienes ni quieren ni necesitan de ninguna manera claudicar ante nada ni ante nadie por sus presupuestos ideológicos. Naturalmente, esos no. Yo me refiero a esa izquierda, sobre todo izquierda nacional o territorial, que ve que esa nueva imagen que ya no es la de Pablo Iglesias y que tiene esa buena imagen que da tanto pavor, esa izquierda que pensando exactamente igual que nosotros, algunos más escorados hacia la derecha como ERC, otros a una pretendida izquierda que ya tampoco es lo que era como EH Bildu y el BNG que sería una síntesis de todas ellas, no perderá la oportunidad de comenzar a segarnos la hierba bajo los pies. Nos lo pueden pintar de obrerismo como Rufián, haciendo alarde de conocimiento del medio, de cómo se siente el extrarradio y toda esa comedia, o con las citas célebres de Pasionaria y Anguita de Matute. Nos lo pueden hacer ver cómo que es una reforma que no llega a lo que prometimos, pero es la reforma que hemos conseguido después de negociar con unos y con otros. Una reforma que significa que la curva que iba para abajo se para y comienza a ir para arriba en lo que a derechos laborales se refiere. Qué es lo que tenemos si no tenemos esto. Lo que ya teníamos. Votar que no porque podríamos haber tenido más es no conocer o querer desconocerlo o emplearlo como una mera excusa para no dar apoyo a una reforma que nadie puede considerar que sea lesiva para los intereses de los trabajadores. No es la revolución rusa. No es darle la vuelta como un calcetín a la cosa. Claro que no lo es. Pero por algún sitio habrá que empezar. Lo que pasa es que es lo que pasa. Que aquí todos juegan y jugamos a un juego que en muchas ocasiones no tiene tanto que ver con lo que se vota realmente como con lo que pasa si tal o cual asoma demasiado la cabeza. Y ya sabemos que Yolanda Díaz, realmente no le interesa a nadie. Bueno, le puede interesar a mucha gente. Pero que no me pisen el cortijo. Así que vemos gente que gobierna con Canadell diciendo que la reforma laboral es poco ambiciosa. Vemos gente que ha hecho president a Torra diciendo que somos traidores a la clase trabajadora. Vemos y leemos todas esas cosas y se nos cae la cara de vergüenza, porque no está lejos el día en el que la gente se aburra de los tacticismos y de no saber entender que tenemos que tener victorias en algún momento o vendrán otros y nos pondrán su victoria encima de la mesa y entonces no habrá ni reforma laboral ni espacio para poder hacer otra cosa que decir sí claro. Por supuesto. 

En definitiva. Lo que hemos visto hoy ha sido la aprobación de una reforma laboral, pero algo se ha roto. Y no estamos para romper cosas. 

miércoles, 2 de febrero de 2022

Crónica del #Plegramenet de Enero. Dimitri.


Dicen que es un nombre ruso. Dicen que para dedicarte, entrar, participar, estar en la política tienes que tener una coraza, una armadura, una especie de escudo, has de tener una piel especial, una capacidad para dar y para recibir, que la política son estacazos, garrotazos, dimes y diretes, estupendas polémicas bizantinas sobre asuntos que muchas veces están muy lejos de lo que al común de los mortales le interesa y otras veces cosas subterráneas, imposibles de creer para quien está lejos y es también común de los mortales. Dicen que la política al común de los mortales no les interesa, no les puede llegar a interesar nunca. Que los que se dedican, los que nos dedicamos, yo me dedico, a esto de la política estamos tan lejos de la gente, nos convertimos en otras cosas, en cosas que se mueven y se desenvuelven pensando en cosas que van más allá de lo que ven los comunes de los mortales. Que si te estamos diciendo buenos días es porque te estamos queriendo decir buenos días me interesa decirte buenos días para que veas que estoy por ti, me interesa estar cerca de ti, que me vean contigo, que te sientas escuchado por mí, te puedo ayudar mejor que otro, te puedo ofrecer esto y te puedo ofrecer lo otro, vente conmigo, sal en mi vídeo, participa en tal cosa, que estás conmigo, que te tengo, buenos días. Dicen que los que nos dedicamos a la política, bajo la promesa de dedicarnos a mejorar la vida de los demás y todas las frases gastadas y ridículas que se nos ocurran, en realidad lo que estamos intentando es satisfacer otra serie de apetitos, carencias, autoestimas, ansias, yo que sé. Dicen muchas cosas sobre la gente que nos dedicamos a la política y muy pocas de ellas son buenas. Sobre todo porque pocas veces opinamos de los políticos de uno u otro signo con un mínimo de imparcialidad y si es del rival lo hacemos mal y si es de los nuestros lo hacemos medio regu porque no vaya a ser que se lo crea mucho. Lo peor que puede pasar es que se lo crea mucho, que se piense algo, que de demasiados abrazos, que alguien lo nombre y diga, es muy bueno, es una chica majísima, y a ti se te lleven los demonios, todos los demonios, los suyos, los tuyos, los ajenos, la mismísima totalidad de los demonios. Dicen que los políticos no tenemos corazón. Dicen que para dedicarte a la política has de ser una persona que sea capaz de olvidar que hay otra vida, que los amigos dejan de serlo, que no hay horarios, que te verás diciéndole cielo a quien antes no tenías el gusto ni de acercarte, de jugarte el prestigio adquirido aquí o allí e incluso siendo un mártir de la causa por otra causa de rango sensiblemente inferior. Dicen que para dedicarte a la política has de ser de una pasta especial. De esa pasta que es más cara que la pasta de marca blanca. De esa pasta que no viene envasada en el típico envase de pasta sino que viene casi sin nada en la bolsa. De ese tipo de pasta. Dicen que para dedicarte a la política debes saber que no hay amigos. Que la frase 'al suelo que vienen los nuestros', la debes llevar tatuada en el pensamiento. Dicen que la política es maravillosa, como una droga, que no puedes dejar de participar porque ese parecer que estás realmente haciendo algo y que ese algo se traduce en otra cosa te convierte en alguien diferente. Si eras una persona tal serás luego pascual. Dicen que para dedicarte a la política debes estar dispuesto a entrar a cuchillo en una reunión y cagarte en dios y en la virgen porque las cosas no están yendo como tú que eres el que verdaderamente lo sabes, lo conoces y lo sientes, deberían ir. Dicen que para estar en política debes dejar de lado todo eso de los cuidados y de las zonas de confort. Dicen que para estar en política debes mandar a la mierda toda esa mierda. Ahora no sé qué estaba diciendo, me he perdido un poco. Dicen que no hay que tener corazón y la Nuri lo tiene. Dicen que para estar en política hay que ser de esa manera y la Nuri no era así. No es así. Y nos jodemos todos. Estoy seguro que esa foto es del Dani. Y de otro tiempo. Casi de otro país. 

martes, 1 de febrero de 2022

Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla - Steven Forti


Ayer pasó lo siguiente: resulta que un grupo de matones, teóricamente ganaderos con explotaciones en la localidad murciana de Lorca, asaltan el Ayuntamiento porque en el Pleno Municipal se iban a establecer una serie de normativas para que esas granjas no estuvieran al lado de la ciudad. Esto ya se hizo por ejemplo en el pueblo de mis padres. Un gobierno de izquierdas lo llevó a cabo. Aquí lo estaba proponiendo un gobierno del PSOE y se iba a votar. Los propietarios se niegan y deciden asaltar el pleno. Las imágenes ponen los pelos de punta. Esa sensación de impunidad, de autoridad que desprenden los exaltados. Hacen lo que quieren. La policía está pero no interviene con esa dureza que se espera ante unos exaltados. Bueno, esto básicamente es fascismo. Fascismo original. Matones al servicio de los intereses de las grandes fortunas, dispuestos a emplear la violencia para proteger sus intereses y establecer un orden diferente del democrático, un orden que no es revolucionario, que es reaccionario. Creo que es más que claro. Parecería que esto lo ve todo el mundo. Pero no. Porque un conocido me interpela en Twitter para decirme que banalizo el fascismo, que niego el derecho a la protesta. Este conocido representa a una cierta izquierda catalana que ha hecho de la protesta y de la ruptura una razón de ser. Y esa ruptura da igual cómo sea, lo importante es que sea. Que entonces todo es fascismo, que el Benidorm Fest es fascismo. Ya sé lo que me quiere decir y a dónde me quiere llevar, así que corto rápido el tema. Si ni siquiera vemos que lo de Lorca es fascismo, estamos metidos en un buen lío.

El libro de Steven Forti, Extrema Derecha 2.0., nos quiere explicar las diferencias entre el fascismo, este fascismo matonil que conocemos de los años 20, 30 y en España hasta los años 70 con la nueva extrema derecha. Las diferencias de concepto, de aprovechamiento de los medios, de no querer conquistar el poder por la fuerza, a golpes, sino con otros golpes, democráticamente, con los votos y si no se conquista propiamente con los votos se conquista de otra manera, sin gobernar, sin mandar, simplemente condicionando todo lo que pasa. No se pretende tanto tener el poder, los resortes del poder, que también, sino condicionar las políticas, lo que se piensa, lo que se dice, las maneras de expresarse sin complejos, sin miedo, completamente libres de expresar y sentir su derechismo, su reaccionarismo, su barbarie, pero disfrazándola de modernidad, de ruptura, de revolución, de conceptos que acerquen esa reacción a quien pueda sentirse ajeno a ella, que la haga atractiva, que sume o bien que mantenga fieles a los adeptos de siempre. 

Es un libro que de manera resumida expone lo que ya se apuntaba en el libro de Ferran Gallego sobre neofascismos, o en el propio libro de Steven Forti junto al gran Veiga y otros Patriotas Indignados. Aquí aparece todo más sintetizado, más claro, e incluso se recoge un pequeño manual para combatir esto que nos parece inevitable, el ascenso de la extrema derecha. E incluso la fascinación que ejerce esta extrema derecha popular o incluso 'obrerista' entre cierta gente que piensa que la izquierda ha perdido el rumbo y que habría que volver a unos orígenes que posiblemente jamás existieron de la manera que algunos imaginan. 

Un libro que expone claramente que lo que estamos viendo no es inevitable, se puede solucionar, se debe solucionar, y se supone que debemos ponernos manos a la obra desde las conversaciones callejeras, al tratamiento de los medios, a la gestión de las redes sociales, a conocer al enemigo. Conocerlo. Saber qué es. Y no pretender ver en los fascistas unos supuestos aliados de algo o que comparten con uno estrategias, métodos o un enemigo común. Si la democracia es tu enemigo porque quieres establecer un sistema socialista y te parece que lo que hacen los fachas en Lorca es lo que tú harías, no te quiero a mi lado. Y sin embargo, necesitamos a mucha gente al lado, mucha gente y sobre todo gente conservadora, de derechas, para poder combatir al monstruo.

Ya no digo más. Pillen el libro, lean y discutan sobre el tema, que siempre se saca algo.